Wild & Wise: Bleeding Day - Parte II

PARTE II

23/07/15 (07:40h)

(AMELIA)

“Señores pasajeros, en 5 minutos comenzará el aterrizaje en el JFK. El tiempo está despejado y disfrutaran de unos agradables 24 grados cuando aterricemos. Por favor, no se olviden de recoger todas su cosas antes de bajar y esperamos que vuelvan a volar con nosotros muy pronto…”

Al mensaje le siguió el pitido que activaba la iluminación de la imagen de “abróchense los cinturones”. Sin embargo, por mucho que lo intentará el maldito cinturón no se cerraba. Mis manos temblaban mientras intentaba no ponerme a llorar en pleno avión.

- Tranquila… - Me susurró Jackie en mi oído. Noté como sus manos se ponían sobre las mías, ayudándome al fin a ponerme el cinturón. Casi lloré de alivio cuando Su mano derecha se quedó estrechando la mía. – Aun no sabemos qué ha pasado… no saquemos conclusiones precipitadas… - Dijo intentando tranquilizarme con la voz calmada. Sin embargo, podía ver con claridad como en contraste con la mano suave que sujetaba la mía, la otro estaba cerrada con fuerza… preparada para golpear cualquier cosa. Inclinándome un poco, coloqué mi mano libre sobre su puño, acariciándolo con suavidad.

- Lo sé… pero eso no quita que estemos preocupadas… ¿Verdad? – Jackie me miró con ojos culpables y asintió, aceptando agradecida también mi tacto.

En ninguno de los 20 minutos que duró en aterrizaje nuestras manos se separaron…

***

Nada más salir por las puertas del aeropuerto, vimos el coche de Logan esperando por nosotras. Melinda también estaba fuera del coche. Tenía los ojos rojos y marcas visibles de no haber dormido en toda la noche. Casi al instante, la abracé con fuerza mientras Logan y Jackie hacían lo mismo, intercambiando información en susurros rápidos. Una vez dentro del coche, no pude contenerme más.

- Alguna de vosotras podría decirme por favor, ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Taylor? – Logan miró de reojo a Jackie, sentada a su lado en el asiento del copiloto. Fue Melinda la que me respondió.

- Taylor está en el piso aún… el compañero de Tori en el cuerpo está con ella… Nadie más lo sabe…

- ¿Cómo qué nadie más lo sabe? ¿Qué demonios ha pasado? Lo único que nos dijo Taylor fue que viniéramos lo antes posible… Que Tori… ya no estaba… Dime… ella está…

- Aún no. – Respondió Logan escuetamente. – Será mejor que esperéis a verlo por vosotras mismas…

Y así sin más, continuamos el viaje en silencio… 40 minutos después llegamos frente a un bloque de pisos muy común cerca de Greenwich Village, a unos minutos del Washington Square Park. Impaciente, salí del coche y entré en el bloque de pisos, subiendo las escaleras de dos en dos hasta llegar al primer piso. Llamé a la puerta de Taylor con golpes suaves pero insistentes y casi saqué mi arma al ver al alto hombre que abrió la puerta.

- Identifíquese. – Pidió el hombre, con voz amable pero firme.

- Amelia Wise. ¿Dónde está Taylor? – Pregunté impaciente, intentando pasar… pero el hombre me lo impidió.

- ¿Amelia? – Escuché la voz temblorosa de Taylor detrás del hombre. – Peter… es una amiga… - Al instante, el hombre se apartó y me dejó pasar, encontrándome a Taylor sentada en el sofá, con un portátil delante de ella… absorta por lo que estaba viendo… Entonces vi el mensaje en sangre en la pared.

- ¿Qué…? – Comencé, asustada. Entonces, después de dar una última mirada al portátil, Taylor se levantó y vino hacia mí. Abrazándome con fuerza. Taylor estaba destrozada… se notaba que había estado llorando toda la noche y su cuerpo no paraba de temblar. – Shh cariño… no te preocupes… Por favor… dime lo que ha pasado… - Taylor se apartó un poco, y tras intentar varias veces calmarse para hablar, miró al hombre que había llamado Peter, y él rápidamente vino hacia mí, después de dejar pasar a las demás.

- Ven. Yo os lo explicaré. – Reticente. Solté a Taylor, que volvió a sentarse delante del ordenador, acariciándolo con el dedo antes de abrazarse con fuerza a un cojín. Apartándonos un poco, Jackie y yo nos unimos para escuchar lo que el hombre tenía que decir, mientras Logan y Melinda guardaban nuestras cosas. – Soy el detective Peter Sanders, el compañero de Tori en homicidios. – Ambas nos presentamos de nuevo y le estrechamos la mano. – Cerca de las nueve de la noche, Taylor llegó a casa y se encontró con lo que acabáis de ver. – Peter señaló la pared. – Por suerte, la sangre no es humana, pero tampoco es agradable. Encontré al cachorro de labrador metido en una bolsa de basura en el baño, destripado. Lo más seguro es que usara su sangre para el mensaje. Tomé una muestra para el laboratorio de la sangre de la pared y de la que había en la puerta del ascensor…

- Espera… en el ascensor no había sangre… - Comentó Jackie.

- Ya… la limpié después de tomar unas muestras y unas fotografías. No podíamos arriesgarnos a que nadie más lo supiera… Taylor se empeñó en avisaros a vosotras cuatro. Dijo que ibais a venir de todas formas por la boda y que él no sospecharía…

- ¿Él? – Pregunté impaciente.

- Sí, el hombre que ha secuestrado a Tori. – Dijo Peter muy serio. – Lo más seguro es que la sangre que había en la puerta y en el ascensor fuera de ella. Lo más probable es que la pillara desprevenida en la puerta, ya que no estaba forzada…

- ¿Cómo sabes que es un hombre? – Peter sonrió con tristeza.

- El muy cabrón no se contentaba con secuestrarla… - Señaló el ordenador. – Lo que Taylor está bien ahora mismo es a Tori… - Casi al instante, me lancé a mirar el portátil, pero Peter me retuvo. – Amelia, no es agradable… aun no sé cómo Taylor no se aparta de él…Encima del portátil, había una nota. – Peter me tendió la nota y yo la leí de tal manera que Jackie también pudiera verla.

Preciosa noche para jugar dulce Taylor…

Hace unos meses me enteré de tu compromiso y no pude contenerme a hacerte un regalo algo especial…

Muy pocos tienen una oportunidad como esta,

La oportunidad de darse cuenta de que se están equivocando…

Tú, mi preciosa y dulce Taylor te mereces algo mejor que este engendro desalmado…

Te mereces a un hombre que te dé todo lo deseas…

Un hogar… Una familia… Una vida normal…

Así que voy a ayudarte a deshacerte de este monstruo que ha tratado de torcer tu vida… pero no te preocupes… yo purificaré su alma…

Sangraré sus males para que cuando su alma llegue al cielo sus pecados sean perdonados…

Dejaré que veas y oigas cómo purifico su alma y como poco a poco su espíritu es abrazado por Dios…

Pero ella no te tendrá ese privilegio,

Ella debe estar sola por haber intentado ensuciarte.

Con Amor,

X

Le di con cuidado la nota, que estaba guardada en una bolsa para pruebas, y Peter la guardó en un maletín, llena de varias bolsas más. Algunas con muestras de sangres, otras de huellas…

- ¿Cuándo llevarás las pruebas al laboratorio? – Preguntó Jackie, también echando un vistazo rápido al portátil. Ella está tan ansiosa como yo en ver lo que muestra ese condenado aparato…

- Hasta dentro de una hora no estará en funcionamiento… y tampoco conozco a alguien que no habrá la boca con la cantidad de pruebas que le llevaré. Estoy pensando en hacerlo con alguien externo… pero luego las pruebas no serán válidas…

- Déjamelo a mí. – Dijo Jackie, abriendo su móvil y alejándose un poco. Después de dar la dirección y el aviso urgente, volvió con nosotros. – Ahora quiero ver lo que aparece en ese ordenador… - Antes de que Jackie avanzara más, la agarré del hombro para detenerla y bajé mi mano hasta aferrar la suya.

- Vamos juntas. – Después de unos segundos mirándonos a los ojos. Jackie asintió y me llevó hasta el sofá. - ¿Taylor…? – Taylor alzó la mirada reticente, con los ojos llorosos.

- Ya son las 9… - lloró con voz ronca, señalando la pantalla. Jackie y yo nos sentamos con ellas e intenté no gritar ante la imagen que veía ante mí. Noté como Jackie apretaba su agarré, también controlando sus emociones.

En la imagen se mostraba un amplio almacén, rodeado de cajas madera de tamaño mediano, apiladas de tal manera que dejaban un gran espacio central, iluminado tenuemente por una vieja lámpara de techo. En el centro, con los brazos atados en alto, colgaba de un gancho de metal con poleas Tori…

Su esmoquin blanco estaba completamente desgarrado y manchado de sangre. De los pies descalzos goteaba sin parar sangre de los diversos cortes que cubrían sus cuerpos… algunos más profundos que otros. Su rostro, blanco como el mármol, mostraba claros signos de perdidas abundantes de sangre… Al principio, pensaba que el video no tenía sonido, pero sólo era porque Tori estaba inconsciente y su respiración era tan lenta y silenciosa que parecía no existir.

Entonces, el sonido de unos pasos acercándose nos puso a todas en tensión. El silencio nos envolvió, exceptuando el sonido entrecortado de la respiración de Taylor. A la derecha, apareció la imagen de un hombre de estatura media, algo robusto, completamente vestido de negro y con una máscara de ángel puesta. El hombre se acercó a Tori, golpeándole suavemente en la cara, intentando despertarla… Al ver que no lo conseguía, comenzó a darle golpes más fuertes, hasta que los gruñidos y leves quejidos de Tori nos dijeron a todas que ya estaba despierta… aunque no del todo consciente.

<< -Chica mala. – Dijo la voz distorsionada del hombre. – No te dije que pudieras dormirte… - De su bolsillo trasero, sacó un pequeño cuchillo, parecido a un escalpelo grande. - ¿Dónde debería ser esta vez? Si sigo así no creo que me dures mucho… y aun necesitas expiar tus pecados…>>

La figura de Tori se movió levemente, como intentando escapar infructuosamente. El hombre se rio al verla, acercándose a ella lo suficiente para susurrarle algo que no llegó a nuestros oídos, entonces el cuerpo de Tori se convulsionó, provocando que el hombre se alejara, esta vez con una mancha de sangre y saliva en su máscara.

<< -Vete al infierno… - Gruñó Tori débilmente. – Ella nunca será tuya…>>

En un movimiento rápido que se llevó el aliento de Taylor al escuchar el grito de Tori, el hombro deslizó el cuchillo sobre el estómago de Tori, produciéndole un largo y profundo corte que rápidamente empapó las pocas zonas aun blancas de su camisa. La sangre siguió bajando por el cuerpo de Tori, manchando el suelo de cemento. Tori volvió a desmallarse… al menos, eso esperábamos todas. Entonces, el hombre se acercó a la cámara y se agachó.

<< -Tres horas…No creo que tu demonio dure más de eso. Pronto serás libre…>>

Después de eso, el hombre se levantó y se marchó por donde había venido. Dejando a Taylor chillando y llorando desconsolada. Al instante la abracé, sintiendo mis propias lágrimas caer sin freno por mi cara. Jackie, a mi lado, también lloraba en silencio… De repente, Jackie se levantó y fue hacia la habitación donde Logan y Melinda habían dejado nuestras cosas. Unos segundos después, volvió con papel y boli.

- ¡Taylor escúchame! – Gritó al llegar hasta nosotras. Su tono brusco y frío me dolió. – ¡No hay tiempo! Tienes que pensar un momento, dejando de lado todo esto y escribir el nombre de todos los hombres que formen parte de tu vida. Todos. El cartero, el chico de los cafés… ¡Todos! ¿Me has entendido? Si no recuerdas el nombre de alguno al menos explica lo más detallado que puedas su aspecto y donde lo sueles ver, o en qué trabaja… ¡Ahora! – Por un momento, pensé que Taylor se había quedado en Shock por el repentino cambio de Jackie, pero rápidamente, cogió el boli y el papel y comenzó a escribir con furia y determinación. Jackie volvió a levantarse, pero esta vez yo la seguí.

Al llegar a la habitación, la vi abrir su macuto y sacar su pistolera de repuesto y un arma más.

- ¿A dónde vas? – Le pregunté, acercándome a ella y deteniéndola un momento. Jackie se giró y me miró con un odio y una oscuridad que nunca antes había visto en ella.

- Voy a buscar a ese desgraciado, matarlo y luego traer a Tori sana y salva. – Jackie se giró y siguió cogiendo más cosas se su maleta. Incluido un chaleco antibalas y algunos artículos de asalto más.

- ¡Voy contigo! – Dije, acercándome también a mi maleta, cambiándome de ropa sin importarme que Jackie estuviera aquí. – No puedo dejar a Taylor así… no puedo…. Y prefiero intentar salir de aquí y buscarla que quedarme aquí viendo como muere... no sé cómo Taylor aún sigue en pie...

- Es fuerte… Ella… - Mientras me ponía los pantalones de asalto, Jackie paró de hablar y tomo aliento ruidosamente. Extrañada, me giré y me la encontré mirándome. – Yo… esto… - Tartamudeo… volviendo a girarse hacia su maleta.

- Jackie… no te preocupes. Llevo más ropa que la última vez… - Le dije, a pesar de que mi corazón se había desbocado por su mirada.

- Sí... ya claro… la última vez… - Jackie carraspeo con fuerza. – Será mejor que te espere fuera… - Antes de que Jackie huyera, la retuve. Ignorando la vergüenza que sentía al llevar solo los pantalones y el sujetador.

- Cuando todo esto acabe… tenemos que hablar… ¿De acuerdo? – Sin mirarme, Jackie asintió.

- Sí, eso estaría bien. – Jackie salió de la habitación rápidamente, sin mirar atrás. Y a pesar de la horrible situación en la que nos encontrábamos, no pude evitar sonreír con nerviosismo.

Hablar… ¿Sería capaz de hablar con sinceridad? ¿De contárselo todo? ¿De decirle lo de Paul? ¿Lo que me contó hace unas horas sobre Troy? ¿Decirle lo que siento?

Tras terminar de vestirme y recoger un par de cosas más, respiré con fuerza y me preparé, sabiendo que las próximas tres horas sería cruciales para el bienestar de Tori y la felicidad de Taylor…

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