BELLA'S

¡NO OLVIDÉIS SEGUIR LA PÁGINA EN FACEBOOK!
¡CUANTOS MÁS SEGUIDORES HAYA EN EL BLOG Y EN FACEBOOK, MÁS FACILIDAD TENDRÉ PARA ESCRIBIR A DIARIO!

Para poneros en contacto conmigo, no dudéis en escribirme al correo: belladonnaliteraria@gmail.com


HISTORIA MÁS POPULAR

viernes, 6 de noviembre de 2015

El Ritmo Del Deseo Capítulo 38 - Final



ALGÚN TIEMPO DESPUÉS

(SUSAN)

El ruido de la música ya empezaba a molestar y mira que me encontraba relativamente a salvo fuera del gimnasio.

Hace unas semanas ser la organizadora del baile de antiguos alumnos del instituto Collins me apareció una genial idea. Cómo Delegada de nuestro curso sabía que se pondrían en contacto conmigo para contactar con todo el mundo y hacer los preparativos. La organización de eventos me dio la experiencia necesaria para que esto no fuera un problema, pero mi enorme barriga de ocho meses si lo fue.


Me dolían los pies a rabiar y mi sonrisa a los recién llegados era cada vez más forzada. Hubo un momento en el que el ya no tan apuesto Jake estuvo a punto de recibir su identificación pegada en su incipiente calva al hacer un comentario sobre lo gorda que estaba… “¿Pues sabes qué Jake? Dentro de un mes volveré a mi forma original pero tu pelo no volverá a crecer… ¿Sabes por qué? ¡Porque eres calvo chimpancé retrasado!” Por suerte, mis clases de relajación para el parto me ayudaron a respirar profundamente y evitar un baño de sangre.

- ¿Susan? – Oh no… esa voz…- Oh cielo santo, ¡Estás fantástica! ¡El embarazo te queda de muerte!

- Hola Cindy, ¿Qué tal te va todo? – Pregunté ya sin poder esconder mi cansancio… Sólo quiero volver a casa y recibir un masaje de pies…

- Oh, ¡Todo me va genial! Mira… - Cindy, la cual había ganado algunos kilitos los últimos diez años, lo que ahora le daba un aspecto mucho más saludable para la extrema delgadez que tenía su cuerpo en el instituto, mostró con orgullo un ostentoso anillo de diamantes… Vaya… algo me dice que no sigue con Peter… - ¡Me caso el mes que viene! ¿No  maravilloso? Se llama Quentin y es un acaudalado hombre de negocios… Es tan varonil Susan… Es el sueño de toda mujer… - Ya… casarse con un viejo rico es el sueño de toda víbora… - Pero dejemos de hablar de mí. Cielos no sé nada de ti… Cada vez que me encuentro a tu madre y le pregunto por ti me responde con evasivas… Lo único que sé es que vives en Nueva York y que acabaste abandonando la universidad… - Vaya… que poco sabes la pobrecita…

- Sí. Vivo en Nueva York y dejé la carrera… me di cuenta de que la economía no era lo mío…

- Bueno… podrías haber estudiado cualquier otra cosa… Fíjate en mí. Me acabé graduando en humanidades y para lo que me ha servido… Bueno, miento… a mi amor le encanta que hable de todo… Pero ya veo que no tener carrera no te ha impedido encontrar marido. – Comentó señalando la fina y sencilla alianza de oro blanco en mi mano. – Seguro que es un hombre apuesto… siempre saliste con los más guapos del instituto… Te tenía una envidia…

- Si no recuerdo mal salías con Peter… - Comenté, mordiéndome la lengua para evitar decir algo más…

- Bueno, ya sabes cómo son los romances de instituto… Peter fue mi primer novio, fue muy atento, pero no queríamos las mismas cosas en la vida… - Supongo que la idea de ser la esposa de un mecánico no te llamaba… ¿Verdad Cindy? – Oh pero traigo cotilleos… hace mucho que no vienes por aquí…

- Cindy, de verdad, los cotilleos de esta ciudad no me importan en absoluto… - Intenté frenarla, pero fue imposible.

- ¡Claro que sí! Cuando lo oí me quedé de piedra… Si fueran uno o dos bueno, todo instituto tiene a sus homosexuales… ¡Pero no te lo vas a creer Susan! ¿Te acuerdas de Jane y Georgina? – Asentí. – ¡Pues resulta que tuvieron un lío en la universidad! Al parecer estuvieron saliendo por años hasta que Jane tuvo que mudarse a Florida… Hay rumores de que pueden aparecer juntas esta noche a pesar de que Georgina tiene prometido… ¿Te lo puedes creer? Y luego está lo de Rob… Nunca me hubiera imaginado que a ese mastodonte le gustaban los tíos… supongo que lo que dicen cierto… Cuanto más hombre, más gay… - La historia Jane y Georgina no me sorprendió nada, ya que siempre habían estado juntas desde el parvulario y nunca salieron con muchos chicos… ¿Pero Rob? Dios, esto se lo tengo que contar a Liz… - Y oh cielo, no te lo vas a creer… y pensar que ellas estaban tan cerca de ti…

- ¿Eh? ¿Te refieres a Jane y Georgina? – Pregunté extrañada.

- ¡No Dios! Ellas eran como siamesas… Me refiero a Liz y Loren… Supongo que lo de Liz ya lo sabrás… ¿Quién iba a imaginarse que acabaría siendo famosa? ¡Y casada con Kate Blake! Parecía tímida la chica y resulta que lo que pasaba es que le ponían más unas  buenas tetas que un rabo entre las piernas… Todo el mundo sabía que Kate era lesbiana… ¿Pero Liz? Dios mío… Y Loren… ¿Nunca te dijo nada? Se quedaba a dormir en tu casa casi todas las semanas… ¿No te sentiste un poco rara al saberlo? Pensar que había dormido contigo en la cama… Yo no sé cómo hubiera reaccionado… He oído que ahora tiene un puesto en el congreso… Siempre la noté ambiciosa… Si termina por presentarse a la presidencia pienso votarla… Nunca votaría a una lesbiana para presidente, pero si es ella, tiene mi voto…

- Es un alivio saberlo. – oí una voz detrás de Cindy, que me arranó la primera sonrisa verdadera de toda la noche. Cuando Cindy se apartó asustada por la voz, vi a la luz de mi vida enfunda en su traje gris favorito. Estaba preciosa a pesar de la clara fatiga que se apreciaba en sus ojos y en las escasas arrugas de la camisa blanca abierta en el cuello. Ha venido desde su reunión en Filadelfia para estar conmigo… Dios cuanto la amo…

- ¡Loren! Dios me  asustado… - Dijo Cindy nerviosa. – Yo no quería insultarte ni nada… respeto tu forma de vida, no la entiendo, pero la respeto… Oh, y enhorabuena por el puesto en el congreso. Seguro que el instituto colgará una placa con tu nombre…

- Seguramente. – Loren avanzó y se puso delante de mí. Con una sonrisa cómplice, coloqué su identificador en el pecho, bajando mis manos de tal manera que pude sentir la plenitud de su gran busto contra mis manos… La respiración alterada de Loren me dijo que hoy no era un buen momento para jugar… Loren había sido muy paciente con mi embarazo… las gemelas me ponían de los nervios más de la cuenta y el malestar me hacía completamente inmune al deseo sexual… sobre todo porque cada dos horas tenía que ir al baño y mi espalda cada días se parecía ms a la de un jorobado… por no hablar de lo poco atractiva que me encontraba. Sin embargo, Loren cada día decía que me veía más guapa y su frustración a veces se podía cortar con un cuchillo… Se negaba a que le diera placer si yo misma no lo disfrutaba… pero algo me decía que esta noche sus inhibiciones desaparecerían con un lametón en el lugar adecuado…

- ¿No te parece que a Susan le queda genial el embarazo? – Preguntó Cindy intentando resarcir su metedura de pata, sin saber que lo único que estaba consiguiendo era hundirse más en el fango. – Su marido debe de sentirse muy afortunado… - La sonrisa divertida de Loren casi me desarma.

- Oh… es afortunado, de eso no te quepa ninguna duda… - Entonces, con la naturalidad de años a mi lado, Loren se inclinó y me beso con delicadeza, pasando una de sus manos con cuidado por mi vientre. – Hola cariño, ¿Cómo están mis pequeñas?

- Felices de que estés con mamá. – Le respondí, besándola de nuevo. Al separarnos, Loren se colocó detrás de mí y colocó sus manos sobre mis hombros, apretando un poco consiguiendo arrancarme un suave gemido de placer…Oh señor… necesito  masaje con urgencia…

- Espera… ¿Tú y Susan…? – Tartamudeó Cindy. - ¡Pero si eras hetero! – Me dijo anonadada.

- Lo cierto es que nunca lo fui… Cindy, te presento a mi esposa y madre de mis hijas. – Dije con total naturalidad, apretando aún más a Loren contra mí…

- Ah… felicidades… En serio… - Dijo Cindy con voz temblorosa. – Oh cielos, ahora me siento estúpida. – Cindy comenzó a reírse, contagiándonos su risa a ambas. – De verdad, lo siento mucho… Lo cierto es que hacéis muy buena pareja. Será mejor que entre y ahogue mi vergüenza antes de que meta aún más la pata… Me ha encantado veros chicas. – Después de una rápida despedida, Cindy desapareció tras las puertas del gimnasio, dejándonos un tiempo a solas.

- Parece que se lo ha tomado con filosofía. – Comento Loren, mientras repartía pequeños besos por mi mejilla.

- Sí… no creo que lo haya dicho con maldad… Cindy siempre fue muy bocazas…

- Tú también lo eras ¿recuerdas, condones de menta? – Mis ojos se abrieron como platos.

- Dios, aún te acuerdas de eso… admito que no fui la más inteligente en el instituto… Tenía miedo y bueno… usé esos condones para practicar el lanzamiento de piedras en el río cuando me dijiste que te habías acostado con Kate… - Loren se inclinó y me besó en los labios profundamente.

- Lo sé mi amor. No voy a decirte que me arrepienta de ello. Kate fue muy amable conmigo… Pero si es cierto que me hubiera gustado que tú fueras la primera…

- Bueno… al menos fui la primera en todo lo demás… - Las mejillas de Loren se colorearon fuertemente ante mi comentario… seguramente recordando algunos momentos bastante calientes del pasado… el primero ellos, gracias a un regalo bastante subido de tono que me hizo Kate en mi diecinueve cumpleaños. Nunca le había dicho a Loren el contenido de la carta de Kate, pero mi felicidad fue bastante obvia los días siguientes.

En la carta, Kate me afirmaba, que aunque había estado en la cama con Loren, Loren seguía siendo “virgen”. Mis dudas se aclararon al sacar el objeto largo de la caja y ver una nueva nota: “Es obvio que no me refería a esto… pero como sé que sois unas chicas malas, quiero decirte que sí fuiste tú la que te llevaste la virginidad de Loren… Con cariño, tu proporcionadora de juguetes sexuales”

- Sabes cariño, te noto cansada… y dado que creo que has hecho más que un excelente trabajo organizando todo esto, ¿Qué te parece si nos vamos a casa de mis padres? Una ducha caliente, un montón de crema hidratante y una mullida y gran cama de matrimonio… Sé que te mueres por tener mis manos sobre ti…

- Oh cariño, tus palabras son música para mis oídos, pero tengo añadir algo más.

- Dime cariño. Lo que quieras.

- Las niñas quieren patatas fritas y helado de chocolate. – Loren se rio antes de agacharse y hablara mi barriga.

- ¿Oh sí? Qué raro… normalmente con el helado de chocolate queréis nata montada y cerezas confitadas…

- Humm… a mami se le olvidó decir que también queríamos eso… - Respondí, pasando mi lengua por mis labios.

- Que niñas más caprichosas tengo… - Comentó, antes de alcanzarme mi jersey y rodearme con sus brazos. – Y cuanto las quiero…

Con un último beso abandonamos los pasillos del instituto donde no sólo nuestros caminos se encontraron, sino también los de Liz y Kate. Los cuales hicieron posible también que el amor de Sam y Kelly fuera posible.
Con un suspiro nostálgico, miré a las puertas del instituto, donde Loren y yo nos conocimos…

15 años atrás…

- ¡Aparta de mi camino novata! – Me gritó un chico al arrollarme en la entrada del instituto. Sabía que la culpa había sido mía, por quedarme temblando a la entrada del instituto en plena hora punta. Pero tenía miedo… Tenía un miedo horrible. No era buena estudiante, no se me daba bien ningún deporte y tampoco se me daba muy bien hacer amigos… y mi madre se había pasado todo el verano contándole a sus amigas del Club lo popular y destacable que era su hija.

- Invisible mamá… Tú hija es invisible. – Solté en voz alta, mientras recogía los libros que el chico me había tirado al suelo al pasar.

- No eres invisible. – Dijo una voz encima de mí. Asombrada, levanté la cabeza y me encontré con una chica de mi edad que me miraba con ojos castaños y divertidos. – Si fueras invisible no podría verte… Y te estoy viendo… oh, espera. – Dijo frotándose los ojos con fuerza y volviendo a mirarme. – No sigues aquí… siempre quedaba la posibilidad de que fueras una alucinación… - Sin poder evitarlo, comencé a reírme y dejé que esa chica me ayudara a recoger mis cosas. – Soy Loren, por cierto.

- Susan – Respondí. – Bueno… aunque para ti no sea invisible lo soy para el resto de la gente…

- ¿Y eso qué importa? Mientras yo te pueda ver, nunca serás invisible… - Loren  empezó a buscar algo y por fin lo señaló. – Mira, ¿Ves esa chica de allí? – Al mirar en esa dirección, vi a una chica rubia perfectamente conjuntada despedirse del que parecía ser su padre en el aparcamiento. Estaba claro que también era novata aunque su cuerpo, al contrario del mío, si empezaba a mostrar signos de pubertad en sus pechos.

- Sí, la veo. Creo que la he visto alguna vez que su padre en el Club de campo de mis padres… - Inmediatamente, me sentí estúpida por el comentario. No quería que la primera persona que era amigable conmigo en el instituto se pensara que era una niña pomposa y prepotente. – Yo… - Comencé, pero ella me cortó.

- Bueno, pues yo nunca me habría fijado en ella si no fuera porque para esa otra… - Dijo señalando al otro lado del aparcamiento, donde una chica rubia con vaqueros rasgados y una guitarra a su espalda miraba como padre e hija se despedían mientras jugueteaba con una piruleta roja. – No es invisible… Sólo hace falta una persona que te vea, para destacar… ¿Eso es lo que quieres no? ¿Destacar?

- Oh no… yo simplemente…

- No quieres ser invisible… Bueno, pues Susan, enhorabuena. En tu primer día de clase lo has conseguido. – Dijo con una sonrisa.

- ¿Te crees muy lista no? – Le pregunté riéndome.

- No lo creo, soy muy lista… Y esta chica lista dice que lo mejor será que entremos si no quieres dejar de ser invisible para los profesores…

- Humm… no, prefiero seguir siendo invisible para ellos. – Riéndonos juntas, atravesamos las puertas y avanzamos por los pasillos, ahora menos atestados de alumnos.

- ¿Ves? Incluso una chica tan guapa como tú es inteligente… - Sin saber por qué, una dulce calidez me invadió el pecho, parándome en seco. - ¿Ocurre algo? – Me preguntó Loren, acercándose a mí y pasando una de sus manos por mi brazo, provocándome un escalofrío.

- ¡No! ¡Nada! ¡Vamos a clase! – Comenzando a caminar de nuevo, rocé con mis dedos la zona donde la mano de Loren se había posado, intentando comprender el hormigueo que aún permanecía en la zona… Y a pesar de no entender nada, desee que Loren volviera a hacerlo… así que supliqué en silencio que Loren y yo nos hiciéramos amigas… cualquier cosa que mantuviera esta agradable sensación en mi pecho…

- ¿Susan? – Sin darme cuenta, me había quedado parada mirando la entrada del instituto. - ¿Ocurre algo?

- No… - Respondí, andando de nuevo a su lado y dándole un beso. – Sólo estaba recordando el momento en el que me enamoré de ti… - Loren sonrió y me apretó la mano con dulzura.

- Sí… creo que tardaste sólo 5 minutos más que yo en hacerlo de ti… - Mirando la respuesta en los cálidos ojos castaños de Loren, noté como mis mejillas ardieron antes de hundir mi cara en el cuello de Loren. – Te quiero Susan.

- Yo también te quiero Loren… venga… vámonos a casa. – Y así, con una mano rodeando la cintura de Loren y otra sobre mis dos preciadas criaturas, continuamos nuestro camino, sea donde sea que nos lleve…

¿Te apetece leer otra historia?

5 comentarios:

  1. Pues si a merecido la pena esta espera
    Lo del baile del instituto estuvo bien siempre hay el graciosill@ de turno solo faltaba q tuviera a los niños en pleno baile.
    :)

    M.S (galicia)

    ResponderEliminar
  2. Me gusto la historia, tanto asi que lo volvere a leer nuevamente para recordar todo paso a paso jejejej (no me canso de leer), siempre digo y lo dire ... gracias por compartir tu historia

    Tu fiel admiradora

    Maria Rene

    ResponderEliminar
  3. hola,realmente me encantas tus historias y esta no fue la excepción pero te confieso que me hubiese gustado saber mas de las protagonistas con sus respectivas familias y al final reunirlas a todas.
    Creo que le falto capítulos pero bueno de todas maneras me encanto.
    espero y sigas escribiendo estas geniales historias,

    ResponderEliminar
  4. Me encantó que manera de escribir
    Igual me hubieran gustado más capítulos en su vida de casadas y así (un epílogo podrá ser)
    I'G'

    ResponderEliminar

Entradas populares