ALGÚN TIEMPO DESPUÉS
(SUSAN)
El ruido de la música ya empezaba
a molestar y mira que me encontraba relativamente a salvo fuera del gimnasio.
Hace unas semanas ser la
organizadora del baile de antiguos alumnos del instituto Collins me apareció
una genial idea. Cómo Delegada de nuestro curso sabía que se pondrían en
contacto conmigo para contactar con todo el mundo y hacer los preparativos. La
organización de eventos me dio la experiencia necesaria para que esto no fuera
un problema, pero mi enorme barriga de ocho meses si lo fue.
Me dolían los pies a rabiar y mi
sonrisa a los recién llegados era cada vez más forzada. Hubo un momento en el
que el ya no tan apuesto Jake estuvo a punto de recibir su identificación
pegada en su incipiente calva al hacer un comentario sobre lo gorda que estaba…
“¿Pues sabes qué Jake? Dentro de un mes volveré a mi forma original pero tu
pelo no volverá a crecer… ¿Sabes por qué? ¡Porque eres calvo chimpancé
retrasado!” Por suerte, mis clases de relajación para el parto me ayudaron a
respirar profundamente y evitar un baño de sangre.
- ¿Susan? – Oh no… esa voz…- Oh cielo santo, ¡Estás fantástica! ¡El embarazo te
queda de muerte!
- Hola Cindy, ¿Qué tal te va
todo? – Pregunté ya sin poder esconder mi cansancio… Sólo quiero volver a casa y recibir un masaje de pies…
- Oh, ¡Todo me va genial! Mira… -
Cindy, la cual había ganado algunos kilitos los últimos diez años, lo que ahora
le daba un aspecto mucho más saludable para la extrema delgadez que tenía su
cuerpo en el instituto, mostró con orgullo un ostentoso anillo de diamantes… Vaya… algo me dice que no sigue con Peter…
- ¡Me caso el mes que viene! ¿No
maravilloso? Se llama Quentin y es un acaudalado hombre de negocios… Es
tan varonil Susan… Es el sueño de toda mujer… - Ya… casarse con un viejo rico es el sueño de toda víbora… - Pero
dejemos de hablar de mí. Cielos no sé nada de ti… Cada vez que me encuentro a
tu madre y le pregunto por ti me responde con evasivas… Lo único que sé es que
vives en Nueva York y que acabaste abandonando la universidad… - Vaya… que poco sabes la pobrecita…
- Sí. Vivo en Nueva York y dejé
la carrera… me di cuenta de que la economía no era lo mío…
- Bueno… podrías haber estudiado
cualquier otra cosa… Fíjate en mí. Me acabé graduando en humanidades y para lo
que me ha servido… Bueno, miento… a mi amor le encanta que hable de todo… Pero
ya veo que no tener carrera no te ha impedido encontrar marido. – Comentó
señalando la fina y sencilla alianza de oro blanco en mi mano. – Seguro que es
un hombre apuesto… siempre saliste con los más guapos del instituto… Te tenía
una envidia…
- Si no recuerdo mal salías con
Peter… - Comenté, mordiéndome la lengua para evitar decir algo más…
- Bueno, ya sabes cómo son los
romances de instituto… Peter fue mi primer novio, fue muy atento, pero no
queríamos las mismas cosas en la vida… - Supongo
que la idea de ser la esposa de un mecánico no te llamaba… ¿Verdad Cindy? –
Oh pero traigo cotilleos… hace mucho que no vienes por aquí…
- Cindy, de verdad, los cotilleos
de esta ciudad no me importan en absoluto… - Intenté frenarla, pero fue
imposible.
- ¡Claro que sí! Cuando lo oí me
quedé de piedra… Si fueran uno o dos bueno, todo instituto tiene a sus
homosexuales… ¡Pero no te lo vas a creer Susan! ¿Te acuerdas de Jane y
Georgina? – Asentí. – ¡Pues resulta que tuvieron un lío en la universidad! Al
parecer estuvieron saliendo por años hasta que Jane tuvo que mudarse a Florida…
Hay rumores de que pueden aparecer juntas esta noche a pesar de que Georgina
tiene prometido… ¿Te lo puedes creer? Y luego está lo de Rob… Nunca me hubiera
imaginado que a ese mastodonte le gustaban los tíos… supongo que lo que dicen
cierto… Cuanto más hombre, más gay… - La historia Jane y Georgina no me
sorprendió nada, ya que siempre habían estado juntas desde el parvulario y
nunca salieron con muchos chicos… ¿Pero Rob? Dios, esto se lo tengo que contar
a Liz… - Y oh cielo, no te lo vas a creer… y pensar que ellas estaban tan cerca
de ti…
- ¿Eh? ¿Te refieres a Jane y
Georgina? – Pregunté extrañada.
- ¡No Dios! Ellas eran como
siamesas… Me refiero a Liz y Loren… Supongo que lo de Liz ya lo sabrás… ¿Quién
iba a imaginarse que acabaría siendo famosa? ¡Y casada con Kate Blake! Parecía
tímida la chica y resulta que lo que pasaba es que le ponían más unas buenas tetas que un rabo entre las piernas…
Todo el mundo sabía que Kate era lesbiana… ¿Pero Liz? Dios mío… Y Loren… ¿Nunca
te dijo nada? Se quedaba a dormir en tu casa casi todas las semanas… ¿No te
sentiste un poco rara al saberlo? Pensar que había dormido contigo en la cama…
Yo no sé cómo hubiera reaccionado… He oído que ahora tiene un puesto en el
congreso… Siempre la noté ambiciosa… Si termina por presentarse a la
presidencia pienso votarla… Nunca votaría a una lesbiana para presidente, pero
si es ella, tiene mi voto…
- Es un alivio saberlo. – oí una
voz detrás de Cindy, que me arranó la primera sonrisa verdadera de toda la
noche. Cuando Cindy se apartó asustada por la voz, vi a la luz de mi vida
enfunda en su traje gris favorito. Estaba preciosa a pesar de la clara fatiga
que se apreciaba en sus ojos y en las escasas arrugas de la camisa blanca
abierta en el cuello. Ha venido desde su
reunión en Filadelfia para estar conmigo… Dios cuanto la amo…
- ¡Loren! Dios me asustado… - Dijo Cindy nerviosa. – Yo no
quería insultarte ni nada… respeto tu forma de vida, no la entiendo, pero la
respeto… Oh, y enhorabuena por el puesto en el congreso. Seguro que el instituto
colgará una placa con tu nombre…
- Seguramente. – Loren avanzó y
se puso delante de mí. Con una sonrisa cómplice, coloqué su identificador en el
pecho, bajando mis manos de tal manera que pude sentir la plenitud de su gran
busto contra mis manos… La respiración alterada de Loren me dijo que hoy no era
un buen momento para jugar… Loren había sido muy paciente con mi embarazo… las
gemelas me ponían de los nervios más de la cuenta y el malestar me hacía
completamente inmune al deseo sexual… sobre todo porque cada dos horas tenía
que ir al baño y mi espalda cada días se parecía ms a la de un jorobado… por no
hablar de lo poco atractiva que me encontraba. Sin embargo, Loren cada día
decía que me veía más guapa y su frustración a veces se podía cortar con un cuchillo…
Se negaba a que le diera placer si yo misma no lo disfrutaba… pero algo me
decía que esta noche sus inhibiciones desaparecerían con un lametón en el lugar
adecuado…
- ¿No te parece que a Susan le
queda genial el embarazo? – Preguntó Cindy intentando resarcir su metedura de
pata, sin saber que lo único que estaba consiguiendo era hundirse más en el
fango. – Su marido debe de sentirse muy afortunado… - La sonrisa divertida de
Loren casi me desarma.
- Oh… es afortunado, de eso no te
quepa ninguna duda… - Entonces, con la naturalidad de años a mi lado, Loren se
inclinó y me beso con delicadeza, pasando una de sus manos con cuidado por mi
vientre. – Hola cariño, ¿Cómo están mis pequeñas?
- Felices de que estés con mamá.
– Le respondí, besándola de nuevo. Al separarnos, Loren se colocó detrás de mí
y colocó sus manos sobre mis hombros, apretando un poco consiguiendo arrancarme
un suave gemido de placer…Oh señor…
necesito masaje con urgencia…
- Espera… ¿Tú y Susan…? –
Tartamudeó Cindy. - ¡Pero si eras hetero! – Me dijo anonadada.
- Lo cierto es que nunca lo fui…
Cindy, te presento a mi esposa y madre de mis hijas. – Dije con total
naturalidad, apretando aún más a Loren contra mí…
- Ah… felicidades… En serio… - Dijo
Cindy con voz temblorosa. – Oh cielos, ahora me siento estúpida. – Cindy
comenzó a reírse, contagiándonos su risa a ambas. – De verdad, lo siento mucho…
Lo cierto es que hacéis muy buena pareja. Será mejor que entre y ahogue mi
vergüenza antes de que meta aún más la pata… Me ha encantado veros chicas. –
Después de una rápida despedida, Cindy desapareció tras las puertas del
gimnasio, dejándonos un tiempo a solas.
- Parece que se lo ha tomado con
filosofía. – Comento Loren, mientras repartía pequeños besos por mi mejilla.
- Sí… no creo que lo haya dicho
con maldad… Cindy siempre fue muy bocazas…
- Tú también lo eras ¿recuerdas,
condones de menta? – Mis ojos se abrieron como platos.
- Dios, aún te acuerdas de eso…
admito que no fui la más inteligente en el instituto… Tenía miedo y bueno… usé
esos condones para practicar el lanzamiento de piedras en el río cuando me
dijiste que te habías acostado con Kate… - Loren se inclinó y me besó en los
labios profundamente.
- Lo sé mi amor. No voy a decirte
que me arrepienta de ello. Kate fue muy amable conmigo… Pero si es cierto que
me hubiera gustado que tú fueras la primera…
- Bueno… al menos fui la primera
en todo lo demás… - Las mejillas de Loren se colorearon fuertemente ante mi
comentario… seguramente recordando algunos momentos bastante calientes del
pasado… el primero ellos, gracias a un regalo bastante subido de tono que me
hizo Kate en mi diecinueve cumpleaños. Nunca le había dicho a Loren el
contenido de la carta de Kate, pero mi felicidad fue bastante obvia los días
siguientes.
En la carta, Kate me afirmaba,
que aunque había estado en la cama con Loren, Loren seguía siendo “virgen”. Mis
dudas se aclararon al sacar el objeto largo de la caja y ver una nueva nota:
“Es obvio que no me refería a esto… pero como sé que sois unas chicas malas,
quiero decirte que sí fuiste tú la que te llevaste la virginidad de Loren… Con
cariño, tu proporcionadora de juguetes sexuales”
- Sabes cariño, te noto cansada…
y dado que creo que has hecho más que un excelente trabajo organizando todo
esto, ¿Qué te parece si nos vamos a casa de mis padres? Una ducha caliente, un
montón de crema hidratante y una mullida y gran cama de matrimonio… Sé que te
mueres por tener mis manos sobre ti…
- Oh cariño, tus palabras son
música para mis oídos, pero tengo añadir algo más.
- Dime cariño. Lo que quieras.
- Las niñas quieren patatas
fritas y helado de chocolate. – Loren se rio antes de agacharse y hablara mi
barriga.
- ¿Oh sí? Qué raro… normalmente
con el helado de chocolate queréis nata montada y cerezas confitadas…
- Humm… a mami se le olvidó decir
que también queríamos eso… - Respondí, pasando mi lengua por mis labios.
- Que niñas más caprichosas tengo…
- Comentó, antes de alcanzarme mi jersey y rodearme con sus brazos. – Y cuanto
las quiero…
Con un último beso abandonamos
los pasillos del instituto donde no sólo nuestros caminos se encontraron, sino
también los de Liz y Kate. Los cuales hicieron posible también que el amor de
Sam y Kelly fuera posible.
Con un suspiro nostálgico, miré a
las puertas del instituto, donde Loren y yo nos conocimos…
15 años atrás…
- ¡Aparta de mi camino novata! – Me gritó un chico al arrollarme en la
entrada del instituto. Sabía que la culpa había sido mía, por quedarme temblando
a la entrada del instituto en plena hora punta. Pero tenía miedo… Tenía un
miedo horrible. No era buena estudiante, no se me daba bien ningún deporte y
tampoco se me daba muy bien hacer amigos… y mi madre se había pasado todo el
verano contándole a sus amigas del Club lo popular y destacable que era su
hija.
- Invisible mamá… Tú hija es invisible. – Solté en voz alta, mientras
recogía los libros que el chico me había tirado al suelo al pasar.
- No eres invisible. – Dijo una voz encima de mí. Asombrada, levanté la
cabeza y me encontré con una chica de mi edad que me miraba con ojos castaños y
divertidos. – Si fueras invisible no podría verte… Y te estoy viendo… oh,
espera. – Dijo frotándose los ojos con fuerza y volviendo a mirarme. – No sigues
aquí… siempre quedaba la posibilidad de que fueras una alucinación… - Sin poder
evitarlo, comencé a reírme y dejé que esa chica me ayudara a recoger mis cosas.
– Soy Loren, por cierto.
- Susan – Respondí. – Bueno… aunque para ti no sea invisible lo soy
para el resto de la gente…
- ¿Y eso qué importa? Mientras yo te pueda ver, nunca serás invisible…
- Loren empezó a buscar algo y por fin
lo señaló. – Mira, ¿Ves esa chica de allí? – Al mirar en esa dirección, vi a
una chica rubia perfectamente conjuntada despedirse del que parecía ser su
padre en el aparcamiento. Estaba claro que también era novata aunque su cuerpo,
al contrario del mío, si empezaba a mostrar signos de pubertad en sus pechos.
- Sí, la veo. Creo que la he visto alguna vez que su padre en el Club
de campo de mis padres… - Inmediatamente, me sentí estúpida por el comentario.
No quería que la primera persona que era amigable conmigo en el instituto se pensara
que era una niña pomposa y prepotente. – Yo… - Comencé, pero ella me cortó.
- Bueno, pues yo nunca me habría fijado en ella si no fuera porque para
esa otra… - Dijo señalando al otro lado del aparcamiento, donde una chica rubia
con vaqueros rasgados y una guitarra a su espalda miraba como padre e hija se
despedían mientras jugueteaba con una piruleta roja. – No es invisible… Sólo
hace falta una persona que te vea, para destacar… ¿Eso es lo que quieres no? ¿Destacar?
- Oh no… yo simplemente…
- No quieres ser invisible… Bueno, pues Susan, enhorabuena. En tu
primer día de clase lo has conseguido. – Dijo con una sonrisa.
- ¿Te crees muy lista no? – Le pregunté riéndome.
- No lo creo, soy muy lista… Y esta chica lista dice que lo mejor será
que entremos si no quieres dejar de ser invisible para los profesores…
- Humm… no, prefiero seguir siendo invisible para ellos. – Riéndonos
juntas, atravesamos las puertas y avanzamos por los pasillos, ahora menos
atestados de alumnos.
- ¿Ves? Incluso una chica tan guapa como tú es inteligente… - Sin saber
por qué, una dulce calidez me invadió el pecho, parándome en seco. - ¿Ocurre
algo? – Me preguntó Loren, acercándose a mí y pasando una de sus manos por mi
brazo, provocándome un escalofrío.
- ¡No! ¡Nada! ¡Vamos a clase! – Comenzando a caminar de nuevo, rocé con
mis dedos la zona donde la mano de Loren se había posado, intentando comprender
el hormigueo que aún permanecía en la zona… Y a pesar de no entender nada,
desee que Loren volviera a hacerlo… así que supliqué en silencio que Loren y yo
nos hiciéramos amigas… cualquier cosa que mantuviera esta agradable sensación
en mi pecho…
- ¿Susan? – Sin darme cuenta, me
había quedado parada mirando la entrada del instituto. - ¿Ocurre algo?
- No… - Respondí, andando de
nuevo a su lado y dándole un beso. – Sólo estaba recordando el momento en el
que me enamoré de ti… - Loren sonrió y me apretó la mano con dulzura.
- Sí… creo que tardaste sólo 5
minutos más que yo en hacerlo de ti… - Mirando la respuesta en los cálidos ojos
castaños de Loren, noté como mis mejillas ardieron antes de hundir mi cara en
el cuello de Loren. – Te quiero Susan.
- Yo también te quiero Loren…
venga… vámonos a casa. – Y así, con una mano rodeando la cintura de Loren y
otra sobre mis dos preciadas criaturas, continuamos nuestro camino, sea donde
sea que nos lleve…
¿Te apetece leer otra historia?
Pues si a merecido la pena esta espera
ResponderEliminarLo del baile del instituto estuvo bien siempre hay el graciosill@ de turno solo faltaba q tuviera a los niños en pleno baile.
:)
M.S (galicia)
Me gusto la historia, tanto asi que lo volvere a leer nuevamente para recordar todo paso a paso jejejej (no me canso de leer), siempre digo y lo dire ... gracias por compartir tu historia
ResponderEliminarTu fiel admiradora
Maria Rene
Esto es adictivo!!!!!
ResponderEliminarGracias.
hola,realmente me encantas tus historias y esta no fue la excepción pero te confieso que me hubiese gustado saber mas de las protagonistas con sus respectivas familias y al final reunirlas a todas.
ResponderEliminarCreo que le falto capítulos pero bueno de todas maneras me encanto.
espero y sigas escribiendo estas geniales historias,
Me encantó que manera de escribir
ResponderEliminarIgual me hubieran gustado más capítulos en su vida de casadas y así (un epílogo podrá ser)
I'G'