PARTE I
*FILADELFIA*
22/12/15 (9:15h)
(MELINDA)
—¡Llegas tarde! — Me
ladró Rachel nada más pasar por delante de su despacho.
—Lo sé, lo siento
mucho. Tenía que arreglar unos papeles en el banco y… —Rachel levantó la mano y
me paró con una mueca de desagrado.
— ¿Acaso te he pedido
explicaciones? —Negué con la cabeza rápidamente. Rachel, con su pelo negro y
corto siempre impecable y los ojos oscuros tan fríos como el acero, suspiró hastiada
y me golpeó en el pecho con un expediente bastante gordo. — Revisa este caso
antes de marcharte. Necesito el informe por la tarde. ¡Sin escusas! — Gritó,
mientras se giraba y entraba en su despacho, dando un fuerte portazo.
—¡Buenos días para ti
también, Rachel! — Susurré molesta mientras seguía caminando hasta mi cubículo.
Dejé el expediente sobre mi escritorio y me dirigí rápidamente hasta el
despacho del señor Hillis. Al llamar a la puerta, la voz de Frank me pidió que
pasara y lo encontré en una pequeña reunión con su hijo Junior y Roger. — O, no
pretendía molestar… — Comencé a excusarme.
— No te preocupes,
Melinda. Roger y Junior ya se iban. — Dijo Frank, provocando que su hijo se
repeinara aun más su rubio pelo platino hacia atrás y caminara furioso fuera
del despacho. Roger, como siempre, me sonrió tímidamente y se marchó en
silencio. — Que humor tiene… Es igual que su madre. — Bufó Frank. — Bueno, ¿Winnie
te envió los archivos del caso Garris? — Asentí y me senté en una de las sillas
de su despacho. — Bien, entonces empecemos antes de que Rachel venga a
mordernos el trasero. — Como siempre, el humor de Frank hizo que el trabajo
fuera algo más ligero, aunque no menos difícil. Dos horas más tarde, Winnie
llamó a la puerta del despacho de Frank. Su brillante sonrisa competía con el plateado
de su cabeza.
—
Chicos, deberían descansar un poco. Aquí les traje un café para que resistan
hasta el almuerzo… —
Winnie entró y dejó un par de cafés sobre el escritorio. — Oh, por cierto. La
señorita Vault pregunta si su informe ya está terminado. — Dijo dirigiéndose a
mí.
—
¡Mierda, me había olvidado de esa biblia! —
Frank se rió, y yo me tapé la boca. —
Lo siento, Frank.
—
No te preocupes, yo puedo terminar aquí. Si necesito algo, Winnie me puede
ayudar… ¿Verdad Winnie? — Winnie sonrió ampliamente.
—¡Por
supuesto! — Abandonando el despacho, no pude evitar mirar hacia atrás. Winnie y
Frank siempre parecía como un viejo matrimonio. Eran adorables.
Cuatro
horas más tarde, por fin había terminado el informe de Rachel y se lo había
llevado a su despacho. Cuando regresé a mi cubículo, Frank me estaba esperando
con las manos metidas en los bolsillos.
—
¿Terminaste? — Me preguntó.
—
Sí, por fin terminé. Esta vez al menos Rachel no me ha mordido…
—
¡Ja ja ja! Ella no es tan mala, en serio. Sólo es algo dura en su trabajo. —
Dijo Frank.
—Si
tú lo dices Frank…
—
Por cierto, antes se me olvidó darte tus invitaciones. — Era verdad, la fiesta
de fin de año.
—
¿Ya sabéis donde va a ser este año? — El año pasado me lo había perdido, pero
este año estaba muy ilusionada. ¡Era casi como unas vacaciones gratis!
—
Sí, uno de nuestros clientes tiene un vieja estación de esquí en Debar Montain
que ha reconvertido en hotel. Cómo aún no está abierta al público nos ha
alquilado el lugar mientras sólo usemos algunas de las estancias…
—
¿Debar Montain? ¿Eso no está en Nueva York? — Frank asintió.
—
Sí, habrá un autobús para aquellos que no puedan ir por su cuenta. Saldrá de
aquí el 30 por la mañana. Ten, tus dos invitaciones… — Frank me tendió dos
folios con reservas de habitación. — Lo sé, tampoco es muy lujoso, pero al
menos podremos correr en bolas si nos apetece. — Se rió. — Tengo ganas de
conocer a tu mujer… ¿Dijiste que era policía? — Me preguntó.
—
Era. Lleva un par de meses trabajando para la D.E.A — Frank silvó impresionado.
—
Menuda que te has buscado… ¿tenía tu edad no? — Asentí. — Será interesante
conocerla…
—
Oye, ya sé que no es habitual y encima yo soy aun muy nueva aquí, pero me
preguntaba si podrías darme otras dos invitaciones… Tengo unas amigas en Boston
que me gustaría invitar…
—
¡Sin problema! Además, Amber, la de recursos humanos, no podrá venir este año
porque su marido la va a llevar a Maui… ¡Suertuda! — Frank se fue a su despacho
y volvió con otras dos invitaciones. — Ten… Cuantas más mujeres hermosas mejor…
Cada año somos más viejos y arrugados… — Me despedí de Frank y fui a mi
escritorio contenta. Estaba empezando a marcar el número de Logan cuando oí a
Fred toser un par de cubículos más allá.
—
¿Fred? ¿Estás bien? — Pregunté, acercándome a él.
—
Oh, Melinda… No, la verdad es que esta vez he pillado algo malísimo. Sólo me
apetece llegar a casa y morir por el resto de mis días… — Fred se levantó de su
mesa y comenzó a recoger pausadamente todas sus cosas.
—
Te ves fatal… ¿Quieres que te acerque al hospital? — Fred me miró con ojos
llorosos.
—
No, no te preocupes. Mi novio vendrá a recogerme en unos minutos… Pienso
fastidiarle todas las vacaciones. — Dijo con una sonrisa. Por el rabillo del
ojo, vi dos invitaciones dobladas y tiradas a la papelera.
—
¿No vas a ir a la fiesta de fin de año? — Pregunté curiosa.
—
No, no me apetece demasiado. El año pasado tampoco fui… Sé que Frank y los
demás aquí son muy agradables, pero digamos que no todos llevan bien las
muestras de afecto públicas de dos hombres. Creo que prefiero quedarme en casa
abusando del amor de mi chico…
—
Entonces… ¿Te importa que me las lleve yo? Así podrán venir también las amigas
de Logan.
—
¿Tú mujer? ¡Claro! Además, seguro que a esos viejos pervertidos les gusta
muchísimo más ver escenas tórridas entre mujeres. — Golpeé suavemente el brazo
de Fred, aunque me arrepentí al verle tambalearse. Cogí las invitaciones y le
agarré del brazo.
—
Anda vamos, te acompaño hasta abajo. Me da miedo que te desmayes en plena
escalera…
22/12/15
(16:25h)
— ¡Cariño, ya estoy en casa! — Qué me gustaba decir eso… Me quité los tacones y los dejé junto a la
puerta de nuestro apartamento. La música se escuchaba muy fuerte así que Logan
seguramente estaba pegándole puñetazos a su saco de boxeo. Efectivamente,
cuando llegué al cuarto de juegos de Logan, me la encontré completamente sudada
pegándole furiosamente al saco negro que colgaba del techo. No sabía cómo, pero
milagrosamente ese trasto no había arrancado el techo… caminando
silenciosamente con la ayuda de las medias, alcancé el estéreo y cambie la
música a una más calmada. Cuando Logan se dio la vuelta completamente alterada,
yo ya me encontraba a escasos centímetros de ella. — Hola, chica sexy… — Ronroneé, pasando mis brazos por su
cuello y dándole un suave beso en los labios.
— Tú sí que eres sexy… Yo sólo soy un saco de mierda ahora mismo. — Dijo recogiendo parte de su pelo húmedo
detrás de sus orejas.
— Siempre estás fantástica… Y cuando sudas me recuerdas a un espartano… — Dije pasando un dedo por el vientre
duro y húmedo. — No sé cómo no te congelas de frío cada vez que vienes aquí a descargar
tu ira… — Sin poder evitarlo, volví a besar a
Logan. Esta vez fue un beso mucho más largo y pausado. Tenía ganas de
arrancarle la poca ropa que llevaba pero sabía que ella no me dejaría.
— Humm… déjame darme una ducha y podremos celebrar unas navidades
adelantadas… — Con un último beso, Logan se apartó de mí y se dirigió a la ducha.
Entusiasmada. Corrí a nuestra habitación y encontré el cortísimo conjunto
navideño que compré la semana pasada. Escuchando cómo Logan terminaba en la
ducha, terminé de colocarme el picudo y rojo gorro navideño y estiré con
cuidado las medias de encaje blanco. Con rapidez, cogí una caja que había
escondido en mi armario y la dejé delante de la puerta del baño con una nota; Te espero en el dormitorio…
A penas dos minutos más tarde, oí la puerta del baño abrirse y la suave risa
de Logan antes de que la puerta se volviera a cerrar. Supe el momento exacto en
el que abrió la caja por la brusquedad de los movimientos de Logan en el baño…
Se estaba cambiando con mucha prisa. Un minuto después, la puerta de nuestra
habitación se abrió bruscamente y Logan me miró con sus ojos verdes tan hambrientos
y oscuros como el diminuto mono de terciopelo verde que llevaba con algún que otro
accesorio interesante. Mordiendo mi labio con anticipación, desaté el cinturón
negro de mi vestido rojo y le mostré mi torso desnudo a mi ya temblorosa mujer.
— Feliz Navidad, cariño… — Ronroneé. Igual que un animal en celo, Logan saltó sobre mí y ambas caímos
en la cama. Entre gruñidos y jadeos, la única frase completa que escuché salir
de sus labios fue;
— Me encanta la Navidad…
*BOSTON*
22/12/15
(20:00h)
(TORI)
El teléfono de mi
escritorio sonó, por lo que tuve que hacer malabares para no tirar todo lo que
llevaba encima para contestar.
—
Inspectora Crowell. —
Contesté.
—
¡Tori! Soy yo, Melinda…
—
¡Melinda! Cuanto tiempo… ¿Qué tal van las vacaciones de Navidad? — Pregunté, mientras
echaba un vistazo a la comisaria… Amelia no estaba por ninguna parte…
—
Bastante bien por el momento… Oye, quería proponeros algo a Taylor y a ti…
también he llamado a Amelia, pero no me coge el teléfono…
—
No te preocupes, pronto aparecerá por aquí… ¿Qué era lo que querías proponernos?
—
En la firma donde trabajo hacen una fiesta de fin de año en Debar Mountain…
alojamiento de dos noches, alcohol gratis y nieve suficiente para morir del
aburrimiento esquiando. ¡He conseguido invitaciones suficientes para todas!
—
Lo siento Melinda, Taylor y yo nos vamos mañana a Dallas para pasar las fiestas
con su familia… No regresaremos hasta en 2 de Enero. — Contesté algo apenada.
—
¿No me digas? Y yo que esperaba que nos ayudarais con la reconciliación…
—
¿Reconciliación? —
Mientras preguntaba, vi a Amelia salir del despacho del Teniente con cara de
pocos amigos… una cara que la había acompañado los últimos meses.
—
Sí, desde que Logan trabaja en la D.E.A a tenido bastante contacto con el F.B.I…
¿Y a que no sabes a quién se encontró en su primer destino? — Abrí los ojos
asombrada.
—
¡No jodas! ¿Logan sabe dónde está Jackie? —
Pregunté, tapando el auricular la mano. No quería que Amelia se enterara.
—
Bueno, no exactamente. Pero puede ponerse en contacto con ella… y seguro que
sabe cómo convencerla para venir a Nueva York con nosotras…
—
Y que lo digas… pero hay un problema. Si Amelia se entera de que Jackie puede
aparecer por allí te puedes ir olvidando de que vaya… Estos últimos meses no ha
hecho más que escupir fuego por la boca cada vez que ha aparecido su nombre en
alguna conversación…
—
Lo sé… no pensaba decírselo… Pero ahora no sé qué hacer… me sobran dos
invitaciones… Tal vez Amelia y Jackie puedan traerse a alguien… Los celos
siempre ayudan a asentar las cosas…
—
O hacerlas estallar… —
Me reí. —Oye, Amelia viene hacia
aquí. Te la paso. Sé convincente…
22/12/15
(22:30h)
(CAMERON)
Chupé nerviosa la
aceituna de mi último Martini. Amelia aún no aparecía y lo más probable es que
no lo hiciera.
Había tardado meses en
conseguir que Amelia aceptara verse conmigo, y tenía toda la razón. Pero fue
esta mierda que tengo en mis manos las que lo jodieron todo. Si no hubiera
estado tan borracha aquella noche…
Sorprendentemente, vi
la figura de Amelia entrar en el restaurante. Había cambiado mucho desde la
última vez que la había visto. Llevaba el pelo castaño mucho más corto y su
habitual sonrisa había desaparecido por completo. Había perdido mucho peso
también, tanto que sus habituales curvas eran apenas perceptibles… Me preocupé.
—
Siento llegar tarde. —
Dijo nada más llegar a la mesa. Nos quedamos en silencio hasta que el camarero
nos trajo a ambas un Martini. Este ya era el cuarto que me tomaba desde que
estaba aquí. —
¿y bien? ¿Por qué querías verme?
—
Lia… — Suspiré, usando el
apodo que siempre utilicé con ella. —
Yo… lo siento tanto… —
Comencé, pero mi voz estaba rota y su mirada sólo me hacía querer llorar.
—
¿Qué es exactamente lo que sientes? ¿Engañar a Paul? ¿Acostarte con Troy? ¿Qué?
— Exclamó, casi con desgana.
—
No yo… siento mucho haberte traicionado. Yo no quería que eso pasara… Llevaba
muchas copas encima y estaba tan enfadada… ¡Jamás te hubiera hecho daño de esa
manera!
—
¡Pero lo hiciste! — Exclamó furiosa. — No sólo te acostaste con mi novio, ¡Si
no que ni siquiera tuviste la decencia de contármelo! ¡Por favor Cammie! ¡Tuve
que enterarme por Paul! ¿Sabes lo que fue eso? ¿Sabes lo que fue para mí que la
única persona a la que consideraba mi amiga desde hace dos años me engañara de
esa manera? ¡Me llamaste! ¡Me llamaste y no me dijiste nada! — Yo callé. No podía
hacer otra cosa. Sabía que me lo merecía. — ¿Y si Paul no me lo hubiera dicho?
¿Y si hubiera aceptado casarme con Troy? ¡Me habrías dejado casarme con un
hombre que no me respeta! ¡Eso es lo que más me duele! Puede que lo que hiciste
no estuviera bien… pero tú seguías siendo libre… Troy fue el que me engañó… Si
tan solo me lo hubieras dicho antes… — Amelia estaba rota. Y notaba que había
algo más detrás de todo esto, pero no era el momento para preguntar.
—
Lo sé, y lo siento… — Lloré.
—
¿Cómo pasó? — Me preguntó abruptamente.
—
¿Qué?
—
¿Qué cómo pasó? Y esta vez Cammie, no quiero mentiras… ni que ocultes nada…
sólo quiero entender… Ya nada puede solucionar mi situación con Troy… Y
realmente, no me importa. Sólo quiero saber si puedo volver a confiar en ti… —
Respirando profundamente, intenté recordar todo lo que pasó esa noche y se lo
fui contando a Amelia, que permanecía callada y atenta.
Por
casualidad yo estaba tomándome más copas de las que debería en un bar de
Atlanta cuando vi a Troy rodeado de algunos hombres. Él me vio y a pesar de mis
quejas, se quedó conmigo y comenzamos a hablar. AL principio, él sólo quería
hablar de Paul, pero como el tema me molestaba acabamos por hablar de otras
cosas. Ambos habíamos bebido bastante, pero yo me había pasado más de lo debido…
¿Por qué? No lo sé… tal vez me sentía segura con alguien conocido cuidando de
mí. El resto de la noche fue bastante borroso y cuando desperté por la mañana
en un hotel desconocido, me encontré al lado de Troy. Por los condones en el
suelo y el olor de la habitación estaba bastante claro lo que había pasado. Me
vestí y salí de allí para llamar a Amelia, pero cuando la escuché al otro lado
del teléfono no pude hacerlo… sencillamente no podía… Así que hice lo que
siempre hago. Desaparecer.
—
Y eso fue lo que pasó… o al menos, todo lo que yo recuerdo. — Terminé. Amelia
asintió en silencio y comenzó a levantarse de la mesa. — ¡Espera! Por favor Lia…
dame otra oportunidad… Te echo mucho de menos… — Le supliqué. — Yo estoy…
completamente sola… — Amelia me miró durante varios segundos sin decir nada.
Parecía triste y cansada.
—
Está bien… — Dijo finalmente, consiguiendo arrancarme la primera sonrisa en
meses. — Unas amigas me han invitado a una fiesta de fin de año en una estación
de esquí o algo así en Nueva York… No me apetece ir sola y me han dado una
invitación de más… ¿te gustaría venir? — Las palabras de Amelia sonaban monótonas,
pero pude notar un pequeño deje de esperanza en ellas. Amelia quería salvar nuestra
amistad, estaba segura de ello… Y haría lo que hiciera falta para recuperar a
mi amiga.
—
¡Me encantaría! — Exclamé feliz, aunque contuve mi entusiasmo.
—
Bien… Pasaré las navidades con mis hermanas, así que pasaré a recogerte el
miércoles de la semana que viene para ir juntas en el coche…
—
No es necesario… puedo ir a tu apartamento. Por ahora me estoy hospedando en un
hostal en Boston… No sé cuánto tiempo estaré aquí, pero no me perdería la
fiesta por nada del mundo. — Amelia asintió.
—
¿Tu trabajo?
—
Sí… me han vuelto a cambiar de destino…
—
De todas formas, te recogeré yo en el hostal, ya no vivo en mi antiguo
apartamento… — Al no decirme ninguna nueva dirección, supe que tardaría
bastante en volver a tener confianza en mí.
—
Estoy en el Red Roof Inn de Newbury, ¿Te espero sobre las 9?
—
Perfecto… — Ambas nos quedamos de pie, una enfrente de la otra, hasta que no
pude soportarlo más y la abracé con fuerza.
—
Feliz Navidad, Amelia. — Susurré. El cuerpo de Amelia se relajo después de
oírme, y casi lloré cuando sentí sus brazos rodearme también.
Nota de la Autora: Bueno, aquí empezamos de nuevo. He cambiado un poco el estilo de escritura y presentación, pero así ocupa menos espacio. Preparaos, porque esta vez me ha dado por jugar al Cluedo xD Muchos más personajes y unos líos aun más complicados. En la próxima entrega comienza la marcha!
Que bueno volver a encontrar esta historia que me tiene super enganchada, gracias por continuar con la historia y mientas haya mas drama mejor para mi ya que me encantan!!! Bella eres una excelente escritora, felicidades!! espero seguir leyendo cada día mas de tus escritos que me tienen enamorada...
ResponderEliminarAtte: Isabel
Al fin!...me alegra poder seguir las aventuras de estas chicas. Gracias por continuar con el blog a pesar de todas las responsabilidades diarias que debes tener (novia incluida)...Saludos desde Argentina, Maria
ResponderEliminarBien!! empieza la marcha..... ;)
ResponderEliminarM.S
Se aproxima el drama, y por muy masoquista que suene ME ENCANTA, viene esa parte donde nos pones a sufrir y te rodeas de ello... Jajajaja pero igual y te queremos.
ResponderEliminarSaludes para ti Bella ;)