CAPÍTULO 33
(SAM)
Miré
por la ventana sin muchas ganas de entablar conversación con nadie. Había
llegado a Nueva York ayer por la tarde y hoy ya nos íbamos todas de camino a
Vermont, donde Kate haría el corto para su proyecto de final de carrera.
Nunca
pensé que las volvería a ver a todas así.
Hace
unos meses, recibí una llamada de Kate. Al principio todo fue normal, ya que
hablaba casi todos los meses con ella y con Josh… pero después me propuso la
idea y no pude negarme.
A
Patricia casi le da un ataque cuando le dije que el proyecto no me aportaría ni
publicidad ni dinero, pero después de hablar con ella me dio un par de semanas
entre rodajes para que pudiera hacer lo que quisiera en mi “Tiempo Libre”.
Suspiré con fuerza sin poder evitarlo…
Mi
vida había cambiado tanto en estos últimos 2 años… Echaba tanto de menos tener
amigos de verdad… Ahora todo se centraba en lo mismo… El trabajo. Tuve suerte
de que los dos papeles que me ofrecieron nada más empezar mi carrera como
actriz fueran de bailarina o cantante… Por qué lo cierto es que ser actriz
apestaba… al menos para mí.
Ser
la nueva joya de Hollywood me había otorgado toda la atención de Patricia como
agente, jactándose de ser la que me descubrió ante todo el mundo. Estaba
cansada de las fiestas anónimas, los fotógrafos en todas partes y la ausencia
completa de vida privada…
Echaba
tanto de menos Nueva Inglaterra… Su tranquilidad, la nieve, los bosques… y
sobretodo echaba de menos a la gente. Todas esas personas sencillas que no sólo
tenían la fama y el dinero en mente.
Hacía
unos minutos que habíamos pasado Montpelier, así que apenas quedaban unos
minutos para llegar a Vertmont. Por publicidad, más que por comodidad, viajamos
las cuatro en el nuevo Jeep Cherokee que conducía Jack, mi asistente. Se había
vestido con traje y todo cuando le dije que haría un viaje largo conmigo y
otras tres chicas… Su decepción fue muy grande cuando se dio cuenta de que Kate
y Liz no le harían ni caso… pero al menos siempre guardaba todas sus armas para
impresionar a Kelly… Oh señor Kelly…
No
había podido olvidarla.
Cuando
llegué ayer y la vi detrás de Kate tuve que respirar varias veces para no
empezar a hablar como una estúpida de nuevo. Estaba muchísimo más preciosa de
lo que recordaba. Ahora llevaba el pelo completamente liso a la altura de la
barbilla, lo que destacaba muchísimo más sus pecas y sus preciosos ojos azules.
Cuando me fui, ella acababa de cumplir los 19 años, y aún había pequeños ápices
de adolescencia tanto en su comportamiento como en su cuerpo, pero ahora… ahora
Kelly era toda una mujer…
Miré
de reojo a mi derecha, donde ella se encontrada, enfrascada también en sus
propios pensamientos y la culpabilidad volvió a sobrellevarme de nuevo. Ayer,
nada más verme, Kelly se había comportado de una forma fría y distante, y yo
sabía que era la culpable de ello. Le había hecho mucho daño… ella confiaba en
mí como amiga y en cuanto tuve la oportunidad de huir lo hice sin pensar en
cómo se sentiría ella. Tal vez no habría sido tan malo mantener una amistad a
distancia… tal vez eso me habría ayudado a desenamorarme de ella…
Ahora,
me encontraba en la misma vergonzosa posición de hace dos años… con la
diferencia de que la persona a la que quiero me mira con desprecio por errores
que sólo son míos…
En
una promesa silenciosa, me decidí a arreglar las cosas con Kelly durante estas
dos semanas… Tal vez ahora sea lo suficientemente madura como para soportar una
amistad con ella sin sufrir demasiado…
(KELLY)
Me
había pasado las cinco horas que duró nuestro viaje en silencio, escuchando a
Katherine hablar sin parar con el asistente de Samantha, Jake o Jack… No lo
recuerdo. Liz estaba, desde que habíamos parado en Lebanon, dormida en el
asiento de atrás. Eso, para mi suplicio, hizo que me tuviera que sentar por la
fuerza al lado de Samantha…
Dios…
tenía el pulso aún desbocado. Cuando la vi no sabía si dejarme llevar por la
euforia o el enfado… así que opté por ignorarla lo mejor que pude. Había
cambiado tanto… ya no había nada de la chica que conocí hace 3 años.
Indudablemente
estaba muchísimo más hermosa que antes… Me extrañó tantísimo verla con el pelo
largo… Aunque en sus películas lo llevara así siempre que la veía intentaba ver
a otra persona… a su personaje… pero ahora no podía…
Nunca
me hubiera imaginado que la tímida chica en deportivas y ropa chillona estaría
vestida tan elegantemente. Ayer iba en altos tacones y mono de seda verde y hoy
llevaba un vestido… ¡Por Dios, Samantha en un vestido! Cuando llegó apenas
había hablado un par de líneas con Katherine y luego se marchó a su hotel de
cinco estrellas… Esto era absurdo… ¿Dónde está mi amiga? ¿Dónde está la chica
de la que me enamoré? Ahora lo único que veía era a otra niña de Hollywood… Tal
vez mis hermanos tenían razón desde el principio y tendría que haber elegido
seguir en la empresa familiar…
-
¿Kelly? – La voz masculina me sacó de mis pensamientos.
-
¿Sí? – Pregunté cansadamente, mirando al espejo retrovisor, donde unos
emocionados ojos castaños me miraban.
-
Kate me ha dicho que cantas y que también terminas este año… Eso está muy bien.
– Asentí cansada. Era más que obvio que el chico me había puesto en su diana al
saber que todas las demás eran lesbianas… - Conozco a alguien en Hero Records,
tal vez podría enviarles algunas de tus grabaciones y ver que tal… - Intenté
con todas mis fuerzas no mandarle a la mierda. Otro californiano que piensa que una chica puede venderse por una buena
mamada… Estaba a punto de contestarle con toda la educación que pude
acumular cuando otra voz respondió por mí.
-
Jack, la próxima vez que hagas ese tipo de ofertas… hazlas de verdad y no para
intentar ligar con una mis amigas… Espero que lo recuerdes cuando te despida… -
Dijo Samantha algo enfadada.
-
Lo siento Sam… no era mi intención… - Comenzó
a tartamudear Jack.
-
Claro que lo era… y ahora cierra el pico y mantén subida la cremallera de tus pantalones.
-
Sí señora. – Respondió avergonzado Jack. El chico, si se le podía seguir
diciendo chico, estaría cerca de la treintena y tenía un considerable metro
noventa… Cuando Samantha lo presentó como su asistente me quedé de piedra…
parecía más bien su guardaespaldas. – Por cierto, Patricia ha llamado. Quiere
que la llames en cuanto lleguemos a Vermont. – Samantha suspiró y asintió sin
más…
Patricia…
¿De qué me suena ese nombre? Oh, cierto… Patricia Pendergast, la Agente de
Samantha. El último año había intentado evitar todos los rumores online sobre
la supuesta relación que mantenían… Había tantas fotos de ellas en la web…
Cenando en algún restaurante famoso, compartiendo limusina… En ninguna de esas
imágenes demostraban que tuvieran algún tipo de relación… Pero la mirada de
Patricia sobre Samantha siempre era hambrienta…
Cuando
el coche se paró por fin, gemí de placer al bajar del enorme coche y estirar
las piernas… Oh sí…Circulación…
-
¿Sam? – Genial… ¿Y ahora quién más? –
Al girarme vi como una chica castaña de largas y bronceadas piernas corría
hacia Samantha y la estrechaba en un fuerte abrazo. – Dios, estás tan
diferente… Me alegro muchísimo de que vinieras… La ciudad entera lleva días con
los rumores de que la famosa Samantha Campbell volvía a casa a grabar una
película, pero no sabía si creerlo… Y ahora… Estás aquí. – Dijo la chica con
alegría.
-
Yo también me alegro de verte, Rachel. – No
fastidies… ¿Esta es Rachel?
(Hace más de 2 años… en alguno de los
ensayos)
- Venga Samantha… tiene que haber
alguien en tu vida. – Le dije mientras descansábamos en el suelo de mi
apartamento. – No hay ninguna chica por ahí que te pique el gusanillo. –
Samantha me miró riéndose.
- ¿Qué me pique el gusanillo? – Preguntó
divertida.
- Ya sabes a lo que me refiero… -
Samantha me miró durante un minuto sin decir nada… estaba empezando a ponerme
nerviosa cuando finalmente habló.
- Siempre he tenido mala suerte con eso…
La última chica de la que me enamoré sólo experimentó conmigo… Si se le puede
decir así… Ella nunca me mintió, pero yo siempre tuve la esperanza de que
cambiara de idea por mí…
- ¿Qué pasó? – Samantha sonrió con
tristeza.
- Era un romance de instituto… pasó lo
que tenía que pasar. Fue el primer gran palo que me dio el amor… - Miré a
Samantha, pidiendo silenciosamente más, hasta que por fin ella continuó. – Se
llamaba Rachel, y era mi mejor amiga desde primaria. Fue con ella que me di
cuenta de que me gustaban las chicas… - Se rio. – Confiaba tanto en ella que
cuando cumplí los quince años, le dije que era lesbiana y a ella no le importó…
claro está, que no le dije que ella formaba parte de mis fantasías. – Sonreí
intentando imaginarme a una Samantha de quince años babeando por su mejor
amiga. – El tiempo pasó y yo crecí a lo largo sin control. A los diecisiete
años casi era la más alta del curso, incluidos los chicos, y mis compañeros se
metían mucho conmigo por mi estatura y por mi forma de vestir… Siempre he sido
muy sencilla y lo cierto es que nunca me arreglé para ir a clase… Hank, uno de
los pocos amigos que tenía, siempre me decía que se metían conmigo porque
siempre tenía la atención de Rachel… ella era muy diferente a mí, muy femenina,
muy popular… y aun así, siempre comía conmigo y volvíamos a casa juntas…
Prefería dejar a sus novios de lado para estar conmigo… y yo era muy feliz por
eso. – Su sonrisa se borró. – Entonces Rachel conoció al último novio que le
conocí, Zack… era un chico muy guapo que vino el último curso y Rachel se
enamoró perdidamente de él… pero él ya era bastante experimentado, así que no
estaba interesado en tener una relación “infantil” con Rachel… Intenté decirle
que un tío así no merecía la pena, pero ella estaba demasiado embobada con él
para verlo. Y entonces pasó… - Suspiró.
- ¿Qué pasó? – Pregunté con interés.
- Pues que me acosté con Rachel. – La
boca se me desencajó.
- Pero no habías dicho qué… - Comencé.
- Sí, Rachel estaba enamorada de Zack…
pero obviamente no podía estar con él siendo virgen… - Dijo con amargura. –
Aunque claro… cuando ella me lo propuso tuvo todo el sentido para mí… haríamos
el amor, sería la primera vez para ambas y yo le demostraría que podía amarla
igual que un hombre… - Samantha tragó con fuerza. – Esa noche Rachel se
emborrachó y yo hice como que lo hacía… No quería perderme nada… para mi ese
iba a ser el día más maravilloso de mi vida y no me di cuenta de que ella
estaba intentando emborracharse para que pasara el trago lo más rápido posible…
Ahora que lo pienso ella apenas me tocó… me dejó hacer lo que quería con ella…
fue torpe e inexperto, pero me sentí muy bien cuando ella llegó… Esa noche no
dormí… Me quedé ahí, con ella en brazos viéndola respirar… - Samantha guardó
silencio un momento. – Entonces la mañana llegó y todo se fue a la mierda… Ella
no estaba para nada incómoda así que pensé que todo había ido bien… eso duró
como cinco minutos antes de que me dijera que esa misma noche había quedado con
Zack para hacerlo… que estaba nerviosa pero que ya no tanto… - Los ojos de
Samantha comenzaron a llenarse de lágrimas. – De esa noche solo recuerdo estar
en brazos de mi abuela y llorar desconsolada… Al día siguiente escuché que
Rachel y Zack estaban saliendo y yo sencillamente me callé y seguí siendo su
amiga, hasta que por fin pude irme a Nueva York… Supongo que hui de ella, pero
no podía evitarlo, me hacía demasiado daño…
-
¿Kelly? – Elizabeth me estaba mirando preocupada. No me había dado cuenta de
que me había quedado mirando fijamente a Samantha a y Rachel, que seguían
hablando sin despegar un ápice de sus cuerpos. - ¿Estás bien? – Susurró,
mirando discretamente el reencuentro de las viejas amigas.
-
Sí, sí claro… Estoy bien. – Ayudé a las demás con las maletas y esperé con
paciencia a que Miss piernas largas soltara a Samantha para que pudiera abrir
la puerta de la casa. Después de disculparse abrió la puerta y entramos en un
pequeño salón con muebles antiguos y de colores cálidos. Samantha le dio a Jack
las instrucciones para dejar nuestras maletas en las habitaciones y se disculpó
para ir al patio a coger leña para la chimenea. Hacía bastante frío en la casa
y recé porque la tuviera calefacción central… si no nos íbamos a congelar el
trasero en las habitaciones de arriba…
Sin
poder evitarlo, mientras Katherine hablaba como siempre atrayendo la atención
de Rachel piernas largas y Elizabeth, empecé a investigar por el salón,
descubriendo un montón de fotos a mi paso. Todas ellas me hicieron sonreír sin
poder evitarlo.
Una
Samantha de todas las edades miraba a la cámara sonriente, jugando a la pelota,
montando en bici… Algunas veces acompañada de una mujer mayor de claros ojos
azules que siempre la miraba con orgullo… Cuando las fotos empezaron a ser más
adultas, no pude evitar reírme con algunas… Al parecer Samantha era una payasa…
había una foto en la que podría tener 14 o 15 años y tenía el brazo escayolado…
girándolo para que lo viera la cámara, estaba escrito con su letra: Esto es lo
que pasa por saltar desde el tejado sin mi ropa interior de la suerte… En otra,
vestida de graduación, estaba en el centro rodeada por un lado por Rachel y por
el otro por un chico rubio que le desordenaba el pelo con entusiasmo… Supuse
que era Hank, ya que no había ningún otro chico en el pasado de Samantha del
que ella me hubiera hablado…
Entonces
encontré una foto muy antigua, enmarcada en un portafotos de plata. En ella
había un hombre y una mujer sosteniendo a una niña pequeña frente a la catedral
de Dunblane. El hombre alto y de
abundante barba negra, tenía los mismos ojos verdes de Samantha y la mujer… Oh
Dios, Samantha era la viva imagen de su madre… Algo más bajita y de un pelo tan
rubio que parecía blanco, la mujer sonreía enamorada abrazando con cariño al
bebé de no más de un año entre sus brazos, que sonreía con la mano de su padre
agarrada con fuerza…
-
Fue tomada poco antes de que mi madre se fuera a trabajar a Montreal. – Me
asusté al escuchar la voz de Samantha tan cerca de mí. Al girarme, la encontré
colocando la madera en la chimenea. – Es la última foto en la que salimos los
tres juntos…
-
Tu madre era muy hermosa… - Le dije, dejando de lado por un instante mi
decisión de ser distante con ella… con esto no podía hacerlo. – Y tu padre… tu
padre es todo un escocés… - Samantha rio con fuerza, como lo hacía cuando
hablábamos juntas antes de que todo cambiara… y mi corazón se hinchó en mi pecho
al oírlo…
-
Sí, lo era… mi abuela decía que siempre que venían a verla él se esmeraba en
cocinar Stovies de ternera en conserva y siempre intentaba tener comida de
sobra cuando venían para no tener que volver a comer ese guiso…
-
Pero es Stovies está muy bueno… otra
cosa es que se pusiera a hacer Black
Pudding todas las mañanas… - Casi me estremecí al recordar esa gran
morcilla que desayunaba mi abuelo casi todas las mañanas. – Samantha me miró
con asco.
-
Sé a lo que te refieres, pero la cosa estaba en que aparte de ser un pésimo
cocinero no tenía sentido para la ocasión… solía prepararlo en pleno verano y
mi abuela decía que su acidez de estómago duraba hasta navidad… donde
obviamente preparaba Black Pudding para
desayunar acompañado de gachas de avena y Kippers…
Ella nunca entendió como la morcilla, la avena y los arenques se podían comer
en el mismo plato. – Las dos nos reímos ante la imagen, aunque Samantha miró
con cariño la foto de su abuela. – La echo de menos… ella era mi mejor amiga. –
Asentí con pesar, recordando de nuevo la razón por la que se fue Samantha.
-
Me habría encantado conocerla… - Dije. – Aunque son todas las historias que me
contaste de ella creo que ya la conozco… - Miré a Samantha a los ojos y decidí
que debía ser sincera… al menos en esto. – Cuando ocurrió, me preocupé
muchísimo por ti… quería venir contigo a ayudarte… apoyarte… pero no me diste
ninguna oportunidad para hacerlo. Yo… creía que éramos amigas… al menos… tú lo
eras para mí. – Samantha desvió la mirada un instante y luego me miró con
tristeza.
-
Lo siento mucho Kelly. No fue mi intención herirte… Yo sólo, no quería
preocuparos. Ella… sufrió bastante. – Dijo con lágrimas en los ojos. – Murió
tres días después de llegar yo a Vermont… ella se enfadó muchísimo de que
hubiera venido… me dijo… me dijo que no quería que la viera así… quería que la
recordara como hacía unos años… cuando aún podía sonreír… Yo, lo pasé muy mal…
Y luego sencillamente decidí dejarlo todo atrás… - Sin poder evitarlo, abracé a
Samantha con cariño, mientras ella lloraba en silencio… ¿Será que es la primera vez que llora en brazos de alguien la muerte su
abuela? ¿Su única familia? Se me rompió el corazón y luché para no llorar.
Ella necesitaba consuelo y se lo iba a dar… al menos todo lo que ella me
permitiera. Rápidamente, Samantha se apartó de mí, dándose cuenta de lo que
estaba haciendo. Se limpió las lágrimas de los ojos y miró avergonzada hacia
los demás, que habían contemplado la escena en silencio.
-
Será mejor que os enseñe vuestras habitaciones… - Sin decir nada, las chicas
subimos detrás de Samantha, dejando a Rachel y a Jack hablando en el salón. –
Liz y Kate dormiréis en la habitación principal… intentad… no corrompérmela
demasiado, ¿De acuerdo? – Elizabeth sonrió al entrar en la habitación y
Katherine le dio una cachetada juguetona a Samantha en la mejilla.
-
Tranquila… esta vez sólo he traído el arnés básico. – Samantha le dio un golpe
en la cabeza a Katherine mientras esta se reía. – Vale, vale… nada de arneses…
¿Consoladores? – Antes de que Samantha la alcanzara, Katherine cerró la puerta.
-
Pervertida… - Susurró Samantha. – ¡Tenéis vuestro propio cuarto de baño así que
no andéis desnudas por la casa! – Gritó a la puerta. – No quiero tener que
despedir a Jack… - Acabó en un susurro, lo que me hizo sonreír. – Vamos, tu
habitación está por aquí. – La seguí hasta la puerta al otro lado del pasillo.
Al llegar, Samantha se paró y se ruborizó, con la mano en la perilla de la
puerta. – Esto me da mucha vergüenza…
-
¿Por qué? – Pregunté.
-
Es mi antigua habitación… - Una sonrisa traviesa se formó en mis labios… Voy a poder echar un vistazo indiscreto al
pasado de Samantha… humm… - No sé cómo estará… - Sin aguantarme, puse mi
mano sobre la suya y abrí la puerta. La habitación era de tamaño medio, y
habría sido grande de no ser por la cama de 1’20 que ocupaba gran parte de la
habitación… Las paredes estaban cubiertas de posters de guitarristas de Blues…
Robert Johnson, BB King, Eric Clapton, Stevie Ray Vaughan… Incluso en una de
las paredes había un antiguo uniforme de baloncesto con el número 8 y las
palabras; S. Campbell sobre él.
-
Interesante… - Miré a Samantha, que estaba como un tomate al lado de la puerta…
Esta es la chica que recuerdo tímida y
preciosa…
-
No recuerdo donde metí mi diario… pero si lo encuentras, no lo leas. – Me
advirtió.
-
No prometo nada. – Dije sonriente. - ¿Dónde dormirás tú? – Pregunté curiosa.
-
Pues, Jack se quedará abajo en la habitación de invitados y lo más seguro es
que me quede en casa de Rachel, ya que el salón en esta época del año se enfría
demasiado en la noche…
-
¡No! – Casi grité, consiguiendo una mirada extrañada de Samantha. – Quiero
decir, no tienes por qué quedarte en el sofá si te quedas aquí… puedes dormir
aquí conmigo. – Sugerí, viendo como Samantha miraba horrorizada la cama.
-
Sería muy incómodo… además, a Rachel no le importará que me quede con ella… - Pero a mí sí me importa que te quedes con
Miss piernas largas… ¿Y si le da por volver a experimentar contigo?
-
No será muy incómodo… no es la primera vez que dormimos juntas después de todo…
-
Esta cama no es como la de Nueva York… es mucho más pequeña… - Dijo nerviosa.
-
Mejor… así estaremos más calentitas… - Oh
señor… eso ha sonado demasiado como una insinuación… ¿Qué demonios me pasa?
Pude escuchar como Samantha tragaba con fuerza… Está nerviosa… - Aunque si no quieres dormir conmigo, lo entenderé…
- Dije con falsa molestia… Oh por Cristo…
No hacía esto desde el instituto…
-
Sí… quiero decir, que sí, que dormiré contigo… eso no me molesta… para nada…
para nada… - repitió. – En fin, te dejo sola para que te instales. – Y así,
cerró la puerta detrás de ella. Soltando el aire que al parecer se había
quedado encerrado en mis pulmones, me dejé caer sobre la cama, encontrando
delante de mí varios posters de Joan Jett.
-
Ya decía yo que faltaba el toque arcoíris a este cuarto… - reí nerviosa. –
Joder Joan… ¿Qué demonios he hecho? – Le pregunté al poster sintiéndome muy
nerviosa… - ¿Cómo voy a dormir con ella dos semanas en la misma cama sin hacer
nada? – Gemí frustrada.
Y
a pesar de todo, sabía que los nervios no sólo eran por estar con ella… era por
lo que podría pasar… o mejor dicho… lo que quería que pasara…
Aaaaaaaaaaaaaa no podré soportar una semana sin saber que pasa.... Cruel tortura:(
ResponderEliminarJajaja a ver si ahora se deciden q va siendo hora de que se lo pasen bien.....
ResponderEliminarM.S(galicia)
Yo no se que pensar, sólo que todo contigo es por dosis y me estoy muriendo de ansiedad, por favor te lo ruego ten piedad y no nos hagas esperar una semana... Siento eso creo que estaba hablando mi lado insensato, se que tienes muchos deberes y responsabilidades, así que sólo queda resistir.
ResponderEliminarMuy buen capítulo y quedó igual o peor que Kelly, que rayos voy hacer una semana sin el ritmo del deseo. Saludos para ti Bella ;)
Luisa V.
Q tortura nooo esperar una semana boy morirr De la espera
ResponderEliminarSera una tortura una semana pero aguantaré lo mejor que se pueda
ResponderEliminarA ver como se resiste una semana para volver a leerte... Cruel tortura la de nosotras
ResponderEliminar