Capítulo 3
Vuelta al presente
Año 215 d. S.
Lo vi venir…
Lo sentí… Pero no me dolió…
Es más, el sonido grave y hueco del
impacto me pareció gracioso. Pero intenté no reírme… eso la habría enfurecido
más.
Porque sí… Cassandra Scott acababa de
pegarme un guantazo en toda regla… Y bien merecido.
La
sala se quedó en silencio absoluto. La única que no parecía asombrada por la
aireada y firme mano de la aparentemente dura, altiva y seria señorita Scott
era yo. La víctima de su enfado.
Cassandra
se levantó alzando la barbilla. Dio un par de pasos y se situó delante de
Isabel, cuya única expresión que demostraba lo que acababa de ocurrir era una
ligerísima inclinación de la ceja derecha. Sí…
Isa también parece divertida.
-
Lamento el penoso comportamiento que acaba de presenciar. Entenderé que quiera
imponerme una medida disciplinaria por el mismo. – Ahora que Cassandra estaba
de espaldas a mí, no pude contener una enorme sonrisa. Que captó
momentáneamente la atención de Isabel.
- No
se preocupe, señorita Scott. Entiendo que su… - Isabel me señaló. – opinión
sobre la señorita Argent no sea optima debido a su reputación. Sólo espero que
no vuelva a suceder. ¿Entendido?
-
Entendido. – Respondió Cassandra escuetamente.
-
Perfecto. Ahora por favor, salgan por esa puerta. Vuestro entrenador y guía,
Marcus Evans os dará las indicaciones a partir de aquí. Nos veremos mañana a
las nueve horas en las pruebas de inicio. – Cassandra fue la primera en
dirigirse hacia la puerta, sin dignarse a mirarme de nuevo… Bueno… Creo que me va a llevar más tiempo
del que esperaba… Aunque hubiera sido magnifico un beso de bienvenida… En fin…
Los demás la siguieron, mirándome de vez en cuando, exceptuando a la pequeña
Dorothy, que ya estaba enfrascada en su propia cabeza.
Me
levanté yo también, sin embargo no me dirigí hacia la puerta. Ya que podía
sentir las preguntas pulular por la cabeza de Isabel.
-
Isa… No te ralles tanto. Sólo somos viejas amigas. – Le respondí, a la pregunta
no formulada.
-
Ya… amigas. Eso se ha notado. – No pude evitar reírme. – ¿Hace 7 u 8 años
quizá?
-
¿Tú deberías saberlo no? Vosotros os encargasteis de que pensara que era un
fantasma. – Dije con cierta amargura.
-
Era lo mejor. Yo no estuve allí, pero me enviaron para ver a la señorita Scott
poco después de eso. – Isabel se acercó un poco más a mí, mirándome
directamente a los ojos. “Ella cambio… No
sé qué le hiciste entonces, pero ten cuidado. Sí alguien lo descubre no podré
cubrirte” pensó, sin mover los labios. “Lo
sé. Pero es algo que va a ocurrir de todas formas… Tú mejor que nadie debería
saberlo” Le respondí. Isabel suspiró pesadamente. “No me lo recuerdes, niña…” hice una mueca ante su expresión de
preocupación. “Vamos Isa… Ahora está
justo en esa edad… Es normal que sólo piense en esas cosas… y bueno, está
bastante claro que ha sacado su curiosidad de Claire” Me reí, al ver una
cabeza de pelo negro observar desde la puerta. – Sophie… - Gruñó Isabel,
haciendo que la chica se escondiera de nuevo detrás de la puerta. – Ahora no te
escondas, ya te he visto. Al menos sé valiente y da la cara. – De nuevo, la
puerta se abrió, dando paso a toda una adolescente en edad de ebullición. “¿Cuántos tiene ya? ¿13?” le pregunté a
Isabel. “14… aunque le quedan solo un par
de meses para los 15… Ni tú eras tan entrometida a tu edad” Me aparté de
Isabel y caminé hacia la chica. “No. Pero
la sangre de Claire no corría por mis venas… me asombra que haya podido
contenerse para no venir ella también” Pude sentir la vibración de la mente
de Isabel, divertida. “No lo pienses
demasiado fuerte, que te oirá” Me paré delante de la adolescente de ojos
azules, a la que no veía desde que era un infante.
-
Vaya Sophie. Has pegado un buen estirón… Por no decir de que estás guapísima. –
Le sonreí. Sophie suspiró y me sonrió con timidez. - ¿Me recuerdas?
-
Por supuesto, Natalie… como no iba a acordarme de mi futura esposa. – Escuché a
Isabel reírse detrás de nosotros, consiguiendo que su hija frunciera el ceño. –
No hagas caso a mi madre… aun no puede asimilar que ya soy toda una mujer… -
Sophie pestañeó un par de veces más de la cuenta, intentando ser coqueta… Ah… la adolescencia…
-
Y dime, Sophie… ¿En cuantos de tus futuros tú y yo acabamos casadas? – Sophie
elevó un poco el pecho y dijo contenta.
-
En cinco… y en dos más estamos juntas sin casarnos. – Asentí complacida por la
respuesta.
-
Y dime Sophie, ¿Hay algún otro futuro cuya pareja se repita aún más? – Sophie
desvió la mirada.
-
Sí… pero yo no los quiero. – Respondió escuetamente.
-
¿Por qué no? Seguro que son más de cinco veces… puedo verlo… - Sophie se
sonrojó.
-
Son… infinitas… siempre cambian… pero yo no las quiero. Me gustan mis futuros
contigo. – Dijo, esta vez mirándome directamente. Mi dulce niña…
-
Sophie… sé que puedes ver las variantes de tu futuro… pero no puedes sentir las
emociones… ¿Qué te hace pensar que los futuros con esa persona no serán más
felices que los pocos que pasaras conmigo? – Le pregunté, consiguiendo una
sonrisa satisfecha de Isabel, cuando su hija se quedó pensativa.
-
Yo haré que sean felices… yo haré que seas feliz. – Dijo muy segura de sí misma. Yo la agarré
del hombro y lo apreté con suavidad, trasmitiéndole mejor mi mensaje.
-
Sé que lo harás, Sophie… Sé que ahora, ese es tu cometido, pero un día, no
demasiado lejano, cambiaras de opinión… y todos esos futuros sólo te llevaran
por un solo camino. El correcto. – Sophie suspiró molesta.
-
Yo te quiero, Natalie. Y lucharé por lo que siento por ti. Nada me hará cambiar
de opinión. – “Esto me pasa por dejarla
tanto tiempo con su madre” Oí que pensó Isabel de forma cansina.
-
Hoy tal vez no. Ni mañana. Pero algún día lo hará. – Le aseguré, rodeándola y
abriendo la puerta que daba a un gran corredor.
-
¿Cuando? – Preguntó Sophie, impaciente. - ¿Cuándo pasará? – Yo le sonreí con
dulzura.
-
Cuando la conozcas a ella. – Respondí, siguiendo mi camino y dejando a madre e
hija solas con sus pensamientos.
***
Yo
era la primera en seguir al alto y moreno entrenador americano por los pasillos
de COMMIT. Si no hubiera estado tan alterada por la presencia de… ella… Me
habría indignado por la elección de entrenador. Odio a los americanos… Arrogantes y fanfarrones que ni siquiera admiten
sus errores…
Al
llegar a un nuevo ascensor el entrenador Evans se detuvo y nos encaró a todos.
-
Bien, antes de nada, quiero que os pongáis esto. – Evans nos entregó a cada uno
una fina pulsera de aluminio con un chip de identificación. Eso me hizo girarme
y darme cuenta de que ella ya no estaba.
-
¿Dónde demonios se ha metido ahora? – Murmuré. Molesta.
-
Oh. Sí se refiera a la señorita Argent, ha permanecido en la sala de conferencias
con la Directora Guerrero para una reunión privada. – Respondió Evans, con su
fuerte acento nasal. – Ya me avisaron que su presencia variaría bastante a la
de un cadete normal.
- ¡Pues
no debería ser así! – Dije enfadada, terminando de colocarme la pulsera, que se
adaptó fácilmente a la anchura de mi muñeca.
-
Claro que sí. Hay una razón por la que sólo ustedes han visto a la señorita
Argent hoy. Su presencia debe ser lo más discreta posible… Al menos los
primeros meses… Tengo bastante claro que una vez que comienzo vuestras
asignaciones todos pondrán los ojos sobre ella. – Dijo Evans, con una irritante
sonrisa.
-
De eso no me cabe ninguna duda… - Oí
como murmuraba Brigitte a mi espalda.
-
Esperamos que como compañeros de equipo, hagáis que su estancia aquí permanezca
en secreto por ahora… Sí no es así, estas pulseras que acabo de daros no sólo
sirven para pagar a crédito dentro del complejo o acceder a las instalaciones,
también nos comunicaran algo que salga de lo normal… en este caso, el traspaso
de información de un cadete a otro.
-
Espere, ¿Nos vigilan? – Preguntó Jean-Jaques irritado. – ¡No tienen derecho a
hacer eso!
-
Claro que sí, amigo… recordad que los próximos 5 años no son vuestros, son de
COMMIT. La identidad de la señorita Argent es un secreto de COMMIT y su…
difamación… - Dijo mirando a J.J. – Está penada con la expulsión de la
Organización. Y ya sabéis lo que ello conlleva.
-
No se preocupe. – Dijo Brigitte. – Por ese bombón, soy una tumba. – Terminó con
una risita. Esta estúpida me está
poniendo de los nervios…
-
Perfecto. Ahora, para pasar por este ascensor, debéis pasar vuestras pulseras
por el escáner. – Todos lo hicimos, ya que era algo normal en las grandes
instalaciones del gobierno. – En los niveles inferiores están los espacios de
ocio y los barracones. De los pisos en subsuelo del 30 al 26. Del 25 al 18 son
las salas de entrenamiento físico natural y del 17 al 12 alternativa. Los pisos
11 y 10 tienen salas de pensamiento donde se realizaran las pruebas mentales.
El piso médico está en el 9, aunque también disponéis de una pequeña enfermería
en el piso 29, para emergencias. Los laboratorios y las oficinas están repartidas
por el resto del edificio. Fuera disponemos también de campos de entrenamiento
para vehículos y armamento pesado. El comedor principal está en el piso 26
aunque disponéis de una pequeña cocina en el barracón. Baños privamos en cada
habitación. Un lujo, ya que en mi época eran comunes. Aun así, también hay un
balneario de relajación en la 30. Os lo recomiendo después de algunas sesiones
intensivas, es milagroso lo que el contraste de temperaturas le hace al cuerpo.
– Llegamos al piso 28 y avanzamos por una gran sala llena de jóvenes reclutas
hablando entre sí. – Como podéis observar, dentro de las instalaciones es
obligatorio llevar indumentaria de COMMIT, que facilite vuestra identificación
a los agentes Betas o a otros de vuestros compañeros. En vuestros dormitorios,
ya tenéis disponibles todos los tipos de uniforme, con vuestro rango e
identificación. Los tres primeros meses vuestra ropa será gris con franjas
azules en las hombreras y en los laterales de los pantalones, ya que aún
estaréis en fase de pruebas. Cuando acabéis los entrenamientos básicos,
recibiréis vuestros uniformes negros de cadete. Vuestras franjas, al ser el
grupo de élite, serán de color plateado, mientras que las de los demás cadetes
serán rojas. Si os encontráis un uniforme de franjas doradas, significa que
estaréis hablando con un Agente Avanzado de alguno de los primeros grupos.
Debéis tratarlos como a un superior. – Mientras hablaba, nos adentramos en unos
pasillos de paredes negras. Al llegar al último pasillo, Evans se detuvo. – En las
puertas de los barracones, encontraréis vuestro nombre. Habéis sido emparejados
en función de vuestras necesidades. Se pretende así que los cadetes aprendan a
lidiar con el miembro de su equipo con el que menos características en común
tengan, para evitar así futuros enfrentamientos en las misiones y además,
aprendan aptitudes el uno del otro. – Evans avanzó hasta una de las puertas y
la descodificó. En pocos segundos aparecieron dos placas en la puerta Ambos chicos se miraron. El grandullón con miedo y el descarado
con asco. Ambos avanzaron hacia la puerta en silencio. – Encontraréis los
horarios en vuestros dormitorios. Descansad. Mañana comenzará el entrenamiento
con las pruebas de iniciación. – La puerta se cerró en silencio tras ellos, dejándonos
a las demás solas con Evans, el cual continuó por el pasillo hasta llegar a
otra puerta. Siguiendo el mismo proceso anterior, volvieron a aparecer dos
placas .
- ¡No
es posible! – Casi gritó Brigitte. – ¡Yo no puedo pasarme 5 años de mi vida con
una muda! – Gimió frustrada.
-
Lo lamento, pero la pareja es inamovible. – Respondió Evans, viendo como
Valentina entraba en la habitación sin más. Brigitta, enfadada, la siguió. No
había que ser un genio para saber con quién dormiría yo. Siguiendo a Evans
hasta mi puerta, un millar de emociones diferentes me inundó. Mis ojos
procesaron la placa pero lo cierto es que ese
nombre aún me resultaba irreal… Entre en mi habitación sin más, después de una
escueta despedida… Para mí ella nunca
tendrá nombre… ¡Qué estupidez!
-
No es ninguna estupidez… - Escuché su voz, cuando la puerta se cerró detrás de
mí. Tuve que contenerme para no saltar del susto. – Vaya… siento haberte
asustado.
-
¡Maldita sea! – Maldije. – ¡No entres en mi mente! – Le grité, encontrándomela
tirada en un sofá negro, que había en el centro de la habitación. Ya llevaba un
estrecho uniforme gris.
-
No lo he hecho… básicamente me lo has gritado. – Me respondió, irguiéndose en
el sofá. – Yo no haría eso sin tu permiso.
-
Ni que yo te fuera a dejar… - Gruñí, dirigiéndome a una puerta a mi derecha,
que también tenía mi nombre.
-
Lo sé… - Escuché que me decía, mientras mi puerta se abría. – Me alegra volver
a verte… - Mi cuerpo se giró rápidamente, sólo por instinto, viendo la puerta
de la otra habitación cerrarse. Enfadada y con pesar, me metí en mi propia
habitación, sentándome en la cama. No pude contenerme y me abracé a mí misma,
intentando no llorara.
Yo también me alegro…
***
Al
otro lado, una sonrisa se formó en los labios de Natalie al escuchar y sentir
esa frase. Con un significado mucho más profundo del que Cassandra aún
entendía.
Tener cuidado…
No sé cómo voy a hacerlo…
Pensó
Natalie, viendo sus brazos en torno a sí misma en un fuerte abrazo, y sintiendo
lágrimas contenidas en los ojos.
Ojalá hubiera alguien que me explicara
esto…
Nota de la autora:
Un par de datos para que sigáis mejor el hilo.
No todos los Alfas pueden leer la mente o comunicarse mediante la telepatía. Pero si uno de ellos puede, puede escuchar y mandar los mensajes de unos a otros (Lo que va muy bien en las misiones) De este grupo, sólo Natalie y Brigitte pueden hacerlo, pero a lo largo de la historia veréis conversaciones mentales entre varias personas diferentes.
Y sí, la "pequeña" Sophie ve el futuro, pero sólo ve el futuro relacionado con ella. Se podría decir que ella ve las posibilidades. Por eso está en COMMIT con sus madres. A parte de ella, no hay ningún otro menor en las instalaciones.
Wow que carácter el de Cassandra, me gusta mucho esta historia y pena cada que término de leer el capítulo porque se que tengo que esperar 8 días más para el próximo :(
ResponderEliminarIgual muy buen capítulo y vamos conociendo más las habilidades del grupo :)
Saludos y abrazos para ti
Luisa V.
Solo puedo decir que siempre me encantan tus capitulos.... y esta serie se ve pa largo... y eso es un gusto y un sufrimiento a la vez con tener solo capi los sabados.... aun asi mil gracias nat por compartirnos todos estos pensamientos q tienes...
ResponderEliminarSaludos y besos
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