PARTE VI
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¡Mierda! – Gemí con fuerza viendo como Bell se marchaba.
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¡Bell! ¿Bell a dónde vas? – Preguntó la mujer que estaba con ella en la sala.
Salió tras Bell y me dejó de nuevo a solas con Lisa. Molesta, me senté en una
silla y la miré acusadoramente.
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¿Por qué no me dijiste que ya estaba aquí? – Le gruñí. Sabía que ella no tenía
la culpa, pero me sentía fatal.
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Intenté hacerlo, pero tú no dejabas de soltar fuego por la boca. – Me dijo. –
Esa chica es una de las YouTubers más famosas del país, por no decir que es un
encanto…
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¡Yo no lo sabía! Yo no veo nada de eso… Lo máximo que veo en YouTube es
recopilaciones de música ambiental…
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¿Y entonces que fue todo eso? Porque parecía que ya os conocíais…
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Y la conozco, pero no de eso. Ahh… - Suspiré. – Ella es mi vecina. – Lisa abrió
los ojos como platos.
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¿No fastidies? ¡Eso es fantástico! ¡Si te empiezas a codear con gente de
internet las ventas subirán como la espuma! – Gruñí molesta.
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Ya te he dicho que eso no me importa en absoluto…
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¡Pues debería importarte demonios! Si quieres ser escritora tienes que pensar
en esas cosas… Si no tendrás que escribir por las noches después de volver del
trabajo… y así no conseguirás sacar al menos una novela anual…
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Ya, ya… ¿Sabes qué? Me voy a casa… Os llamaré en unos días…
Me
marché cabizbaja, sin saber qué hacer con Bell.
***
Tiré
una bola de papel más, volviendo a fallar el tiro. El suelo de mi salón parecía
un campo de minas de bolas de papel.
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¡Maldita papelera! ¡Te apartas a propósito! – Sentí como la papelera con forma
de pikachu me miraba con ojos grandes y saltones. – Estúpida rata amarilla… -
Me dejé caer de espaldas al sofá, ganándome con ello un fuerte golpe en la
cabeza con el respaldo. - ¡Ay! – Gruñí mientras me frotaba la parte de atrás la
cabeza. – No, si hoy no es mi día…
Ding Dong – sonó rápidamente el timbre.
Me
levanté con pesadez. Jake y Tommy habían corrido a mi encuentro por una vez en
su vida. Nada más salir de Grand Square les llamé. Ambos estaban con sus novias
y parecía preocupados, pero me habían ayudado al menos a convertir mi pesar en
molestia… Enfadada aguanto mejor las cosas…
Sin
embargo, al abrir la puerta, ni la figura alta y encorvada de Jake ni la
imponente y enorme masa de Tommy se encontraban allí,.. Sólo una pequeña y
nerviosa chica rubia.
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Bell, tenemos que hablar… - Dijo con firmeza, a pesar de que su temblor era
evidente.
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No hay nada de qué hablar Veronica… Toda está bien, en serio. – Entonces, sin
tener tiempo ni siquiera a procesarlo, Ronnie entró en mi casa pasándome de
largo. – Oye…
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¿Sabes? De camino aquí tenía toda la intención de disculparme contigo. –
Comenzó a decir, empezando a dar vueltas por mi salón. – Y como no sabía cómo
hacerlo, busqué por primera vez en internet sobre ti y tus videos… - Oh genial…
- ¿Y sabes qué? ¡No me gustan! Ni un poquito… ¿Ha pasado un huracán por aquí?
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¿Ah no? – Pregunté extrañada, obviando el comentario sobre el estado de mi
salón. – A todo el mundo le gustan… dicen que soy muy divertida. – Me defendí.
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Bueno, pues en tu “todo el mundo” claramente no entro yo. – Dijo muy seria. –
Puede que a los adolescentes de este país tu comportamiento infantil y extravagante
les guste, pero a mí no. – Sentenció. Luego miró a su alrededor. - ¿Cuántos muñecos
tienes? – Preguntó mientras levantaba a la princesa Zelda y Caterpie del sofá.
Yo, molesta, se los quité de las manos.
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¿Y a ti que más te da? Me pagan por tenerlos… ¡Y además me gustan los peluches!
– Ella levantó las manos sonriendo.
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¿Y cuantos años se supone que tienes? ¿8? – Gruñendo, volví a colocar los
peluches donde estaban. – Y pensar que una mujer de 30 años se comporta como
una cría… - Mi mandíbula se me desencajó.
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¡Si apenas he cumplido aún los 26! – Al mirar a Ronnie, furiosa, me la encontré
con una enorme sonrisa en su cara. – Oh, genial… ahora encima te ríes de mí…
Muy bonito.
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Lo siento. Es que es muy fácil sacarte de quicio… - Dijo riendo. – No pretendía
molestarte, de verdad. Sólo que no sabía cómo empezar a disculparme…
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Pues bonita forma de empezar. A una chica le encanta que se metan con ella
antes de que le pidan disculpas. – Escupí molesta.
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Bell, en serio. No soy muy buena en esto de hacer amigos. No tengo pelos en la
lengua y por muy famosa que puedas ser no voy a esforzarme por caerte bien. Sí
lo hago es porque te gusta como soy… - Ronnie dio un paso más cerca de mí y me
tendió la mano. Al ver que yo no se la estrechaba suspiró cansada. – Lo que yo
decía. Además de infantil, maleducada… - Gruñendo, le estreché la mano. – Eso está
mejor…
-
Si tú lo dices…
-
Yo lo digo. – Sentenció sin soltar mi mano. – Empecemos de nuevo. Hola, me
llamo Veronica, aunque preferiría que me llamaras Ronnie. Soy escritora de vocación
y camarera por necesidad. Aún no he terminado la carrera pero espero hacerlo
pronto. Tengo 23 años y mi pseudónimo es famoso en internet y ahora en el mundo
editorial, pero no me gusta la fama. Odio ser el centro de atención, tengo mala
uva cuando la gente me engaña y no me gustan las etiquetas. Tiendo a pagar mis
enfados con quien no lo merece y a veces tengo la lengua demasiado larga y… bueno…
no tengo muchos amigos. Seguramente por todo lo anterior, así que entenderé que
no quieras volver a hablar conmigo… aun así, lo siento mucho Bell. – Desarmada entre
sus palabras y su tacto, tragué saliva con fuerza.
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Hola Ronnie… - Comencé, algo nerviosa. – Me llamo Bell y soy Gamer por las
circunstancias. No creo tener vocación, sólo hago lo que me gusta. Tengo 25
años pero en pocos días cumpliré los 26. Hace mucho tiempo que mi fama me
molesta pero es la que me mantiene. Soy vaga, desorganizada y, efectivamente,
infantil y a mucha honra. Odio los juegos de terror, las arañas y la gente
interesada. Creo que la vida sin diversión no tiene sentido y soy fan tuya
desde que leí tu primera historia. – Noté como un precioso color rojo cubría sus
mejillas. – La etiqueta que me ha acompañado toda la vida es la de bisexual,
aunque no me siento cómoda con ella ya que no considero que sea algo que me
defina… Nunca he tenido una relación estable por lo que creo que soy un
desastre en ese ámbito y… - Tragué saliva con fuerza. – Sólo perdono a la gente
que me insulta si aceptan tener una cita conmigo…
Por
un instante, Ronnie tenía una expresión de completa incomprensión en su cara,
hasta que, poco a poco, su cara se tiñó de un rojo intenso.
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¿Una cita? – Preguntó, soltando mi mano. - ¿Conmigo? – Por un momento, temí
haber malinterpretado el uso de “no me gustan las etiquetas” como una
posibilidad a que le gustaran las mujeres… pero
a ver… ella ha escrito historia sobre mujeres… Y muy explícitas… Deben al menos
crearle curiosidad… ¿No? – Yo no… es decir, ah…
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Ey, no te preocupes… Entiendo que no te interese, sobre todo después de saber
que piensas que soy una treintañera infantil y con la gracia en el…
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Mañana a las 8.
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¿Cómo? – Pregunté asombrada.
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Puedes venir a por mí mañana a las 8. – Dijo con una sonrisa mientras comenzaba
a caminar hacia atrás de camino a la puerta.
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Vale… - Dije casi de forma automática.
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Me gusta ir al cine y la comida exótica. – Informó con timidez, antes de abrir
la puerta. – Hasta mañana Bell.
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Hasta mañana… Ronnie… - La puerta de mi apartamento se cerró, dejándome completamente
descolocada y sin saber cómo demonios todo el día de hoy había desembocado en
esto.
¡Surrealista!
Una vez mas te informo que te amo con locura, y cada vez que leo tus historias me enamoro mas de ti... aunque hay veces que quiero matarte por hacerme esperar...
ResponderEliminarUn beso desde Venezuela
Excelente historia escribes de maravilla
ResponderEliminarEsta historia continuará?? Esperó que siga, eres una gran escritora, toda una artista. Gracias por hacernos vivir tus historias.
ResponderEliminarMaria, Madrid
Si continuará ^^
EliminarNo dejaré ninguna historia a medias :)
Y muchas gracias Maria, siempre es agradable saber que os gusta como escribo. Me ayuda a seguir escribiendo ;)