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domingo, 24 de enero de 2016

STIGMA - Capítulo 7

Capítulo 7



Al llegar a nuestro barracón, me dejé caer pesadamente sobre el sofá, importándome muy poco mi estado pringoso y húmedo.


Hoy había sido nuestro primer día de entrenamiento… y había sido devastador. Más de ocho horas de carreras, obstáculos, combates y clases de estrategias. No podía con mi cuerpo… Ni con mi mente. ¡Sólo quería morir!

Haciendo un último esfuerzo, me levanté y me dirigí a mi habitación para coger una muda limpia. Estaba empezando a caminar hacia el baño cuando mi mente hizo clic.

- Creo que me merezco una relajante sesión de spa… - Guardé mi muda en una bolsa con mi código y volví a salir al salón. Allí, como si nada, estaba Valentina mirando los hologramas básicos que nos había facilitado Marcus esta mañana. Al mirarla detenidamente, no pude evitar sentir un pequeño arrebato de envidia. Ciertamente Valentina no estaba fresca como una lechuga. Su mono básico estaba ligeramente sudado, pero ni mucho menos había demostrado tener ninguna dificultad para las pruebas y entrenamientos intensivos del día. Ella y Natalie habían estado todo el día turnándose para conseguir los mejores resultados. Incluso la estirada de Cassandra había destacado en casi todas las pruebas a pesar de su obvia fatiga. Bruno, J.J y yo nos habíamos pasado el día arrastrándonos por el suelo como babosas sudorosas.

Nunca había tenido ningún problema practicando deporte. Es más, estaba acostumbrada a entrenamientos intensivos. ¡Pero esto es mortal! Y pensar que aún quedaban tres meses más así… Y luego… Luego tendría que conseguir sobrevivir 5 años a posibles muertes atroces… Simplemente genial.

- Voy a ir al Spa a intentar revivir mis músculos… - Comenté, sin conseguir si quiera que Valentina levantara la vista. Suspirando molesta, intenté al menos ser cortés. – Humm… ¿Te gustaría venir? – Propuse, sin darme del todo cuenta de lo que hacía. ¿Por qué la invitaba? Sólo tendría que haberle dicho alguna palabra relativamente agradable para despedirme y ya está…

Asombrosamente, Valentina levantó la mirada y frunció ligeramente las cejas. ¡No me lo puedo creer! ¡Ha reaccionado!

- No disfruto de los lugares públicos. – Dijo. – Y mucho menos aquellos en los que se realiza una actividad originalmente privada. – Continuó con voz impasible. – No siento ninguna clase de molestia muscular, así que me quedaré aquí para modificar los errores de las tácticas de Marcus. – Sin más, Valentina volvió a centrar su atención en el holograma. Sintiendo como mis dientes comenzaban a rechinar, me encaminé rápidamente a la salida.

- Muy bien. – Gruñí. Estaba ya con un pie fuera del barracón cuando escuché su voz a mi espalda.

- Gracias… - Cuando me giré ante su voz, la puerta ya se había cerrado y una sensación extraña se formó en la boca de mi estómago. Su voz… ¿No era diferente? Más… ¿Humana?

- ¡O vamos! ¡Qué estupidez!


- Ahh… mucho mejor… - Gemí, en cuanto sentí la presión de los chorros de agua caliente en mi espalda. Ya me había dado una buena ducha y había recibido un merecido masaje de uno de los sintéticos del complejo. Era la primera vez que sentía las manos de un robot encima de mí, y me había quedado sorprendida de lo suaves y elásticas que eran sus manos. Cuando saliera del servicio obligatorio pensaba comprarme uno de esos…

Ahora estaba en los baños comunes de mujeres y como muchas, sólo llevaba una toalla sobre mi cuerpo desnudo. Otras, que nadaban relajadamente en las piscinas más largas, llevaban unos pequeños bañadores negros… y alguna que otra valiente, estaba completamente desnuda paseando de un lado a otro de los baños.

Estaba sintiéndome en el cielo bajo la presión caliente en mi espalda cuando vi un intenso color rojo salir de una de las piscinas. Con uno de los bañadores más recatados, la estirada señorita Scott, futura reina de la manada de las frígidas, se dirigía hacia los chorros de agua caliente que había a mi lado mientras se escurría su larga melena roja. Con molestia, admití que era uno de los mejores atributos de Cassandra. Ojalá mi pelo tuviera ese maravilloso color natural…

- ¿Te molesta si me siento a tu lado? – Preguntó cuando llegó a mi altura.

- ¡Claro que no! – Dije con una amplia sonrisa. Intenté mirarla a los ojos, pero la pelirroja era muy lista. Centraba su mirada en el agua y sólo me miraba durante unos segundos. Algún día la pillaría… - Lo de hoy ha sido intenso… - Comenté ligeramente, mientras paseaba mi vista por los baños, admirando algún que otro cuerpo. – Es una lástima que los baños no sean mixtos… Eso sería disfrutar al máximo de este sitio. – Ronroneé. Hacia demasiado tiempo que no disfrutaba y algunos de estos cuerpos no ayudaba.

- Cuando había menos cadetes sólo había unos baños y eran mixtos. Hace quince años ampliaron las instalaciones y decidieron poner otros baños. Cuando preguntaron a los cadetes, un noventa por ciento de los hombres pidieron que se hicieran separaciones por sexo y la mayor parte de las mujeres votó que no les importaba…

- ¡Eso es una estupidez! Hoy en día hombres y mujeres se desean por igual… al menos la mayor parte de la población. Si lo hicieron por la tensión sexual…

- No fue por eso – Dijo Cassandra rápidamente. – Al parecer ellos se quejaban de que los baños calientes siempre estaban llenos de mujeres y no podían termina de hacer el circuito termal… - Sin poder evitarlo, me eché a reír con fuerza, atrayendo la atención de algunas chicas a mi alrededor.

- ¡Después dicen que las mujeres somos unas quejicas! – Reí. Entonces, como si sintiera un tirón invisible, mis ojos se desviaron a una figura que se acercaba, saliendo de la sauna, consiguiendo que el vapor de la sala la cubriera un instante antes de desvanecerse por completo. – Oh joder… - Gemí sin poder evitarlo. Las gotas de vaho caían por el cuerpo más perfecto que había visto en mi vida. Podía notar que toda la habitación estaba centrada en el mismo punto que yo. Los jadeos y las exclamaciones resonaban por todo el baño y para nada me sorprendió que la pelirroja que tenía al lado dejara de respirar en cuanto sus ojos se posaron en ese cuerpo desnudo.

Con un salto elegante, Natalie se zambulló de cabeza a una de las piscinas, permitiéndome por fin volver a la normalidad… menos por la pulsación constante en mi entrepierna…

- Guau… Ella es… uff. – Jadeé, en cuanto cerré con fuerza mis piernas. Cuando miré a mi lado, la cara roja de ira de Cassandra me sorprendió.

- Si me disculpas… - Sin darme tiempo a responder, Cassandra se levantó y se marchó hacia los casilleros.

- Maldita sea su suerte… - Gruñí en cuanto estuvo lo suficientemente lejos. – Creo que me apetece hacer unos largos… - Susurré con mi mirada fija en la figura que nadaba de un lado a otro de la piscina. Al llegar al borde, con un suave movimiento, mi toalla se cayó. – Ups… - Reí antes de tirarme a la piscina.

***

No podía dejar de sonreír mientras nadaba en la piscina.

Había notado dos cosas en Cassandra en cuanto noté su mirada en mí.

La primera, y tal vez la más externa. Era un estallido de ira capaz de tirar de espalda a un rinoceronte. Desde lejos pude escuchar todas y cada una de las palabras que gritaba su mente. Exhibicionista… Descarada…Fanfarrona… Y bueno… La palabra idiota siempre estaba presente.

Puede que esas palabras no hagan sonreír a mucha gente, pero a mi me llenaba de alegría saber que la razón principal de esas palabras silenciosas eran los celos y la rabia por mostrar mi cuerpo desnudo a las demás…

Y la segunda, y la que me había obligado a lanzarme de lleno al agua fría de la piscina, fue su deseo… un deseo que no tenía parangón con el resto de las personas que estaban aquí. Un deseo que me había traspasado a mí sin darse cuenta… Nunca antes había sentido tanto calor.

Sabía que tenía que ser paciente. Sabía que nía que esperar a que ella se diera cuenta y me aceptara… Pero joder… había estado a punto de ir hacia ella y calmar su deseo… Esto era demasiado intenso… Demasiado difícil.

- Hola preciosa… - Oí que alguien susurraba a mi espalda, antes de rodearme con sus brazos. Estaba tan abrumada por las sensaciones de Cassandra que no me había dado cuenta de la proximidad de Brigitte. Ahora también es peligroso… Nunca me había dejado nublar así… - Has conseguido enamorar a todas las mujeres de esta sala… - Susurró en mi oído. Inconscientemente, temblé bajo el agua. Mi deseo por Cassandra estaba aún muy presente y el cuerpo desnudo de Bree a mi espalda no me facilitaba enfriarme. – Noto como tu cuerpo me llama Nat… Y sería un placer ayudarte a relajarte… - Mientras hablaba, sus manos pasearon por mi cuerpo con tal descaro, que cuando me giré para apartarla de mí, me encontré con sus claros ojos azules intentando entrar en mí.

Por unos segundos, me quedé completamente en blanco, sintiendo un intruso dentro de mí… Apenas fue un instante, pero en cuanto volví a controlar mi mente, la lengua de Brigitte estaba dentro de mi boca, mientras una de sus manos apretaba uno de mis pechos y la otra se aventuraba peligrosamente a mi entrepierna.

Molesta, pero controlando mi fuerza, agarré sus muñecas y la llevé hasta una de las paredes mirándola con furia.

- Humm… Me gusta duro… - Gimió, aparentemente ajena tanto a mi rabia como a las mujeres que nos rodeaban.

- ¡No vuelvas a tocarme! – Gruñí, consiguiendo que Brigitte volviera en sí, confusa. – ¡Jamás! – Temerosa, pero también triste, Brigitte intentó librarse de mi agarre, pero aún no pensaba dejarla marchar. – Como castigo… Pienso darte a probar tu propia medicina… - La mirada de Brigitte fue de pánico hasta que con facilidad me adentré dentro de ella y le otorgué un comando muy peculiar… entonces, su mirada se turbó y la dejé marchar…

Algo más calmada, sentí algo raro… parecido a la frustración y el desasosiego… Tenía que ver a Cassandra.

Ahora.

***

Acababa de terminar de secarme el pelo cuando sentí que la puerta del barracón se abrió. Segura en mi cuarto, me incliné sobre Evy y continué modificando la matriz primaria. Su código de ejecución aun no era perfecto y necesitaba que sus movimientos fueran suaves y seguros. Estaba a punto de conectarme cuando oí como la puerta de mi habitación se abría

Me giré con la intención de despachar a mi compañera cuando noté como me alzaba rápidamente y me lanzaba a la cama con fuerza.

- ¿Qué crees que estás…? – Sin poder acabar,  unos labios se adueñaron de los míos con un fervor, que hizo que mi corazón latiera de forma dolorosa…

*SISTEMAS DE DEFENSA ACTIVADOS*

Nota de la Autora: Siento la tardanza, pero tras los exámenes caí en una hibernación profunda xD ¡Aquí empezamos de nuevo con las publicaciones!

3 comentarios:

  1. pero............!!!!!
    cómo lo cortas en la mejor parte!!!
    lo tuyo es más que crueldad!!!!!

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  2. Estoy de acuerdo con lis, eres cruel
    Cortar así el capítulo

    Bienvenida ;)
    M.S

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  3. Al fin!!!.... Es bueno saber que se reactiva el sitio. Aunque no le termino de entender a esta historia la verdad y tampoco ayuda que se publique con tanto espacio de tiempo. Saludos y gracias por volver.

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