CYNTHIA

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La casa estaba completamente abandonada. El polvo y las telarañas cubrían por entero la habitación de invitados donde me encontraba. Juguetes de niños esparcidos por el suelo de manera desordenada, como si no los hubieran vuelto a tocar desde la última vez que un niño pisó esta casa… y eso fue hace mucho tiempo…

Salí de la habitación y diambule por los pasillos, en busca de algo con lo que entretenerme. Estaba tan aburrida… Si al menos tuviera a alguien con quien jugar…

Llegué al salón y abrí la puerta con un espeluznante chirrido… debería echarle algo a estas puertas…tal vez más tarde…

Escuché la puerta principal abrirse y me escondí rápidamente tras las raídas cortinas. Los sonidos del vestíbulo llenaron toda la casa. La voz ahogada de una chica me llamó la atención…estaba por salir de mi escondite cuando la puerta del salón se abrió de golpe y un gran hombre irrumpió en la sala con una bolsa a la espalda, que gemía y se movía sin parar.

El hombre soltó la bolsa sobre el sofá y de esta salió rápidamente una chica joven… no mucho mayor que yo. Tenía la cara llena de moretones y los brazos y las piernas atadas, por lo que cuando intentó huir la chica sólo pudo moverse un par de metros antes de que el hombre la volviera a agarrar, zarandeándola y pegándole varios golpes en el estómago…

El hombre dijo algo que no entendí y volvió a tirarla sobre el sofá, con tan mala tina que la cabeza de la chica dio contra el respaldo de madera, quedando así completamente inmóvil. El hombre asombrando, se acercó a la chica y la zarandeó intentando que esta se levantara, sin ningún resultado… el hombre tiró a la chica sin ningún cuidado al suelo y salió del salón gritando palabras inconexas, perdiéndose en la oscuridad de la casa.

Salí de mi escondite rápidamente y fui hasta la chica. La desaté y llamé suavemente, sin ningún resultado… era tan hermosa… un pelo dorado y rizado le cubría toda la cara y su piel era de un precioso color caramelo… antes de darme cuenta, me había inclinado para darle un beso en los labios.

Al sentir el contacto, la chica se levantó extrañada, mirándome con miedo. Yo sencillamente le acaricie el rostro y le pedí que no hiciera ruido. Nos levantamos del suelo y nos dirigimos con cuidado a la puerta del salón, asomando la cabeza buscando al enorme hombre que la trajo hasta aquí…

Ruidos bruscos se escuchaban en la cocina, así que la guie hasta la habitación de invitados, haciendo el menor ruido posible sobre las podridas tablas de madera del suelo. Una vez dentro de la habitación, la chica se agarró a mí con miedo, y me señaló un bulto de telas y huesos en la esquina de la habitación. Yo la abracé y la tranquilicé para que no nos descubriera.

- ¿Quién eres? – Me preguntó en un susurro.

- Soy Cynthia. – Le dije sin más.

- Yo… yo no sé quién soy. – Me dijo apenada.

- No te preocupes, pronto lo recordaras…te diste un golpe muy fuerte. – Ella se tocó la cabeza y asintió, abrazándose aún más fuerte contra mí. – Tranquila…yo cuidaré de ti…

Oímos el sonido de las sirenas fuera de la casa y pude ver como su rostro se iluminaba… puede que pronto todo haya acabado…

Escuchamos como la puerta principal era derribada por la policía y el sonido de un cañonazo de escopeta inundó la casa. Varios gritos y disparos después…la casa volvió a quedar en silencio…

Agarradas de la mano, fuimos bajando las escaleras para descubrir al hombre tirado en el suelo con una gran mancha de sangre en su espalda. Los policías corrían de un lado a otro buscando a alguien más… la chica y yo bajamos y llamamos a los policías…pero ninguno nos hacía caso.

Un gran revuelo se formó en el salón, y nos acercamos para ver qué pasaba… varios policías y técnicos se encontraban rodeando a un bulto en el suelo y la chica dio un grito ahogado al verse a sí misma tirada en el suelo. Ella me miró aterrada y me preguntó cómo era posible… pero antes de poder responderle, la chica empezó a desaparecer delante de mí…

- ¿Por qué? – Me preguntó en un susurro. Yo me acerqué y la volví a besar en los labios con un simple roce…

- Porque aún no es la hora… - Una lágrima corrió por su mejilla antes de desvanecerse por completo.

Miré su cuerpo tirado en el suelo y a los técnicos gritar pidiendo una camilla. En pocos minutos la chica estaba siendo escoltada fuera de la casa sobre la camilla, rodeada de médicos que le hacían preguntas una y otra vez… pero la chica sólo miraba al interior de la casa, donde una joven pálida de largo cabello negro se despedía antes de que la puerta fuerza cerrada y precintada.

De nuevo sola, me giré y observé el rastro de sangre del cuerpo del hombre que ya no estaba… lo único que había conmigo en esa casa, era el ruido lastimero de una sombra en la esquina más alejada del salón, agazapada y asustada de la amenazante imagen de una joven en el vestíbulo, que lo miraba con temibles ojos negros…

- Bienvenido al infierno…

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