Rivales - Parte I

PARTE I

- ¡Eres una zorra! – Gritó Natalia, levantándose de un salto de su pupitre y agarrando del cuello de la camisa a Cristina. - ¡Él es mío! ¿Te enteras? – La morena la empujó con fuerza contra los pupitres haciendo que sus compañeros se apartaran con temor.

- ¿Pero qué coño te has creído rubia de mierda? – Dijo Cristina, avanzando hacia Natalia. – Yo estaba con él mucho antes de que llegaras aquí. Lo tuyo sólo fue un pasatiempo para él cuando le dejé…

- ¡Y una mierda! – Gritó Natalia, apartando a Cristina con otro empujón. Al instante, ambas se agarraron con fuerza del pelo y comenzaron a pegarse con sus manos libres…

- ¿Pero qué demonios…? – Dijo el profesor que acababa de entrar en el aula. – ¡Sepárense ahora mismo! – Gritó el profesor acercándose a la pelea. – ¡He dicho que se separen! – Dijo, agarrando con fuerza a sus dos alumnas de los brazos. – Vamos, al despacho del director…

Las chicas fueron llevadas a rastras al despacho del director, enviándose miradas asesinas desde ambos brazos del profesor. Al llegar al despacho, el director las amenazó con expulsarlas si no daban explicaciones por su comportamiento. Ambas callaron pero el director finalmente no las expulsó, eran alumnas modelos, ¿Qué les había pasado?

Las castigaron un mes entero por la pelea, por lo que debían quedarse después de clase en la sala de estudio de la biblioteca.

1º DÍA DE CASTIGO

- Por favor, siéntense cada una en una esquina de la sala y abran sus libros. Está prohibido usar el móvil, escuchar música o hablar, ¿Me han entendido? – Dijo el profesor a cargo. Ambas callaron y se dirigieron cada una a una esquina. Natalia al lado de la ventana y Cristina cerca de las estanterías… - ¡He preguntado si me han entendido!

- Lo siento profesor…pensaba que no se podía hablar. – Dijo Natalia. Cristina, muy a su pesar, sonrió ante la frase de la rubia.

- ¡Más respeto señorita! Puedo ampliar una semana más el castigo si lo deseo…

Natalia y Cristina se centraron en sus libros de texto y no se miraron en las dos horas que duró el castigo. Al acabar, el profesor las mandó a sus casas y les recordó que al día siguiente deberían volver a la misma hora. La semana continuó sin más incidentes. Las chicas no se hablaban en clase ni en los castigos, aunque de vez en cuando se miraban con un deseo asesino.

6º DÍA DE CASTIGO

Cristina estaba furiosa. El viernes pasado había salido con Marcos y se habían divertido como siempre. Pero el sábado, cuando había salido de compras con su madre, vio a Natalia con él cerca del cine. Ambos estaban muy acaramelados y se besaron varias veces antes de entrar en el cine… y yo sé lo que Marcos hace en el cine. Así que Cristina llamó al móvil de Marcos y muy sutilmente le dijo que iba a ir al cine a ver una película con unas amigas. Marcos, el muy mentiroso, me dijo que me lo pasara bien, pero que no fuéramos ahora, que seguro había mucha cola… y entonces le dije que en 5 minutos estaría en las taquillas. Me dijo que me lo pasara bien rápidamente y colgó.

En menos de un minuto vi a Marcos tirar de una Natalia muy confusa fuera del cine y salir del centro comercial. Al principio me sentí feliz por haberle fastidiado la cita a Natalia, hasta que comprendí que la cita había sido con el chico que se suponía era su novio ahora.

Su relación con Marcos había tenido muchos altibajos. El alto rubio se pasaba tanto tiempo diciéndole que la quería como evitándola o ignorándola. El verano pasado se cansó de su juego y cortó con una relación de casi 10 meses. Marcos se lo tomó muy mal, así que durante el verano estuve pensando en nosotros y decidí proponerle volver a intentarlo.

Pero nada más entrar el primer día de clase, lo veo con esa Barbie de ojos azules cogida del brazo. Era una chica nueva, ya que en el instituto antes no había una chica tan guapa como yo. Así que le pregunté a Laura, mi mejor amiga, qué sabía de ella. Y lo que me dijo me dejó a cuadros. Al parecer, Marcos la conoció en verano, y tras comenzar una relación, la chica se cambió de instituto para poder estar más tiempo con él. Sólo eran dos meses de verano… ¿cómo es posible empezar una relación seria en ese tiempo?

Ese mismo día me enfrenté a Marcos para pedirle explicaciones y lo que me encontré fue a esa mosquita muerta de Natalia presentándose como su novia y besándolo delante de mí. Durante el resto del curso Natalia y yo nos la pasamos metiéndonos la una con la otra. La cosa fue en aumento, pasando desde gritarnos en el comedor hasta hacernos novatadas la una a la otra.

Hasta que, hace poco menos de un mes, Natalia y Marcos cortaron y yo lancé mi ficha. Marcos no tardó ni dos días en volver conmigo. Él me dijo que mantuviéramos lo nuestro en secreto, para evitar que las cosas se complicaran con Natalia, pero la semana pasada, Natalia nos vio en el aparcamiento del instituto y se montó la grande cuando llegué a clase.

Ahora, a dos meses del final de mi último curso, estaba indecisa. Marcos me estaba engañando con Natalia. Pero no sabía qué hacer. Me había pasado todo el curso luchando para volver a estar con él y mi primer impulso al darme cuenta de que me engañaba fue dejarlo…pero no podía dejar a Natalia ganar…simplemente no podía.

Levanté la vista de mis apuntes y la vi mirar por la ventana. Tenía una expresión tranquila y dejaba ver una suave sonrisa. Estaba segura que si no hubiera estado con Marcos, ella misma habría intentado algo con la rubia… desde pequeña siempre he tenido debilidad por los rubios, y lo único mejor que un rubio era una rubia… en el instituto nadie sabe que soy bisexual. Me han visto en varias fiestas besar a chicas pero siempre creyeron que era cosa del alcohol dado que siempre he sido muy celosa con Marcos. Ya llevaba un par de años fuera del armario con mi madre, la cual me apoyaba, pero me decía que hasta que no estuviera en una relación de verdad con una chica, no sabría si de verdad me gustan. Yo sigo defendiendo que me gustan haya estado o no con alguna, pero supongo que es la forma que tiene mi madre de sobrellevarlo. La quiero mucho por apoyarme a pesar de no entenderlo…

Me gustaría saber cómo es tener una relación seria con una chica…

11º DÍA DE CASTIGO

Cristina ha estado inusualmente callada últimamente. Se la ve triste y ni siquiera responde a mis pullas. Puede que no lleve bien que Marcos haya vuelto conmigo y no le haya dado una oportunidad… no sé. Es extraño.

Sin embargo yo estaba feliz. Marcos y yo haríamos un año juntos. Lo conocí en Abril en una fiesta de un conocido y nos enamoramos el uno del otro perdidamente. Pasamos un verano genial juntos y decidí cambiarme de instituto para así poder estar con él más tiempo, sin embargo, Marcos no lo tomó muy bien al principio, y tras conocer a Cristina supe el porqué. La alta morena me odió incluso antes de conocerme. Yo tenía la intención de ser amable con ella, a pesar de ser la ex de Marcos, pero ella, nada más conocerme, me puso verde de una tirada.

Lo peor que llevaba era que fuera tan atractiva. Tenía curvas en los lugares precisos y unos ojos verdes tan claros que parecían los de un gato salvaje. Estaba morena la mayor parte del año sin esfuerzo y apenas necesitaba maquillaje ya que tenía un cutis perfecto. Desde que supe que iba detrás de Marcos otra vez, me asusté y arremetí contra ella con todo lo que tenía. Nunca había sido una chica dura. Pero ella sacaba lo peor de mí, siempre mirándome con ese asco y esa altivez tan particular. Si no la odiara tanto envidiaría su sensualidad natural…

Ese fin de semana había quedado con Héctor para ir de fiesta con él, ya que Marcos iba a jugar al fútbol fuera de la ciudad y no volvería hasta el domingo. Héctor, mi mejor amigo de mi anterior instituto, era la antítesis de la masculinidad. Tenía tanta pluma que por mucho que lo intentara era imposible no darse cuenta de que era homosexual. Yo lo amaba con locura y me lo pasaba genial con él hablando de chicos y, últimamente, de Cristina. Héctor llego a decirme una vez que más que parecer que saliera con Marcos, parecía que salía con Cristina de lo que hablaba de ella.

La noche del sábado, Héctor me recogió en mi casa y alabó mi atuendo femenino y hetero para espantar a las lesbianas del local de ambiente. Al llegar, tuve suerte de que no me pidieran el carnet, ya que aún me faltaba un mes para cumplir los 18. El local estaba a rebosar y, para el gusto de Héctor, la mayoría eran hombres. A Héctor siempre le gustaron maduritos…

Llevábamos una hora más o menos bebiendo y bailando cuando un chico moreno muy fuerte se llevó a Héctor a bailar con él. Estaba observando tranquilamente a mi amigo bailar desde la barra cuando mis ojos se fijaron en una figura bailando algo más alejada. Era una chica de pelo largo y negro. Vestía con tacones altos y vaqueros ajustados y sus brazos se movían sensualmente por su cuerpo… varias personas a su alrededor se fijaban descaradamente en ella y tanto hombres como mujeres se le acercaban buscando un mayor contacto. Un chico muy atractivo se colocó detrás de ella y esta comenzó a bailar contra él de una forma bastante sexual…a lo mejor era como yo y venía acompañando a alguien…

Me llevé una sorpresa al ver que una chica guapísima de un cabello rubio platino se le acercó por delante y comenzó a bailar también con ella. Al chico y a la morena no pareció importarles y los tres comenzaron a moverse juntos, con la alta morena en el centro. El chico comenzó a morderle el cuello a la morena, provocando que esta alzara su cabeza, facilitándole el acceso. Parecía que la morena se iba a girar hacia el chico cuando las manos de la rubia recorrieron descaradamente su cuerpo hasta llegar a su cara para bajarla y besarla con fuerza. La morena se apretó contra la rubia, olvidando al parecer al chico, que se alejó desalentado. Estaba tan embelesada mirándolas que perdí la noción del tiempo. Parecía que estuvieran haciendo el amor en medio de la pista de baile…la rubia se separó un poco de la morena y le susurro algo al oído. La morena asintió y agarró la mano que la rubia le tendía… se dirigían a la salida de la discoteca cuando la morena se giró enfadada porque un chico dejó caer algo de su bebida encima de ella, y mi mundo se paró… ¿Cristina?

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