CAPÍTULO 3
(SUSAN)
Llegué a los vestuarios cuando las demás aún no habían aparecido. Apenas eran las dos y media y hasta las tres no empezaban los calentamientos. Dejé mi bolsa de deporte en mi taquilla del vestuario y saqué mis pompones y las cintas del pelo azules. Me las estaba poniendo en una cola alta cuando empezaron a entrar las demás.
- ¡Hola Susan! ¿Lista para el gran partido?
- ¡Por supuesto! En cuanto llegue Liz practicaremos un par de saltos laterales. Y no os olvidéis que si ganamos toca hacer la coreografía de baile del invierno pasado, así que intentad que se marquen bien las tetas. – Todas rieron mientras asentían.
- Por cierto, me he enterado que Jake y tú estáis liados. Que suerte tienes chica. Está como un queso. ¡Y encima está forrado! Aunque claro, no es que una Langford lo necesite. – Cindy siempre tan entrometida. – Por cierto, iras con él al baile, ¿no?
- Aún no me lo ha pedido pero estoy segura de que lo hará cuando acabe el partido. – No me apetece nada ir con ese engreído al baile, pero mi madre ya me había dicho que la señora Gillard pensaba alquilarnos una limusina para ir juntos al baile, así que obviamente me lo iba a pedir en algún momento. – estoy deseando que lo haga.
- Anda que no tienes morro. ¿Podrías dejar alguno para las demás? ¿No salías con Michael hace un par de meses? Ese chico tan guapo del equipo de baloncesto… creo que ahora está saliendo con Annie de todas formas. Ya sabes, la chica de segundo que toca en la banda. Es horrenda con todos esos hierros en la cara. Pero bueno, para gustos colores. – Cindy empezó a reírse de su propio chiste. No se podía ser más zorra. Annie era una chica muy dulce. Me alegro mucho de que ella y Mike estén juntos. Son tal para cual. – pero chica, ten cuidado. Deberías llevar protección para el baile. Rob y Peter estaban hablando con él el otro día en la cafetería, y por lo que pude escuchar tiene unas intenciones bastante claras.
- Ni que fuera la primera vez que me acuesto con un tío… mi sabor preferido es el de chocolate… - De repente escuché el sonido de una taquilla cerrándose bruscamente. Me giré y vi como Loren se alejaba hacia el campo de futbol. ¡Mierda! ¿Me habrá oído?
- Mira que eres pendona tía. ¡Ja, ja, ja! Pues yo en condones prefiero los de mora, me recuerdan a la tarta que hace mi madre… - Dios, que asco. – Pero hay un nuevo sabor de menta que deberías probar. – Cindy rebuscó en su bolsa y sacó un par de condones de color verde. – Ya verás, cuando terminas es como su hubieras mascado chicle. – Lo cogí y me los guardé.
- ¡Genial! – Dije sarcásticamente, aunque creo que Cindy no lo pilló. Ya que se alejó hacía el campo con una sonrisa de gato de Cheshire. Puede que Cindy parezca una pendona, pero lo cierto es que lleva con Peter desde la secundaria, y es lógico que lo haya hecho bastante con su novio. Y desde hace un año yo tampoco es que me hubiera retractado cuando Kyle O’toole fue diciéndole a todo el mundo que lo habíamos hecho en su coche. Eso me sirvió de tapadera durante un tiempo. Pero desde entonces todos mis “novios” intentaron meterme mano.
- A ver Susan, ¿Qué ha sido esta vez? ¿Algún trío en una discoteca? O tal vez has descubierto el sexo tántrico con un…
- ¡Calla Liz! Ya sabes cómo es Cindy. – Dije mientras Liz y yo nos encaminábamos al campo de futbol. – empezó a hablarme de Jake y del baile y bueno… empezó a hablar sobre condones y yo fanfarronee un poco. Pero creo que Loren me escuchó y salió del vestuario. – llegamos al campo de futbol. Había algunos jugadores calentando para el partido y las chicas estaban frente a las gradas con algunas colchonetas. – No pude verle la cara, pero le dio un fuerte portazo a su taquilla… ¡Dios! Tiene que pensar que soy una puta.
- Probablemente. – Dijo Liz mirando hacia el campo con la mano en forma de visera. – Hablando de Loren. ¿Dónde está? No la veo y la necesitamos para ensayar la pirámide. – Liz se dirigió hacia Georgina y Jane, otras dos animadoras que estaban algo más cerca de nosotras. – oye chicas, ¿Habéis visto a Loren? Vamos a comenzar los entrenamientos y no la veo por ninguna parte.
- Yo no la he visto. – Dijo Jane.
- Yo sí. – Dijo Georgina. – Al salir la vi dirigirse bajo las gradas. Ha dejado aquí sus pompones. – Dijo, señalando una pequeña banqueta verde. – No creo que tarde en volver.
- Gracias chicas. – Dijo Liz. – Voy a buscarla. ¿Vienes?
- No sé… después de lo que dije…
- No seas gallina Susan. Es Loren, no muerde… - Liz me agarró fuertemente de la mano y me arrastró por el corredor que daba a la parte interior de las gradas. – Y es en serio, quiero que hables con ella y le digas que todo eso son habladurías. Por dios, ¡si eres más virgen que yo!
- ¡Quieres bajar la voz estúpida! ¡Se acabará enterando todo el instituto!
Liz comenzó a reírse y siguió tirando de mí por los pasillos de las gradas. De repente, se paró en seco y me di fuertemente contra su hombro izquierdo.
- ¡Auch! Me has hecho… - Pero Liz me tapo la boca y no me dejó hablar más. La miré y vi en su rostro una mezcla de sorpresa y confusión. Cuando miré hacia delante vi la razón de su sorpresa.
Al principio mi mente no reaccionó ante la imagen que se mostraba delante de nosotras. Pero poco a poco fui reaccionando. Loren estaba en brazos de una chica rubia bastante guapa. Esta le acariciaba la espalda con una mano, mientras que con la otra le mantenía la cabeza hundida en su cuello. La chica le daba suaves pero constantes besos en la cabeza. Loren se aferraba a la chica con ambos brazos rodeándole el cuello, permaneciendo así muy pegadas. ¿Loren tenía una amante? ¿Una chica? Esto no puede ser. Loren nunca ha salido con nadie… nunca me dijo que saliera con nadie…
Mientras mi cabeza estallaba volví a mirar a Liz, que había empezado a temblar a mi lado. Dos lágrimas corrían por sus mejillas. Entonces caí. Loren estaba de espaldas a nosotras, pero la rubia estaba de frente con los ojos cerrados mientras le susurraba a Loren al oído. Era Kate.
Liz salió corriendo de allí. Tras unos segundos la seguí. Mi cabeza aún no lo comprendía. ¿Loren y Kate? Nunca las había visto juntas y Loren siempre salía con nosotras o con… ¡Mierda, la vecina! Hace un año Loren conoció a una chica en una fiesta que resultó vivir en su calle y todas las semanas salía con ella y un grupo de amigos. Ella siempre me dijo que no me gustaría el tipo de fiestas a las que iban, que no era para la elite de Arlington y que a mi madre no le gustaría que fuera. Y por no presionarla no volví a mencionarlo. ¿Y si era ella? ¿Y si llevan juntas más de un año?
Loren y Kate… ¡Mierda Liz!
Cuando llegué al campo de futbol Liz estaba empezando una coreografía básica con Georgina y Cindy. Estaba sonriendo como siempre y parecía centrada en los pasos. Decidí que era mejor hablar con ella después del partido y así despejar un poco mi cabeza.
Loren volvió apenas cinco minutos después. Se notaba que se había lavado la cara ya que apenas llevaba maquillaje. Se disculpó y volvió a los vestuarios para volver de nuevo maquillada poco después. Parecía la misma de siempre. Algo más distante de lo normal, pero seguía siendo Loren.
Los Panthers ganamos a los Cowboys con un marcador de 31 – 27 así que todos los estudiantes estaban esperando nuestro baile de la victoria, que se había hecho famoso en Virginia este último año. Así que empezó a sonar un remix de la canción Doing It de Charli y Rita Ora.
Liz se colocó delante, seguida de mí y de Loren, ya que éramos las que mejor bailábamos. Las demás se colocaron en línea detrás de nosotras. Tiramos nuestros pompones al suelo, nos soltamos el pelo y nos quedamos con sólo el top del uniforme de animadoras y la mini falda.
Liz comenzó a moverse sensualmente mientras las chicas de atrás se empezaron a mover en grupos de tres. Loren y yo nos miramos mientras nuestras caderas se movían de manera sugerente bajando y subiendo al ritmo de la música.
Los jugadores de ambos equipos nos rodearon y empezaron a silbarnos a todas. Aunque Loren y yo sabíamos que la mayoría de esos vítores y aplausos iban dirigidos a Liz. Era una bailarina excelente, y por mucho que se negara a creerlo, era sin duda la chica más atractiva del instituto. Desde atrás pude ver como movía su culo mientras sus brazos se estiraban a lo largo de su cuerpo. Con lo puritana que es y no le molesta hacer un baile erótico delante de centenas de personas.
Entonces la vi. Kate estaba observándonos desde detrás de las gradas y a pesar de la distancia lo pude ver con claridad. Deseo. Gire con el baile hasta quedar de frente a Loren, y la vi sonreír divertida hacia las gradas. Le sonreía a ella. De eso no había ninguna duda.
El baile terminó con una serie de vítores y aplausos descarados por parte de los jugadores y gran parte de los espectadores. Pude ver a mi madre en las gradas con la señora Gillard aplaudiendo. Me pareció ver que estaba llorando, aunque apenas me fui alejando a las gradas que una presión apareció en mi brazo. Era Jake.
- Oye Susan, ¡Has estado fantástica! – No, si eso ya se notaba por el pequeño bulto en los pantalones. Aunque no estuvo visible mucho tiempo, ya que colocó su casco entre las piernas. Bueno, al menos es listo. – Que… creo que ya lo sabes, pero me gustaría hacerlo oficial. – Se le veía nervioso. Lo cierto es que era un chico muy mono. Lástima. - ¿Vendrías conmigo al baile de graduación?
- Por supuesto. – Se me hizo un nudo en la garganta al decirlo. Creo que Jake lo tomo como que estaba emocionada porque me levantó y me dio un sonoro beso en los labios.
- ¡Genial! Nos vemos luego en la fiesta de Rob. – Se marchó de camino a los vestuarios. Cuando miré de nuevo a las gradas vi que mi madre se acercaba al campo con su ceñido traje de diseño. Llevaba un pañuelo en la mano, seguramente para no tener que tocar nada con las manos.
- ¡Hija has estado maravillosa! No sé porque no eres la capitana de las animadoras. – Dijo su madre de manera despectiva.
- Liz baila muchísimo mejor que yo mamá.
- Ya, ya. Elizabeth. Seguro que todo es porque la señora Bennett está en el AMPA.
- Qué más da mamá. Así es mucho mejor. Bastante trabajo tengo siendo la delegada del curso con los preparativos para el baile.
- Cierto, ¿no es emocionante? Por cierto, esta mañana llego una carta para ti. – Mi madre metió una mano en el bolso de Frida Giannini con asas de bambú y sacó un grueso sobre con el sello de la Universidad de Columbia.
- ¡No me lo puedo creer! ¡Mira lo grueso que es! – Mi madre sonrió mientras yo abría el sobre con manos temblorosas. << Nos complace informarle de que ha sido admitida…>> - ¡Ahh! ¡Me han aceptado! ¡Voy a Columbia! – Empecé a saltar como una loca alrededor de mi madre.
- ¡Susan compórtate! Ahora eres una futura estudiante de la Ivy League. A tu padre le hará mucha ilusión que vayas a estudiar empresariales en Columbia.
- ¡Oh dios! ¡Tengo que decírselo a Loren! – Empezó a correr en dirección a los vestuarios. – ¡Nos vemos en casa mamá!
- ¡No llegues muy tarde!
Corrí como una loca hacia los vestuarios, esquivando a todos los estudiantes que salía en tropel fuera de las gradas. Abrí de golpe las puertas del vestuario y no hice caso de las quejas de las chicas que se taparon y salieron despavoridas lejos de la visión de la puerta. Vi a Liz tapada en una toalla dirigiéndose a las duchas.
- ¡Liz, Liz! ¡Me han aceptado! ¡Voy a Columbia! – Dije mientras levantaba la carta de aceptación delante de sus narices.
- ¡Dios Susan, eso es fantástico! – Liz la abrazó torpemente agarrando con una mano la toalla. – Tienes que decírselo a Loren. Seguro que se pondrá contentísima ¡Tenemos que celebrarlo a lo grande!
Asentí enérgicamente mientras miraba a todas partes buscando a Loren.
- Ya lo he oído. Felicidades. – La voz de Loren sonaba seca y fría. Pero cuando me giré mi mente se nubló por completo.
Loren estaba delante de mi completamente desnuda. Secándose el pelo con la toalla que debía tapar su escultural cuerpo. Las gotas de agua cubrían aun su cuerpo haciendo que su piel ligeramente bronceada brillara bajo la luz del baño. El piercing rojo del ombligo parecía reírse de ella mientras sus ojos dejaron de vagar por sus caderas y su ombligo para centrarse en los erectos pezones rosados que coronaban esos grandes y perfectos pechos. Puede que si no hubiera estado tan absorta en su cuerpo habría prestado mayor atención a la mirada triste y furiosa de sus ojos castaños.
Loren se dirigió sin mirarla hacia su taquilla, donde se puso, aun estando empapada, un tanga negro y un sujetador a juego. Se metió rápidamente en unos vaqueros desgastados y una camiseta negra de manga corta. Se peinó rápidamente con los dedos y empezó a guardar sus cosas en su bolsa de deporte. Sentí como Liz me daba un codazo antes de ir a las duchas y mi mente volvió a tener algo de cordura.
- Eh… Loren. ¿No es fantástico? ¡Podremos ir juntas a Nueva York!
- Sí… Genial. – Cerró rápidamente su bolsa de deporte y se puso una chaqueta gris.
- Oye… ¿Qué te ocurre? – Dije cuando vi que pensaba irse. La agarre del brazo intentando que me mirara. - ¿No te alegras por mí? Pensé que esto era lo que querías. Llevamos hablando de esto desde hace años y yo…
- Sí, tranquila. Sé que estás muy emocionada pero ahora tengo que irme. – Se zafó de mí y empezó a caminar hacia la puerta. La seguí y la volví a agarrar antes de que saliera por la puerta.
- ¡Loren! ¿Qué demonios te pasa? ¿Tan importante es lo que tengas que hacer que ni si quiera puedes felicitarme cómo es debido? – Empezaba a notar como las lágrimas corrían por mis ojos. ¿Por qué me haces esto? – Loren, ¡Mírame!
- ¿Por qué no vas a tirarte a tu novio y que te felicite él? Yo pienso hacer lo mismo esta noche. – Y así sin más. Se fue. Dejándome hecha un mar de lágrimas.

El Ritmo del Deseo by Belladonna Literaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

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Noooo que confusión, todo por la bocota de Susan y ese malentendido... Porfis no las hagas sufrir mucho, que no se lo merecen :(
ResponderEliminarAbrazos.
Luisa V.
:@ Es que eres la mejor que manera de manejar mis emociones
ResponderEliminarI'G'
vaya ya empezamos con los mal entendidos y los celos,espero q se aclaren las cosas
ResponderEliminarM.S (galicia)
Oyeee ya veo q esta historia nos va a hacer sufrir bastante con estas confusiones... hay diod que enrredo lo de las 4... pero muy bueno...
ResponderEliminarSaludos
Amo esta historia, a veces los malos entendidos pesan mas que cualquier cosa, ojala y arreglen las cosas, yo estaría igual de furiosa si hubiese escuchado todo lo que dijo, y pregunta todavía porque esta si, en fin dseo que agarre al todo de los cuernos y soluciones de una vez, mientras estare a la espera de la proxima entrega . Atte. Maria Rene
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