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miércoles, 3 de junio de 2015

Una Asistente de Alto Riesgo Parte VI

CAPÍTULO 10

Gwen me cubría la cara de besos dulces y tiernos. Aun me encontraba en una nube. Gwen había venido a decirme que me quería… me sentí tan mal por haber sido la causante de su sufrimiento estas últimas semanas que no pude evitar llorar como una niña pequeña. Y ella estaba aquí, colmándome de cariño. Sólo había un pequeño problema…Gwen me estaba besando…estaba encima de mí…y mis queridos pero salvajes pechos ya estaban denotando lo que mis manos cariñosas no querían mostrar. La deseaba. Y mucho. Y ella aquí, encima de mí. Tan inocente…


Si Bobby estuviera aquí diría algo como “el cordero que se pone a abrazar al lobo…”. Desde que conocía a Gwen no he estado con ninguna mujer y eso de haber pasado 6 meses de sequía empezaba a notarse. Cuando entré a trabajar para Gwen lo acepté sin rechistar, ya que ganaba mucho más dinero que con cualquier otro trabajo… y estaba el hecho de no tener la libertad de llevarse a nadie a “casa”. Sin embargo, después del día de San Valentín empecé a notar otras razones…cuando salía con ella a Sappho’s estaba más pendiente de ella que de las chicas que se me colgaban del cuello…al principio logré convencerme a mí misma que era porque ella era responsabilidad mía y tenía que conseguir que se divirtiera…aunque también estaban todos esos moscones que la rodeaban como si fuera una luz ultravioleta. Algún día se lo diría…pero creo que ahora no quedaría muy bien decir que la celaba con toda la que se le acercaba…

Noté que el sol se había puesto por completo y empezaba a refrescar. En esta zona de la isla el levante es muy fuerte y las noches son muy frías al pesar de estar en pleno verano. Estaba por proponerle a Gwen salir de aquí cuando sentí su barriga rugir sonoramente.

- Lo siento… - Dijo avergonzada.  –No he estado comiendo mucho últimamente. – Le di un suave y corto beso en los labios. Tenía que empezar a enmendar mis errores.

- Decidido, ¡vamos a cenar! Además, aquí ya empezaba a hacer frío y sólo hay una pequeña nevera con algo de agua y barritas energéticas por si acaso. – Me levanté con ella aun aferrada a mí con las piernas sobre mi cintura y los brazos alrededor de mi cuello. Había perdido mucho peso. – y, sobre todo, quiero meterle algo de comida al cuerpecito de mi novia…que si no un día de estos me sale volando…

- Me gusta cómo suena eso… - Dijo Gwen, mirándome con ternura.

- Lo sé, no sé cómo has podido aguantar tanto sin dulces, con lo glotona que eres…

- No me refería a la comida. – Me dijo Gwen dándome un profundo beso. – Me refería a oír como la palabra novia sale de tus labios… - Y volvió a besarme con intensidad. Quería quedarme besando esos gruesos y apetitosos labios toda la vida…pero si no paraba ahora mismo, Gwen moriría de inanición…

- Humm…entonces, ¿mi guapísima novia me haría el honor de cenar conmigo esta noche como si fuera la última cena de nuestra vida? – Deje a Gwen en el suelo con cierta reticencia por su parte.

- Me encantaría. – dijo, con una dulce sonrisa.

Gwen me siguió con el jeep que había alquilado hasta llegar a mi pequeño piso, donde solté la tabla y mi macuto y me cambié de ropa. Lamenté no tener nada mejor que unos vaqueros negros y una blusa roja para disfrutar de mi cena con Gwen, pero cuando vine aquí, no tenía intención de parecerle guapa a nadie.

Usamos el jeep de Gwen para llegar al lujoso complejo del hotel, y, tras sopesarlo, decidimos cenar en su habitación. Cuando intenté convencerla para cenar en algún restaurante en la playa ella sólo me dijo “Otro día, hoy sólo te permito a ti verme comer como una cerda”. Gwen pidió que prepararan una gran mesa en su suite y cuando llegamos, teníamos una preciosa mesa de mantel blanca cubierta con un montón de comida. Había dispuesto otra pequeña mesa con varios vinos y un gran pastel de chocolate.

- No vamos a poner comernos todo esto Gwen. – Le dije al sentarme a la mesa y empezar a cortar el tataki de atún con reducción de aguacate de mi plato.

- Sí que podremos… - Dijo justo antes de meterse un gran trozo de solomillo en la boca. – La tarta es para después…hoy no pienso comer nada sano.

Gwen limpió su plato en menos de 5 minutos y mojaba animadamente las enormes gambas en salsa rosa que había en el centro de la mesa. Yo, que aún disfrutaba de mi atún y de algún que otro palito de zanahoria no podía creer donde un cuerpo tan pequeño como el de Gwen podía meterse 250g de carne con patatas y seguir teniendo hambre.

A los 30 minutos, Gwen paró de comer por fin. Había limpiado con la comida de la mesa y entre las dos nos habíamos tomado dos botellas de vino. El servicio de habitaciones retiro los platos y la mesa y nos dejó champagne en un cubo con hielo y los cubiertos necesarios para degustar la tarta cuando quisiéramos. Gwen se dejó caer en el sofá de la sala y puso sus manos rodeando su estómago. Tenía la cara completamente roja.

- Dios…creo que voy a potar… Siento que las gambas me salen por las orejas. – Le sonreí a modo de “te lo dije” y me senté con ella en el sofá.

- Ven. – Le dije, para que se apoyara en mí. Gwen, obediente, lo hizo. Comencé a hacerle pequeños masajes en el vientre y los hombros hasta que sintió que su empacho bajaba. Hablamos relajadamente mientras veíamos la enorme televisión de plasma de la habitación. Gwen se iba a quedar dos semanas en el hotel y se mostró muy feliz cuando le ofrecí compartir mi piso el tiempo que quisiera mientras estuviera en la isla. Cuando comenzamos a hablar de mi trabajo noté como su humor se ensombrecía  notablemente.

- Gwen, volveré cuando acabe la temporada…

- ¿Y eso cuándo será? – Me pregunto agarrando mis curiosas manos.

- A finales de septiembre…puede que mediados de octubre…

- Eso es demasiado tiempo… - dijo. Apretó mis manos fuertemente antes de girarse y colocarse de cara a mí. – Sí…me quedara contigo hasta entonces… ¿Te molestaría? - ¿Qué si me molestaría? ¡Sería fantástico!

- Por supuesto que no… ¿pero no tienes nada que hacer en casa? ¿Tu padre…? – Gwen me tapo los labios con sus dedos.

- Mi padre fue el que te encontró y el que me dio el empujón que me hacía falta para aceptar mis sentimientos por ti y venir a buscarte. No creo que le importe que alargue mis vacaciones. – Se levantó y trajo el champagne y un par de copas. – Y ahora, vamos a celebrar las que serán unas largas y magníficas vacaciones.

- Eso dilo por ti, yo tengo que trabajar… - Dije cuando Gwen me tendió una de las copas.

- Bueno, al menos estas dos semanas sí estas de vacaciones si lo deseas…Digamos que he “alquilado” tus servicios durante toda mi estancia… algo así como el paquete completo de deportes extremos… - Dijo bebiendo de su copa.

- ¡Serás mala! – Dije riendo para luego poner la cara más seria que pude. – Ahora sé lo que se siente al vender tu cuerpo… - Gwen me miró fijamente por encima de la copa, terminándosela en pocos segundos. Yo bebí de la mía sintiendo los taladrantes ojos de Gwen clavados en mí…

- Aún no sabes lo que se siente… pero lo harás. – Había peligro en sus palabras. Así que casi me atragante con el champagne. Entonces Gwen formó una enorme sonrisa y empezó a reírse de mí. - ¡Dios! ¡Qué cara has puesto! Parecía que te habían pisado la cola de loba…

- ¡Serás! – Solté mi copa y comencé un ataque masivo de cosquillas por todo su estómago. Gwen se doblaba y reía con fuerza, mientras con sus dedos intentaba darme punzadas en los costados. Por un momento, Gwen consiguió zafarse de mí y corrí tras ella por toda la habitación, como dos niñas pequeñas. La risa de Gwen denotaba diversión, pero también cierto deje de terror a que la atrapara. Cuando la tuve en línea recta tras el sofá, lo salté y la puse sobre mis hombros mientras ella agitaba brazos y piernas intentado bajarse. – ¿Miedo a las alturas, preciosa? – la llevé a cuestas por toda la habitación hasta que no pude más y la tiré sobre la cama, con la delicadeza suficiente como para caer sobre ella después de manera casual.

Inmediatamente, Gwen me agarró de la blusa y me atrajo hacia ella. Sus jadeos se habían tornado pesados y sus ojos divertidos había dado paso a unos nublados y oscuros.

- Brooke… quiero… - Gwen estaba completamente roja y sus ojos iban de un lado a otro de manera nerviosa.

- ¿Estás segura? – Le dije, adivinando la pregunta. Yo no sabía si estaba lista para aquello. Pero si Gwen quería yo haría que fuera la mejor primera vez posible…

- Sí…estoy segura… sólo que no sé cómo. – Gwen me miraba como disculpándose, entonces lo comprendí…ella no tenía miedo de perder su virginidad…tenía miedo de no saber complacerme. – Tú has estado con muchas chicas y yo…

- Tú eres perfecta para mí, Gwen. – Le dije besándola suavemente en la frente. – Tómatelo como un examen final muy práctico…tu profesora está deseando ver cómo te has convertido en toda una mujer lesbiana…

CAPÍTULO 11

Tener a Brooke sobre mí era demasiado excitante. Acorté el espacio que nos separaba enredando mis dedos en su pelo. Confiaba en ella…lo que no confiaba era en sí misma. Pero deseaba con tanta fuerza tener a Brooke tan cerca…

Brooke era tan dulce… Me besaba profunda y delicadamente, pero manteniendo su cuerpo ligeramente alejado del mío. Mis manos encontraron la cinturilla de su pantalón, adentrándome debajo de su blusa. Sentí el leve escalofrío de Brooke al acariciar con mis dedos sus tersos abdominales. Estaba tan centrada en sus reacciones que no sentí como sus manos alzaban mi camiseta hasta que esta acción estorbó a la exploración de su cuerpo. Saqué mi mano con reticencia y alcé ambas para facilitarle el movimiento.

Sentí su mirada admirar el encaje de mi sujetador, hasta que sus manos sustituyeron a sus ojos. Gemí al sentir sus palmas sobre la tela que cubría mis pezones, erectos y ansiosos. Besó el contorno de mi sujetador con parsimonia y dedicación mientras sus dedos hacían suaves círculos alrededor de mi ombligo…vagando de un lado a otro volviéndome loca.

Me alcé lo justo para desabrochar mi sujetador y deslizar sus tiras de la manera más sensual posible por mis hombros. Cuando la prenda quedó olvidada en el suelo de la habitación, podía sentir el fuego de la mirada de Brooke sobre mis pechos. Por una vez en mi vida me alegraba tener los pechos grandes después de todas las molestias que conllevaban. Apenas acaba de pensarlo cuando sentí sus labios cerrarse en mi pezón izquierdo. Ahogue un gemido al sentir su lengua jugar con él y no pude evitar un pequeño grito al sentir como sus dientes lo sostenían con cuidado. Mis manos se aferraban con fuerza a las sábanas mientras sentía la humedad de su lengua vagar de un pecho a otro. Me encontraba en el paraíso…

Brooke bajó con delicadeza mis pantalones mientras me daba pequeños mordiscos en mi cuello. Aproveché que mis manos tenían espacio para alzar su camiseta y descubrir ese maravilloso torso de color caramelo y los deliciosos pechos que lo coronaban. Quería saborearlos, quería sentirlos… pero antes quería fuera esos malditos pantalones suyos. Empecé a desabrochar ansiosa los botones de sus pantalones cuando sentí sus manos aferrar mis muñecas.

- Tranquila…tenemos toda la noche. – Me dijo antes de mordisquear mi labio inferior…Humm…ya veo que le gusta morder… aun así. Continué con mi tarea hasta que la cremallera estaba completamente bajada.

- Sí…la tenemos…pero prefiero pasarla contigo completamente desnuda. – Le dije más confiada de lo que estaba. Brooke me mostró esa despampanante sonrisa que tanto me enloquecía y deslizó sus propios pantalones hacía el suelo con la ayuda de sus pulgares…llevándose también consigo la ropa interior…al ver el pequeño triángulo de vello castaño entre sus piernas sentí una acuciante palpitación que clamaba atención urgentemente. – Por favor…te quiero encima de mí…

- Eres preciosa Gwen… - Brooke se inclinó hasta besar mi estómago y acariciar mi cintura. Deslizó poco a poco mi ropa interior hasta que ambas nos encontrábamos completamente desnudas. Sentí el calor en mi cara al sentir su aliento cálido cerca de mi entrepierna. – Y tan sexy… - Me sentí desfallecer cuando sus labios se cerraron alrededor de mi clítoris. Mis jadeos se volvieron pesados en la silenciosa habitación mientras su lengua subía y bajaba por toda mi entrepierna, succionando el capullo cuando menos lo esperaba…cuando sentí su lengua tantear mi entrada, ya tenía mis dedos enredados en su pelo ansiando más…

- Por favor… - Sentí su lengua cálida y rígida entrar levemente en mi interior, arrancándome gemidos más profundos. Sus manos subían y bajaban por mi cuerpo, acariciando y masajeando a su paso, al ritmo de su curiosa lengua. Casi grité de dolor al sentir como separaba su boca de mi entrepierna para subir de nuevo, dejando rápidos besos desde el ombligo hasta mi boca. Quería decirle que volviera por muy embarazosa que me resultara la petición hasta que sentí su cuerpo completamente pagado encima de mí…enredé mis piernas en su cintura y ambas jadeamos en nuestras bocas cuando nos encontramos unidas de la forma más íntima posible.

-Brooke… - Su boca no se separó ni un instante de la mía mientras nuestras caderas comenzaban un vaivén natural y primitivo. Comencé a sentir como un cosquilleo cálido iba creciendo en mi interior, sabía que no duraría mucho y Brooke cada vez se movía más rápido encima de mí. Quería abandonarme con ella, quería… - Ahhh… - mis manos se aferraron con fuerza a su espalda al sentir una leve punzada de dolor en mi interior. Brooke había deslizado tan suavemente la mano entre nosotras, que no la noté hasta que estuvo en mi interior. Pude sentir el miedo en la mirada de Brooke encima de mí…expectante. Pero yo sólo me sentía feliz… la estaba sintiendo dentro de mí… Brooke me estaba colmando…Humm… Noté como mi cuerpo se iba relajando y algo cálido y líquido comenzaba a salir de mi interior… - No pares… - Le pedí. Dios, no pares ahora… - ¡Ahhh! ¡Sí! – Brooke comenzó a moverse de nuevo con movimientos lentos y profundos. Poco a poco, mis caderas fueron pidiendo más y más… y Brooke me daba acometidas más rápidas y fuertes. ¡Estaba en combustión! Y sólo podía pensar en sentirla aún más cerca, aún más adentro, aún más… - ¡Ahhh, Brooke! – mi cuerpo se convulsionaba descontroladamente cuando un fuerte orgasmo me alcanzó, enroscándose en mi columna y erizando mi piel. Brooke permaneció dentro de mi hasta que los coletazos del orgasmo se calmaron, deslizando sus dedos con suavidad, dejándome momentáneamente abandonada y vacía.

- ¿Estás bien? – Me preguntó Brooke con dulzura, acariciando mi mejilla con manos temblorosas. Podía ver en sus ojos una fuerte mezcla de cariño, amor y…lujuria. Entonces desee darle lo mismo que ella me dio a mí.

- Aún no… - Le dije, a la vez que deslizaba velozmente una mano entre sus piernas. No lo pensé, y sencillamente me dejé llevar por la calidez y la humedad, adentrándome directamente en su interior.

- ¡Gwen! – Apenas comencé a moverme fascinada dentro de ella, sentí como su cuerpo se tensaba, echando la cabeza hacia atrás, sujetándome con firmeza los hombros mientras su interior aferraba mis dedos y los succionaba con fuerza hacia dentro. - ¡Dios! – Gritó, dejando caer su cabeza en mi hombro. Sentí como su cuerpo se volvía mantequilla en mis brazos y se dejaba abrazar encima de mí. Jadeando en mi cuello, dijo con voz ronca. – Nunca…me había corrido…tan rápido. – Noté como una gran sonrisa se formaba en mis labios.

- ¿Eso significa que he aprobado el examen? – Dije con suficiencia. Brooke se irguió y apoyó su cabeza en una de sus manos mientras me miraba con intensidad. Puso su otra mano encima de mi vientre y la fue deslizando lentamente hacia abajo.


- Esa sólo era la primera pregunta del examen… - Sentí como mi clítoris se hinchaba de nuevo y un gemido abandonaba mi garganta al sentir su mano cubrirme por completo. – Y ese examen tiene muchas preguntas… - Sí…sin duda me gusta esto…


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