CAPÍTULO 29
(4
Semanas después)
Ruth
estaba observándome temerosa desde el otro lado de la cocina mientras golpeaba
una y otra vez la puñetera fruta, dura como el demonio, contra la encimera de
piedra.
-¿Por…
qué… no… te… rompes? – Enfatizaba cada palabra con un nuevo golpe infructuoso. –
¡Aaarg! ¡Esto es imposible! – Gemí, con las manos cansadas de tanto esfuerzo.
Ruth, parecía querer decirme algo, pero después de haberla mandado a callar las
dos últimas veces, parecía insegura de intentar dar consejos de nuevo. Cogí un
gran cuchillo y lo sujete amenazadoramente sobre la bola peluda. – Este es tu
fin, maldita cosa del… - Sentí una mano agarrar con fuerza la muñeca de la mano
que sostenía el cuchillo, obligándome a bajarlo de nuevo y evitar así que Ruth
se desmallara del susto.
-
¿Qué se supone que estás haciendo? – Susurró Alexia en mi oído, con una mezcla de reproche y diversión. El vello
de mi nuca se erizó al sentir su cálido aliento tan cerca de mi oído. Estaba colocada
justo detrás de mí y pude sentir como su otra mano se posaba suavemente en mi
cintura. Casi dejé que el instinto me guiará y me hiciera inclinarme un poco
hacia atrás, para así unir nuestros cuerpos… pero eso no era posible, ni mi
estado de ánimo ni la presencia de Ruth hubieran hecho que ese acto fuera tan
agradable y sensual como sabía que sería.
-
Yo… intentaba hacer esencia de coco… pero me temo que la piedra esta y yo no
nos llevamos muy bien. – Dije, golpeando de nuevo el coco sobre la encimera,
sin ningún resultado, aparte de la risa gutural que salió de la garganta de
Alexia.
-
Anda trae. – Alexia cogió el coco y me hizo apartarme de la encimera. Crucé mis
brazos mientras la observaba hacer estiramientos estúpidos, preparándose para
golpear la pieza sobre la piedra. Después de casi un minuto de hacer el tonto,
Alexia me sacó la lengua, y dejó caer el coco de sus manos hacia el suelo. Haciendo
que la dura fruta se partiera en dos y dejara el suelo cubierto de agua de
coco. – Listo. – Dijo con una amplia sonrisa. Me agaché y cogí las dos piezas
con cuidado de no pisar el suelo mojado, y al levantarme, aproveché que Alexia
estaba distraída para darle una suave cachetada, seguida de un beso en la misma
mejilla.
-
Eres una listilla. – Le dije, mientras comenzaba a quitar el coco de una de las
cascaras. Alexia hizo lo mismo con la otra mientras Ruth fregaba el suelo
detrás de nosotras.
-
Y tú no tienes paciencia. – Me dijo, dándome un pequeño empujón, que
rápidamente fue devuelto. No me atrevía aún a tocarla con más brusquedad aunque
ya hacía una semana que le había quitado los vendajes. Sin embargo, aún le
quedaban algunas marcas amarillentas en el cuello de cuando el señor MacAdams
intentó… cerré los ojos con fuerza para evitar que las lágrimas de odio e
impotencia volviera a salir. Había permitido que la vida de Alexia volviera a
estar en peligro… debería haberla convencido de que el plan que idearon ella y
mi padre no era correcto… yo sencillamente… nunca pensé que el señor MacAdams
llegara tan lejos… y pensar que todo fue por su obsesión con mi madre… - Eh –
Me llamó Alexia, al ver que había empezado a destrozar el coco entre mis manos.
– Tranquila, todo está bien. – Me susurró, dándome un beso en la frente.
-
¿Cómo sabes lo que estoy pensando? – Le pregunté, disfrutando de la calidez de
sus labios.
-
Te conozco, Eli. Y sólo pones esa expresión cuando piensas en él y lo que
intentó hacerme. – Dijo con una pequeña sonrisa. – Pero ya no tienes de qué
preocuparte. Nuestro pequeño psicópata está en la cárcel y tú y yo vamos a
incendiar la cocina de Ruth. – Dijo, provocando que Ruth soltará un grito
ahogado y yo me riera de su expresión de horror. – Así está mejor. Prefiero verte
sonreír.
Ruth
se marchó de la cocina, dejándonos a las dos riéndonos un poco de ella. Comenzamos
a rallar el coco, las dos juntas, abrazadas. Con Alexia a mi espalda dándome las
indicaciones para que las medidas fueran las adecuadas. Echamos el coco rallado
en una sartén y tuve que contenerme para
no echar a correr en busca de ayuda al ver que el coco comenzaba a quemarse.
-
Tranquila, es así… el coco tiene que soltar el líquido. No te preocupes. – Cuando
el coco ya estaba tan negro como el carbón. Alexia metió varias piezas de coco
dentro de un frasco grande y colocó varias gasas en la apertura. Con su ayuda,
vertí el líquido que había soltado el coco al cocinarlo dentro del frasco,
apartando con la gasa los restos de coco quemado, y cuando acabamos, Alexia
cerró el frasco y lo metió en una de las alacenas.
-
¿No deberíamos echarle el alcohol? – Le pregunté extrañada, al ver que lo
guardaba.
-
No, primero debe quedarse en reposo durante al menos una semana, después se
cogen los frascos que quieras utilizar para el perfume y se llenan con alcohol y
agua destilada. Según lo grande que sea el frasco se echa una gota de esencia
de coco o dos…
-
¿Sólo dos por frasco? Entonces tendremos para toda la vida con ese bote. – Le dije
divertida, viendo desde abajo el líquido de color amarillento con pedazos de
coco en el fondo.
-
Tranquila, puedes sacar tu vena Kensington y abrir una franquicia de perfumerías
para venderlo. – Alexia me sacó la lengua de nuevo, y esta vez, estando las dos
solas, no dude en abalanzarme sobre ella y retenerla entre mis labios,
succionando divertida al notar el temblor de Alexia ante el ataque inesperado. A
los pocos segundos, la diversión dio paso a besos más suaves y profundos. Tan delicados
que me hacía desear aún más. Mientras Alexia disfrutaba investigando con su
lengua el interior de mi boca, me alzó con cuidado y me sentó en la encimera, abriéndome
las piernas y colocándose entre ellas. Nuestras manos eran cada vez más
aventureras y muy pronto sentí sus manos sobre mis pechos, apretando con
dedicación ambos pezones. Jadeé ruidosamente y me aparté de sus labios para
tomar aire, dándome cuenta, el ver los fluorescentes sobre mi cabeza, de donde
nos encontrábamos. Aparté un poco a Alexia para evitar que siguiera torturándome,
ya que no sabía cuánto podría aguantar sin rendirme a sus caricias de nuevo,
sin importarme un pimiento donde nos encontráramos. – Si no fuera por la luz. –
Jadeo Alexia sobre mis labios. – Creería que estoy viviendo un Deja vu. – Sonreí al recordar nuestro
primer beso en el almacén de la discoteca, tan devastador y ardiente como los
besos que acababan de disfrutar.
-
Hay algo más aparte de las luces… -Le dije, mientras mordisqueaba con deleite
su labio inferior.
-
¿A sí? ¿Y qué es? – Preguntó Alexia, con los ojos tan oscuros como la noche. – ¿Ese
body tan sexy que llevabas? ¿El pinta labios tal vez?... – Negué con la cabeza,
posando mis manos suavemente sobre sus heridas ya cerradas, buscando algún
indicio de malestar… al no encontrarlo, la miré a los ojos con tanta ansia que
Alexia dejó de respirar.
-
Una cama de matrimonio y una puerta con pestillo. – Le dije con voz ronca de
deseo, besándola por última vez mientras me bajaba de la encimera. Caminé lentamente,
contoneando las caderas, sabiendo que tenía sus ojos sobre ellas, y al llegar a
la puerta, me giré con aire desafiante. – Atrápame. – Me giré nada más notar
como su cuerpo se tensaba preparándose para cogerme y comencé a correr por la
casa, subiendo por las escaleras sintiéndola subir a saltos los escalones, cada
vez más cerca de mí. Mis jadeos, nerviosos y excitados, fueron ahogados en un
rápido movimiento de Alexia, que invadió mi boca nada más entrar en mi
habitación y cerrarla con premura. Al separarnos, comencé a desabrocharle los
pantalones. – Te quiero desnuda, encima de mí… haciéndome el amor.
Por
respuesta, Alexia volvió a besarme, haciendo vibrar su garganta con un gruñido
salvaje, mientras nuestras manos peleaban ansiosas por desnudar primero a la
otra. Cuando nuestros cuerpos al fin se expusieron, completamente desnudos, a
nuestras miradas impacientes, no pude evitar sentir una pequeña punzada de
culpa, al ver las pequeñas marcas redondas en su pecho y estómago. Sin
pensarlo, me incliné y bese ambos puntos rosados, agradeciéndole al universo no
haberla apartado de mi lado.
Alexia
me alzó el rostro, rozando con delicadeza mi mentón, y me besó con dulzura y
amor, abrazando nuestros cuerpos desnudos por primera vez, ahogando en nuestras
bocas la satisfacción del roce caliente de nuestras pieles y la humedad entre
nuestros muslos.
A pesar
del ansia inicial, Alexia comenzó a tocarme y acariciarme con suavidad y anhelante
lentitud. Besando cada palmo de mi cuerpo con veneración, por donde antes sus
manos tocaron las baladas más hermosas sobre mi piel. Con nuestros torsos
pegados y nuestros labios danzando en besos húmedos y profundos, deslizó su
mano entre nuestros cuerpos y sentí por primera vez a alguien en mi interior. Fue
tan abrumador y delicado, que tras varias largas y profundas acometidas mi
cuerpo se tensó, dando paso a un sentimiento mayor que el mero placer, al
sentir como ella se dejaba llevar conmigo.
Ese
día fuimos dulces con nuestras manos, nuestras bocas y nuestras palabras. Ese día
supe, que ya nada sería igual que antes. Que mi amor por ella era tan profundo
como el suyo hacía mí y que quería, con toda la fuerza de mi corazón, vivir
cada nueva experiencia de mi vida, a su lado.
FIN
Nota de la Autora: ¡¡Oculta Entre las
Sombras ha terminado!! Que nooo. La historia en sí si ha acabado, sin embargo
hay dos o tres capítulos especiales que publicaré sobre esta historia, a lo
largo de la próxima semana. Aun no sé cuándo, ya que hasta que no vuelva de
vacaciones no lo sabré. Pero en cuanto vuelva el viernes os informaré.
Comentad, compartir la historia con vuestros amigos (o todo el universo mejor)
y espero que sigáis disfrutando con todas las demás historias.
¡FELIZ LECTURA!
Bella me encanto siempre estaba ahi oculta entre las sombras leyendote y ahora que puedo te comento y te digo qe es la mejor historia hasta ahora que eh leido te deseo lo mejor ah y me llamo Lourdes
ResponderEliminarEres una caja de sorpresas,ahora estaremos esperando impacientes esos capitulos especiales .....
ResponderEliminarQ bonito este capitulo ,menos mal q ya se
arreglo todo
besos
M.S(galicia)
saludos
Hola bella, sin duda esta historia ha sido una de las mejores que he leido ...vaya que has echo sufrir y a la vez reir de felicidad.
ResponderEliminarLeer estas hostorias me hacen olvidar muchas veces que tengo problemas y me enfoco en la historia.
Agradecerte por cada uno de los capitulos que dia con dia publicabas.
Eres genial lo sabias?.
Besitos a la distancia.
Maria Rene
Bella
ResponderEliminarMuy muy muy linda historia... me encanto... igual que todas las que haces... espero q en esos cap especiales incluyas la boda plis!!!!
Sigue asi chica ;) eres muu buena...
Saludos y besos desde la bella colombia
Eres la mejor, supiste mantenernia en vilo hasta el último capitulo, una historia con mucha intriga y sobre todo amor, solo resta agradecerte por esta la primer historia larga.
ResponderEliminarMe encanto todo lo que leí, me enamore de sus personajes y odie a otros.
Mis mas sinceros saludos y me quedo ansiosa por los capítulos especiales.
Luisa V.
Pequeña que más puedo decirte que no te haya dicho ya, estupendas tus historias al igual que tu, sigue así y llegaras a ser una gran gran personita.
ResponderEliminarUn cariño abrazo desde México
San
Ains!!! no me gusta que haya terminado la historia , en verdad la voy a extrañar. Simplemente decirte BELLA sos extraordinaria en lo que haces. Cautiva la forma como escribis.
ResponderEliminarUfff que mas puedo decir que no lo hayan dicho todas las chicas que me antedecen. Cada historia supera a la anterior. Con cada una subes un escalon mas, eso se refleja en en contenido de las historias en cada uno de los capitulos, en la entrega y esfuerzo que haces para tenernos contentas y de esta manera hacer que disfrutemos al 100% . Por todo ello GRACIAS!!!
ResponderEliminarAhora que la historia ha llegado a su fin sentiré que algo hace falta antes de dormir, leer esta historia es parte de mi ritual nocturno, gracias por compartir tan increíble historia, tienes muchísimo talento, me hacías ir de una emoción a otra mientras leía, esperare con ansias los capítulos especiales, saludos desde México.
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