PARTE IV
EXÁMENES FINALES
Por fin habían acabado los exámenes finales. Ya sólo
quedaba repetir algunos de ellos en la selectividad y ¡hola universidad!
Durante las semanas que duraron los exámenes, siempre iba a casa de Natalia a
estudiar. Al principio era todo muy raro…la efusividad de su madre, la
incomodidad de ella… pero últimamente se había vuelto…normal.
Estudiábamos tranquilas y nos ayudábamos mutuamente
cuando nos hacía falta. Mi madre fue a cenar con nosotras alguna que otra vez y
se hizo muy amiga de la madre de Natalia. Natalia también era huérfana de
padre, así que alguna vez me enseñó las fotos que tenía con él en su
cuarto…parecía un hombre muy amable y bueno…como el mío…
Poco a poco… la fui comprendiendo, y me di cuenta que
no se parecía en nada a la chica que conocía unos meses atrás. Me confesó que
ella nunca antes había sido así…que al ver mi comportamiento se cerró en sí y
se puso en posición de ataque. Héctor me lo confirmo con muchas historias sobre
su pasado. Héctor me caía muy bien. Hablamos mucho sobre el ambiente y
descubrimos que teníamos algunos amigos en común. Al terminar los exámenes le
presente a Pablo, un chico bisexual con el que salí cuando aún estaba en
secundaria. Según tengo entendido la cosa no les va muy mal.
SELECTIVIDAD
Eche de menos la compañía de Natalia mientras ambas
estudiábamos para la selectividad. Pero teníamos que centrarnos ya que ambas
queríamos optar para buenas universidades. Cuando llegó el primer día de los
exámenes de selectividad, ya me caía de sueño y creía que me había vuelto
neurótica…hacer tres exámenes en una mañana no es sano… por suerte, al día
siguiente, sólo tenía uno… saludaba tímidamente a Natalia cuando la veía a las
puertas de la universidad donde realizábamos los exámenes, pero no hablaba con
ella porque ambas estábamos de los nervios con los exámenes. De esa semana solo
recuerdo la cantidad de gente que copia de las maneras más obvias del mundo y
lo incómodos que son los pupitres universitarios…apenas hay espacio para las
hojas y encima están ligeramente inclinados, por lo que cada vez que dejaba el
lápiz en la mesa salía despedido al suelo…
El viernes, tras salir ambas del examen de filosofía,
tiramos los apuntes al aire y gritamos como locas haciendo que varias personas
se nos quedaran mirando, comprendiendo en parte de donde salíamos. Ese fin de
semana no celebramos nada… sólo dormimos.
FIESTA EN CASA
A la semana siguiente, nuestras madres decidieron
hacer una cena de celebración a la que invitamos a Héctor y a Laura. Estábamos
cenando tranquilamente cuando tres móviles sonaron…
Al levantar mi móvil, vi un mensaje que decía que
había conseguido mi primera opción para la universidad. Al levantar la mirada,
vi a Laura y Natalia gritando de alegría, y a un triste Héctor mirar en su
móvil.
- No te preocupes Héctor, es normal, ingeniería
Aéreo-espacial tiene mucha nota de corte…
- No os preocupes chicas, robótica tampoco está mal… y
bueno, ¿cuáles eran vuestras primeras opciones?
- Yo he entrado en ingeniería química. – Dijo Laura –
Así que compartiremos universidad. – Dijo sonriente dándole un fuerte abrazo a
Héctor.
- Yo he entrado en periodismo y comunicación
audiovisual. – Dije, a lo que Héctor se rio - ¿Qué pasa?
- Nada, nada…que parece que lo habéis echado juntas… y
pensar que hace unos meses os odiabais a muerte. – Dijo señalándonos a Natalia
y a mí. Yo la miré y ella sólo sonrió y me mostró su móvil, donde efectivamente
estaba escrito la misma universidad y titulación que la mía.
- Vaya… parece que no te voy a perder de vista en al
menos 6 años más…menos mal que ahora nos llevamos bien ¿no? – Le dije sin
pensarlo demasiado.
- Sí…eso parece. – Me dijo ella algo alicaída. ¿Qué?
¿Qué había dicho?
- ¡Bueno nenes! ¡Vamos a celebrarlo a lo grande! –
Dijo Laura. Mi madre y la madre de Natalia nos consintieron una pequeña fiesta
en la casa, ya que preferían que bebiéramos en un lugar cerrado y bajo su
ligera vigilancia, que perdidos por ahí. Así que nos adueñamos del salón,
pusimos la música bien alto y preparamos varias jarras de tinto de verano.
Nuestras madres se marcharon después de ver que nos apañábamos solos y nos
dijeron que dormirían en mi casa…para así poder descansar.
Dos horas más tardes, ya estábamos los cuatro
borrachos y Héctor empezaba a preparar una cachimba especial para redondear la
noche. Ya habíamos bailado hasta la saciedad y tocaba sentarse y hablar de
nuestros mayores secretos completamente drogados. Sin embargo, llevaba toda la
noche queriendo hablar con Natalia. No había vuelto a hablar conmigo desde lo
del mensaje del móvil y, a pesar de bailar y divertirse como los demás, la
notaba distante. Así que me levante del sofá donde me encontraba y me dirigí
hacia ella para pedirle explicaciones.
FUMANDO EN COMPAÑÍA
Iba de camino a sentarme al lado de Héctor cuando
sentí una mano posarse en mi hombro. Al girarme, allí la tenía. La persona que
me había robado el sueño el último mes, la misma persona con la que deseaba
pasar mis años universitarios y que acaba de convertir esos 6 años en una
sentencia de muerte, al parecer…
- ¿Qué te ocurre? Te noto distante. - ¿Distante? ¡Já!
- ¿Yo? No…sólo es la bebida…venga vamos… Héctor hace
unas mezclas que te dejan ciego… - Cristina me siguió reticente y se sentó a mi
derecha en el círculo que formamos para fumar de la cachimba.
- Venga niñas. Mi amiga María nos está esperando para
seguir con la fiesta, y sólo nos lo podemos pasar bien con ella si dejamos
salir algunos trapillos sucios.
- Uy sí, ¡chismes pervertidos y guarros! – Dijo Laura,
la cual ya estaba bastante tomada.
- Bien, lo haremos de la siguiente manera. Uno propone
un tema o una pregunta, y todos debemos responder después de dar una calada…he
de decir que después de un par de caldas las verdades cada vez se vuelven más
jugosas…
- Oye, y ¿por qué no lo hacemos como el juego ese de
beber si lo has hecho?…pero en vez de beber, fumamos… - Dijo Cristina.
- ¡Sí, sí! – Dijo efusiva Laura.
- Está bien, entonces empiezo yo. – Dijo Héctor. – A
ver… yo nunca he practicado sexo anal. – Nada más decirlo, Héctor dio una gran
calada… - Magnífico… - Todas nos reímos. Héctor me pasó la pipa, pero no fume,
aunque Cristina sí. – Oh amiga…no me lo habría esperado de ti…
- Lo he hecho…pero no con una de verdad… - Dijo
Cristina.
- ¿Y entonces con que lo has hecho? – Preguntó Laura
curiosa…yo también estaba curiosa.
- Pues con juguetitos, boba. – Dijo sacándole la
lengua a Laura y pasándole la pipa. Esta tampoco fumo.
- Vale, me toca a mí – Dijo Laura. Pensó un rato y
dijo. – Yo nunca he besado a una mujer. – Y fumó… vaya, no me lo esperaba.
Cristina le hizo un giño al recibir la pipa y dio una calada larga y profunda.
- Humm…besabas muy bien Laurita – Dijo Cristina
pasándome la pipa. Yo no fumé, y cuando estaba punto de pasársela a Héctor este
dijo.
- Ni lo pienses nena, este semental es un pura sangre
arcoíris. – Todas nos reímos. – Venga nena, te toca. – Me dijo.
- Humm…yo nunca me he acostado con un tío. – Fumé y le
di la pipa a Héctor, quien dio también una calada profunda.
- Que buenos recuerdos… - Dijo Héctor sonriendo de
oreja a oreja. Le pasó la pipa a Laura, quién vergonzosamente se la pasó a
Cristina.
- Pobrecita mi virginal Laurita… - Dijo Cristina antes
de dar una calda.
- Sólo quiero esperar al hombre perfecto…eso es todo.
– Dijo bajando la cabeza.
- No te preocupes cariño, Ya llegará. – Dijo Héctor
dándole un suave empujón. – Vale baby, te toca – Le dijo a Cristina. – Aunque
si vas a decir lo que creo que vas a decir, sólo fumaras tú.
- Amén a eso. – Dijo Cristina. – Yo nunca me he
acostado con una mujer. – y fumó. – ¿Alguien le dará una caladita esta vez? –
Dijo socarronamente.
- Eres una tramposa. A cambio, queremos datos jugosos.
¿Con cuantas te has acostado? – Preguntó Laura.
- Pues… no muchas. Sólo tres… No miento, fueron cuatro.
No había contado a la rubia de la discoteca… - Dijo Cristina sonriendo
tontamente… ah ya… esa rubia… pensé
molesta.
- Sólo cuatro… serás pendón. –Dijo Laura empujando ligeramente a Cristina.
Ésta le sacó la lengua como respuesta… Vaya…
tiene una lengua muy larga y fuerte… ¿Pero qué demonios…?
- ¿y con cuántos hombres? – Preguntó Héctor.
- Tranquilo, no me acosté con Pablo, si es lo que quieres
saber. – Héctor tubo la decencia de avergonzarse al verse pillado investigando
el pasado de su nuevo “novio”. – Chicos sólo han sido dos.
- Entonces… ¿eso significa que te gustan más las
chicas? – Dijo Héctor socarronamente.
- No, me gustan hombres y mujeres por igual…
sencillamente surgió así sin más… no me levanto por las mañanas diciéndome: ¡Oh, hoy me he levantado lesbiana! Ni
nada por el estilo. Digamos que en vez de pensar en un futuro chico o chica…
pienso en un futuro alguien…punto.
- ¿Y cuál es tu tipo? – Pregunté sin poder contenerme.
Cristina me miró con intensidad y levantó las cejas sugestivamente.
- ¿Qué tipo crees tú que me gusta, Natalia? – Tuve la
sensación de que todos escucharon como tragaba con fuerza mientras sentían como
mis mejillas se ponían cada vez más calientes…
- ¡Y yo qué sé! Nunca me lo has dicho… - Dije casi en
un susurro. Laura y Héctor se rieron de alguna complicidad. ¿Qué?
- Nada nada… Oye… esto ya está dejando de tirar. –
Dijo Héctor, refiriéndose a la cachimba. - ¿Qué os parece si jugamos a siete
minutos en el paraíso?
- Somos muy pocos para eso… sólo habría dos parejas…
además… tu ni siquiera querías nada con nosotras… qué sentido tiene.
- lo tiene… la pareja puede hacer lo que quiera en el
cuarto oscuro… si no se quiere liar que no se líe, yo a cambio de los favores
sexuales que no concederé puedo hablar de los trapos sucios con la otra
persona. – Dijo maliciosamente.
- ¿Bueno y como lo hacemos? Lo de la botella parece un
poco estúpido siendo solo nosotros…
- ¡Papeles! – Dijo Laura, levantándose peligrosamente
y trayendo un pequeño cuaderno de dibujo. Lo partió en cuatro partes, apartado
una. – Natalia cogerá primero… así que pondré los nombres de los demás. – Laura
comenzó a escribir y yo empecé a sentirme nerviosa… ¿Y si Cristina y Laura quedan juntas? Ya han dicho que se han liado
antes… ¿Qué les impide volver a hacerlo? Y Héctor… puro arcoíris y una porra…
cuando está bebido es como todos los tíos, cualquiera agujero le sirve…
mientras la chica esté de espaldas… - Ya está. Coge. – Cogí uno de los
papelitos doblados hasta lo inimaginable y lo fue abriendo poco a poco, cuando
vi el nombre mi corazón casi se me sale por la boca. - ¿Y bien? ¿Quién te toco?
¿Soy yo? – Preguntó Laura, mirando de refilón a Héctor…
- No… es… - Enseñé el papel y Cristina, que estaba
intentando sacar una calada más de la cachimba, comenzó a toser
descontroladamente y empezaron a salirle lágrimas a causa del humo tragado.
- ¡Genial! Yo pondré el cronómetro y vosotras tenéis
que dejar aquí los móviles y los relojes… hagáis lo que hagáis, tenéis que
hacer algo con la otra persona… no vale quedarse sencillamente calladas
esperando que pase el tiempo… - Héctor nos quitó nuestras cosas y nos empujó a
ambas hasta el pequeño armario en la entrada de mi casa… donde apenas cabíamos Cristina
y yo sin tocarnos. – Bien, ya está… no podéis salir hasta que toque la puerta…
nosotros esperaremos en el salón para daros intimidad… - Héctor cerró la puerta
de golpe y luego gritó. - ¡Disfrutad! ¡Ya me daréis las gracias luego!
- ¿A qué te ref…? – Pero no pude terminar de formular
la pregunta, porque los labios ansiosos de Cristina me habían dejado sin habla…
Nota de la Autora: El próximo capítulo no tardará tanto en publicarse. Estad pendientes el domingo cuando se suba el horario de la semana que viene ^^
Opaaa que paso ahi cn las chicas hermosa historia me alegra volver a leerlaa besos
ResponderEliminar