PARTE VII
Me
miré por última vez en el espejo sin estar aún muy segura de lo que estaba a
punto de hacer.
Acepté su invitación… Ahora no puedo
echarme atrás…
Y
sin embargo, a pesar de no estar segura, nunca antes me había preparado tanto
para una cita.
Me
había puesto uno de los pocos vestidos florales que tenía junto una corta
rebeca verde atada a la cintura, lo que dejaba mucho más a la vista el redondo
y ligero escote del vestido. ¡Incluso estaba maquillada! Mi madre nunca se lo
va a creer…
¿Tú? ¿El espíritu que nunca sale de
cueva? Ya… Seguro… Diría.
Sí,
es verdad. No salgo muy a menudo. Y sí, prefiero mil veces encerrarme mi
habitación frente el ordenador o leyendo un libro…
¡Ding Dong!
¡Mierda! ¿Ya son las 8?
Rápidamente,
me eché un poco de perfume y me dirigí a la puerta. Respirando hondo antes de
abrir, giré el pomo y me encontré con una muy nerviosa Bell delante de mí.
- ¡Hola!
-
Hola… - Le respondí, cerrando la puerta detrás de mí, con cuidado.
-
Estás… Preciosa. – Tartamudeó, rascándose nerviosamente la nuca. Sin poder
evitarlo, noté como el rubor subía por mis mejillas.
-
Tú también estás muy guapa. – Y lo decía en serio. Su estilo, a pesar de ser
extrañamente andrógino, resaltaba considerablemente su feminidad. Llevaba unos
vaqueros ajustados de un azul muy claro que marcaba muy bien su figura, junto
con una sencilla camiseta roja de manga larga que hacía contrastar el largo y
lacio pelo negro, peinado, al parecer, de cualquier manera. Sencillo y sincero,
me gustaba.
-
¿Yo? Que va… sólo… en fin… No sabía que ponerme y he acabado por rendirme y
mostrarte como iría por la calle si esto no fuera… bueno… ya sabes…
-
¿Una cita? – Bell asintió, ligeramente azorada. – Eso está bien. Si te soy
sincera, yo debería haber hecho lo mismo… Me siento como un payaso con tanto
maquillaje…
- ¡No
que va! ¡Estás fantástica! En serio… Pero si quieres cambiarte puedo esperar… -
Estaba a punto de girarme y aceptar su propuesta cuando sentí que una mano se
posaba tímidamente en mi hombro. – Por cierto… La verdad es que te invité a
salir un poco a lo loco y no pensé con claridad… No es que no quiera salir
contigo… Al contrario, nada me apetece más… pero conmigo… No creo que sea algo
agradable…
-
¿A qué te refieres? – Pregunté confusa.
-
Pues… Normalmente, cuando salgo, la gente me para por la calle y me pide
autógrafos y fotos y todas esas cosas… sé que a ti no te agrada nada de eso y
no me gustaría que… bueno, que los rumores de internet te molestasen…
- No
lo había pensado la verdad…¿Qué clase de rumores?
-
La clase de rumores que preocuparían a tus padres, seguramente. – Dijo, algo
molesta. – Cada vez que me ven con alguien que no es Jake o Tommy comienzan a
publicar toda clase de cotilleos e historias inventadas… Al parecer soy una
rompecorazones… En estos tres años les he roto el corazón a Jake y a Tommy
varias veces poniéndoles los cuernos con infinidad de personas a las que les
gusta pasar el rato editando fotos con Photoshop – Terminó con una mueca.
-
Entiendo…Así que si salimos a la calle podría encontrar mi cara con los ojos
rasgados en la web por la mañana… ¿Es eso?
-
Seguramente… Lo siento. – Se disculpó, incómoda. – Podríamos intentar ir a algún
lugar más tranquilo… El museo cierra bastante tarde y si me pongo algo más ropa
podríamos…
- ¡Espera!
– Dije rápidamente, haciendo que Bell parara de hablar, incómoda.
-
Sí, lo sé… es un asco salir conmigo…
-
No, no es eso… Es más… - Tomando un decisión, intenté que Bell dejara de
moverse delante de mí como un animal herido y acorralado. – Hay un tailandés
que reparte comida a domicilio y aunque sé que está mal, ayer me bajé un par de
películas que me apetecía ver… así que, si no te molesta… Podríamos simplemente
quedarnos en mi casa y disfrutar de la compañía. La verdad es que esa sería una
cita que me encantaría… Mi sofá es el
mejor amigo para irse de marcha…
-
¿Lo dices en serio? – me preguntó, asombrada.
-
Sí… no soy de las de ir de fiesta y realmente sólo salgo de casa cuando me que
sin comida o tengo que ir a trabajar… Yo y la sociedad no estamos hechos el uno
para el otro…
-
No me refiero a eso… yo también soy una comadreja… - Fruncí el ceño ante la comparación.
– Sin ofender… es más por el hecho de… bueno… ¿Me estás invitando a tu piso en
la primera cita? – Asombrada, me di cuenta de su punto, aunque hasta el momento
no lo había pensado. Quedarme a solas en mi piso con Bell no era muy
inteligente… o tal vez sí, según la finalidad de esta cita… Espantando todas
las imágenes sexuales de mi cabeza, me apresuré a responderle de la única
manera que sabía.
-
Realmente no tienes muchas citas ¿Verdad? – Sí, golpe bajo, pero no sé hacerlo
de otra manera.
-
No… Sí… Es decir… ¡Joder! ¿Me he insinuado de manera descarada? Yo no quería
decir que… en fin… Yo nunca haría nada de… ¡Arg! – Gruñó frustrada. - ¿Sabes?
Ahora mismo estoy luchando contra mis piernas para que no vuelvan corriendo a
mi apartamento a que me trague la tierra en soledad… - Divertida, agarré una de
las mangas de Bell para evitar que se fuera, aunque sabía que no lo haría.
-
Dejando de lado lo que acabas de decir… que tal si pasamos y sencillamente
charlamos como amigas… Sí, es una cita. Pero yo te prometo que esta noche no
ocurrirá nada más allá de una conversación, esperemos agradable, algo de comida
y un par de pelis… ¿Qué me dices?
-
Te digo que me encanta la idea… - Dijo sonriente, y algo más calmada.
-
Bien… ¡y oh! Las películas son de terror… Lo digo por si quieres volver a tu
jungla de peluche y traerte a algún guardaespaldas peludo para que te haga
compañía… No quiero tener que limpiar fluidos extraños de mi sofá… - Entre
molesta y divertida, Bell frunció el ceño.
-
¿Estás insinuando lo que creo que estás insinuando?
-
Quién avisa no es traidor… - Farfullando algo ininteligible, Bell entró detrás
de mí a mi apartamento.
-
En una escala del uno al diez… ¿De cuento miedo estamos hablando? – Sintiendo mi
lado perverso aflorar sin freno, sonreí sugestivamente ante su mirada de
terror.
-
Oh, no mucho… tal vez 2 o 3… - Mientras cogía el teléfono para hacer el pedido,
mordí mis labios mientras veía a Bell mirar mi salón con curiosidad. Dios… se va a hacer pis en los pantalones…Supongo
que en un rato descubriré si las películas de terror verdaderamente hacen que
una chica se me lance a los brazos… Esto será divertido…
Nota de la Autora: Se que es cortito pero he programado los próximos capítulos a la misma hora los próximos días hasta que se termine la historia, que ya la tenía muy olvidada.. Y sí. Veronica tiene ese sentido del humor macabro, ya veréis lo que pasa en los siguientes capítulos :)
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