PARTE VIII
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¡Ahh! – Grité, tapándome con uno de los cojines de Ronnie. La espeluznante
música de la película continuaba y Ronnie había añadido una fuerte carcajada a
la banda sonora.
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¡Por favor! – Rió. – ¡Sí sólo es el título de la película! – Molesta, miré a mi
lado viendo como Ronnie se contorsionaba de risa encima del sofá. Tanteando,
encontré el mando y paré la película.
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¡No tiene gracia! – Gruñí.
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Pues claro que la tiene… la película acaba de comenzar y tú has saltado como un
gato sólo con el título de la película… ja ja ja… - Ronnie se agarraba con
fuerza el estómago mientras se reía.
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Espero que el arroz te salga por las orejas… ¡Mira que eres cruel! – Le solté,
entre molesta y divertida, con los movimientos y la risa de Ronnie.
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Lo siento, lo siento… - Empezó a disculpare, limpiándose las lágrimas de los
ojos. – Es que… Nunca había visto a nadie mearse de miedo nada más empezar la
película…
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¡Yo no me meo de miedo! ¡Es esa maldita música! Y luego esas letras rojas
salieron de la nada… ¡No me lo esperaba! – Ronnie seguí riéndose, aunque ahora
más calmada.
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¿y cómo demonios eres capaz de jugar a todas esos juegos de terror? Me
sorprende que aún no te haya dado un ataque al corazón…
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Créeme. Me han dado. Y seguramente tenga alguna que otra cana prematura por
culpa de alguno de esos malditos juegos… Pero a la gente le gusta y necesito el
dinero… - La risa de Ronnie se detuvo y me miró curiosa. - Me encantaría decir
que tu cara en penumbra es igual de preciosa, pero me temo que esta luz rojiza
sólo te da un aire espeluznante… - Reí nerviosa, encendiendo la luz del pie de
salón. – Mucho mejor.
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¿Vas a hacer eso siempre? – Preguntó Ronnie.
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¿Hacer el qué? ¿Encender la luz cuando me des miedo? Sí, seguro que sí… -
Ronnie se rió pero negó con la cabeza.
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No. Me refiero a YouTube. – Explicó. - ¿Sabes que eso no va a durar siempre
verdad? Con el tiempo, habrá otro chico o chica que haga reír más a la
gente…más joven, más divertido… Puede que no ahora y no dentro de unos años…
Pero cuando dejes de ser joven – Ronnie hizo un gesto de comillas con las
manos. – y sobre todo cuando la gente que te sigue deje de serlo también… ya
sabes… - Suspirando con pesadez, apagué la imagen de la pantalla y me giré,
encarando a Ronnie y parándome para responder a la misma pregunta que siempre
me hacían mis padres.
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Sí, lo sé. Sé que esto no es eterno. Realmente nada lo es. Pero dime, tú eres
escritora… ¿Qué hay de estable en ese trabajo? – Ronnie se encagió de hombros.
-Nada,
pero es lo que soy, es lo que me gusta hacer. – Sonriendo, asentí conforme.
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Pues yo soy igual.
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Sabes a lo que me refiero Bell… ¿Qué harás con 40 o 50 años? ¿Hacer videos de
cómo efectivamente te da un infarto en pantalla?
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No, claro que no, sólo… no sé… haré esto todo el tiempo que pueda y luego,
luego…
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¿Luego qué?
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¡No lo sé vale! – Dije molesta. – No sé que voy a hacer después, Veronica. No
lo sabía cuando era adolescente y tampoco lo sé ahora. Patético, lo sé. Pero es
lo que hay.
- Yo
no he dicho que sea patético, Bell…
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Pero lo piensas. Incluso Jake y Tommy tienen un plan de contingencia. Jake se
sacó un grado superior de informática y Tommy puede trabajar para su padre en
la fábrica de congelados. Ambos saben que no será tan glamuroso como lo que
hacen ahora, pero al menos podrán pagar las facturas y mantener a sus mujeres…
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Vaya… y yo que creía que la misoginia sólo estaba latente en la sociedad… - Se
jactó Ronnie, con una mueca de desagrado.
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Sí bueno, tampoco es que las chicas con las que salen ahora vayan a aportar
mucho a esta sociedad. Ellos no son lo que podríamos decir atractivos y Sam y
Fiona son sólo caras bonitas… Sin ofender.
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No lo haces. Sé que existen esos seres mitológicos con cuerpos de ninfas y
cerebros vacíos… creo que se hacen llamar zorras. – Ronnie y yo nos miramos
seriamente durante varios segundos antes de romper a reír.
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Vale… Sí. Lo siento por Jake y Tommy pero sus novias son unas completas zorras.
Están cada dos por tres sacándose selfies con caras de pez… y cuando se
maquillan, parece que se han dado de bruces con una brocha de pintar… como una
puerta, ya te digo. Pero bueno, mientras ellos tengan sex… ejem… - incómoda,
aparté la mirada.
-
Ah… ya veo. Así que mientras ellos tengan un lugar donde meterla no les importa
donde… - Asombrada, miré a Ronnie con los ojos abiertos de par en par. - ¿Qué?
A veces los hombres son demasiado planos… Aunque también hay mujeres así, cosa
que no entiendo.
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Si bueno, tampoco los culpo por querer disfrutar al máximo del momento. No me
los imagino con mujeres así en el futuro…
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No, seguro que en el futuro serán mujeres que realmente les quieran por quienes
son. – arrugando la nariz, conforme, asentí.
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Sí, lo siento… No quería insinuar…
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Lo sé. Tranquila. Entiendo también que ellos seguro que también lo saben. Tampoco
les culpo por querer acostarse con todas las chicas guapas que puedan antes de
encontrar a mamá oso.
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Si tuvieran dos dedos de frente ya habrían encontrado a mamá oso.
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¿Y tú?
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¿Yo qué?
- ¿Qué
si tú también estás divirtiéndote? – Preguntó Ronnie, acercándose un poco a mí.
Sin poder evitarlo, tragué con fuerza.
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¿Yo? Nah… Soy demasiado inepta como para que alguien quisiera estar conmigo…
incluso para divertirse…
-
Pues, según he podido observar en los escasos cinco minutos en los que me puse
a husmear, hay precisamente miles de personas de todas las edades, tamaños y
formas a las que precisamente les gustaría divertirse contigo… - Entrecerrando
un poco los ojos, Ronnie puso morritos y alzó varias veces las cejas.
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Ya… bueno. Entonces. Volviendo a tu pregunta. No. Yo no me estoy divirtiendo. Supongo
que soy una romántica… o una remilgada.
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Ser una romántica está bien… Aunque también te hace un poco ingenua…
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Mira quién fue a hablar. Te ganas la vida escribiendo sobre romances…
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¡Eso no es cierto! Escribo de todo… Incluido el sexo… mucho sexo. Eso me haría
ser muy poco romántica.
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Para nada. Todas tus historias tienen ese algo… y déjame decirte que haya sexo
o no, es romance. Digas lo que digas… Como en esa historia de Michael y Sarah…
ahí había una tensión inmensa… ¿Y Corinne y Ashley? Wah… eso sí que me puso los
pelos de punta. Mientras lo leía tenía ganas de coger a Ashley y cubrirla de… -
Ronnie me miraba con intensidad. Divertida y aparentemente feliz.
-
Así que sí que lo has leído todo… incluida mis historias de sumisión. Bueno saberlo…
- Rió.
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Oye… - Dije curiosa. – todas las cosas que escribes… ¿Son cosas que imaginas o
cosas que has… experimentado? – Ronnie parecía estar conteniendo una sonrisa
mordaz mientras inclinaba ligeramente la cabeza hacia un lado, mirándome divertida.
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¿Te gustaría comprobarlo? – La voz de Ronnie era suave y calmada. Para nada
comparada con el latido acelerado y rotundo de mi corazón.
-Yo…
eh… creía que habíamos quedado en que esta noche… ya sabes, charlar como amigas…
- Tragué con dificultad, mientras veía como Ronnie se acercaba aún más a mí,
gateando por el sofá.
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Técnicamente, ya es mañana… - Ronnie olía
muy bien. ¿A lirios? No lo sé, pero me estoy mareando… está tan cerca…- Si
no quieres que siga… puedes decírmelo.
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Yo… yo… - ¡Oh vamos! ¡Deja de tartamudear
como una nena! Aún temblando, alcé una de mis manos y aparté un mechón de
pelo rebelde de la cara de Ronnie. – Yo… no soy nada buena en… esto.
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¿Sabes qué? – dijo Ronnie, con la voz, esta vez, algo alterada. – Yo tampoco…
Me encanta que continúes con la historia, casi la tenia olvidada.
ResponderEliminarExcelente capítulo, me gusta el giro inesperado que tomó la historia :O, saludos ;)
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