Por Las Mentiras De Él, La Encontré A Ella - Capítulo 15

Capítulo 15

El teléfono sonó varias veces por la mañana antes de que Muriel llegara a cogerlo. Eran sólo las 7 de la mañana y Bartozt era el único valiente que se levantaba a las 5 para ir a pescar, pero ya hacía rato que había salido, así que Muriel, con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir, se puso la bata de andar por casa y salió al salón a atender el teléfono.

- ¿Diga? – Contestó.

- ¿Muriel? Soy yo, el pequeño Jimmy. – Escuchó la voz temblorosa del joven.

- ¡Oh Jimmy! ¡Cuánto tiempo! Hace mucho que no llamas a esta vieja para contarme algunos cotilleos… ¿Qué tal lo está haciendo mi Maxine? ¿Se está portando bien?

- Muriel… ella… - Muriel se asustó al oír al joven llorar a través del teléfono. – Lo siento… lo siento tanto… - Gimoteó.

- ¿Pero qué estás diciendo muchacho? ¡Habla claro! ¿Algo le ha pasado a mi niña? – Muriel, asustada, vio como Laura y Kyle Salían de su habitación, adormecidos y despertados por los gritos de Muriel. - ¿Jim? ¡Responde!

-  Max… ella… Oh Dios… - La alarmada expresión de Muriel sólo se podía comparar a la de Laura, que se acercó tanto a Muriel que pudo escuchar a Jimmy hablar. – Max se ha ido Muriel… Lo siento…

***

Jimmy colgó el teléfono e intentó no recordar los gritos ahogados de la madre de Max.

Un par de técnicos estaban tomando fotos del apartamento de Max. Parecía que había habido lucha…la sangre impregnaba las paredes con salpicones erráticos hasta llegar al baño, donde lo huesos desvencijados de Max estaban casi deshechos en la bañera por el ácido sulfúrico.

- Max… Max… - Llamó una y otra vez Jimmy, mientras se dejaba caer contra la pared.

Su compañera… su amiga… había muerto. Seguramente a manos de alguna de las mafias de la zona. ¿Por qué? ¿Por un escarceo sin sentido? ¿Por amar a la mujer de un capullo?

Que más daba… ella ya no estaba…

Jimmy rompió en llanto cuando ya no pudo más.

***

- ¿Jimmy? ¿Jimmy estás aquí? – Avancé a través de los técnicos que había en el pasillo hasta llegar al apartamento de Max. Nada más cruzar el umbral, vi a mi amor en el suelo, llorando desconsoladamente. - ¿Cariño? ¿Qué…? – Fue entonces cuando vi la sangre. – No… - Exhalé. Avancé por el pasillo, siguiendo la sangre. – No, no, no… - Llegué al dormitorio, y un enorme cúmulo de sangre seca se dirigía desde las sábanas caídas en el suelo hasta el baño. Al entrar, me tapé la boca a causa del fuerte olor a descomposición y ácido. - ¡No! – Casi al instante, mi cuerpo se convulsionó en arcadas y vomité en el retrete.

- ¡Eh, tú! ¿Pero qué coño…? ¡Largo de aquí antes de que te cargues más pruebas! – Gritó uno de los forenses. Un técnico, molesto, me sacó a rastras de la habitación y me dejó en estado catatónico en el salón.

¡Oh no!

¿Qué he hecho? Ellos me prometieron que no la matarían… ¡Ellos me lo juraron! ¿Cómo pude ser tan estúpido?

Oh Max… lo siento… lo siento tanto…

Comencé a llorar tan desconsoladamente por la culpa, que Jimmy se levantó y se abrazó con fuerza a mí, creyendo erróneamente que mi pesar se debía a la muerte de Max…

Con un vacío indescriptible en mi corazón, abracé con fuerza a Jimmy, luchando por la culpa y la traición. ¡Debía decírselo! Debía decirle a Jimmy que la muerte de Max era culpa mía… que yo la traicioné. Que los traicioné a ambos…

Pero no podía… Simplemente no podía…

Mi Jim… ¿Qué haría yo sin él? ¿Qué haría si me mirara con odio?

Solo espero que los años borren este dolor en nuestros corazones. Que cada vez que mire a mi amor no recuerde el daño que le he causado… Y Laura… Pobre Laura. Ojalá estés tan lejos que esta desagradable verdad no llegue a tu corazón…

***

- ¡No! ¡Mi niña no! – Los desgarradores gritos de Muriel me llegaron al alma. No… no es posible… Max no…

- ¿Mami? – La voz temblorosa de Kyle me hizo apartar la mirada de una Muriel descompuesta en Lágrimas y gritos de angustia. – mami… - Mi niño tenía los ojos llorosos, así que lo alcé y lo abracé. Más para calmarme a mí misma que a él.

- Shh… está bien. Todo está bien… - Volví a meter a Kyle en el cuarto y lo metí en la cama, a pesar de su reticencia. – Necesito que te quedes aquí un rato, ¿vale?

- ¿Mami? – Me miró Kyle, asustado.

- Tranquilo cielo… No pasa nada. – Empecé a alejarme pero Kyle agarró una de mis mangas.

- ¿Lo prometes? – Los preocupados ojos castaños de mi hijo me miraron aprensivos. Intenté que mi voz no temblara al responder.

 - Lo prometo cariño… y ahora duerme un poco más… - Salí de la habitación angustiada y me encontré de nuevo con Muriel gritando al teléfono, esta vez con furia.

- ¡Tú! ¡Maldito desgraciado! – Gritaba con voz rasgada. - ¡Tú me lo prometiste! ¡Me prometiste que no le pasaría nada! ¡Que la cuidarías! Y ahora mi bebé… ¿Qué le ha pasado a mí bebé? – Muriel temblaba de pura furia. – Me da igual detrás de cuantos hombres te escondas, porque pienso encontrarte… ¡Quiero que me mires a la cara cuando me expliques porqué has dejado morir a mi hija! – Al igual que el teléfono cuando Muriel lo lanzó al suelo, mi corazón se rompió en mil pedazos…

Ella no, por favor… Ella no…

- ¡¿Qué has hecho?! – Esta vez, la furia de Muriel se dirigió a mí. - ¡¿Qué le has hecho a mi niña?! – Incontrolables, las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Notaba como Muriel me zarandeaba con fuerza, haciéndome daño en los brazos con sus fuertes manos… Pero yo no podía… sencillamente no podía luchar contra su furia…

Me lo merecía. Me merecía algo más que sus golpes… Todo era por mi culpa…

- Es mi culpa… - Gemí de dolor. – Es mi culpa… - Repetí varias veces mientras me dejaba zarandear. – Max… - La presión en mi pecho no me dejaba respirar y sentía que me ahogaba a pesar de que Muriel ya se había calmado y se había alejado de mí… Inestable, me tambaleé hasta la puerta y salí a la fría mañana costera.

Mi cuerpo entumecido gritaba de dolor. Abracé el dolor físico de mi cuerpo por el frío. Lo necesitaba… necesitaba sentir algo más que esta interminable angustia. Respiré con fuerza, notando como el frío entraba en mis pulmones mientras me dejaba caer inerte en el jardín.

El cielo despejado y claro de la mañana parecía querer reírse de mí.

Me dejé entumecer por el frío. No quería luchar más. Sencillamente no quería…

Minutos más tarde, me levanté con lo único en mi mente que pudo apaciguar el dolor.

Necesitaba saber. Necesitaba saber quién me había arrancado al ser más dulce y cariñoso de mí vida… Y cuando lo encontrara no habría piedad…

¡Sólo justicia!

Nota de la Autora: Perdonad mi pequeña ausencia. Es que he estado fuera tres días y no tenía internet. Primero ante todo un minuto de silencio por mi querida Heda* (Quién sepa de qué estoy hablando se gana un beso a la distancia :D) #TremendaInjusticia T.T

También deciros que mañana como siempre tendremos a nuestras detectives (Ya no tan detectives) y que este Lunes se publicará la Secuela completa de Mi Dulce E Irritante Vecina ^^