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viernes, 29 de abril de 2016

Por Las Mentiras De Él, La Encontré A Ella - Capitulo 20

Capítulo 20



Nada más salir por la puerta de emergencia que daba al aparcamiento vi a dos figuras forcejear cerca de un coche oscuro. Miré a mí alrededor, buscando a los hombres de Félix. Pero aún no había llegado.


Desenfundando mi arma, avancé con cuidado hasta ellos, buscando entre los escasos coches algún indicio de que hubiera alguien más. Pero sólo estaban ellos dos. Ambos rubios… Uno de ellos ya estaba casi tirado al suelo, vomitando, con el traje cubierto de manchas de sangre… William

El alto y corpulento rubio que se alzaba sobre él llevaba una pistola reglamentaria que dirigió a la cabeza de William. ¡Félix no llegaría a tiempo! Tenía que hacer algo… Joder, no se me da muy bien disparar… Suplicando por que saliera bien, apunté al brazo del hombre y disparé, oyendo el grito desgarra de William. Asustada de haberle dado a él, los alcancé justo cuando el otro hombre gruñía y se agarraba la mano y William intentaba salir corriendo tropezando con su propia corbata.

- ¡Quédate donde estás! – Le avisé, apuntándole momentáneamente. El arma del otro había desaparecido de la vista así que lo apunté, alejándome un poco de él, por seguridad, ya que un hombre de sus dimensiones podría alcanzarme fácilmente con un puñetazo. - ¡Y tú! – Le grité, nerviosa. – Vete antes de que lleguen mis amigos, si no serás…

- ¿Max? – Esa voz…

- ¿Jimmy? – Pregunté extrañada. Cuando el home se giró cubriendo una mano ensangrentada mis ojos se abrieron como platos. - ¡Oh Jimmy! – Cubrí la distancia que nos separaba y lo abracé con fuerza. – Lo siento tanto… No sabía que eras tú…

- ¿Max? ¿Pero cómo…? – Su voz temblaba, así que me separé un poco, viendo su rostro lleno de lágrimas y marcado por el dolor. – Tú estabas… Yo vi…

- Oh Jimmy… - Suspiré con fuerza, abrazándolo de nuevo. – Lo siento mucho. Ojalá no hubieras pasado por eso…

- Pensé…Todos pensamos… Las pruebas…

- Fue una trampa, Jimmy. Misha iba detrás de mí y Félix pensó que… - Jimmy se apartó de mí con brusquedad.

- Espera… ¿Misha? ¿Félix? ¿Te refieres al Gato? ¿Pero qué demonios…?

- Ahora no hay tiempo Jimmy. Tenemos que sacar a William de aquí antes de que lo encuentren los hombres de Misha… Por no hablar que no son los únicos que le buscan…

- ¡Pues que lo encuentren! ¡Esa gente es muy peligrosa Max! No merece que te arriesgues por él…

- Oh Max… Amor… Pensaba que habías muerto… - William atrajo nuestra atención, volviendo hacia nosotros con cautela. – Tu amigo aquí me dijo cosas muy malas amor… - William abrió los brazos, temblorosos, e intentó abrazarme. Pero me aparté y leí una fuerte patada en la entrepierna. – ¡Joder! ¡Otra vez no!

- ¡Eso por ser un capullo! Anda que intentar llevarte a Lindsay… será posible… - De repente, el sonido de unos disparos no muy lejos de donde s encontramos nos hizo agacharnos a todos, aunque William ya estaba más que besando el suelo. – Tenemos que irnos… ¡Ya! – Grite, viendo como varios hombres armados se dirigían hacia nosotros. No había ni rastro de Félix. – ¡Mete a William en el maletero! – Rápidamente, Jimmy alzó a William sin esfuerzo mientras yo abría el maletero. Lo tiró sin miramientos dentro se dirigió al asiento del conductor. – Ni se te ocurra, ¡conduzco yo nenaza! – A pesar de la situación, Jimmy rio mientras corría al otro lado.

- Dios… te echaba de menos amiga. – Arranqué el coche y pisé a fondo. Los hombres que se acercaron levantaron sus armas y arremetieron contra el coche. - ¡Cuidado! – Los disparos estallaron la ventanilla del copiloto y dejaron el parabrisas inservible. Saliendo del aparcamiento norte como pude, pasé cerca de donde había llegado con Félix, encontrando varios cuerpos tirados en el suelo. – Mierda Félix… - Algunos disparos más atrajeron mi atención. Al otro lado del estacionamiento, un par de hombres tiroteaban hacia unos contenedores. No eran los hombres de Félix y eso era todo lo que tenía que saber. Me dirigí hacia ellos pisando con fuerza el acelerador. Cuando se dieron cuenta de que me acercaba, giraron sus más hacia nosotros, pero ya era demasiado tarde. Apreté con fuerza las manos en el volante cuando sentí que  cuerpos chocaban con el coche y salían despedidos a ambos lados de la carretera. - ¡Joder Max!

- ¿Quién va? – Grité, abriendo la puerta y saliendo del coche, aunque manteniéndome protegida.

- ¡Ayuda aquí! – Gritó un hombre al que reconocí como Gustavo. Corrí hacia los contenedores, viendo a varios hombres heridos, uno de ellos muerto. Gustavo sujetaba a Félix en brazos. – Le han alcanzado…

- ¡Jimmy ayuda aquí! – Jimmy apareció detrás de mí, y algunos levantaron sus armas.

- ¡Ruso! – Alcé las manos rápidamente.

- Él está conmigo, es mi compañero. – Gustavo bufó.

- Otro Aguacate

- ¡Rápido, entrad en el coche!

- ¿Y la rata? – Preguntó otro.

- En el maletero… - Las sirenas policiales comenzaron a escucharse a lo lejos.

- ¡La tromba!

- Va va… - Jimmy y Gustavo metieron a un Félix inconsciente en el coche. Eran cuatro… no cabíamos en el coche. – Gustavo, llévalos a la casa, yo despistaré a la poli… - Gustavo asintió y subió al asiento del conductor. Vi mi moto tirada no muy lejos de allí, así que corrí hacia ella, pero unos fuertes brazos impidieron avanzar.

- ¡No Max! – Me suplicó Jimmy.

- Nadie es más rápido que yo… no me pueden pillar… Tú ve con ellos, estarás a salvo.

- Pero…

- ¡No hay tiempo! – Me zafé de él y corrí hacia mi moto, levantándola y comprobando que estuviera bien. Jimmy seguía parado - ¡Ve!

- ¡Vamos blanquito! – Reticente, Jimmy se metio en el coche y Gustavo salió rápidamente del aparcamiento. Mi casco estaba inservible en el suelo, así que monté sin más en la moto y me dirigí hacia las sirenas, desenfundando el arma y vaciando el cargador en los dos coches de policía que aparecieron. Rápidamente, cambiaron de dirección y me siguieron. Tiré el arma y me incliné sobre la moto.

- Cogedme si podéis…

***

Muriel y yo estábamos viendo las noticias con el corazón en vilo. Había imágenes de varios cuerpos en Berkeley debido a un tiroteo y Félix no respondía a las llamadas de Máximo.

- ¿Dónde están? – Preguntó Máximo, nervioso. – Ya deberían…

- ¡Señor! ¡Han vuelto! – Los tres, corrimos hacia la entrada de la mansión, viendo como un coche completamente destrozado entraba por el camino de grava.

- ¡Hijo!

- ¡Max!

Varios hombres sacaron a Félix del coche, completamente inconsciente y cubierto de sangre. Mis ojos buscaron tanto a Max que no vi al chico alto y rubio hasta que Muriel gritó.

- ¡No! ¡Es Jimmy! – Varios hombres bajaron sus armas y el chico se acercó rápidamente hacia nosotras.

- ¿Muriel? ¿Laura? ¿Qué hacéis aquí?

- ¿Maxine? ¿Dónde está mi Maxine? – Jimmy bajó la mirada… - No… ella no…

- ¡No Muriel no! Ella se separó de nosotros para que pudiéramos escapar. La policía estaba llegando y…

- ¿Y la dejaron ir sola? – Pregunté, furiosa. – Si le ha pasado algo os juro que… - El estruendo de una moto detuvo momentáneamente el movimiento del patio. – Max… - Suspiré aliviada. Mientras me acercaba a ella, unos hombres sacaron algo del maletero. Cuando me fijé bien, me quedé de piedra, viendo la expresión asombrada de William.

- ¿¡Cariño!? ¿¡Ellos también te han cogido!? – Preguntó William, con una voz excesivamente aguda, debido a los golpes. – Oh mi vida… me alegro tanto de verte… - William intentó acercarse a mí, pero dos hombres lo detuvieron. – ¡Déjenme hablar con mi mujer! – Los hombres se rieron.

- Ella no es tu mujer, idiota. – Dijo uno de ellos, comenzando a llevárselo. Vi a Max sonreírme, y continué mi camino hacia ella, casi corriendo.

- ¡No te acerques a esa Laura! ¡Es una zorra mentirosa! – Gruñó William, forcejeando debiente con los hombres que lo retenían.

- ¡Cariño! – Suspiré de alegría, llegando a sus brazos y abrazándola con fuerza. – Tenía miedo de que te hubiera pasado algo…

- Shh… Estoy bien. Te dije que volvería para terminar lo que empezamos ¿No? – Un pequeño ronroneo salió de su garganta y note como mi cuerpo se pegaba aún más al suyo, deleitándose con la promesa de poder tocarla de nuevo.

- Cierto… - Sin importarme anda más, agarré la cara de Max con ambas manos y la besé. Mis brazos empezaban a rodear su cuello mientras profundizaba el beso cuando escuché un jadeo a nuestra espalda que me hizo apartarme momentáneamente y girarme.

- ¿¡Pero qué coño!? – Gimió William, con los ojos abiertos y la mandíbula desencajada.

- Ya te advertí gilipollas… - Dijo uno de los hombres, llevándoselo de allí.

- Lo siento pero… no podía importarme menos. – Le dije a Max, volviéndome hacia ella. - ¿Por dónde íbamos?

- Creo que por aquí. – Chillé cuando Max me alzó y me llevó en brazos hacia la casa.

***

- Increíble… Ni siquiera me ha visto… esta niña… - Dije, viendo con placer como Maxine se llevaba a Laura dentro de la casa.

- Yo sólo me alegro de que esté bien. – Dijo Jimmy mi lado.

- Yo también Jimmy, yo también… Ahora vamos. Tienes que contarme todo lo que sepas sobre esas dos… Porque me he decidido a que Laura sea mi Nuera. – Jimmy o a mi lado y agarró mi brazo.

- Siempre es un placer complacer a una dama tan hermosa.


- Pillín… Si fuera más joven y no estuviera casada… - Jimmy me giñó un ojo y comenzó a hablar. Con suerte, todo se solucionaría pronto.

2 comentarios:

  1. Bueno esto se pone interesante,y no es por parecer sicópata pero y si torturan un poquito a willian por hp . es sólo una sugerencia los mafiosos suelen tener unas ideas un poquito ....

    M.S

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  2. Muy buen capitulo...soy fan de tus historias :3

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