Capítulo 20
Nada más salir por la puerta de emergencia que daba
al aparcamiento vi a dos figuras forcejear cerca de un coche oscuro. Miré a mí
alrededor, buscando a los hombres de Félix. Pero aún no había llegado.
Desenfundando mi arma, avancé con cuidado hasta
ellos, buscando entre los escasos coches algún indicio de que hubiera alguien
más. Pero sólo estaban ellos dos. Ambos rubios… Uno de ellos ya estaba casi
tirado al suelo, vomitando, con el traje cubierto de manchas de sangre… William…
El alto y corpulento rubio que se alzaba sobre él
llevaba una pistola reglamentaria que dirigió a la cabeza de William. ¡Félix no llegaría a tiempo! Tenía que hacer
algo… Joder, no se me da muy bien disparar… Suplicando por que saliera
bien, apunté al brazo del hombre y disparé, oyendo el grito desgarra de
William. Asustada de haberle dado a él, los alcancé justo cuando el otro hombre
gruñía y se agarraba la mano y William intentaba salir corriendo tropezando con
su propia corbata.
- ¡Quédate donde estás! – Le avisé, apuntándole momentáneamente.
El arma del otro había desaparecido de la vista así que lo apunté, alejándome un
poco de él, por seguridad, ya que un hombre de sus dimensiones podría alcanzarme
fácilmente con un puñetazo. - ¡Y tú! – Le grité, nerviosa. – Vete antes de que
lleguen mis amigos, si no serás…
- ¿Max? – Esa voz…
- ¿Jimmy? – Pregunté extrañada. Cuando el home se
giró cubriendo una mano ensangrentada mis ojos se abrieron como platos. - ¡Oh
Jimmy! – Cubrí la distancia que nos separaba y lo abracé con fuerza. – Lo siento
tanto… No sabía que eras tú…
- ¿Max? ¿Pero cómo…? – Su voz temblaba, así que me
separé un poco, viendo su rostro lleno de lágrimas y marcado por el dolor. – Tú
estabas… Yo vi…
- Oh Jimmy… - Suspiré con fuerza, abrazándolo de
nuevo. – Lo siento mucho. Ojalá no hubieras pasado por eso…
- Pensé…Todos pensamos… Las pruebas…
- Fue una trampa, Jimmy. Misha iba detrás de mí y
Félix pensó que… - Jimmy se apartó de mí con brusquedad.
- Espera… ¿Misha? ¿Félix? ¿Te refieres al Gato? ¿Pero
qué demonios…?
- Ahora no hay tiempo Jimmy. Tenemos que sacar a
William de aquí antes de que lo encuentren los hombres de Misha… Por no hablar
que no son los únicos que le buscan…
- ¡Pues que lo encuentren! ¡Esa gente es muy
peligrosa Max! No merece que te arriesgues por él…
- Oh Max… Amor… Pensaba que habías muerto… - William
atrajo nuestra atención, volviendo hacia nosotros con cautela. – Tu amigo aquí
me dijo cosas muy malas amor… - William abrió los brazos, temblorosos, e
intentó abrazarme. Pero me aparté y leí una fuerte patada en la entrepierna. – ¡Joder!
¡Otra vez no!
- ¡Eso por ser un capullo! Anda que intentar
llevarte a Lindsay… será posible… - De repente, el sonido de unos disparos no
muy lejos de donde s encontramos nos hizo agacharnos a todos, aunque William ya
estaba más que besando el suelo. – Tenemos que irnos… ¡Ya! – Grite, viendo como
varios hombres armados se dirigían hacia nosotros. No había ni rastro de Félix.
– ¡Mete a William en el maletero! – Rápidamente, Jimmy alzó a William sin
esfuerzo mientras yo abría el maletero. Lo tiró sin miramientos dentro se
dirigió al asiento del conductor. – Ni se te ocurra, ¡conduzco yo nenaza! – A pesar
de la situación, Jimmy rio mientras corría al otro lado.
- Dios… te echaba de menos amiga. – Arranqué el
coche y pisé a fondo. Los hombres que se acercaron levantaron sus armas y
arremetieron contra el coche. - ¡Cuidado! – Los disparos estallaron la
ventanilla del copiloto y dejaron el parabrisas inservible. Saliendo del
aparcamiento norte como pude, pasé cerca de donde había llegado con Félix,
encontrando varios cuerpos tirados en el suelo. – Mierda Félix… - Algunos
disparos más atrajeron mi atención. Al otro lado del estacionamiento, un par de
hombres tiroteaban hacia unos contenedores. No eran los hombres de Félix y eso
era todo lo que tenía que saber. Me dirigí hacia ellos pisando con fuerza el
acelerador. Cuando se dieron cuenta de que me acercaba, giraron sus más hacia
nosotros, pero ya era demasiado tarde. Apreté con fuerza las manos en el
volante cuando sentí que cuerpos chocaban
con el coche y salían despedidos a ambos lados de la carretera. - ¡Joder Max!
- ¿Quién va? – Grité, abriendo la puerta y saliendo
del coche, aunque manteniéndome protegida.
- ¡Ayuda
aquí! – Gritó un hombre al que reconocí como Gustavo. Corrí hacia los contenedores,
viendo a varios hombres heridos, uno de ellos muerto. Gustavo sujetaba a Félix
en brazos. – Le han alcanzado…
- ¡Jimmy ayuda aquí! – Jimmy apareció detrás de mí,
y algunos levantaron sus armas.
- ¡Ruso! –
Alcé las manos rápidamente.
- Él está conmigo, es mi compañero. – Gustavo bufó.
- Otro Aguacate…
- ¡Rápido, entrad en el coche!
- ¿Y la rata? – Preguntó otro.
- En el maletero… - Las sirenas policiales comenzaron
a escucharse a lo lejos.
- ¡La tromba!
- Va va… - Jimmy y Gustavo metieron a un Félix
inconsciente en el coche. Eran cuatro… no cabíamos en el coche. – Gustavo, llévalos
a la casa, yo despistaré a la poli… - Gustavo asintió y subió al asiento del
conductor. Vi mi moto tirada no muy lejos de allí, así que corrí hacia ella,
pero unos fuertes brazos impidieron avanzar.
- ¡No Max! – Me suplicó Jimmy.
- Nadie es más rápido que yo… no me pueden pillar…
Tú ve con ellos, estarás a salvo.
- Pero…
- ¡No hay tiempo! – Me zafé de él y corrí hacia mi
moto, levantándola y comprobando que estuviera bien. Jimmy seguía parado - ¡Ve!
- ¡Vamos blanquito! – Reticente, Jimmy se metio en
el coche y Gustavo salió rápidamente del aparcamiento. Mi casco estaba
inservible en el suelo, así que monté sin más en la moto y me dirigí hacia las
sirenas, desenfundando el arma y vaciando el cargador en los dos coches de
policía que aparecieron. Rápidamente, cambiaron de dirección y me siguieron.
Tiré el arma y me incliné sobre la moto.
- Cogedme si podéis…
***
Muriel y yo estábamos viendo las noticias con el
corazón en vilo. Había imágenes de varios cuerpos en Berkeley debido a un
tiroteo y Félix no respondía a las llamadas de Máximo.
- ¿Dónde están? – Preguntó Máximo, nervioso. – Ya deberían…
- ¡Señor! ¡Han vuelto! – Los tres, corrimos hacia la
entrada de la mansión, viendo como un coche completamente destrozado entraba
por el camino de grava.
- ¡Hijo!
- ¡Max!
Varios hombres sacaron a Félix del coche,
completamente inconsciente y cubierto de sangre. Mis ojos buscaron tanto a Max
que no vi al chico alto y rubio hasta que Muriel gritó.
- ¡No! ¡Es Jimmy! – Varios hombres bajaron sus armas
y el chico se acercó rápidamente hacia nosotras.
- ¿Muriel? ¿Laura? ¿Qué hacéis aquí?
- ¿Maxine? ¿Dónde está mi Maxine? – Jimmy bajó la
mirada… - No… ella no…
- ¡No Muriel no! Ella se separó de nosotros para que
pudiéramos escapar. La policía estaba llegando y…
- ¿Y la dejaron ir sola? – Pregunté, furiosa. – Si le
ha pasado algo os juro que… - El estruendo de una moto detuvo momentáneamente el
movimiento del patio. – Max… - Suspiré aliviada. Mientras me acercaba a ella,
unos hombres sacaron algo del maletero. Cuando me fijé bien, me quedé de
piedra, viendo la expresión asombrada de William.
- ¿¡Cariño!? ¿¡Ellos también te han cogido!? –
Preguntó William, con una voz excesivamente aguda, debido a los golpes. – Oh mi
vida… me alegro tanto de verte… - William intentó acercarse a mí, pero dos
hombres lo detuvieron. – ¡Déjenme hablar con mi mujer! – Los hombres se rieron.
- Ella no es tu mujer, idiota. – Dijo uno de ellos,
comenzando a llevárselo. Vi a Max sonreírme, y continué mi camino hacia ella,
casi corriendo.
- ¡No te acerques a esa Laura! ¡Es una zorra
mentirosa! – Gruñó William, forcejeando debiente con los hombres que lo
retenían.
- ¡Cariño! – Suspiré de alegría, llegando a sus
brazos y abrazándola con fuerza. – Tenía miedo de que te hubiera pasado algo…
- Shh… Estoy bien. Te dije que volvería para
terminar lo que empezamos ¿No? – Un pequeño ronroneo salió de su garganta y
note como mi cuerpo se pegaba aún más al suyo, deleitándose con la promesa de
poder tocarla de nuevo.
- Cierto… - Sin importarme anda más, agarré la cara
de Max con ambas manos y la besé. Mis brazos empezaban a rodear su cuello
mientras profundizaba el beso cuando escuché un jadeo a nuestra espalda que me
hizo apartarme momentáneamente y girarme.
- ¿¡Pero qué coño!? – Gimió William, con los ojos
abiertos y la mandíbula desencajada.
- Ya te advertí gilipollas… - Dijo uno de los
hombres, llevándoselo de allí.
- Lo siento pero… no podía importarme menos. – Le dije
a Max, volviéndome hacia ella. - ¿Por dónde íbamos?
- Creo que por aquí. – Chillé cuando Max me alzó y
me llevó en brazos hacia la casa.
***
- Increíble… Ni siquiera me ha visto… esta niña… -
Dije, viendo con placer como Maxine se llevaba a Laura dentro de la casa.
- Yo sólo me alegro de que esté bien. – Dijo Jimmy
mi lado.
- Yo también Jimmy, yo también… Ahora vamos. Tienes que
contarme todo lo que sepas sobre esas dos… Porque me he decidido a que Laura
sea mi Nuera. – Jimmy o a mi lado y agarró mi brazo.
- Siempre es un placer complacer a una dama tan
hermosa.
- Pillín… Si fuera más joven y no estuviera casada…
- Jimmy me giñó un ojo y comenzó a hablar. Con suerte, todo se solucionaría
pronto.
Bueno esto se pone interesante,y no es por parecer sicópata pero y si torturan un poquito a willian por hp . es sólo una sugerencia los mafiosos suelen tener unas ideas un poquito ....
ResponderEliminarM.S
Muy buen capitulo...soy fan de tus historias :3
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