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martes, 29 de noviembre de 2016

Follow You - Parte I

PARTE I


Esperé impaciente en la cafetería durante media hora. Sabía que era culpa mía por llegar antes de tiempo. Pero estaba nerviosa. Nunca había quedado con nadie así… con estas reglas…


De nuevo, el sonido de la puerta me hizo girarme, pero sólo era una joven morena… ¿Dónde estaría ese hombre?
¿Miranda? ¿Eres tú? ¡Dios estás fantástica! Extrañada. Miré a la joven que acababa de entrar. No parecía tener más de veinticinco años. De ojos castaños y piel clara… Tenía algo… su voz… la había oído antes…
La chica se acercó hasta mi sitio y se sentó sin más frente a mí. Iba vestida como una universitaria. Vaqueros, camiseta y sudadera… incluso llevaba una de esas mochilas de cuero que tanto se llevaban ahora. No entendía nada.
Disculpa… yo no…
¿No me digas que te habías olvidado? Ya sé que llego tarde pero las clases se me han alargado. Nada que ver como cuando tú y yo íbamos a la universidad. Este curso de diseño es horrible. Estaba a punto de volver a preguntar cuando vi que la chica se tocaba discretamente el cuello mientras me miraba a los ojos. Instintivamente me toqué el cuello y sentí el pañuelo que me había puesto para la cita.
Lleva algo rojo, intenso. Que destaque sobre el resto de la ropa. Así te reconocerán me dijo la chica del teléfono… espera. ¿la chica del teléfono es…?
Oh… lo-lo siento mucho. Se me fue el santo al cielo… Dije temblorosa.
No te preocupes, siempre fuiste olvidadiza. Aquí te traigo el libro que me pediste. De verdad. Es buenísimo. Y cuando los protagonistas llegan a la casa encantada. ¡Dios! Nunca he pasado tanto miedo. Así que mejor léelo en casa. De la mochila, la chica sacó un libro bastante usado y lo dejó delante de mí. Y ahora dime que te has acordado de devolverme el pintalabios. Ya sabes lo mucho que me gusta ese tono…
Oh… sí, sí… ¡Por supuesto! Mientras rebuscaba en mi bolso recordé lo que me dijo.
Te pedirán en algún momento de la conversación que saques algo  parecido a un pen drive. Esto es muy importante, entrégalo con el puño cerrado, para que nadie pueda ver lo que es.
Sin saber muy bien cómo hacerlo, llevé mi puño apretado con el pen al lado del libro. Estaba tan nerviosa que cuando sentí la caricia de la chica casi salto de la silla. Apretándome delicadamente en la muñeca me instó a abrir la mano con una sonrisa, sin dejar de mirarme a los ojos.
Lo siguiente que supe fue que mi mano estaba vacía y ella sacaba un espejo de su bolsillo para poder maquillarse… ¡Con un pintalabios! ¿De dónde demonios lo había sacado?
Me encanta este color, ¿a ti no? Resalta mucho mi piel… el rojo del pintalabios era tan intenso como el de mi pañuelo. Y efectivamente hacía que mis ojos se fijaran sólo en sus labios. Bueno, por desgracia tengo que irme ya a trabajar. Pero no te olvides que la semana que viene nos vemos ¿eh? La chica se levantó de inmediato y yo me alcé como un resorte. ¿Y mis instrucciones? Ella me dijo que…
Estaba a punto de abrir la boca cuando la chica me abrazó, pegando demasiado su boca a mi oído.
Relájate, lo has hecho muy bien. Depositando un beso suave, la chica se separó de mí y se marchó. Estaba tan descolocada… ¿Ya está? ¿Eso es todo?
Temblorosa, cogí el libro y lo metí en mi bolso. Pagué el café que aún estaba intacto en la mesa y fui corriendo al baño.
El escaso espacio apenas tenía un pequeño lavabo y un espejo rajado, pero había sitio suficiente para apoyar el bolso con comodidad. Cerrando el pestillo, saqué de mi bolso el libro.
Al abrirlo, no sentí nada extraño. Sólo era un libro. Frustrada, pasé las páginas, pero tampoco vi nada entre sus hojas. Tenía ganas de llorar. ¿Me habrías estafado? No puede ser… aún no les he pagado. Tiene que haber algo… ¿Qué dijo ella?
La casa encantada…” No puede ser tan obvio…
Sin embargo, al mirar el índice, efectivamente había un capítulo que se titulaba terror en la casa encantada. Impaciente, busqué la página.
Al llegar, me asombró ver que el capítulo faltaba por completo. Pero… antes del siguiente capítulo, había una página con una carta, con el mismo color y letra que el resto del libro.
“Cuando llegue a casa, encontrará los dispositivos de escucha y video en la tercera maceta de la derecha. Pero no los coloque aún. Él ya estará en casa esperándola. Su marido ha contratado los servicios de otra compañía, muy distinta a los servicios que nosotros ofrecemos. Por ello la única forma que tiene de obtener información de su marido, es en su propio domicilio. Con los dispositivos van unas pequeñas instrucciones de cómo y dónde debe colocarlos. Me temo que la empresa que contrató su marido ya ha entrado en su casa y colocado, al menos, escuchas. Más adelante le diré paso a paso como deshacerse de ellas sin que lo noten. Todo y cuanto obtenga en su domicilio no podrá ser usado en un tribunal, pero nosotros nos encargaremos de que aunque no sean válidos, si supongan una información definitiva para el juez. Por lo poco que hemos podido averiguar sobre su marido, lo mejor será que no se quité el pintalabios. Le dará una cuartada más firme. Recuerde, soy una antigua compañera de universidad. Si pregunta más sobre mí invéntese un nombre rápido y dígale que he estado trabajando en el extranjero y que por eso hemos perdido el contacto. Y recuerde, nunca, bajo ningún concepto, debe identificarnos como lo que somos. Su contacto es el papel que interpreta, nada más.”
¿Qué marca de…? Oh… Sutil, pero inconfundible, la chica había dejado una marca de pintalabios ladeada. Como el que se quedaría en un saludo o una despedida entre amigas… Al menos valen lo que cuestan… ¿Pero era necesaria tanta película? Con cuidado, toqué la marca de pintalabios. Tiene una boca muy bonita…

***

¿Dónde estabas? ¡Deberías haber llegado hace más de media hora! Juan gritó nada más crucé el umbral de la puerta. Al principio, me asustaba por esos ataques, pero ya… ya sólo estaba cansada. Mientras no me tocara, podría aguantar cualquier cosa.
He quedado con una antigua compañera de la universidad…
¡Mientes! Conozco a todas tus amiguitas… seguro que me la estabas pegando con alguno de tus estúpidos modelos de pasarela. Con fuerza, Juan me agarró de la muñeca y tiró de mí. Pude oír como inhalaba con fuerza, ¿intentando oler qué? ¿El olor del sexo?
Te he dicho que he estado con una amiga… La cara de furia de Juan se calmó al fijarse en mi mejilla.
Hmm… límpiate la cara. La tienes toda manchada de carmín… Soltándome con desgana, Juan se marchó de la habitación. Dejándome como siempre inestable. Deseaba tanto que esto acabara ya… pero tenía que hacerlo bien. Si no me lo quitaría todo.

***

Bien, llegó la hora de la limpieza… Dije en voz alta, antes de conectar la aspiradora. Di las gracias de tener de vez en cuando estos ataques de limpieza, si no sería muy extraño limpiar una casa impoluta que ya dispone de servicio de limpieza… Chelo se iba a enfadar conmigo mañana por haberle dejado todo recogido, pero no tenía otra. Tenía que hacerlo ahora.
Si puedes, canta, tararea, lo que sea… cuanto más ruido hagas, mejor…
Dios, cantaba de pena… pero bueno…
Empecé a limpiar con fuerza todos los cristales del salón. Me esmeraba sobre todo en las esquinas, como si intentara sacar alguna mota invisible, para así poder mirar mejor debajo de las baldas y entre los libros…
Son pequeños y negros normalmente. Como pequeños ojos de mosca del tamaño de una canica. Planos y delicados… para romperlos sólo debes apretarlos con fuerza y se distorsionaran
Por ahora, había encontrado dos de esos malditos aparatos… uno en el salón y otro en el dormitorio… ¡En mi dormitorio! ¡Malditos bastardos! Espero que no me hayan tocado la ropa interior…
“Recuerda. No los estropees todos, sólo los que crees que te impiden estar del todo a gusto en casa”
Todos me impiden estar a gusto en casa…
Después de tres horas de limpieza, había roto también otro más en el dormitorio, uno en el baño y otro en mi vestidor.
Ya hemos comprobado tu coche y está limpio. Por ahora. Déjalo siempre en la cochera para evitar que te lo pinchen también
A partir de ahora, si tienes que contactar con la empresa para lo que sea, cómprate un móvil desechable. Será más difícil de pinchar. Este debes dejarlo siempre encima y el otro dejarlo olvidado a propósito varias veces en casa. Será lo que quiero que nos des la próxima vez que nos encontremos
En tres días… ¿Será la misma chica de la última vez?
No había dejado de pensar en ella desde nuestro encuentro. Había algo… atrayente en ella. Había visto a mujeres muy hermosas a lo largo de mi carrera, pero ella tenía algo. Simplemente algo…
Dios, no había tenido un encaprichamiento parecido desde la universidad… Tal vez, cuando todo esto acabe, podría intentar… ¿Pero qué demonios estoy pensando? ¡Nunca he tenido una relación con una mujer! Sólo algunos besos robados… alguna que otra caricia…
Aún recuerdo como si fuera ayer la última vez que besé a una mujer… Tan suaves… tan delicadas… siento escalofríos sólo de pensarlo.
Y con una mujer como ella… ¿Cómo sería?

***
No vino.
Apareció una mujer de mediana edad bastante anodina. Tenía una voz monótona y nada particular. Se hizo pasar por una conocida de mi madre. Lo cual, mira por donde, pegaba por lo sosa que era. Lo siento mamá pero no eres nada interesante.
Esta vez la mujer cogió mi móvil con la escusa de enseñarme algo. Me di cuenta de cómo le metía algo al móvil. Por un momento tuve miedo, por si no era la persona que tenía que verme y sí una de los que trabajaba para mi marido. Pero no fue así. La mujer me devolvió el pen dejándolo en el asiento antes de irse.
La joven lo hacía mucho mejor… ¿o eran ilusiones mías?
La próxima vez tampoco vino ella. Esta vez ni siquiera hablaron conmigo. Fue un hombre que me dio algo justo cuando iba a entrar en el coche. Al principio pensé que sólo se estaba chocando conmigo por accidente pero luego noté el peso extra en mi bolso.
Algo de lo que sí me había dado cuenta era de la letra. Las pocas notas que recibía escritas a mano siempre tenían la misma letra… y esperaba que al menos fuera la suya.
Sabía lo que me estaba pasando… estaba teniendo uno de esas estúpidas obsesiones adolescentes por una joven que ni siquiera conocía. Sólo la había visto una vez… y apenas 5 minutos. Esto era estúpido.
Pero mi vida… mi vida era horrible…
Sólo quería quedarme sola para poder soñar… soñar con ella. Con cómo se llamaría… qué le gustaría… cómo sería en…
¡No! ¡Miranda no! No pienses en eso…
Ugh… Demasiado tarde… ahora sólo veo tetas.

***
¡Siento llegar tarde! Por un momento creía que me lo estaba imaginado. Ahí estaba ella. Deslumbrante. No se parecía en nada a la última vez que la había visto. Hoy la cita era tarde. Cerca de las nueve de la noche. Así que estaba en un bar de copas bastante lejos de la cafetería donde habían sido los otros encuentros. Ella iba vestida para la ocasión. Como si fuera a salir con unas amigas de copas por la ciudad. Llevaba un vestido corto y negro acompañado de unos tacones bastante altos. Iba completamente maquillada, de forma sutil y coqueta. Y de nuevo sus labios estaban pintados con el rojo más intenso. Ya sabes lo mal que corro llevando tacones. Casi mato a un chico en el metro.
Eh… no te preocupes. Está bien… Hmm… ¿Quieres algo de beber? Si se tomaba algo conmigo estaría bien ¿no? Entra dentro del papel.
No puedo beber esta noche. Me toca hacer de canguro. Me respondió extrañada, aunque rápidamente volvió a su sonrisa habitual. Bueno, tengo buenas noticias. Te acuerdas de Pablo, ¿el chico con el que salía? Pablo… Pablo… sí. Pablo era Juan…
Sí… ¿Qué… qué pasa con Pablo?
Ha conseguido la beca que andaba buscando. Se marcha al extranjero y ni siquiera sabe cuánto tiempo. ¿A qué es fantástico?
Al… extranjero… pero… Ella me giñó el ojo y asintió varias veces. Pensé que Ju… Pablo estaba humm… de vacaciones.
Al parecer esta es una ocasión que no puede rechazar. Sus vacaciones se han cancelado. Cualquiera que nos estuviera escuchando se extrañaría de mi reacción. Los ojos se me llenaron de lágrimas.
¿De… de verdad? A través de las lágrimas vi como su sonrisa se volvía comprensiva.
De verdad. Ella se quedó conmigo mientras lloraba. La gente nos miraba pero me daba igual. Por fin… por fin se había acabado. El muy cerdo iba a ir a la cárcel. Miranda… Al susurrar mi nombre de esa manera me sentí estúpidamente feliz. He de marcharme ya… Sus manos se estaban separando de las mías cuando conseguí retenerla antes de que se levantara del todo.
¡Espera! ¿Cuándo volveré a verte? Extrañada, ella volvió a sentarse.
Bueno… supongo que en unos meses… Aunque no sé si…
¡No me refiero al juicio! Salté.
Miranda… Ella siseó.
¡Ya no me importa! Estoy harta de este juego…
Señora Aguirre, por favor. Susurró, inclinándose hacia mí. Olía muy bien… ¿violetas?
No. Si ya se ha acabado ¿Por qué tengo que seguir con esto?
Por mí… debe seguir por mí. Dijo, alarmada. Señora si…
Miranda, por favor. Llámame Miranda. No quería oír esa formalidad de ella… nunca.
Está bien, Miranda. Se supone que no existo… que no existo en su vida. En mi profesión no deben vernos… Por eso tanto secreto. Para que podamos hacer nuestro trabajo no nos deben ver…
¡Pero yo quiero verte!
¿Qué?
Quiero verte… quiero saber cómo te llamas, quiero poder hablar contigo… quiero…conocerte. Supliqué.
— Eso no puede ser Miranda. — Ella comenzó a levantarse de nuevo.
— ¡Por favor!
— Lo siento, he de irme.
— ¿Por qué? Dime al menos por qué no me das una oportunidad.
— Yo no… No puedo decírselo. Lo siento, de verdad. — Esta vez el llanto no fue de alivio. Fue de desesperación. ¿Por qué no?
— ¿Por qué no puedes darme una oportunidad? Si me conoces…

— Miranda. — Esta vez su voz era seria, pero en sus ojos había algo que me gustaba aún menos que su tono. Pena. — Toma… — De su bolso, sacó una tarjeta y me la entregó. Era de un local de ambiente. — ahí tendrás tu respuesta.

Nota de la Autora: Ya sé que es una historia un poco rara y que deja muchos vacíos en la trama (sobre todo las razones de por qué todo ese paripé) pero ya se explicaran más adelante

5 comentarios:

  1. Amo todas tus historias, cada una tiene algo que te atrapa

    Se que todas tenemos ocupaciones y prioridades y que tu nos haces un favor al escribir para nosotros sin nada a cambio solo nuestros agradecimientos

    Solo que me daña emocionalmente engancharme en alguna y que se quede pendiente por mucho tiempo

    P.d. me encantas

    I'G'

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  2. Pues se ve interesante.....

    MS

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  3. Muy buena historia, un poco confusa su inicio, pero se ve que promete, y conociéndote se que sera una magnifica historia. Amo como escribes.

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  4. Me gusto mucho que historia interesante e intrigante. Saludos

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  5. Oye Bella, cuando actualizas esta historia?.... Me tiene intrigada como sigue. Saludos cordiales desde Argentina, María

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