PARTE II
— ¡Star! — Pegué un brinco mientras
recuperaba con manos resbalosas la copa que estaba enjuagando.
— ¡Joder Carlota, casi me la cargo! —
Miré con fastidio a la chica en ligera ropa de cuero a mi lado, que estaba
preparando hábilmente un par de gin-tonics para unas habituales. Ella sonrió
con picardía.
— Si sigues mirándola así la vas a
gastar… ¿Por qué no la invitas a una copa? — Avergonzada, aparté la mirada y me
centré en secar las copas que me quedaban.
— Sabes que yo no ligo con clientas… —
Carlota bufó.
— Porque Ali te diera calabazas hace un
año no significa que todas te vayan a decir que no… Tú no podías saber que ella
estaba más que pillada… — Con resquemor, dejé las copas en las baldas
correspondientes.
— Eso es agua pasada… Ahora somos
amigas.
— Ya… Bueno, nadie te culpa. Al menos
tú tuviste los ovarios para intentarlo… — Suspiró Carlota. — No sé qué coño
tiene pero es jodidamente encantadora… — Comentó, entregando unos chupitos a un
trío de amigas. — Al caso… Esa rubia ha estado viniendo religiosamente todos
los viernes y sábados desde hace tres semanas… Está claro que tiene una
fijación en alguien… Y es bastante probable que sea la maravillosa morena con
tetas de infarto detrás de la barra…
— No lo creo… ella sencillamente parece
tan, no sé… hetero.
— Seh… ¿Tal vez esté aquí para probar y
aún no se ha atrevido? Ha rechazado a unas cuentas, pero sigue viniendo…
— ¡Está bien! Se acabó. Voy a hablar
con ella.
— ¡Así se habla tigre! — Bruscamente,
Carlota me pegó un empujón hacia la zona de la barra donde estaba sentada la
rubia. Por suerte, esta seguía mirando en dirección a la puerta.
— Esto… ¿Te pongo otra copa? —
Distraídamente, la rubia miró su copa vacía antes de mirar con pesar su reloj
de pulsera. El suspiro que salió de sus labios fue casi desgarrador.
— ¿Por qué no? — Algo aliviada, me
centré en ponerle la copa mientras pensaba muy bien mis siguientes palabras.
— Yo… en fin… la verdad es que siento
algo de curiosidad. — La mujer, extrañada, me miró fijamente… Sus ojos, aunque
claros, eran apenas visibles con la oscuridad del local, pero se achicaron, con
una expresión que intentaba descifrar las palabras que salían de mi boca.
— ¿Perdona? — Maldita música tecno…
— ¡Digo que me pareces interesante! —
La mujer, algo asombrada, se alejó algo de la barra y levantó sus cejas con
sorpresa. Ya estaba viendo venir un educado rechazo cuando me adelanté. — ¡No no
no! Quiero decir que me intrigas… que, no sé, nunca te había visto por aquí y
pareces estar buscando a alguien… Tal vez te pueda ayudar. — Dije rápidamente,
mordiéndome el labio inferior… Joder… Ni
siquiera debería haberlo intentado…
La mujer, claramente avergonzada, miró
hacia el suelo mientras jugaba con la copa en sus manos.
— Estoy haciendo el ridículo, ¿no es
así?
— Yo no…
— Ni siquiera sé cómo se llama… —
Asombrada, me encontré sin saber muy bien cómo hacer que esta mujer dejara de
ser negativa.
— Humm… tal vez si me dices como es yo
pueda decírtelo… Hay algunas habituales a las que conozco. ¿Sabes si viene
mucho por aquí?
— No… ni siquiera he quedado con ella.
Sólo me dio una tarjeta de este sitio y yo… bueno… supongo que soy idiota.
— ¡Claro que no! De seguro que esa tipa
ni siquiera merece la pena…
— No lo sé… esa era mi intención, saber
si, bueno… si tenía alguna oportunidad… ¡es tan misteriosa que acaba siendo
frustrante! — Como un fogonazo, la imagen de alguien pasó por mi mente… No creo que… nah… Pero por si acaso…
— ¿Cómo es?
— Hmm… pues eh, no sé. Mediana
estatura, pelo largo y castaño, ojos marrones, piel clara…
— Así somos más de la mitad de mujeres
de este país…
— Lo sé, es sólo… atrayente. Tiene un
no sé qué extraño que me hace querer saber más de ella, conocerla… — Mierda. No puede ser que sea ella…
— Sé que no debería preguntarte esto
pero… ¿Eres cliente suya? — Abriendo los ojos como platos, la rubia se irguió
rápidamente en el taburete, agarrándola del brazo con insistencia.
— ¡Sí! ¿Sabes quién es? ¿Cómo puedo
encontrarla?
— Yo no… no creo que debas… — Fue casi
instintivo. Sentí un escalofrío desde mi derecha y cuando miré hacia allí, allí
estaba, con esa mirada penetrante clavada en ella y la mujer frente a mí. —
¡N-Nora! — Sonreí nerviosa, mirando a la morena baja y de mirada afilada. —
Hace mucho que no nos vemos… ¿Vienes sola?
— Hola a ti también, Star. — Con
tranquilidad, la vi sentarse en el taburete al lado de la rubia, mirándola con
intensidad. — Lo de siempre, por favor.
— En seguida, Nora.
Mientras sacaba la Shandy, pude oír las
primeras palabras de Nora.
— Así que eres tú…
***
Miré a la rubia a mi lado con recelo.
Era hermosa. Treinta y pocos años. Ojos
claros. Sentí sin poder evitarlo como una espina de celos se clavaba dentro de
mí.
— ¿Nos conocemos? — Preguntó ella.
— No. — Dije educada pero cortante. —
Aunque sí que me interesa mucho conocerte.
— Oh… yo… yo no estoy interesada en… —
comenzó incómoda. — sólo estoy esperando a alguien. — Terminó.
— Tranquila, eso sí que lo sé. — Cuando
Star me puso la cerveza por delante, la miré sólo un instante y ella casi
desapareció del mapa. Bien… mejor así.
— ¿Y bueno? ¿Es alguien importante? ¿Una amiga tal vez? — Ella dudó un
instante.
— Eh… No. No exactamente…
— Una amante entonces… — Declaré,
haciendo que la otra mujer se pusiera colorada.
— ¡No! ¡No es eso! Es… es complicado…
— ¿Complicado? ¿Qué tiene de complicado?
— Es… es alguien que me interesa, nada
más. — Visiblemente incómoda. La Rubia se irguió y alzó la barbilla. — De todas
formas, es algo que no te incumbe. Así que si no te importa…
— Oh… Sí que mi incumbe. Y por supuesto
que me importa. No todos los días se me presenta la oportunidad de conocer a
alguien con… tus intereses. — Estaba empezando a molestarme. ¿Pero qué se cree esta mujer? ¿Es que acaso
no lo sabe?
— Lo siento, pero no la comprendo. — No lo sabe… ¿No se lo ha dicho? ¿Iba a venir
a ver a esta mujer para qué? ¿Para rechazarla? ¿Para tirársela? No… ella no es
así… ella no me haría eso…
— Sabe… realmente no tengo nada contra
usted… usted no tiene la culpa. Es sólo… — Con nerviosismo, giré el anillo de
mi dedo. — Yo… siento mucho haberla molestado. No debería haber venido…
— Nora… — Su voz me llegó desde la
espalda, poco antes de sentir su mano sobre mí. Una sensación extraña me
sobrevino. Como si estuviera a punto de saltar de los nervios… Pero ella me
acarició. Me tranquilizó… como siempre.
***
En un intercambio silencioso, sus manos
recorrieron su espalda y la mirada afilada desapareció de sus ojos, suavizándose
por completo.
— Yo no… — Comenzó a decir Nora, pero ella la cortó.
— Tranquila, luego hablaremos en casa. —
Dijo con tranquilidad. — Ahora déjame un momento para hablar con Miranda, por
favor. — Casi con un gruñido, Nora se bajó del taburete.
— Ahora es Miranda… — Dijo con resquemor…
— Nora… — Esta vez, la mirada fue más
seria e intensa, pero fui incapaz de leer lo que pasaba entre ellas. Con un
asentimiento casi imperceptible, Nora cogió su cerveza y se marchó, dejándome a
solas con ella. Con un nudo en la garganta… noté como las lágrimas se formaban
en mis ojos. Pero no volvería a llorar delante de ella, nunca más…
— Ella y tú… — Tomando aire con
pesadez, se apoyó en el asiento libre y me miró con pesar.
— Sí… Siento esto. Se suponía que era
yo la que tenía que encontrarme contigo. Pero sé que también es culpa mía por
no habérselo dicho antes… ella sólo… se preocupa por nosotras. — En silencio,
asentí, bajando la cabeza.
— Podrías sólo habérmelo dicho…
rechazarme y ya está… sabías que estaba interesada en ti.
— Lo sé. De verdad, ojalá hubiera
podido venir antes. No quise darte esperanzas, sólo quería poder hablar contigo
sin estar “trabajando”… Ni siquiera ahora debería estar hablando contigo… no
hasta que el juicio se celebre. Yo seré una de tus testigos principales…
— ¿Entonces por qué? ¿Es que acaso…? —
Pregunté esperanzada.
— Supongo que sólo quería ayudarte… no
debí dejarme llevar pero, conociendo lo que te hizo, cómo te trataba… Vi
demasiado de mi pasado en ti. Quería intentar mostrarte otra vía… ser una
amiga. Algo que yo no tuve la suerte de tener.
— Una amiga. — Me reí con amargura. —
No necesito una…
— Sí que la necesitas, Miranda. Puede
que ahora no lo veas porque estás dolida, pero ya sea yo u otra persona
necesitas a gente que te enseñe lo maravillosa que puede ser una vida sin
cadenas ni miedo… — Con una sonrisa, miró hacia la camarera. — Incluso puede
que amor.
— Aunque tú no puedas dármelo…
— Me temo que hace tiempo que no tengo
elección en eso. — Sonrió, acariciando el anillo de su dedo.
— Ella… parece quererte mucho.
— Tanto como yo la amo a ella.
— Ella es una mujer con suerte…
— No. Yo lo soy por haberla encontrado…
— Durante un minutos, ambas nos quedamos en silencio, con el ruido a nuestro
alrededor. — Dime una cosa.
— Lo que sea. — Respondí con rapidez.
— ¿Qué es lo que sientes? Ahora mismo. —
Extrañada, pensé un momento en sus palabras.
— Pues… supongo que tristeza…
decepción. — Con una sonrisa, ella asintió.
— ¿Y no crees que hay algo que falla
con eso?
— ¿Qué quieres decir?
— Cuando te enamoras de alguien de
verdad… no es tristeza o decepción lo que sientes… es dolor. Bueno y malo… Un
dolor que te habla y te dice lo importante y vital que es esa persona para ti.
El simple pensamiento de vivir sin esa persona te parte… te destroza. Eso es el
amor para mí… Algo caótico y maravilloso en lo que no tenemos el más mínimo
control.
— Pero… mis sentimientos son validos.
Yo sé lo que siento. — Dije algo molesta.
— Lo sé. Y no intento menospreciar tus
sentimientos. Lo que quiero decir es. ¿Qué es lo que sabes de mí? ¿Qué es lo que
te ha enamorado de mí?
— Yo… no lo sé. Ni siquiera me has
dejado acercarme… Todo lo que sé es que eres un misterio.
— Entonces, no estás enamorada de mí…
estás enamorada de lo que puedo ser para ti. Si me conocieras tal vez no verías
nada especial ni misterioso. Sólo sería una mujer más… Para poder enamorarte de
verdad necesitas conocer, sentir… necesitar. Lo único que te puedo ofrecer es
lo mismo que te puede proporcionar cualquiera de estas mujeres… Una
posibilidad. Una posibilidad de ser la persona que llene tu vida. Que pase a
ser tu todo y tú a ser el de esa persona.
En completo desasosiego, vi como ella
comenzaba a marcharse, hasta que algo la hizo detenerse y volver.
— Por cierto. Es Alicia. Mi nombre es
Alicia. — Sonrió, mirando a la barra. — Y por si aún no os habéis dado cuenta
ninguna de las dos. Star y tú tenéis mucho en común.
— ¿Star? — Confusa, miré en la
dirección de su mirada, viendo a la alta camarera de pelo rizado.
— Sí… sólo trabaja aquí los fines de
semana, el resto del tiempo creo que trabaja para ti.
— ¿Qué…? Pero sí…
— Has estado demasiado preocupada
últimamente para tal vez notar a una de tus modelos habituales… creo que de la
sección tres, si no recuerdo mal… ah, y a ella también le encanta el teatro y
las películas independientes…
— ¿Cómo sabes eso? — Riéndose, Alicia
se giró.
— ¡Es mi trabajo! — Gritó sobre el
ruido del local. — Nos vemos. — Poco después, salió del local, dejándome
descolocada.
No supe exactamente cuánto tiempo
estuve allí, hasta que una mano se posó en mi hombro. Titubeante.
— Ey… ¿Estás bien? — Desconcertada,
intenté recodar a la joven que tenía delante, pero no la reconocía…Sección tres… ¡Los vestidos de boda!
— Tú… eres Delgado ¿no?… eres mi modelo
para los palabra de honor. — Extrañada, la chica frunció el ceño. — Soy Miranda
Aguirre, soy…
— ¡La diseñadora! ¡O Dios mío! Yo… no
tenía ni idea de que fueras… quiero decir… pensaba que estabas…
— Lo estaba. — Dije sin más, viendo
como la joven apartaba la mirada y un adorable rosa invadía sus mejillas.
¿Una
posibilidad eh?
***
Hacía muy buena noche, así que me
dirigí a casa con paso tranquilo.
Antes de meter la llave en la puerta,
sabía que ella me esperaría al otro lado.
— No deberías esperarme a oscuras,
cariño. Cualquier día me vas a dar un ataque al corazón.
— No he conseguido sorprenderte en 5
años. Sobrevivirás. — despacio, encendí la pequeña luz del recibidor, viendo
por fin sus ojos. — ¿Vas a volver a verla?
— Probablemente. Sigo trabajando para
ella.
— No me refería a eso…
— Lo sé. Y sí, probablemente la vuelva
a ver. Algo me dice que va a frecuentar bastante el local de Carlota.
— Esto no me ha gustado… No me gusta.
— Siento mucho no haberte dicho más
sobre ella. Pero ya sabes como es mi trabajo…
— Sí, pero tu trabajo no te incita a
quedar con hermosas mujeres divorciadas que se mueren por follar contigo…
— No puedo controlar lo que otros
sientan por mí cariño, lo sabes.
— Pero podrías haberle dicho desde el
principio que…
— Shh… — Despacio, me acerqué a ella y
levanté con mi dedo su barbilla, para que sus ojos no se apartaran de los míos.
— ¿Qué es lo que ves?
— No quiero…
— Contéstame… Por favor. — Cuando sus
profundos ojos oscuros por fin se centraron en los míos, sentí como mi cuerpo
se fundía.
— Veo… veo como tus pupilas se agrandan
al mirarme. — Suspiró.
— Siempre lo hacen.
— Siempre. — Repitió con suavidad. — Siento, cuanto me
amas… como me adoras… — Con una sonrisa lenta, me acerqué hasta tener sus
labios a tan sólo un suspiro de los míos.
— Sólo a ti… Siempre… — Nora se estiró
para alcanzar mis labios, pero como siempre, yo me retiré, con una sonrisa
juguetona.
— Bésame. — Vi como su expresión
cambiaba, sus ojos me devoraban… y no pude evitar un escalofrío alentador. Sin poder
evitarlo, saqué despacio la lengua y la pasé por mis labios. — Ooh… Eres una
chica muy mala…
Cambiando rápidamente de posición, me
encontré atrapada entre su cuerpo y la pared. Tomando mi boca con ardor, dejándonos
a ambas sin aliento.
— Ahh…
— Te amo… — Mi respuesta, sin reservas,
fue dicha entre susurros y ruegos.
Estaba en casa.
Tuve que leer este capitulo mas de una vez para entenderlo
ResponderEliminarHabrá una tercera parte, o una historia de Alicia y Nora??
I'G'
Lo siento.. supongo que he perdido un poco la chispa :$
EliminarY.. si y no... será algo así cómo historias aparte.. como empezó y tal.. esas serán mucho más claras.. lo prometo t.t
Que va la chispa sigue ahí (creo que esta a punto de descontrol xD)
EliminarSolo que tu manera de redactar me parece un poco abstracta o eso piensa mi cerebro que se niega a relacionar las situaciones
I'G'
Eso es porque en parte Alicia y Nora existen de verdad... y ya no digo más ;)
EliminarOk!!! Ahora me has dejado con un lío mas grande en la cabeza (por eso me encantas)
EliminarI'G'
Debo de reconocer que me confundió un poco la historia, al principio no la entendí, tuve que volver a leerla mas despacio, pero al final caí en cuenta, pero me quedo la duda de porque la mando a un lugar de ambiente, si sabia que su pareja también estaría ahí. Así que me quedo con las interrogantes.
ResponderEliminarGracias por volver, se te extrañaba
Alicia no lo estaba haciendo a espaldas de Nora. Lo que pasa es que por su trabajo tampoco fue muy clara en por qué quedaría con esta mujer... por eso Nora fue a su encuentro antes :)
EliminarMe lié un poco al leerla pero al final la entendí
ResponderEliminarPuede haber una historia Miranda star ?.....las protagonistas de esta historia pueden dar mucho juego
MS
Pues.. no sé la verdad. Aunque sí.. se podría pensar algo ^^
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