El Ritmo del Deseo Capítulo 19

CAPÍTULO 19

Nota de la Autora: Perdonad, quise decir a las 24h, que lo escribí desde el móvil y después no pude cambiarlo.

(SUSAN)

- ¿Pero qué demonios le pasa a todo el mundo hoy? – Dije cuando Liz me cerró la puerta en las narices. El timbre de la puerta sonó y me dirigí hasta ella. Al mirar por la mirilla, abrí con una sonrisa. – Vaya Sam… al menos te has tomado en serio los consejos de hoy… hasta el pijama es genial.

Sam, vestida tan solo con unos pantalones cortos pegados y una camiseta blanca por el ombligo, hacía que el conjunto combinara a la perfección con el nuevo peinado. Una vez cambiado el peinado soso y anodino por un look mucho más moderno y vibrante, Sam parecía realmente una modelo de pasarela, pero con un aire rebelde y libre que quitaba la respiración. Adiós a la chica deportista, hola chica mala. Sam y Josh entraron en el salón, llevando cada uno consigo dos paquetes de cervezas.

- Hemos traído algo para compartir. – Dijo Sam, soltando sus paquetes en la cocina. – Ya que cada vez que venimos Josh se bebe la mitad de vuestro arsenal.

- Tampoco es para tanto. –Dijo Josh, sacando las cervezas de sus envases y metiéndolas en la nevera. Nada más abrir la boca, Lola salió de la habitación de Loren con un pijama de ella. Casi me entraron ganas de tirarla por el balcón. Te has puesto su pijama favorito bruja del demonio…Estaba a punto de decírselo cuando la puerta del baño se abrió junto con una Loren rodeada de vapor en toalla.

- Oh, Lorena, te he cogido este pijama, espero que no te importe… - No entendí ni papa de lo que dijo la cubanita, aunque la palabra “pijama” me sonaba.

- Oh, no te preocupes Lola. – respondió Loren, aireando la mano. Antes de entrar en su cuarto, Loren me miró de una forma extraña… En serio, ¿Qué es todo esto?

- Hola, guapo. – Dijo de repente Lola, acercándose descaradamente a Josh, agarrando su musculoso brazo, consiguiendo que Sam se echara a reír. Espera, espera, espera…

- Hum… ¿Lola? – Le dije, consiguiendo a duras penas que la morena cubana me mirara.

- ¿Sí? – Preguntó confusa y mirando nerviosamente la puerta de Loren y la de Kate… a ver Susan, intenta recordar las clases de la señora Ruiz…

- Humm… Tú, esto… - Demonios… a ver como lo digo. – Tú ser… Digo, eres… humm…  - ¿Cómo coño se dice hetero en español? Arggg… - ¿extraña? – Lola abrió los ojos como platos… Mierda, eso no es… a ver… - Quiero decir… humm… ¿no lesbiana? – Lola pareció comprender.

- No, yo soy hetero. - ¿Eh?

- ¿Hetero? – Pregunté estúpidamente, consiguiendo que Sam se empezara a reír de lo lindo, mientras Josh ponía música.

- Sí… eh… gustar chicos. – Dijo, señalando a Josh, el cual, rápidamente, se escondió detrás de Sam.

- Pues aquí vas lista guapa, porque todos somos Gays. – Dijo Josh, consiguiendo que Lola nuevamente pusiera cara de no entender nada.

- ¡No lo digas tan alto! – Le dije a Josh alterada. Sin embargo, lo que más me extrañó, fue que de repente, Sam dejara de reírse y mirara a Josh de mala manera.

- ¿Todos? – Preguntó una voz nerviosa detrás de mí. Al girarle, me encontré con Loren, vestida con una camiseta larga de baseball y unos pantalones cortos, con una expresión entre la furia y el desconcierto. - ¿Cómo qué todos? – Mierda… no me lo creo… no es posible que se haya enterado así… Noté como Sam y Josh se alejaban discretamente, llevándose consigo a la confusa Lola. Intenté buscar alguna excusa para ese comentario… pero realmente todo sonaba tan falso en mi cabeza. – ¡Susan! – Miré de nuevo a Loren, sintiendo como cada vez estaba más y más enfadada. De repente, se acercó a mí y me agarró con fuerza del brazo, tirando de mí hasta mi habitación. Una vez dentro, cerró la puerta con fuerza, consiguiendo que mis ojos se cerraran por puro instinto. – Susan – Volvió a decirme, algo más calmada, pero aún enfadada. Abrí los ojos y vi algo que no me esperaba encontrar. Súplica. – Por favor… puedes decirme, sinceramente, ¿De qué iba todo eso?

- Yo…

- Susan, por favor… yo fui sincera contigo… a pesar de tener mucho miedo por cómo ibas a reaccionar, así que, te lo pido… no, te lo suplico. – Loren dio un paso más cerca de mí. – Susan… ¿Eres…lesbiana? – Noté como Loren cogía aire y esperaba impaciente mi respuesta. Oh… a la porra.

En un par de pasos, me encontraba abrazada al cuello de Loren, acercándola hacia mí con una decisión que no reflejaba el profundo pánico que sentía. Y así, colgada de sus hombros y mirándola directamente a los ojos, me incliné y la besé.

Ni siquiera estaba segura de que fuera un beso… más bien era una presión constante de nuestros labios, sin moverlos…pero, aun así, fue el beso más intenso y precioso que había sentido en mi vida.

No sé cuánto tiempo pasamos así, sin movernos, con nuestros labios pegados… pero sentir sus brazos rodearme con fuerza y sus labios comenzar a moverse, fue una sensación maravillosa. Como comenzar a respirar después de estar ahogada toda la vida. Y con suavidad y ternura, Loren me besó, sin despegarse de mí… disfrutando de su sabor y de la exquisita suavidad de sus labios… tan, tan suaves que no parecían reales.

No sé en qué momento acabamos tumbadas en mí cama, pero cuando por fin se separó de mí, para volver respirar de nuevo, yo también recordé que necesitaba hacerlo para vivir, y fue entonces cuando sentí el tacto de las sabanas bajo mis mano. Mis manos volvieron a rodear su cuello, pero ahora jugaban con las hebras de su precioso pelo castaño, alternando los juegos con firmes caricias circulares en su nuca… sabía cuánto le gustaba eso… y cuando sentí su cuerpo vibrar en un escalofrío, sonreí con dulzura, robándole pequeños y rápidos besos, hasta que uno de ellos se convirtió en algo más… algo más profundo, que nos hizo gemir a ambas.

Al mismo tiempo, nuestras bocas se abrieron y se reconocieron juntas. Sentir la cálida y curiosa lengua de Loren en mi boca era demasiado. Me sentía mareada, con el cuerpo ligeramente aletargado… pero no todo… estaba excitada… o sí… lo estaba. Sentía todos y cada uno de los lugares correctos alerta, haciéndome gemir cada vez que Loren los rozaba o los tocaba en una pequeña caricia. Al mismo tiempo, adentré mis manos bajo la camiseta de Loren, sintiendo los músculos de su vientre tensarse bajo mis caricias.

En ese instante, mi mente se nubló por completo, y lo próximo que mi mente pudo recibir, fue la excitante sensación de nuestros cuerpos desnudos juntos.

- Dios, Susan… - Gimió Loren, después posar su cuerpo por completo encima de mí. – es maravilloso… eres maravillosa… - Y fue así, sin poder evitarlo, que lo dije sin más.

- Te quiero. – Exhalé con los ojos cerrados, embotada por todas las nuevas sensaciones, hasta que noté una gota de agua caer en mi cara que me hizo abrir los ojos de nuevo, y encontrarme con Loren encima de mí, sonriendo con dos grandes surcos de lágrimas en su cara. Preocupada, llevé mis manos a sus mejillas y le limpié las lágrimas que no dejaban de caer.

- Yo también… - Gimió. – yo también te quiero, Susan… desde hace muchísimo tiempo. – Entonces, fui yo quien no pudo evitar llorar, sintiendo sus labios sobre mis lágrimas.

- Siento haber sido tan tonta… - gimoteé, hundiendo la cara en su cuello. – Dios, he sido tan estúpida… todas esas veces que yo… que yo… - Ya no podía hablar, tenía la garganta rota y sentía un doloroso nudo en la boca del estómago.

- Shh… tranquila. – Me susurraba Loren, dándome pequeños besos en la cabeza. – Eso ya no importa…Susan… soy tan feliz… - Me separé de su cuello, y la miré a los ojos… tan brillantes por las lágrimas – Tan feliz…

- Yo también soy feliz Loren… yo también. – La besé profundamente, hasta que fue necesario respirar. Estaba tan a gusto con ella así en la cama, que no supe por qué tuve que decirle esto. – Y que sepas que Lola no me gusta… te toca demasiado… y eres mía. – Loren comenzó a reírse a pleno pulmón, haciéndome sonreír a mí también, a pesar de querer permanecer seria. Unos segundos más tarde, algo más relajadas, Loren volvió a besarme, y al separarse, hizo que mi corazón se latiera con fuerza con una simple frase.

- Siempre he sido tuya…