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martes, 10 de mayo de 2016

Wild & Wise: White Wolves Among Black Sheeps - Parte VII

PARTE VII



1/1/16 (00:55h)

(MELINDA)

- ¿Señora Hillis? – Pregunté tímidamente, acercándome a la viuda de Frank. Casi al instante, Junior apareció a su lado y me miró de forma amenazante.


- ¿Qué demonios quieres Ross? ¿No ves que mi madre y yo estamos de duelo? ¡No nos molestes! – Gruñó, enfadado. Su prometida, una rubia delgada y con expresión fiera lo agarró del brazo, calmándolo un poco.

- Lo siento, pero tengo que hacerle unas preguntas a la señora Hillis sobre Frank…

- ¿y quién te da derecho para hacerlo? ¡Ya tenemos bastante con que mi padre nos haya dejado tan repentinamente! – Dijo, alzando tanto él como su prometida la barbilla hacia arriba, de manera despectiva.

- Con el derecho que le concede el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, señor Hillis. – Dijo entonces, Jackie, apareciendo a mi lado. Le sonreí tímidamente en respuesta.

- ¿El Departamento de Justicia? ¡Nosotros somos el Departamento de Justicia! El hombre que ve ahí tirado era el jefe del Departamento de Justica de Filadelfia. – Gruñó Junior, señalando a su padre, ahora cubierto parcialmente con uno de los manteles de la sala.

- Disculpe, me explicaré mejor. – Dijo Jackie, con una sonrisa burlona. – La señorita Ross está actuando en nombre de la Oficina Federal de Investigación Criminal de los Estados Unidos. O FBI, si lo prefiere. – Tanto Junior como su prometida miraron fruncidamente a Jackie.

- ¿En serio? ¿Y quién se supone que le da esa autoridad? ¿Usted? – Dijo Patricia desdeñosamente. Junior se tensó a su lado.

- Creía que la amiga de Mindy era sólo una poli. – Soltó Junior, mirando hacia donde estaba Logan. Siempre que Junior me llamaba así mis pelos se ponían de punta al recordar a Phil y su insistencia. Odiaba ese maldito apodo.

- Si se refiere a su esposa. Sí. La Agente Especial Patterson fue inspectora de policía, al igual que yo. Sin embargo, ahora trabaja para la Administración Para el Control de Drogas, que, mire por donde, también es una agencia del Departamento de Justicia.

- ¿Y usted es?

- Agente Especial Wild, del FBI. Hasta que las autoridades locales sean capaces de llegar hasta aquí, yo y mis compañeras tenemos que hacernos cargo de lo sucedido. Aquí la señorita Ross se ha ofrecido amablemente a ayudarnos a recopilar toda la información que pudiera sobre el difunto. Pensamos que una mano menos… autoritaria, sería lo más adecuado para tratar con la Señora Hillis después de lo sucedido. ¿No cree?

- Sí. Sí, por supuesto. Es sólo que mi madre está muy alterada por lo sucedido y no quiero que nadie le cause más pesar. – La expresión de Junior se relajó un poco, aunque aún se le veía molesto.

- Bien. ¿Entonces no le importará que le haga unas preguntas? – Le preguntó Jackie a Junior. – Así la señorita Ross podrá hablar con más tranquilidad con la señora Hillis sobre el historial clínico de su padre.

- Está bien. Acompáñeme al bar. Necesito una copa. – Junior y su prometida se marcharon hacia la barra. Jackie, antes de marcharse con ellos, me dedico un rápido guiño y se marchó. Suspirando con pesadez, me dirigí de nuevo a la viuda de Frank, que parecía ajena a todos los que la rodeaban, mirando al cuerpo tumbado de Frank en la sala.

- ¿Señora Hillis? – Volví a preguntar, sin obtener respuesta. Alcé mi mano para tocarla, pero me dio pavor, así que busqué en mi mente el nombre de esta mujer. – Humm… ¿Sarah? – Despacio, lo ojos de la mujer se encontraron con los míos. Me sorprendí al encontrar furia en ellos.

- ¿Qué quiere? – Dios, menuda sangre. Y yo que creía que era Rachel la que mordía.

- emm… Soy Melinda Ross. He estado trabajando con Frank desde hace más de un año y… - Los ojos de Sarah llamearon.

- ¿Con que sí eh? Me alegra conocer por fin a la nueva putita de Frank. Y ahora, apártate de mi vista si no quieres que te demande. – Casi me escupió, volviéndome la espalda. Yo estaba de piedra. ¿La putita de Frank? ¡Será mala pécora!

- Disculpe. Sé que debe estar muy dolida por la muerte de Frank, pero esa no es forma de hablarle a alguien a quién ni siquiera conoce. – Dije, con los dientes apretados.

- ¿Y a mí qué? Mi marido ha muerto y una buscona viene a hablar conmigo cuando el cuerpo de mi marido aun está caliente. – Soltó, furiosa. – Dígame, ¿Cuánto quiere? ¿Diez? ¿Veinte? Ya estoy bastante acostumbrada a escoria como tú. ¡Pero si crees que sacarás algo más estás muy equivocada!

- ¿Qué? Insinúa que ya le había pedido dinero antes por ¿qué? ¿Chantaje? – Sarah arqueó un ceja, acentuando sus arrugas, casi imperceptibles a pesar de que debería rondar cerca de los sesenta.

- ¿Sorprendida de no ser la única sanguijuela del estanque?

- ¿Qué? ¡No! – Dije rápidamente. – Por favor, deje de insinuar eso. Yo sólo era la ayudante de su marido y Frank siempre fue muy respetuoso conmigo. Estoy aquí para saber si sufría de algún tipo de dolencia cardíaca para informar a mis acompañantes, que se están haciendo cargo de lo sucedido.

- ¿Sus acompañantes? – Preguntó Sarah, confusa. - ¿Y por qué tendrían ellas que ocuparse de nada? A mi marido le ha dado un ataque. Punto y final.

- Bueno, ellas son agentes federales y sólo están intentando dejarlo todo atado para cuando llegue la policía del condado. Recuerdo que Frank comía muy bien siempre y cada vez que podía salía a dar un paseo por la manzana. Nunca mencionó que tuviera ningún problema médico por eso pensamos en preguntarle a usted. ¿Sabe si sufría alguna dolencia?

- ¿Y yo qué sé? Apenas veía a mi marido y él nunca me comentó nada. Sólo sé que seguía una dieta muy estricta porque siempre tuvo el colesterol alto, pero anda más. – Sarah me miró de reojo, cruzando los brazos. – Ya sé quién eres. Mi hijo me ha hablado de ti… eres la lesbiana que trabajaba para Frank. – Intentando parecer calmada, le respondí.

- Estoy casada con una mujer, si es a eso a lo que se refiere.

- Por lo tanto, eres lesbiana. – ¡Dios! Levaba sólo unos minutos con ella y ya quería estrangularla. ¿Cómo explicarle a esta mujer que no me considero nada? ¿Que sólo amo a Logan y punto? En fin…

- Sí, supongo que sí. – Masculle entre dientes.

- A mi hijo le pareciste un buen partido. Creo recordar que tu familia estaba en política, pero obviamente Patricia era mucho mejor partido.

- Ya estaba casada con Logan cuando entré en el bufete.

- ¿Y? Hoy en día la gente se divorcia por nada, a veces sin pensar en el dinero, pero lo normal es que sea por él. Y si un hombre adinerado se presenta en tu puerta, si eres lista abrirás la puerta…

- ¿Usted y Frank tenían un matrimonio feliz? – Girándose bruscamente. Sarah me miró con los ojos como platos.

- ¿Cómo se atreve? ¡Por supuesto que sí!

- Sólo lo preguntaba porque dijo que no se veían mucho… - Y porque hablando de divorcio se le notaba que estaba pensando en algo…

- ¡Mi marido y yo éramos muy felices! ¡Llevamos casi treinta años casados, por el amor del cielo! El se pasa el día en el bufete y yo tengo también mis propios deberes. – Ya, ir al club de campo y jugar al bridge, ¿a que sí?

- Lo lamento, sólo pretendo conocer un poco mejor la situación de Frank. Conozco como era en el trabajo, pero a penas sé nada de su vida. Siempre fue muy privado con eso. – Sarah bufó, agitando su mano.

- Si quieres saber algo más sobre su vida privada te has confundido de persona, ricura. Yo que tu probaría con su hermano. Quedaba con él casi todas las semanas para tomar algo, o al menos, eso es lo que Frank decía. Pero yo que tú hablaría con su secretaría. Esa mujer siempre fue una buscavidas.

- ¿Se refiere a Winnie?

- Por supuesto que sí. Esa mujer siempre ha estado bajo la sombra de mi marido todos estos años. A saber que tenían esos dos. Pero no soy ciega. Es obvio que esa mujer iba tras mi marido. Frank siempre lo ha negado pero yo no le creía…sigo sin creerlo.

- Bueno. Gracias por decírmelo. Se lo comunicaré a mis compañeras ahora mismo, aunque creo que ya están hablando con ella… - Dije, observando a Amelia hablar con Winnie y Enora.

- Bien. Es lo justo.

- Mencionó que Frank quedaba todas las semanas con su hermano. No sabía que tenía uno… ¿Podría darme su nombre para que mis amigas puedan encontrarlo? – Confundida, Sarah miró por encima de mi hombro.

- Tus amigas, las federales… una de ellas fue la que intentó salvar a mi marido, ¿No?

- Sí. Cameron. ¿Por qué?

- Porque ella y otra chica están hablando ahora mismo con el hermano de Frank. – Rápidamente, me giré y miré a donde la señora Hillis me señalaba. Efectivamente, allí estaban Cameron y Annie hablando con Roger, que parecía muy nervioso.

- Pero si ese es sólo Roger. – Dije extrañada. Sarah bufó.

- Bueno, pues “sólo” Roger es el hermano de Frank… su hermanastro más bien. ¿Si no por qué crees que iba a aguantar a ese repugnante en el trabajo? – Sarah negó con la cabeza. – Cada vez que venía a casa para un cena siempre evitaba quedarme a solas con él… mira de una manera… no sé. No me daba buena espina. Ni cuando era joven ni ahora. ¡Ni siquiera ha sido capaz de encontrar a una mujer! Tal vez sea como tú… quién sabe… - Ignorando su último comentario, pensé en ello.

- Si eran hermanos, ¿Por qué ninguno ha dicho nunca nada?

- Me temo que eso sólo puedes preguntárselo a él. Que yo sepa todos lo sabían. Puede que tú no al haber llegado hace poco, aunque tampoco es algo que ha Frank le gustaría que se supiese. El padre de Frank abandonó a su madre cuando se enteró de que le había puesto los cuernos con su propio hermano… por aquel entonces Fran solo era un crío, pero por suerte su padre se lo llevó lejos de esa mujer…

- ¿Lo engañó con su hermano? Vaya… eso tuvo que ser muy duro para él. – Sarah hizo una mueca de desprecio, al parecer, una expresión que llevaba mucho.

- ¡Más que duro es aberrante! Hacerlo con alguien de tu propia familia… ¡Es incesto!

- Espere… ¿dice que la madre de Frank se acostó con su propio hermano? – Pregunté asombrada.

- Pues claro, ¿No me oíste la primera vez? – Por un momento, Sarah pareció comprender. – Claro, lo normal no es pensar que fue con “ese” hermano. Pues sí… por eso no me gusta Roger. La gente así no sale bien. Tienen un toque dado, ¿Sabe a lo que me refiero? – No respondí. No sabía que responder. – La madre de Frank siempre dijo que la forzó, pero nadie la creyó. Al parecer, pasaba desde mucho antes de que ella se casara con Ben. Este en cuanto lo supo pidió que le hicieran pruebas a Frank, para comprobar que fuera hijo suyo… antes no era tan fácil, pero por suerte la prueba fue bien y se lo llevó lejos de esa familia de enfermos. Sin embargo, cuando Frank cumplió la mayoría de edad, se empeñó en conocer a Roger y desde entonces ese bicho no se ha separado de él ni un instante… al menos ahora que mi marido se ha ido no tendré que soportar la presencia de ese engendro nuca más.

- Comprendo. – Contesté, aturdida. – ahora debo irme, pero, por favor, si recuerda cualquier otra cosa sobre el estado de Frank, no dude en decirse a alguna de mis compañeras.

- Por supuesto.

Asombrada por mis descubrimientos, me dirigí hacia Logan, que aún seguía hablando con Rachel y su acompañante. Pensé en esperar a que terminaran pero tenía que contarle lo que me había dicho Sarah inmediatamente. Estaba a tan sólo unos pasos de ellas cuando escuché a Logan decir algo en un susurro fuerte y amenazante que me dejó de piedra.


- Eres una sadomasoquista. ¡Supéralo! - ¿Que qué?
Nota de la Autora: Ohh... el salseo comienza xD En fin, voy a intentar darle chispa a esto antes de que me estalle la cabeza y me olvide de quién es el asesino.. Porque de verdad, a veces me pongo malita con tantas cosas en la cabeza xD

1 comentario:

  1. Massssss de todo entre ellas, mas interacción!! ME encanta esta historia no la dejes Bella por favor !! GRACIAS x el tiempo y talento . Carmen

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