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martes, 10 de noviembre de 2015

Por Las Mentiras de Él, La Encontré A Ella - Capítulo 10

Capítulo 10



Llevábamos más de dos horas en la carretera cuando finalmente llegamos a Mendocino. Era una ciudad pequeña y por los gritos de entusiasmo de Kyle supe que le encantaba. El mar, los acantilados, la playa… A pesar de estar en pleno invierno había personas paseando por las pequeñas playas… Los botes de pescadores se encontraban cercanos a la playa y el espeso verde de los bosques de los alrededores hacía destacar mucho más las grandes estructuras blancas de casas familiares.

Había encontrado con facilidad Lansing Street, una calle que a la derecha tenía pequeños grupos de casa de colores marinos y a la izquierda te encontrabas de frente al océano Pacífico. Cerca del número que me facilito Max, había un hombre esperando cerca de la carretera levantando la mano. Precavida, me paré a su lado sin bajar las ventanillas. Sin embargo, sólo tuve que ver unos segundos al anciano y alto hombre que había al lado del coche para saber de quién se trataba.

Señor… Max nos ha enviado con sus padres…

- ¡Buenas noches! – Exclamó el sonriente hombre una vez que bajé la ventanilla. – Espero que hayan tenido un viaje agradable. Mi pequeña Maxine nos avisó de que venían y Muriel está contentísima de poder experimentar en la cocina para más de uno…

- ¿Usted es el papá de Max? – Preguntó Kyle quitándose las sujeciones de su silla y saltando al asiento de delante.

- ¡Kyle! – Grité, pero el hombre sólo se río.

- Oh… así que tú eres el pequeño Kyle… ¿Sabes? Maxine me ha dicho que te encantan los cuentos de piratas y te ha traído a ver a su padre… ¡El pirata más temible de la costa oeste! – Kyle comenzó a reírse mientras el hombre le estrechaba la mano con una expresión que habría sido seria de no ser por boca temblorosa que se esforzaba por no formar una sonrisa. – Bartosz Kowalski, a su servicio… ¡Grumete de agua dulce!

- ¡Mami es gracioso! – Rio Kyle mientras intentaba soltarse de la mano del padre de Max.

- Y usted debe ser Laura… Por favor, llámame Bart. – Saludo. – Están ustedes en su casa…

***

El cielo ya se había oscurecido cuando mi móvil al fin sonó. Ansiosa, lo descolgué.

- ¿Ya han llegado? – Pregunté impaciente.

- Sí cielo… Ya han llegado. – Me calmó mi madre. Sin poder evitarlo, me descompuse en la silla en la que estaba sentada, notando de nuevo los músculos relajados después de la tensión de toda la tarde. – Laura es una mujer preciosa y muy amable… Me ha dicho que me va a ayudar a remendar unos pantalones de tu padre… ya sabes que a mi esas cosas no se me dan muy bien. – Se rio mi madre. – ¡Y Kyle… Oh, hacía tanto tiempo quo había un niño en esta casa! ¡Tu cuarto le ha encantado! Así que tu padre y yo le hemos dejado dormir en él… Espero que no te importe.

- Oh, no mamá… No me importa. Sólo… intenta no envenenarlos con tu comida ¿De acuerdo?

- Maxine Diana… ¡No me obligues a ir allí y darte un tirón de orejas! ¡Mi comida no es veneno! – Chilló mi madre indignada.

- Puede que veneno no pero poco le falta… Laura es una gran cocinera mamá… Deja que te eche una mano con eso… Le vendrá bien distraerse. No sé cuándo podrá volver a San Francisco…

- Oh Maxine… Sabes que a tu padre y mi no nos importa que estén aquí… con suerte incluso tú también vendrás, aunque sea para verlos a ellos… Te echamos mucho de menos cariño…

- Lo sé mamá… Yo sólo… Necesito algo de tiempo para arreglar las cosas aquí… Luego… - Suspiré. – Luego puede que me pase…

- ¡Eso sería maravilloso cariño! Se lo diré a tu padre… Seguro que le hará mucha ilusión salir a pescar contigo de nuevo… Ya a planeado llevar a Kyle a la playa mañana para pescar en su bote… ¡Hacía tiempo que no veía a  padre sonreír tanto!

- Humm…

- Cariño…esas cosas que tienes que arreglar… son cosas peligrosas… ¿Verdad? – Preguntó mi madre, con cautela.

-Lo son mamá… Lo son. – Admití.

- ¿Es porque alguien quiere hacerle daño a Laura y Kyle?

- Mamá…

- Cariño… Te conozco. Sé que nuestra relación se ha deteriorado un poco por todo lo que pasó… Pero sé que nunca habrías mandado a Laura aquí si no estuviera en peligro. Eres demasiado cabezota para pedirnos ayuda… que lo hagas me demuestra que pase lo que pase… Es algo importante.

- Lo es mamá… Es algo muy importante.

- ¿Ella te gusta no? – La pregunta de mi madre me descolocó un poco.

- Mamá no…

- Está casada… He visto su anillo… - Susurró mi madre, como si se tratara un secreto.

- Lo sé mamá, sé que aún está casada. – Sin embargo, saber que Laura aún llevaba su anillo me hundió un poco. – La demanda de divorcio aún está en proceso… es una de las razones por las que quería a Laura y a Kyle lejos de San Francisco… Su marido es peligroso… se junta con gente peligrosa…

- Humm… Bueno, hasta que no hable con ella más a fondo no tendrá mi visto bueno por muy hermosa y amable que sea… No cualquiera puede estar con mi pequeña…

- ¡Mamá! – Grité, sintiendo como mis mejillas se encendían.

- ¿Qué? Es cierto… ¿Y si resulta que tiene sangre Nazi? Hoy en día nunca se sabe… - Suspiré con fuerza ante las siempre presentes teorías conspiratorias de mi madre y el partido Nazi… - De todas formas, aunque lo fuera, creo que tu padre ya está perdido… Sólo le bastaron veinte minutos con el pequeño para decirme que lo quería de nieto. – Se rio mi madre.

- Bueno, mamá… pues baja de las nubes a papá. No quiero que Laura se asuste más de la cuenta. Ya tiene bastante con preocuparse de futuro exmarido…

- Bueno, bueno… haré lo que pueda pero ya sabes cómo es tu padre… Y ese niño… ese niño es una ricura. – No pude evitar sonreír ante el comentario.

- Sí, lo es… Kyle es genial. – El sonido de unos pasos en el pasillo y unos golpes ansiosos en la puerta me tensaron de nuevo y me hicieron agarrar con fuerza la pistola encima de la mesa. – Mamá, tengo que dejarte. Llamaré en unos días para ver cómo está todo. – Sin dejar que mi madre respondiera. Colgué y me acerqué a la puerta con cautela. De nuevo, volvieron a llamar a la puerta, esta vez con desesperación.

- ¡Max! ¡Max abre la puerta! – Gritó una voz terriblemente conocida. – Por favor… ¡Necesito hablar contigo! – Después de varios segundos sopesando mis opciones. Guardé mi pistola en la gaveta de la entrada y miré por la mirilla, sólo para asegurarme de que venía sólo. Nada más abrir la puerta, me encontré aplastada en un abrazo indeseado. – Max cariño… cuanto te he echado de menos… - Asqueada, me aparté de él y le obligué a quedarse a una distancia prudencial.

- ¿Qué quieres William?

- ¿Cómo que qué quiero? ¡Te quiero a ti por supuesto! Tanto tiempo sin tenerte en mis brazos me han vuelto loco… - William intentó acercarse de nuevo a mí, pero yo no le dejé. Apestaba a alcohol y aceite corporal… seguramente de las strippers que habría visto esta tarde en alguno de los locales de Junior. – Vamos mi amor… Sabes que es cierto…

- No. No lo es. – Dije tajante. – Así que deja los cuentos y dime de una maldita vez por qué estás aquí o te prometo que yo misma te echo a patadas de mi edificio. – Estaba enfadada… por muchas cosas… e increíblemente la que más me cabreaba era que este hombre no sólo había engañado a Laura varias veces… No… Lo más seguro es que mientras lo hacía seguía acostándose con ella… Y eso me hacía hervir la sangre…

Cómo si se hubiera quitado un velo. La expresión necesitada de William se trasformó en una más fría y nerviosa. La real.

- Necesito que me ayudes a encontrar a alguien… Tú eres policía… Será fácil…

- ¿Y a quién se supone que tengo que encontrar? – Pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

- A mi… A mi mujer. – Proyectando una mueca de asco con todo mi ser, William se pensó que era por acabar de enterarme, cuando lo que me molestaba era que obviamente había llamado a Laura Su Mujer…Suya… ¡Y una mierda! – Lo sé cielo, lo siento… Lo nuestro no iba bien y entonces te conocí y me robaste el corazón… - Intentaba con todas mis fuerzas no reírme de sus palabras, de verdad, pero me fue imposible. - ¡Es cierto! ¡Esa mujer está loca, se ha largado y se ha llevado a mi hijo con ella! Tengo miedo por él… tengo miedo en lo que ella pueda hacerle… ¡No está bien de la cabeza! – Más de una vez, mis manos se cerraron queriendo darle una paliza al asqueroso misógino y mentiroso que tenía delante. Pero tenía que contenerme… tenía que hacerlo por Kyle y Laura.

- ¿Y por qué tendría que ayudarte? Me engañaste.

- Lo sé cariño, pero no puedo acudir a nadie más… No quiero que nadie se entere de cómo es ella… Por muy loca que esté sigue siendo la madre de mi hijo y no le deseo ningún mal… Sólo quiero encontrarla y hacer que vuelva a casa… - ¡Será cabrón! – Creo, que ha debido de irse con su amante… Al parecer, yo no era el único… - Max… cálmate… no es conveniente esparcir sus sesos por tu apartamento… - ¿Me ayudarás? Por favor… Yo sólo quiero recuperar a mi hijo… - Sabía lo que tenía que hacer… Lo sabía… Por poco que gustara volver a estar en contacto con este desgraciado tenía que hacerlo… Si William no hacía que yo buscase a Laura contrataría a alguien para hacerlo… y muy probablemente ese alguien averiguaría mi conexión con ella…William no ha contratado a nadie ya porque no se fía de lo que puedan encontrar… Y yo, además de ser la opción barata, era la que podría llevarse a la cama con falsas promesas…

- Te ayudaré… Pero hago por el niño… No por ti. – William asintió contento. – Quiero que me envíes por correo todo lo que sepas de tu mujer… Todo… no te dejes nada… pero no quiero volver a verte… cuando la encuentre, te mandaré localización por correo… ¿Está claro?

- Sí, sí… gracias Max, gracias… ¿Y qué les puedo decir a los…? ¿A la familia? Estarán preocupados… - ¿Que qué les dirás a tus amigos  mafiosos?

- Diles que se ha ido de crucero o algo así… Seguro que puedes inventarte una excusa decente… Y ahora, lárgate de mi apartamento. – Con una sonrisa algo más relajada, William comenzó a salir de mi apartamento.

- Mañana por la mañana tendrás la información que me has pedido… Gracias de nuevo Max… Eres una buena persona… - Y tú eres un capullo, un imbécil y un idiota… Oh… Y me he acostado con tu mujer… miento… Me he acostado con la mía… Porque es MÍA.


- Adiós William… - Y le cerré la puerta en las narices. – Gilipollas… - Le dije a la puerta cerrada. – Bueno, comienza el show…

3 comentarios:

  1. Q capullo el marido por no llamarle otra cosa
    Al menos están a salvo o eso espero
    Interesante el capitulo de hoy con ganas de leer mas

    M.S

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  2. Ojala los capítulos fueran mas largos. Me da la sensación de que estoy leyendo solo un párrafo por semana.

    Saludos

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  3. Si queda uno con deseos de más y tener q esperar tanto.

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