CAPÍTULO 11
Cerré la puerta de mi apartamento a mi espalda y
dejé el casco de la moto en el suelo. Ni siquiera me dirigí a mi dormitorio
para cambiarme. Solté la carpeta que acababa de recibir sobre la mesa del
comedor y me senté delante de ella aúno el uniforme puesto.
Con un suspiro cansado, abrí la carpeta…
Nombre
completo: Laura Johnson (Apellido de soltera: Ross)
Hija de George
y Clarise Ross, con residencia en…
Casada con
William Johnson, asesor financiero de…
1 hijo en
común, Kyle Johnson. Asiste al colegio privado…
Propietaria de
Ross Desings con dirección…
…
Fichas médicas. Registros y movimientos bancarios. Últimas
llamadas telefónicas… Señor, menos mal que le dije a Laura desde el principio
que me llamara con un teléfono de prepago… William la tiene controladísima… Es
más, todas estas cuentas bancarias, inclusos las de empresa están aquí… Los
movimientos con los proveedores e importadores, los pagos a las diferentes
modelos y trabajadores… Incluso hay pequeños anexos con los datos básicos de
todos los trabajadores de Laura…
Esto es muy raro… ¿Tanto control y no saber qué he
estado en contacto con ella todo este tiempo? Algo no me huele bien…
Knock Kock…
Me levanté de la mesa y guardé la carpeta de Laura
en la gaveta de la entrada. Me asomé por la mirilla y suspiré de alivió. Era
Jimmy…
- ¡Hola Max! – Sonrió Jimmy nada más abrir la puerta.
- ¡Hola! – La voz provenía de justo detrás de Jimmy,
era Neal… Ni siquiera lo había visto detrás del descomunal cuerpo de Jimmy.
- ¿Qué hace él aquí? – Le pregunté a Jimmy en un
susurró cuando entro en mi apartamento.
- Oh… ¿Él? ¿Te
refieres a mi novio? Pues está acompañando a su novio… Cómo casi siempre… Lo
sabrías si no tuvieras la cabeza hundida en el precioso culo de Laura… -
Fulminé a Jimmy con la mirada hasta que finalmente lo admití… últimamente lo
había dejado más de lado… primero con mi autocompasión y después con mi embobamiento
romántico… ambos causados obviamente por Laura…
- Lo siento mucho… Esto me supera. - Admití.
- Lo sabemos, por eso hemos venido a echarte una
mano.
- ¿Hemos? – Pregunté preocupada mirando a Neal, que
estaba dejando un par de packs de cerveza en el frigorífico ajeno a la
conversación.
- Sí… se lo he contado todo a Neal… - Los ojos se me
abrieron como platos y antes de que pudiera hablar, Jimmy me cortó – Antes de
que te pongas histérica… Neal y yo vamos en serio… de verdad… Él… me gusta
mucho… joder, estoy estúpidamente enamorado de él… Me cuesta mucho no
empalmarme cuando está cerca… - Fruncí el ceño mientras hacía un gruñido
molesto. – Lo sé, demasiada información… Pero no me digas que tú no estás igual
con Laura alrededor… Es la maldición del amor… Una entrepierna palpitante y
caliente… sólo que las mujeres tenéis más suerte, no se os nota tanto… - Le
pegué un puñetazo a Jimmy en el costado, sabiendo que sólo le haría cosquillas.
- Y eso no lo hace más fácil… había veces en las que
pensaba que me iba a volver loca sin tocarla…
- Bueno, pero
ahora estáis juntas… ¿No? – Bajé la cabeza avergonzada.
- Sí, supongo… pero no… bueno, no hemos tenido…ya
sabes…
- ¡No jodas! ¿Llevas semanas yendo a su casa todas
las tardes y quieres decirme que no hacéis el amor? – Asentí. – No me lo puedo
creer… Si a mí me cuesta mantener mi polla lejos de Neal durante un día entero…
- ¡Joder Jimmy! – Me quejé asqueada.
- Perdona, perdona… Pero es cierto… No se puede vivir
a base de besos y abrazos toda la vida… - La mueca que mostré tuvo que ser lo
bastante elocuente por sí misma. – ¡No fastidies! ¿Ni un solo beso?
- Claro que sí… antes de que se fuera… ella y yo…
bueno… pero había tiempo… Oh mierda, me siento como una adolescente… - Gemí
hundiendo mi cara en mis manos.
- Bueno… entiendo que ella aún esté un poco confusa
y todo eso pero… eso tendría más lógica, pero… ¡Joder, se supone que ya os
habéis acostado! Ya ha pasado lo peor… sabéis que os gusta… así que perdona,
pero lo veo una estupidez…
- Jimmy… estoy cagada de miedo…
- Lo sé pequeña… Lo sé… El amor es una putada
buenísima…
***
- ¿A que era una niña preciosa? – La voz de Muriel a
mi espalda me asustó de tal forma que estuve a punto de tirar el marco de
fotos.
- Sí… sí que lo era… - Tartamudeé, dejando de nuevo
el marco de fotos en la repisa de la chimenea. No sabía cuánto tiempo había
estado observando esa foto. Anoche la había visto de refilón, pero entre la
incomodidad por estar en un lugar extraño y la constante presencia de Muriel o
Bart no me atreví a cogerla… Pero hoy, Bart había llevado a Kyle a dar un paseo
por la playa para coger algunas conchas y Muriel se había encerrado en la
cocina a… bueno… quemar algo por el olor. Entonces la había visto mejor… Y
dios, me encontré enamorándome también de la niña de unos cinco años que reía a
la cámara completamente llena de barro y hierba. – Y se ha convertido en una
mujer preciosa. – Dije, casi para mí misma.
- Oh, lo sé… y muy sexy también… - Una risa tonta
comenzó a salir de mi boca ante el comentario de esta mujer tan peculiar. – Oh vamos…
Seré vieja, pero no ciega… Es obvio que entre tú y mi hija hay algo, si no
nunca te habría mandado con nosotros…
- Yo… - Comencé, arrugando mis mangas con fuerza,
nerviosa. – Nosotras… es complicado…
- ¿Es complicado por esto? – Preguntó, señalando mi
alianza. Yo me ruboricé con fuerza, avergonzada.
- Esto… no es lo que parece… es todo mucho más complicado…
- Dije nerviosa.
- Oh no querida, es todo muy simple. – Dijo muy
serie. - ¿Estas casada?
- Yo… yo no… - Tartamudeé. Dios… No me esperaba esto…
- ¿Estás casada sí o no? – Volvió a preguntar.
-Sí… lo estoy. – Admití.
- ¿Es un hombre o una mujer? – Esa pregunta sí que
no me la esperaba.
- Un…un hombre.
- ¿Amas a tú marido? – Oh… por fin, una respuesta
fácil.
- No. – Dije firmemente.
- ¿Vas a dejarle? – Por dios, esta mujer parece de la
Gestapo…
- Sí… La demanda divorcio ya debe de haberle llegado…
- Muriel asintió complacida.
- Y… ¿Amas a mi hija? – Sin poder evitarlo, la mandíbula
se me desencajó y empecé a tartamudear… Sin lograr decir nada coherente… ¿Cómo
iba a decirle a la madre de Max lo que sentía por ella sin antes poder decirse
a Max? – Vamos, ya te lo he dicho… Todo es muy simple. O la amas o no la amas.
Fin de la historia. – Respirando profundamente, le di a la Muriel la única
respuesta que podía darle.
- Lo siento Muriel, pero eso es algo que primero
tengo que decirle a ella. – Para mi sorpresa. Muriel sonrió justo antes de
darme un fuerte abrazo.
- ¡Así me gusta! ¡Mi Maxine ha encontrado a una
buena mujer! – Dijo mientras me zarandeaba. – Pero no la hagas esperar mucho…
Es como su padre en esas cosas… La pobre se comerá la cabeza demasiado y le acabará
explotando – Dijo riendo. – Anda ven… quiero que me ayudes a preparar la cena…
He intentado preparar un sofrito para el salmón pero no sé por qué siempre se
me quema…
- Por supuesto. La ayudare encantada…
***
- ¡Yura! ¿Tienes
ya lo que te pedí? – Le grité a mi subordinado. Estaba empezando a
hartarme sus movimientos espasmódicos. Ya no
hay soldados como los de antes…
- Lo siento
Misha, no hay rastro de la esposa del americano… - Dijo tembloroso. Estaba
empezando a enfadarme. Así que saqué mi arma para entretenerme un rato… - ¡Oh! Pero sabemos dónde vive su amante… Ayer
fue a visitarla otra vez… Es de la policía… Tal vez la estén usando para evitar
que la policía cierre sus locales…
- Está bien…
Traédmelos…. ¡Y daos prisa! No quiero que el Gato se nos adelante. Si podemos
sacarle a ese idiota sus cifras tendremos la ciudad en nuestras manos… - El inútil de Yura se
marchó corriendo de la sala, temeroso de recibir disparo… que muy probablemente habría
recibido si hubiera tenido que ver un segundo más su sebosa y fea cara de
simio.
Pero todo estaba marchando. Recuperaría los
prostíbulos… Las ventas de cocaína se dispararan y muy pronto podré adueñarme
del mercado de armas del Gato… Pienso limpiar esta maldita ciudad de mulatos
hasta que no quede ni uno solo de ellos…
Excelente, me encanta, muchas gracias, sigo pendiente de las actualizaciones!, hasta me han inspirado a querer escribir, aunque francamente no soy buena, pero igual hay que sacar las ideas atrapadas, mil gracias!!..
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