PARTE II
Corrí sin saber muy bien a donde
dirigirme sujetando con fuerza la mano de Emily. Porque sí, sabía quién era
ella… Para no saberlo, después de ver su cara no sólo esta mañana, sino durante
todo el último año. La nueva niña pija de Hollywood… Sin embargo, también era
la nueva estrella de la película de mi padre y sabía que cualquier metedura de
pata de esta niña retrasaría el rodaje… y eso le costaría miles de dólares a
los productores… ¡Joder! Odio el mundo del espectáculo…
- ¡Aquí! – Grité aliviada, al ver
un camerino vacío con la puerta abierta. Una vez dentro, también me admití a mí
misma que había usado a esta pobre niña para huir de mi propio padre… ¿Pero qué
decirle? Hola papá, ¡cuánto tiempo! ¿Sí verdad? Creo que la última vez que te
vi fue cuando mamá aún vivía… Ya sí… sé que no pudiste venir al funeral porque
estabas ocupado con tu estúpida película…
- Oye… - Oh mierda, me había
olvidado de que ella también está aquí… ¡Vera no te empanes!
- ¿Sí? – Dije sentándome en un
sillón que había en el camerino. Por la cantidad de ropa variada y espejos
supuse que se trataba de un camerino de vestuario para extras y secundarios…
seguramente demasiado pequeño para las veinte personas que solían ocupar el
espacio… Pero qué te apuestas a que aquí la señorita tiene uno para ella sola…
- Gracias por eso… No habría sido
agradable. – Me respondió, sentándose en el otro extremo del sofá. Ahora más
calmada, pude contemplar a placer el joven rostro de la niña. Porque sí, para
mí era una niña… ¿Cuántos años le llevo? ¿Cuatro? Cinco tal vez… Dios cinco
años es mucho tiempo… Ni siquiera recuerdo qué gilipolleces pasaban por mi
cabeza a los dieciocho años… Al menos esta chica no se había puesto a hablar de
sí misma. Simplemente estaba ahí, sentada… con ganas de escapar parece… y
cansada… A pesar de todo ese maquillaje puedo ver sus ojos cansados… Su
expresión más que la de una joven de dieciocho años parece la de un anciano
cansado. Intenté recordar lo sabía de la joven, pero tampoco quería pecar al
dejarme formar opiniones por todo lo que aparece en televisión sobre ella… de
eso se trata, de dar una imagen, y no siempre es la real… Y aun así, nada más
cruzármela, mi subconsciente ya la ha tachado de títere de los medios. Vera… si
continúas así, nunca serás una buena periodista…
- No hay de qué. – Contesté sin
más. Ahora absorta en la joven. Sí, era hermosa. Contraria al habitual de la
belleza americana. La chica era alta, aunque no tanto como yo… ¿metro setenta y
cinco? Tal vez… Tez blanca, tan extraña en california, pelo largo y castaño y
ojos ambarinos… Tenía los labios justos para no ser excesivamente gruesos y no
era necesario que sonriera para saber que tenía otra de tantas dentaduras
perfectas de Hollywood. Y su cuerpo… Sí, su cuerpo hacía tiempo que era adulto…
Caderas estrechas, cintura justa y pechos grandes pero firmes… Sí, la chica que
tenía al lado tenía los componentes necesarios para girar cabezas a su paso…
Pero tantos problemas… Siempre he creído que este mundo es para personas a las
que les gusta estar solas pero rodeadas de extraños… Un trabajo para sentirte
pletórico de halagos y ser el centro de atención… En definitiva, un mundo para
personas inseguras que necesitan el constante recordatorio de que son
importantes en la vida de alguien… Pero muy probablemente, nunca lo sean de
verdad. Estar bajo los focos siempre significa perder tu sombra… Dios Vera,
¡Deja de ponerte poética! Lo que pasa es que es una lástima que esta
preciosidad esté tan fuera de tu alcance… Por tantas cosas… Mala suerte.
- ¿Cómo…cómo te llamas? – La
pregunta me asombró, pero aún más su nerviosismo. Lógico, está con una completa
extraña encerrada en un camerino. Obviamente quiere saber tu nombre por si
resultas ser una de sus fans psicópatas y tiene que llamar a la policía…
- Vera… Me llamo Vera. – Me
asombró que por un momento los ojos de Emily brillaran.
- Como Adell Hall Ward… - Con
sorpresa, me encontré riendo.
- Vera Hall… Dios, no me esperaba
eso… me esperaba que mencionaras a Farmiga o Wang… Pero nunca me habría esperado
que alguien de tu edad conociera a la cantante de “Trouble so hard”…
- Bueno, no me has dejado acabar…
También iba a decir como Vera Reynolds. – Dijo con una sonrisa.
- Cine mudo… muy bueno señorita
Hall, muy bueno. – La sonrisa en la boca de Emily se ensanchó.
- Así que sabes quién soy…
- Para no saberlo… creo que tu
cara fue lo último que vi antes de… - Como un balde de agua fría, recordé por
qué estaba allí y todo lo que había dejado atrás. – No importa. Digamos que
estas en todas partes para ser tan enana…
- ¿Cómo que enana? ¿Pero tú me
has visto bien? Tengo 18 años… - Asentí divertida.
- Exactamente, un microbio
unicelular… - Sorprendentemente, Emily dio un suave empujón mientras se reía.
- Vamos, tú no eres tan vieja…
como mucho tendrás ¿qué? ¿Veintiocho? – Falsamente dolida, me llevé una mano al
pecho como si hubiera recibido un disparo.
- ¡Dios! Eso sí que ha dolido…
¿Veintiocho? ¿De verdad tengo pinta de tener veintiocho? ¿Tan mal estoy? –
Pregunté con una mueca, mientras disfrutaba de la risa de Emily… Oh vaya… suena
mucho mejor en persona…
- No, no, no es eso. Para nada. –
Dijo nerviosa, negando rápidamente con la cabeza. – Es obvio que eres bastante
joven… Pero por aquí las mujeres suelen tener al menos diez años más de los que
aparentan…
- Ya, ya… intenta remediarlo
ahora. Tengo 23, para tu información. Estoy en la flor de la vida. – Dije
alzando la cabeza con una media sonrisa que consideraba encantadora.
- Por cierto, ¿De dónde eres? Es
obvio que no eres americana…
- Soy española… lo cierto es que
hace sólo… - Miré mi reloj. – Tres horas que estoy en este país… El viaje en
pantera ha sido largo, pero finalmente he llegado.
- ¿Así que en patera eh? –
Preguntó Emily. Su risa apenas la había abandonado, y ser la causante me hacía
extrañamente feliz. - ¿No te habría venido mejor bajarte en Florida?
- No… Corrupción en Miami no me
gustó…
- Eres muy divertida… En serio.
Es raro encontrar a alguien aquí que sea así de forma tan natural. Resulta
agradable hablar contigo… - Fue en ese momento. En ese preciso momento. En el
que me di cuenta de la peligrosa cercanía de Emily. Al hablar, nuestros cuerpos
habían tendido a acercarse. Hasta nos tocamos varias veces de forma inocente…
¿Pero que demonios haces Vera?
- Oye, tengo que marcharme. –
Dije algo bruscamente, levantándome del sofá.
- Pero…- Comenzó a decir Emily.
- Ha sido un placer conocerte
Emily. En serio. No eres lo que esperaba… - Y sin dar muchas más explicaciones,
salí del camerino y corrí de nuevo por los pasillos del plató. Estaba aún
absorta en el recuerdo de la risa de Emily que me asusté al chocarme con el
duro pecho de alguien.
- ¡Cariño! Llevo un buen rato
buscándote… Dios, te he echado de menos cariño. – Unos fuertes brazos me
rodearon y me abrazaron estrechamente. Con una respiración profunda, yo misma
le rodee con mis brazos y le abrace.
- Hola papá…
***
- ¡Espera! – Grité. Pero la
puerta del camerino ya se había cerrado. – No te vayas… - Le dije al camerino
vacío. – Qué chica tan peculiar…
Corretea por un plató sin
identificación, aparece de la nada y me arrastra con ella, me hace reír como
nadie lo ha hecho en años y coge, y se va. “No eres lo que esperaba”… Sin poder
evitarlo, volví a sonreír.
Me gusta… Ella me gusta.
Interesante… Nunca me gusta nadie.
Y esos ojos tan azules… Todo el tiempo quería
ahogarme en esos ojos… Tengo que volver a verla…
Hola, me encanta esta historia... Espero que no sea tan corta como dijiste :(
ResponderEliminarOjalá que publiques la siguiente parte pronto.
Sam.