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domingo, 8 de noviembre de 2015

Bajo El Punto De Mira - Parte II

PARTE II



Corrí sin saber muy bien a donde dirigirme sujetando con fuerza la mano de Emily. Porque sí, sabía quién era ella… Para no saberlo, después de ver su cara no sólo esta mañana, sino durante todo el último año. La nueva niña pija de Hollywood… Sin embargo, también era la nueva estrella de la película de mi padre y sabía que cualquier metedura de pata de esta niña retrasaría el rodaje… y eso le costaría miles de dólares a los productores… ¡Joder! Odio el mundo del espectáculo…


- ¡Aquí! – Grité aliviada, al ver un camerino vacío con la puerta abierta. Una vez dentro, también me admití a mí misma que había usado a esta pobre niña para huir de mi propio padre… ¿Pero qué decirle? Hola papá, ¡cuánto tiempo! ¿Sí verdad? Creo que la última vez que te vi fue cuando mamá aún vivía… Ya sí… sé que no pudiste venir al funeral porque estabas ocupado con tu estúpida película…

- Oye… - Oh mierda, me había olvidado de que ella también está aquí… ¡Vera no te empanes!

- ¿Sí? – Dije sentándome en un sillón que había en el camerino. Por la cantidad de ropa variada y espejos supuse que se trataba de un camerino de vestuario para extras y secundarios… seguramente demasiado pequeño para las veinte personas que solían ocupar el espacio… Pero qué te apuestas a que aquí la señorita tiene uno para  ella sola…

- Gracias por eso… No habría sido agradable. – Me respondió, sentándose en el otro extremo del sofá. Ahora más calmada, pude contemplar a placer el joven rostro de la niña. Porque sí, para mí era una niña… ¿Cuántos años le llevo? ¿Cuatro? Cinco tal vez… Dios cinco años es mucho tiempo… Ni siquiera recuerdo qué gilipolleces pasaban por mi cabeza a los dieciocho años… Al menos esta chica no se había puesto a hablar de sí misma. Simplemente estaba ahí, sentada… con ganas de escapar parece… y cansada… A pesar de todo ese maquillaje puedo ver sus ojos cansados… Su expresión más que la de una joven de dieciocho años parece la de un anciano cansado. Intenté recordar lo sabía de la joven, pero tampoco quería pecar al dejarme formar opiniones por todo lo que aparece en televisión sobre ella… de eso se trata, de dar una imagen, y no siempre es la real… Y aun así, nada más cruzármela, mi subconsciente ya la ha tachado de títere de los medios. Vera… si continúas así, nunca serás una buena periodista…

- No hay de qué. – Contesté sin más. Ahora absorta en la joven. Sí, era hermosa. Contraria al habitual de la belleza americana. La chica era alta, aunque no tanto como yo… ¿metro setenta y cinco? Tal vez… Tez blanca, tan extraña en california, pelo largo y castaño y ojos ambarinos… Tenía los labios justos para no ser excesivamente gruesos y no era necesario que sonriera para saber que tenía otra de tantas dentaduras perfectas de Hollywood. Y su cuerpo… Sí, su cuerpo hacía tiempo que era adulto… Caderas estrechas, cintura justa y pechos grandes pero firmes… Sí, la chica que tenía al lado tenía los componentes necesarios para girar cabezas a su paso… Pero tantos problemas… Siempre he creído que este mundo es para personas a las que les gusta estar solas pero rodeadas de extraños… Un trabajo para sentirte pletórico de halagos y ser el centro de atención… En definitiva, un mundo para personas inseguras que necesitan el constante recordatorio de que son importantes en la vida de alguien… Pero muy probablemente, nunca lo sean de verdad. Estar bajo los focos siempre significa perder tu sombra… Dios Vera, ¡Deja de ponerte poética! Lo que pasa es que es una lástima que esta preciosidad esté tan fuera de tu alcance… Por tantas cosas… Mala suerte.

- ¿Cómo…cómo te llamas? – La pregunta me asombró, pero aún más su nerviosismo. Lógico, está con una completa extraña encerrada en un camerino. Obviamente quiere saber tu nombre por si resultas ser una de sus fans psicópatas y tiene que llamar a la policía…

- Vera… Me llamo Vera. – Me asombró que por un momento los ojos de Emily brillaran.

- Como Adell Hall Ward… - Con sorpresa, me encontré riendo.

- Vera Hall… Dios, no me esperaba eso… me esperaba que mencionaras a Farmiga o Wang… Pero nunca me habría esperado que alguien de tu edad conociera a la cantante de “Trouble so hard”…

- Bueno, no me has dejado acabar… También iba a decir como Vera Reynolds. – Dijo con una sonrisa.

- Cine mudo… muy bueno señorita Hall, muy bueno. – La sonrisa en la boca de Emily se ensanchó.

- Así que sabes quién soy…

- Para no saberlo… creo que tu cara fue lo último que vi antes de… - Como un balde de agua fría, recordé por qué estaba allí y todo lo que había dejado atrás. – No importa. Digamos que estas en todas partes para ser tan enana…

- ¿Cómo que enana? ¿Pero tú me has visto bien? Tengo 18 años… - Asentí divertida.

- Exactamente, un microbio unicelular… - Sorprendentemente, Emily dio un suave empujón mientras se reía.

- Vamos, tú no eres tan vieja… como mucho tendrás ¿qué? ¿Veintiocho? – Falsamente dolida, me llevé una mano al pecho como si hubiera recibido un disparo.

- ¡Dios! Eso sí que ha dolido… ¿Veintiocho? ¿De verdad tengo pinta de tener veintiocho? ¿Tan mal estoy? – Pregunté con una mueca, mientras disfrutaba de la risa de Emily… Oh vaya… suena mucho mejor en persona…

- No, no, no es eso. Para nada. – Dijo nerviosa, negando rápidamente con la cabeza. – Es obvio que eres bastante joven… Pero por aquí las mujeres suelen tener al menos diez años más de los que aparentan…

- Ya, ya… intenta remediarlo ahora. Tengo 23, para tu información. Estoy en la flor de la vida. – Dije alzando la cabeza con una media sonrisa que consideraba encantadora.

- Por cierto, ¿De dónde eres? Es obvio que no eres americana…

- Soy española… lo cierto es que hace sólo… - Miré mi reloj. – Tres horas que estoy en este país… El viaje en pantera ha sido largo, pero finalmente he llegado.

- ¿Así que en patera eh? – Preguntó Emily. Su risa apenas la había abandonado, y ser la causante me hacía extrañamente feliz. - ¿No te habría venido mejor bajarte en Florida?

- No… Corrupción en Miami no me gustó…

- Eres muy divertida… En serio. Es raro encontrar a alguien aquí que sea así de forma tan natural. Resulta agradable hablar contigo… - Fue en ese momento. En ese preciso momento. En el que me di cuenta de la peligrosa cercanía de Emily. Al hablar, nuestros cuerpos habían tendido a acercarse. Hasta nos tocamos varias veces de forma inocente… ¿Pero que demonios haces Vera?

- Oye, tengo que marcharme. – Dije algo bruscamente, levantándome del sofá.

- Pero…- Comenzó a decir Emily.

- Ha sido un placer conocerte Emily. En serio. No eres lo que esperaba… - Y sin dar muchas más explicaciones, salí del camerino y corrí de nuevo por los pasillos del plató. Estaba aún absorta en el recuerdo de la risa de Emily que me asusté al chocarme con el duro pecho de alguien.

- ¡Cariño! Llevo un buen rato buscándote… Dios, te he echado de menos cariño. – Unos fuertes brazos me rodearon y me abrazaron estrechamente. Con una respiración profunda, yo misma le rodee con mis brazos y le abrace.

- Hola papá…

***

- ¡Espera! – Grité. Pero la puerta del camerino ya se había cerrado. – No te vayas… - Le dije al camerino vacío. – Qué chica tan peculiar…

Corretea por un plató sin identificación, aparece de la nada y me arrastra con ella, me hace reír como nadie lo ha hecho en años y coge, y se va. “No eres lo que esperaba”… Sin poder evitarlo, volví a sonreír.

Me gusta… Ella me gusta. Interesante… Nunca me gusta nadie.


 Y esos ojos tan azules… Todo el tiempo quería ahogarme en esos ojos… Tengo que volver a verla…

1 comentario:

  1. Hola, me encanta esta historia... Espero que no sea tan corta como dijiste :(
    Ojalá que publiques la siguiente parte pronto.

    Sam.

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