PARTE II
Por
fin había terminado de hacer todas las tareas de casa y dado esa ducha que mi
cuerpo llevaba desde hace un par de horas necesitando. Así que me senté en mi
escritorio y continué relatando la infancia de Paul y Pauline bajo la
atosigante y dura mano de su madre.
Llevaba
apenas dos párrafos cuando unos gritos estridentes rompieron la tranquilidad de
mi noche. Las risas y gritos masculinos venían de muy cerca y al descorrer las
cortinas de mi ventana pude ver al ruidoso grupo de chicos al otro lado de la
ventana de enfrente.
Aun
estando ésta cerrada, pude ver a tres grandes formas cerrarse alrededor de lo
que parecían varias pantallas de ordenador iluminando sus rostros en la habitación
a oscuras. El más pequeño de ellos parecía comerse la pantalla bajo la capucha
de su sudadera y de vez en cuando pegaba algún que otro salto mientras los
otros dos reían. Abrí mi ventana e intenté llamar su atención con mi mano, pero
al ver que esto era imposible, intenté hacerlo mediante mi voz.
-
¡Disculpad! – Grité con la mayor suavidad posible, ya que tampoco quería hacer
más ruido para el resto de vecinos. - ¡Eh! – Grité agitando las manos. - ¡Oye! –
Este último grito fue algo más fuerte y consiguió la atención del más grande de
ellos, que miró hacia mí. El chico grande y robusto me miró extrañado y yo
comencé a hacer gestos mostrando mi molestia. – Estáis haciendo demasiado
ruido. – Gesticulé exageradamente, para que me entendiera, ya que ni siquiera
abrió su ventana. - ¡Bajad el volumen! – Terminé. Él, sin embargo, hizo un
gesto hacia su reloj y me hizo unas cuantas veces el gesto de “cinco” - ¿Qué? –
Por lo que parecía, el chico me daba a entender que se iban a quedar así por
varios minutos más… entonces, otro grito más se oyó y el chico se giró de
nuevo. – ¡Pero al menos dejad de gritar tanto! – gruñí.
- ¡Crawford!
¡Cierra el pico! – Gritó encima de mí el señor Ramírez desde su propia ventana.
Molesta, volví a cerrar mi ventana y me senté de nuevo en mi escritorio. Me
puse los cascos y puse lo más fuerte que pude la música, aun así, los gritos y
las risas seguían oyéndose. Frustrada, intenté escribir, pero media hora más
tarde, apenas había escrito nada decente y el ruido seguía ahí.
- ¡Estúpidos
niñatos! – Gemí molesta, cerrando mi portátil y dirigiéndome a mi dormitorio.
Apenas tardé unos minutos en prepararme para irme a dormir a una hora
excesivamente temprana en mí. Resignada, me coloqué unos tapones que no usaba
desde hace siglos e intenté conciliar el sueño con el murmullo de las risas
estridentes de fondo…
Bueno… tal vez esta experiencia me sirva
para escribir alguna vez…
***
Un
gruñido lastimero salió de mi garganta cuando desperté a mi hora habitual. Las
cinco de la tarde.
Hubo
un tiempo en el que intenté tener un horario más normal. Ya sabéis, levantarme
a las ocho de la mañana, desayunar, editar los videos y todo eso… Pero me fue
imposible.
Al
contrario de lo que piensa la gente lo difícil no es grabarte a ti mismo
haciendo estupideces. Eso es sencillo… Repites algunas cosas, exageras otras…
Es la postproducción lo que ocupa más tiempo… Y no me refiero a un par de horas
tocando teclas. No. Uno puede llegar a volverse tarumba de tantas veces que se
ve a sí mismo haciendo el canelo una y otra vez, las comprobaciones de sonido,
efecto, borrado… realmente es un asco y un señor trabajazo. Un día entero
frente al ordenador sólo para editar quince malditos minutos.
Y
eso no es todo. Luego están los problemas de copyright, transacciones bancarias
tardías, contratos publicitarios peliagudos, reestructuración del diseño de las
páginas… En fin, un montón de más mierda que los seguidores no ven. Y es que
esto, es un trabajo, y un trabajo muy estresante… por no decir solitario. Si no
tuviera a los chicos ya me habría vuelto loca.
Los
primeros meses todo era nuevo, divertido… excitante. La gente comenzó a halagarme,
invitarme a fiestas geniales… Pero claro. No tardé demasiado en ver que tras
todas esas caras de euforia por conocerme y, bueno… disfrutar de mi de
cualquier manera… era por alguien que no soy yo.
Soy
un personaje. Creado por mí misma… que ha destruido poco a poco la posibilidad
de tener una vida… No sé… real. Daría lo que fuera por conocer a alguien que no
me vea como un bufón o una celebridad. Ser sólo Bell. Una chica tímida,
insegura y llena de complejos como todo el mundo… Joder, se supone que hace
años dejé de ser una cría y aún me siento como una adolescente. Sí. Me divierto
con mi trabajo. Pocos pueden decir eso… Pero a veces me gustaría vivir más
acorde a mi edad… Tampoco es que sea vieja… Sólo tengo 26 años y me avergüenza admitir
que aún no he tenido una relación estable… Bueno, lo cierto es que no he tenido
ningún tipo de relación. Algún que otro salto de cama… Pero nada más. Eso me
pone al nivel de una babosa en una cita…
Después
de una ducha y un trozo de pizza frío, me senté de nuevo enfrente de mi
magnifico y horriblemente caro sistema operativo y terminé de matizar algunas
cosas del video que estuve editando hasta las tantas de la madrugada la noche
anterior. Quedaban sólo veinte minutos para que se terminara de subir cuando vi
como la luz de la ventana del vecino se encendía.
Rápidamente,
corrí mis cortinas y me acuclillé debajo de la ventana para poder observar con
discreción.
Llevaba
viviendo allí poco más de una semana y desde hacía cinco días sabía que la
preciosa rubia vivía justo al lado de mi ventana. La primera vez que la vi me
caí de la silla de tanto que me incliné para verla. Tuve suerte de que no me
viera haciendo el mono.
Sonreí
levemente al verla hacer su rutina. Iba y venía durante unos cinco minutos antes
de sentarse finalmente en su escritorio y abrir el portátil. Llevaba el pelo
mojado y suelto y en su primera vuelta traía una gran taza humeante. Me había
pasado los días rumiando en mi cabeza intentando adivinar que sería. ¿Café? ¿té?
¿chocolate? Dejaba la taza en el escritorio y se marchaba para volver con algo
de ropa cómoda y una siempre presente camiseta de la universidad. Parecía tener
la misma en varios colores… La de hoy era azul claro y la hacía parecer dulce… Por
no decir que era lo suficientemente apretada como para marcar un pecho pequeño
sin sujetador…
Sin
poder evitarlo pasé rápidamente la lengua por mis labios. La chica me gustaba…
Y mucho. Pero no se veía de esas de una noche salvaje y no te he visto… además
de que es mi vecina y siempre evito que la gente sepa donde vivo. Luego es un
horror cuando se obsesionan…
Pero no. Ella no es de esas… Parece
lista. E interesante… ¿Qué es lo que hará durante tantas horas frente al
ordenador? Escribe mucho… ¿Tal vez estudia? Yo nunca fui buena estudiante… Oh
mira… Ya se pone a escribir…
Lo
peor de todo es que ni siquiera he ido a presentarme. En su buzón sólo pone su
apellido. Crawford. No es un mal apellido. Suena bien…
Apartándome
de la ventana. Suspiré con pesadez y me dirigí al baño. Tenía que adecentarme
un poco y prepararme mentalmente para el maldito juego de terror que había
salido en beta en Steam.
Como odio los jodidos juegos de terror…
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