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jueves, 31 de diciembre de 2015

Blog Con V / Vlog Con B - Parte III

PARTE III



Hoy había decidido acostarme temprano. Algo bastante raro en mí. Pero como mañana tenía un parcial muy importante de la universidad, quería levantarme temprano para poder repasar un poco antes de ir al trabajo.


Tenía el cuerpo molido de todo el tiempo que pasaba tanto de pie sirviendo en la cafetería como sentada frente al ordenador escribiendo o estudiando en la universidad. Me estiré en la cama gimiendo al sentir los músculos quejarse. Me coloqué bocabajo y me dejé caer poco a poco en el sueño… Hasta que, de la nada, un grito espeluznante rompió la calma de la noche.

Asustada, me levanté corriendo y miré por la ventana. Al otro lado, la ventana cerrada del vecino sólo mostraba oscuridad, hasta que una luz intermitente, como la de una linterna, comenzó a parpadear rápidamente. Entonces, el sonido de un cristal rompiéndose terminó de convencerme y cogí el teléfono para llamar a la policía. Apenas tardé un minuto en dar toda la información y justo después de que la agente me dijera que me quedara donde estaba y que llegarían lo antes posible, un nuevo grito se oyó, esta vez femenino, y la luz de la linterna se apagó.

- ¡Mierda! – Rápidamente, cogí el bate de baseball que tenía debajo de cama y corrí descalza hasta la puerta…

***

- ¡Aaahh! ¡Joder! ¡Puto payaso de las narices! – Grité, golpeando la cara del último muñeco de Circo del Horror V. – Si no me pagaran porque salgas detrás de mí en los videos, te prendería fuego… ¿Y dónde coño están los malditos fusibles? – Pregunté a la semioscuridad iluminada por la linterna, la cual, volvió a parpadear. – ¡Oh… vamos! – Golpeé la linterna una y otra vez hasta que finalmente, después de varios segundos completamente a oscuras, por fin se encendió, con la mala suerte de que lo hizo justo cuando estaba delante de un espejó. - ¡Aaahh! – Chillé como una cría. - ¡Puta capucha! – Gemí quitándomela con fuerza y dándole sin querer a un jarrón de cristal alto que estaba cerca de mí. - ¡Mierda, mierda y más mierda! Tranquilízate Bell, sólo es un puñetero juego… ninguna niña espeluznante va a matarte en cuanto te des la vuelta… así que respira hondo. – Cerré los ojos y esperé a que mi corazón se calmara. – No hay nada, no hay nada, no hay nada… - Fue mi mantra antes de abrir los ojos, al abrirlos, sólo estaba mi piso iluminado por la linterna. Suspiré más calmada y continué con mi búsqueda de los fusibles. Fui a la entrada y por fin vi la caja con los fusibles justo al lado de la puerta. - ¡Por fin! – Con entusiasmo, abrí la caja de fusibles y acerqué la linterna para encontrar el interruptor que había saltado cuando sentí un cosquilleo en la mano que la sujetaba… Al mirar, una araña de patas largas comenzaba a subir por mi brazo. - ¡Aaaaahhhhh! – Un escalofrío recorrió mi cuerpo antes de soltar la linterna y comenzar a agitarme como una loca. - ¡Quitamela, quítamela, quitamela! – Sin saber que hacer a oscuras, acabé por buscar rápidamente el pomo de la puerta de entrada.

Lo siguiente que supe fue que estaba en el suelo con un dolor de cabeza espantoso…


- Oh… por favor… No estés muerta… - Oí que alguien decía encima de mí.

- Ah… mi cabeza… - Gemí, cuando fruncí el ceño y noté un dolor punzante en la frente.

- Lo siento mucho… Yo no quería hacerte daño… - Abrí un poco los ojos y vi un bate en el suelo a mi lado.

- ¿Me has pegado con un bate de baseball? – Exclamé molesta, mientras me llevaba una mano al chichón que se estaba formando en mi frente.

- ¡Oh no! Creo que abriste la puerta justo cuando yo iba a golpearla… Te has dado con ella. – La voz era suave y preocupada, y cuando levanté la vista para ver de quien se trataba comencé a balbucear como una idiota. – Oh no… creo que el golpe ha sido más fuerte de lo que esperaba… - Dijo, creyendo que era el golpe lo que me hacía babear.

Delante de mí estaba la chica rubia de la ventana de al lado. Pero no estaba completamente vestida para salir a la calle… es más, daba las gracias de que la camiseta de tirantes que llevaba le cubriera algo las bragas, porque si no se habría desmayado del impacto de verla en ropa interior…

- Vas… ejem… - Carraspeé. – vas en… en bragas… - Ella, extrañada miró hacia abajo y tomó aire con fuerza cuando se dio cuenta de ese hecho. Rápidamente tiró de su camiseta lo más abajo que pudo, consiguiendo que mis ojos dejaran sus bragas y se anclaran en los pechos que ahora se remarcaban a la perfección. – Eh… - Comencé, mirando hacia otro lado mientras le señalaba más arriba.

- ¡Demonios! – Exclamó ella, dirigiéndose a su apartamento.

- Un placer conocerte… - Murmuré, antes de gruñir de nuevo por el dolor de cabeza.

- ¡Alto policía! ¡Levante las manos! – Oí que gritaban desde la escalera.

- Fantástico… - Gruñí mientras levantaba las manos…

***

Me puse unos pantalones de chándal lo más rápido que pude y agarré un chaleco sin mangas para evitar que mis pezones se vieran salvajes. Estaba a punto de salir de mi apartamento cuando escuché a la policía llegar.

Mordí mi labio inferior sin saber que hacer…

Eso me pasa por ver tantas series policiacas… Siempre me imagino lo peor… En fin, es hora de salir a pedir disculpas…

Sin embargo, cuando abrí la puerta, la imagen me descuadró bastante.

Dos policías estaban hablando con la chica de pelo oscuro y ojos azules como si fueran amigos de toda la vida… es más, la chica parecía estar escribiéndoles algo en un trozo de papel… Una firma tal vez…

- Muchísimas gracias Bell, a mi hijo le encantará. – Dijo uno de los agente.

- No hay de qué. Y siento mucho el jaleo. Estaba grabando un juego de terror cuando dejé caer un vaso de agua en el ladrón y se fueron las luces… Creo que todo el edificio a escuchado mis gritos de pánico. – Explicaba ella.

- Sólo tenga más cuidado la próxima vez. Buenas noches señorita. – Dijo el otro agente. Ambos se marcharon saludando cortésmente al pasar a mi lado.

- Siento muchísimo haber llamado a la policía. – Me disculpé cuando finalmente se fueron.

- No te preocupes. Sé que no es muy agradable vivir cerca de la loca que grita a todas horas…

- Oh, para nada… Tu novio y sus amigos son mucho más ruidosos…

- ¿Mi… novio? – Preguntó ella, confusa.

- Sí… ese chico que vi la semana pasada. Llevaba ropa de skater o algo así como que 3 tallas más grande que él… - Ella seguía teniendo el ceño fruncido y entonces creí que me había pasado. – Oh… ¿No es tu novio? Lo siento… supuse que al vivir juntos erais…

- Era yo.

- ¿Cómo?

- Digo que era yo… La de la ropa inmensa y la pinta de tío. – Dijo algo ruborizada. – Aún no había llegado mi ropa y un amigo me presto ese saco de patatas… - Ella dio un par de pasos tímidos hacia mí. - Bellini Chiancone… Aunque todos me llaman Bell. – Estreché la mano que me tendió.

- Veronica Crawford… y una o dos personas desconocidas me llaman Ronnie. – Bell sonrió y durante un instante mi corazón se paró. Cielos, ella es caliente…

- Encantada Ronnie… y por cierto. – Dijo, aun sosteniendo mi mano. – Vivo sola… y estoy soltera.


- Ah…Bien. – dije soltando su mano. – Yo… será mejor que entre ya. Mañana tengo que levantarme temprano. Nos veremos por ahí. Buenas noches. – No sé por qué, pero tuve la urgencia de entrar en mi apartamento a toda prisa. Una vez dentro, me apoyé en la puerta y suspiré con fuerza. – Oh vamos… Esto parece sacado de una película de serie B… No puedo pillarme por la vecina sexy…

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