EPÍLOGO IV
(VARIOS)
(6 años más tarde)
La
agradable sensación de unos besos recorriendo mi cara me hicieron sonreír a
pesar de querer volver a hundirme en el maravilloso y agradable sueño en el que
me encontraba. Intenté hacerme la dormida, para que los besos continuaran su
viaje por mi cara… a veces deteniéndose suavemente sobre mis labios… a veces
dejando salir una pequeña lengua curiosa.
Podía
sentir la sonrisa de la mujer que me prodigaba tales caricias que intentaba no
echarse a reír sobre mí.
-
Oh, vamos… - Susurró en mi oreja. – Tú y yo sabemos que no estás dormida. –
Esta vez no pude evitar sonreír, atrapando con rapidez sus labios ahora
descuidados. El beso ya no fue sólo una caricia, fue una demanda. Sentí el
cuerpo de la mujer dejarse caer sobre mí y una sensación conocida se formó
entre mis piernas… Adoraba todo lo que me hacía sentir. Puede que ya no fuera
tan intenso como antes, pero era igual de devastador. Sentirte amada era sin
dudas la sensación más maravillosa del mundo.
El
beso finalizó sólo para que ambas pudiéramos recobrarnos un poco. Abrí los ojos
y me encontré con esos ojos verdes que me quitaban la respiración. Elizabeth
aun llevada su ligero pijama de tirantas y sus firmes y esbeltos muslos
desnudos estaban encajados entre mis piernas con total naturalidad.
-
Buenos días, mamá. – Susurró sobre mis labios, antes de volver a besarme con
adoración.
-
Buenos días a ti también, mamá. – Respondí con una gran sonrisa. Llevé mis
manos a sus piernas, acariciando mi subida hasta sus nalgas, donde la apreté
aún más contra mí, arrancándole un suave gemido de bienvenida. – Muy buenos
días…
-
Humm… No tenemos tiempo para esto… - Me dijo, sin dejar de besarme.
-
Siempre hay tiempo para esto. – Respondí, mordiendo su labio inferior con lentitud.
Las manos de Elizabeth comenzaron a vagar por mis pechos mientras yo seguía
masajeando su delicioso trasero. Sin embargo, el sonido de unas pequeñas voces
riéndose al pie de la cama nos hicieron gemir a ambas de frustración. – Puede
que no haya tiempo… - Dije en voz baja, dejando que Elizabeth se moviera de
encima de mí a tiempo para ver un par de cabecitas rubias esconderse bajo la
cama. - ¿Qué bichitos se esconderán bajo nuestra cama, cariño? – Pregunté
inocentemente, escuchando de nuevo las risas.
-
No lo sé… tal vez deba llamar a Ruth para que les pegue con la escoba… - Bromeó
Elizabeth, consiguiendo que ambos niños salieran de debajo de la cama
asustados.
-
No mami, ¡somos nosotros! – Grito la pequeña Lily, saltando como pudo sobre la
cama con su pequeño cuerpo de 3 años, y abrazando a su madre con fuerza.
-
Eah, eah… Era sólo una broma Lily… Ruth no es tan mala. – Le dijo Elizabeth a
la niña en sus brazos.
-
¡Claro que sí! – Dijo Alexander, uniéndose a la comitiva sobre la cama. – Nos
obliga a comer Brócoli y espinacas… es una bruja… - Afirmó colocándose
correctamente las gafas sobre su diminuta nariz.
-
Alexander… - Le regañé. Mi hijo bajó rápidamente la mirada.
-
Lo siento, mami. – Se disculpó. Apiadándome un poco de él, me erguí un poco más
y lo estreché en un fuerte abrazo.
-
Feliz cumpleaños cariño. ¿Cómo te sientes al ser todo un hombrecito de 6 años?
– El pequeño sonrió y empezó a saltar en la cama.
-
¡Genial! Mami, ¿Cuándo crees que llegaran las trillizos? El tío David dijo que
estaría aquí a las 10 y ya son las 11 y media… - Dijo con pesar.
-
Conociendo a la tita Ira seguro que se han parado a comprar más champagne en
alguna parte. Mientras podríais ir a hacerle compañía a la abuela… - Sugirió
Elizabeth, esperanzada… La pequeña Lily negó con la cabeza.
-
No, no… la abuela dice que si os dejamos solas os podréis a daros abracitos
hasta la hora de comer y hay que preparar las cosas. – No pude evitar reírme a
pesar de la decepción.
-
¿Así que eso dice la abuela, eh? – Lily asintió, orgullosa de recordar una
frase tan larga para su corta edad. – Bueno, al menos dadnos algo de privacidad
para que podamos cambiarnos, bajaremos en unos minutos, aún tenemos que darnos
una buena ducha. – Los niños corrieron fuera de la habitación empujándose el
uno a la otra. – ¡Niños! – Gritó Elizabeth, pero la puerta ya se había cerrado.
– Argg… en serio, adoro ser madre… Te juro que cuando Lily me dijo que quería
apuntarse a ballet me sentí la madre más feliz del mundo… pero a veces me
gustaría tener algo más de tiempo a solas… Por las noches ambas estamos para el
arrastre y hace mucho que no podemos hacerlo como es debido… echo de menos
poder gritar… - Mientras hablaba, Elizabeth se había inclinado y había empezado
a mordisquearme la oreja, provocándome escalofríos.
-
Con suerte hoy los niños acabaran exhaustos y no escuchar nada de un lado a
otro del pasillo… - Le dije, mientras le besaba el cuello.
-
Recuerda que hoy los trillizos se quedan a dormir… - Gruñí hundiendo la cabeza
en su cuello. – Fue idea tuya, cariño.
-
Lo sé, lo sé… pero fue idea mía el mes pasado… y el mes pasado no sabía que iba
a estar tan cachonda por la mañana. – Elizabeth se rio y se levantó de la cama.
-
Bueno… - Comenzó, deslizando su pijama fuera de su cuerpo. – Siempre podemos
relajarnos un poco en la ducha para aguantar hasta la noche… - Con un gruñido,
salté de la cama quitándome la ropa para perseguir a mi mujer, chillando de
anticipación, hasta el baño. La alcancé poco después de que cruzara la puerta, alzándola
encima del lavabo. Elizabeth abrió las piernas en invitación y me coloqué entre
ellas besándola con deseo. Cerré la puerta con el pie, por si los bichitos
volvían a explorar nuestro dormitorio y pocos segundos después, mis manos
encontrar el camino hacia el dulce calor de Elizabeth. Tres de mis dedos
entraron con facilidad dentro de ella, permaneciendo en su interior disfrutando
de la sensación a mi alrededor, de su cuerpo reaccionando a ellos y sus suaves
gemidos ahogados en mi boca. – Es… increíble que…tengamos esto… - Gimió con voz
ronca. Sabía a lo que se refería… yo también había pensado mucho en ello… el
deseo, siempre estaba ahí… casi quince años más tarde. Era un milagro
maravilloso.
-
Lo sé bebé… lo sé. – No fue suave, ni lento… fue rápido y duro… No había tiempo
para más, pero eso no quitó que fuera grandioso verla agitarse de placer en mis
brazos, arqueando su cuello mientras se mordía con fuerza los labios para no
gritar. Preciosa…
-
Ahora… - Jadeo. – Vamos a la ducha… tengo que ayudar a mi mujer a lavarse en
profundidad… - Temblando, Elizabeth se bajó del lavabo con mi ayuda y fue hacía
la ducha… y yo no pude más que seguirla como un perrito esperando su premio…
***
-
¡Niños! ¡Estaros quietos! – Ira gritó, nada más entrar por la puerta, a sus
tres revoltosos hijos de cuatro años. – ¡David, haz algo! – Exigió con dureza.
David, suspirando con fuerza mientras le daba al mayordomo las mochilas de sus
hijos, una de Spiderman, otra de Batman y la última de Frozen. – Alan, Ben,
Cathy… ¡en fila! – Ordenó su padre, como si fuera un general del ejército. De
inmediato, tres niños de idéntico cabello negro y ojos azules se cuadraron en
fila. La niña, la única de pelo largo, separaba a los dos hermanos sólo
diferenciado por el color de su ropa. Alan iba de azul y Ben de verde y su
pequeña Cathy iba de rojo… unas gorras en sus cabezas y serían Huey, Dewey y Louie.
– ¡Presenten… armas! – Ben y Cathy alzaron una pelota y una muñeca, y Alan,
después de mucho pensarlo, alzó una piruleta que tenía en el bolsillo. – Bien soldados,
habrá registro cada hora… y ahora, ¡a jugar! – Gritando de alegría, los niños
corriendo por el vestíbulo hasta dar con Lily y Alexander, separándose los
niños por un lado y las niñas por otro. Sonriente, me giré hacia mi mujer, que
tenía el ceño fruncido. - ¿Qué? – Ira suspiró irritada y me besó en los labios.
-
Te quiero y eres un padre fantástico… - Dijo con una fugaz sonrisa, antes de
volver a fruncir el ceño. – Pero eres demasiado permisivo… - Ira se fue a
saludar a Elizabeth mientras yo me quedaba anonadado en la puerta. Poco
después, sentí una palmada en mi espalda. Me giré y me encontré con los ojos
comprensivos de Alexia. – Alex… no entiendo a las mujeres. – Alexia sonrió.
-
Bienvenido al club hombretón. – Ambos nos reímos y seguimos a nuestras esposas
al salón.
***
-
Eli, tengo un problema. – Le dije nada más encontrarnos un poco más a solas.
- ¿Qué
pasa Ira? – Me preguntó antes de beber un poco de Champagne.
-
Tú dijiste que sabías desde que eras pequeña que te gustaban las mujeres… ¿A
qué edad fue eso? – Eli me miró extrañada.
-
No lo sé… ya te dije que siempre fue así… Supongo que de niña las chicas me
gustaban y poco a poco fue apareciendo la atracción… ya sabes, lo normal
supongo… igual que tú con los chicos. – Me respondió.
- ¿Pero
cómo lo supiste? ¿Un día te diste cuenta así, si más?
-
Ira… ¿Estás bien? No me dirás que tú… - Abrí los ojos como platos.
-
¡Pues claro que no! Soy 100% heterosexual… en todos y cada uno de los sentidos…
es… - Suspiré con fuerza. – es Cathy. – Dije al fin.
-
¿Cathy? – Preguntó, mirando un momento como nuestras hijas jugaban a las
muñecas no muy lejos de nosotras. – Ira… tiene cuatro años…
-
Lo sé, lo sé… por eso te pregunto. – Suspiré con fuerza. – La semana pasada vi
a Cathy haciendo dibujo de dos niñas dándose… ya sabes…
-
¿Qué? – Me preguntó Eli divertida.
- ¡Un
beso! – Casi grité. Eli comenzó a reírse.
-
Por dios Ira, es una niña. Es algo normal… venís mucho por casa y nos ve a
Alexia y a mí como lo que es, un matrimonio normal, diferente, pero normal.
-
Sí, por supuesto… es sólo que… ¿y si resulta que Cathy es lesbiana? Yo no tengo
ni idea de eso… ¿Qué le responderé cuando me pregunte como ligar con chicas? Me
sentiré inútil… David tiene a Alan y a Ben para sus cosas de machote… yo quiero
a Cathy para hacer cosas de chicas… - Eli me miró seriamente.
-
Ira… ¿Consideras que mi comportamiento en el instituto era poco de “chicas”?
-
No, por supuesto que no… eres muy femenina… siempre lo has sido… incluso
Alexia, a pesar de su fase rebelde, era muy femenina…
- ¿Entonces
de qué tienes miedo? ¿De que Cathy acabe siendo lesbiana o de que acabe siendo
más masculina que sus hermanos?
-
Lo segundo, supongo. – Admití.
-
Entonces… qué pasaría si Alan o Ben resultan ser homosexuales… ¿Crees que eso
les hará menos hombres de lo que son?
-
No, claro que no… siempre serán mis niños. Sean o no más afeminados. – Eli sonrió.
-
Pues lo mismo debes pensar de Cathy… Si estás ahí con ella, no importarán sus
preferencias sexuales o su identidad de género. Ella seguirá siendo tu hija… y
tú seguirás siendo su madre, tengáis o no cosas en común… lo que me extrañaría,
ya que es tan parlanchina como tú. – Se rió. Golpeé su hombro sin evitar sonreír.
-
Gracias Eli. Lo necesitaba. – Susurré.
-
No hay de qué…
-
Por cierto… la otra chica del dibujo, era Lily. – Le dije, burlona. Eli comenzó
a negar con la cabeza.
-
Ah ah… mi Lily no saldrá con nadie hasta los treinta… - Dijo muy segura,
mirando hacia las niñas… - ¿Verdad? – Me preguntó preocupada. Yo la abracé y la
besé en la mejilla.
-
Anda vamos… vamos a bebernos este magnífico Champagne mientras hablamos de la
futura boda de nuestras hijas. – Eli gruño por toda respuesta aunque se dejó
llevar hasta la barra de bebidas.
***
-
Lily. – Dejé de jugar con mi muñeca y miré a Cathy. – Cuando seamos mayores…humm…
¿Quieres que seamos como tus mamás? – Lo pensé un momento.
-
¿Mamá y mami? – Pregunté extrañada. Cathy asintió varias veces.
-
Sí… ya sabes… como mi papi y mi mami… pero me gustan más tus mamás… viviríamos
en una casa igual que la de Barbie… con piscina y perritos… tú podrías bailar
como tu mamá y yo trabajaría con mi papá en su empresa…
-
Pero… para ser como mamá y mami tendríamos que abrazarnos, como hacen ellas… -
Dije pensativa. – También hacen mucho esto, aunque no sé cómo se llama. – Cogí mi
muñeca y la de Cathy y las junte hasta que sus bocas se tocaron.
-
¿Se dan besitos? – Preguntó con una mueca Cathy. Yo asentí.
-
Sí… a veces se abrazan y se dan besipos al mismo tiempo.
-
Se dice besitos, Lily. – Me corrigió.
-
Perdón… besitos. – Miré a Cathy seriamente. - ¿Tú también me darías besitos? –
Cathy me miró tocándose la barbilla.
-
No sé… supongo que sí. Eso es lo que hacen las mamás. – Cathy se movió más
cerca de mí. - ¿Quieres que te dé un besito ahora? Así vemos si no nos gusta.
-
Vale… ¿a la de tres? – Dije, poniéndome de cara a ella.
-
a la de tres…una… - Comenzó.
-
Dos… - Dije, cerrando los ojos con fuerza y poniendo morritos.
-
Tres. – fue sólo un instante, pero sentí la humedad de los labios de Cathy en
un besito sonoro, justo antes de sentir que me alzaban del suelo.
- ¡Hepa!
¿Qué demonios pensáis que estás haciendo? – Nos preguntó mami.
-
Cathy y yo probábamos si nos gustaba darnos besipos. – Dije.
-
Besitos. – Volvió a corregirme Cathy.
-
Es cierto, besitos.
-
¿Y para que querías saber eso?
-
Para que podamos ser mamás de mayores. – Dije con normalidad.
-
Ah no jovencita… tú nunca vas a ser mayor… siempre vas a ser mi niña. – Dijo mami,
llenándome la cara de besitos.
- ¡No
mami! Me haces cosquillas… - Mientras mami me alejaba en sus brazos, vi a Cathy
rodeada de sus hermanos, asintiéndome con una sonrisa.
Ahora
sabíamos que podíamos ser mamás… ya que a ambas nos había gustado.
¿Te apetece leer otra historia?
Nota de la Autora: Un poco diferente, lo sé, pero así podríais ver un poco de todos. Este sí que sí es el final de esta historia, aunque como ya habréis visto puede que haya una "Segunda parte" con el futuro de las niñas... ¿Os gustaría? Bueno. Con esto dicho, espero que me perdonéis por este lío de semana. Al final no podré publicar STIGMA, pero mañana si tendréis el capítulo de PLMDÉ,LEAE. Un beso muy grande y...
¡Feliz Lectura!
Siii el futuro de estas dos niñas por supuesto
ResponderEliminarOhhhh genial ...gracias por haber terminado esta historia ...verdaderamente me volvi BellaFans.
ResponderEliminarCon mucho cariño...Maria Rene
Estaría estupendo la historia de las niñas, y gracias por llevarnos lejos por un rato, besos desde rep dom. Att:ari
ResponderEliminarQ pena q se terminara y claro q si una historia con las niñas :)
ResponderEliminarM.S(galicia)
Como siempre un estupendo final aunque una segunda parte seria genial.
ResponderEliminarsaludos, AG, México
sii Natalia quiero una historia de las niñas aww xfiss me encantaria y muy bueno el final como siempre complacida de poder leerte!!! bss desde Argentina
ResponderEliminarBy :Lourdes Avalos
Muchas gracias por seguir escribiendo ( a pesar de todos tus quehaceres).
ResponderEliminarUn saludo desde tu ciudad, Paqui
aaawww q historia mas linda! me encanto, me distrajo por completo de mis deberes, menos mal que la encontre terminada o la frustracion no hubiese sido normal y me lo lei me lo lei en menos de 3 horas XD... Buena mezcla de romanticismo, pasion, ternura, intriga, dolor, arte y accion! todo lo que uno desea de la vida, sigue asi... Revisare el resto de tus historias luego o nunca terminare mis deberes =D
ResponderEliminarGracias por escribir XoXo