BELLA'S

¡NO OLVIDÉIS SEGUIR LA PÁGINA EN FACEBOOK!
¡CUANTOS MÁS SEGUIDORES HAYA EN EL BLOG Y EN FACEBOOK, MÁS FACILIDAD TENDRÉ PARA ESCRIBIR A DIARIO!

Para poneros en contacto conmigo, no dudéis en escribirme al correo: belladonnaliteraria@gmail.com


HISTORIA MÁS POPULAR

martes, 22 de septiembre de 2015

Por Las Mentiras De Él, La Encontré A Ella - Capítulo 5

CAPÍTULO 5



Era el segundo día que seguía a William por la ciudad. La primera vez, no hizo nada fuera de lo normal, lo que por desgracia me permitió hundirme un poco más en mi estado continuo de depresión post-engaño. Verle era muy duro, pero más duro era saber lo que era en realidad. Pasé más de medio año con un hombre al que realmente no conocía de nada.


Hoy, sin embargo, William no fue a la oficina, como le dijo a Laura. Hoy William había decidido salir de la ciudad, cruzando el Presidio por la 101 hasta llegar a Belvedere. Me resultó algo difícil seguirle en mi moto sin que me descubriera, pero media hora de viaje después estaba escondida detrás de una furgoneta en la avenida Golden Gate, disparando algunas fotografías con mi vieja Nikkon.

Tuve que controlarme para no llamarle de todo mientras le veía con una niña de apenas 20 años en la puerta de un hotel de la calle principal. La joven, bajita y morena, llevaba una mochila de Berkeley y una carpeta en sus manos. Parecía una buena chica. Tal vez si hubiera vestido un poco más ligera de ropa me sentiría mejor, pero su sonrisa inocente y sus brillantes ojos marrones me lo impedían. Cerdo, cerdo, cerdo… Repetía en mi cabeza, cada vez que le daba un abrazo o un beso tímido. Así es como empieza… galante y considerado… hasta que llega a tu cama y se olvida de los modales… ¡Puerco! Cuando ambos entraron en el hotel, decidí que era la hora de irme… no pensaba esperar fuera hasta que el señorito se encontrara satisfecho…

Me subí a la moto y marqué el número del teléfono de prepago de Laura. Tres timbrazos más tarde una voz tímida llegó a mis oídos.

- ¿Sí?

- Laura, soy Max. Ya tengo algo. – Dije sin más.

- ¿Ya? ¿Tan pronto? Pero… Es relacionado con Félix o…

- No Laura. No es Félix.

- Oh. – Respondió sin más.

- No sé si es buena idea llevarte las fotos a casa… ¿Tienes algún otro sitio donde pueda llevártelas?

- Humm… sí, si claro… Tengo mi despacho en la firma. Te daré la dirección. – Un minuto más tarde, colgué el teléfono y me puse en camino de vuelta a la ciudad.

***

Estaba inclinada en mi mesa de trabajo, comparando algunas telas para la colección de primavera, cuando varias figuras obstruyeron la luz de mi magnifico flexo.

- ¿Sí? – Pregunté sin ni siquiera levantar la vista de mis análisis. Las vibraciones, el olor y las risas eran claramente de tres de mis modelos habituales.

- Oye Laura… - Comenzó Anya, una pálida y altísima rubia a la que le quedaban de un guante mis diseños de monos oscuros. – Tú…

- No conocerás… - Siguió Melissa, algo más bajita y morena. Mi modelo para los vestidos de verano favorita. Tenía unas piernas preciosas.

- A ese pedazo de bombón vestido de uniforme, ¿Verdad? – Acabó Trisha, cuya piel de ébano y pelo rizado destacaba todos mis diseños claros. Rápidamente, levanté la vista, viendo a las tres pegadas a mi mesa en un pequeño corro, mirando directamente a la puerta que daba a la zona de costura, donde estábamos.

Obviamente, el “pedazo de bombón vestido de uniforme” era Max, que esperaba pacientemente apoyada en el marco de la puerta. La inconsciente sexualidad de la joven policía arrancó más de un suspiro de mis atolondradas modelos, que no paraban de cuchichear entre ellas sobre quién se atrevería ir primero a echar la caña. Algo molesta, avancé antes que ellas y sin presentaciones, tiré de una asombrada Max hasta mi despacho.

- Mierda… la jefa se nos ha adelantado… - Pude escuchar que decía Melissa.

- No te preocupes, a ella solo le gustan los rabos. En cuanto salga la pillaremos. – Dijo Trisha, haciéndome desear poder tirarle algo a la cara… Una vez dentro de mi despacho, me encontré con la mirada curiosa y divertida de Max y me enfadé aún más.

- ¿Qué crees que haces viniendo aquí así? ¡Estas modelos son peores que las hienas! Has tenido suerte de que te sacara de allí antes de que se te echaran encima… - Max abrió los ojos como platos.

- ¿Quieres decir que esas tres preciosidades querían lanzarse sobre mí? Aarg. – Gruñó, mirando a través de la puerta.

- ¡Será posible! A partir de ahora te trataré como un hombre cada vez que entres aquí… nada de ir a los vestuarios… ni a la zona de costura… sólo podrás venir a mi despacho… - Max alzó las manos, inocente.

- Whoa, lo siento. Tranquila… sólo apreciaba, nada más. Las modelos no son lo mío… creo. – Admitió, poco segura de sus palabras.

- Las modelos son el tipo de todos. – Dije secamente.

- ¿Incluso el tuyo? – Asombrada por la pregunta, no pude evitar mirarla de arriba abajo en su uniforme oscuro. No… prefiero las mujeres de uniforme… Parpadeé un par de veces… ¿De dónde demonios salió eso?

- Claro que son mi tipo. Si no, no serían mis modelos, pero eso no quiere decir que quiera llevármelas a la cama. – Max sonrió complacida.

- Lo mismo digo. – Max avanzó y soltó un sobre marrón en mi escritorio. – Las he revelado. Creo que es más seguro que las guardes en alguna caja fuerte. Yo tengo la copia electrónica. No quiero que por error William vea en tu ordenador las fotos. – Miré el sobre con una curiosidad dolorosa. – No es necesario que las veas, Laura. Aun así, investigaré a la chica. Quiero saber quién es antes de que presentes la demanda de divorcio… parece una buena chica y no me gustaría arruinar su futuro. – Asentí en silencio, aceptando su juicio. – De todas formas seguiré a William un par de semanas más… Tanto para saber cada cuanto ve a la chica como para saber si hay alguien más… con suerte quedará con alguno de los hombres de Félix antes de Navidad.

- Está bien. – Seguí mirando el sobre mientras Max abandonaba mi despacho. - ¿Max? – Alcé la mirada y vi a Max mirándome desde la puerta. – Ten cuidado. – La advertí, preocupada. Ella sólo sonrió.

- Tranquila… seré como una sombra. – No pude evitar sonreír de manera cómplice.

- Me refiero a mis chicas… No me extrañaría que te abordaran nada más salir de aquí… Si la rubia te ofrece algo de beber, no lo bebas. – Max comenzó a reírse.

- Lo tendré en cuenta… Hasta pronto, Laura.

- Hasta pronto… ¿Max? – La llamé, recordando algo. Max se giró de nuevo antes de irse. – Este fin de semana William no estará y mis padres se van de vacaciones a Hawaii  por Navidad… Sería muy triste que Kyle celebrara la Navidad sólo conmigo… - Cogí aire con fuerza. - ¿Te gustaría pasarla con nosotros? – Solté rápidamente. – Sé que lo más seguro es que tengas planes pero…

- Me encantaría. – Dijo con una sonrisa dulce.

- ¿En serio? – Pregunté, sintiendo un alivio descomunal…

- En serio. – Confirmó.

- ¡Genial! A Kyle le hará mucha ilusión que vengas… - Y a mí también… Pensé. – Tendré la cena preparada sobre las 7… tráete una muda para dormir. No quiero que te subas a esa arma mortal tuya después de llenarte de ponche.

- Está bien. Hasta el viernes entonces. – Max inclinó la cabeza y salió de mi despacho.

- Hasta el viernes… - Susurré al despacho vacío. Sintiendo un agradable cosquilleo en el cuerpo.

***

El fuerte sonido de mi móvil me despertó. Tanteando como pude, descolgué el móvil sin abrir los ojos, escuchando un gemido molesto a mi lado.

- ¿Diga? – Pregunté con voz ronca.

- ¿Aun sobando compañero? – Preguntó la voz algo nerviosa de Max.

- Pues claro… anoche estuvimos patrullando hasta las 6 de la mañana, ¿Qué esperabas? – Miré la espalda desnuda tumbada a mi lado y no pude evitar sonreír complacido. – Además… tuve que llevarme trabajo a casa… - La risa de Max llegó a mis oídos.

- ¿No jodas? ¿Al final conseguiste ligarte al ayudante de Hank? ¿Sabes que es el sobrino del teniente… verdad? – Me preguntó entre divertida y preocupada.

- Sí… pero tiene un culito demasiado mono para no darle de comer. – Remarqué mi punto acariciando la suave curva de las nalgas de Neal, consiguiendo un agradable gemido como respuesta. – Demasiado mono…

- Vale Jimmy, no te pierdas ahora… te necesito… ¡Urgentemente! – Alarmado, dejé de tocar a Neal.

- ¿Qué es nena? ¿Tiene algo que ver con el gran G? – Pregunté en un susurró.

- No, no… no es nada de eso… al menos, no todavía. Es… Laura. – No pude evitar sonreír de forma pícara.

- ¿te refieres a ese bomboncito de ojazos verdes? ¿Has sido una niña mala Maxie? – Me burlé.

- ¡No digas estupideces Jimmy! Está casada… aún. Y por si te hubieras olvidado, es miss hetero, con niño y todo.

- Bueno, ¿entonces que te pasa con ella?

- Emm… Me ha invitado a pasar la Navidad con ella y con Kyle.

- Vaya… sabes que lo próximo es que conozcas a sus padres antes de la boda ¿verdad?

- ¡Corta el rollo Jimmy! ¡Tengo tres días para comprarle un regalo y no tengo ni idea de qué! Necesito tu ayuda…

- Es un crío, Max. Regálale cualquier juguete de moda y ya está…

- No hablo de Kyle, ¡Mendrugo! A él tardé en comprárselo apenas unos minutos… el problema es Laura… ¿Qué le regalo a una mujer hetero que básicamente lo tiene todo? Seguro que ha sido rica toda su vida… No quiero comprarle nada que ya tenga o no le guste… ¡Dios, esto es un suplicio! – No sabía si Max se había dado cuenta. Pero desde que Laura fue a buscarla a la comisaria, su humor había cambiado bastante… a mejor. Ya no había tristeza en sus ojos… tal vez furia… pero habían vuelto a brillar.

- Tranquila Maxie, respira… intenta no pensar en ella como una mujer heterosexual y rica… así no llegaras a nada… La idea de los regalos es hacer que la persona piense en ti… tal vez tienes que pensar en algo que tú quieras que ella tenga, y no en algo que le guste o que necesite…

- Gracias Jimmy, ¡Eres un genio! – Y colgó. Miré al móvil extrañado.

- Soy un genio…humm… - Miré a Neal. – Un genio sexual… - Gruñí, mientras me inclinaba y le mordía el trasero, consiguiendo por fin que el bello durmiente se despertara.

***

Solté aire con fuerza. Estaba nerviosa. Muy nerviosa. ¿Por qué demonios estoy nerviosa? Solo es una cena… una cena… una cena… ¡Vale!

Llevaba los regalos conmigo, ya que Laura me dijo que Kyle siempre había recibido los regalos en nochebuena. Al parecer, William rompió sus sueños de Santa Claus demasiado pronto entregándole el regalo el mismo antes de irse de viaje.

Antes de llamar a la puerta, coloqué el regalo de Kyle bajo los escalones. No quería ningún accidente. Me puse las orejas picudas y el gorro verde a juego y llamé a la puerta, sonriendo de forma inconsciente al escuchar los rápidos pasos que vinieron a abrir la puerta. Esperé a que la puerta se abriera, sin embargo, no ocurrió.

- Humm… ¿Quién es? – Gritó Kyle desde el interior. Bien pequeño… has aprendido rápido. Carraspeé un poco y puse voz de pito.

- ¿Vive aquí un tal Kyle Johnson?

- Sí… - Vino la respuesta insegura.

- Es que tengo que entregar un regalo para él de parte de Santa. Al parecer no podía venir él mismo y ya que pasaba por aquí… - La puerta se abrió de par en par y Kyle me miró con ilusión.

- ¡Max! – Gritó.

- ¿Max? ¿Quién es esa? Yo soy Maxie, la duende encargada de traerte el regalo… - Kyle se tapó la boca, intentando no reírse. – Y bien jovencito… ¿Es usted Kyle Johnson? Sólo puedo darle el regalo a Kyle Johnson…

- ¡Sí Max! Digo… Maxie… ¡Yo soy Kyle Johnson! – Gritó de nuevo riéndose.

- Bien, bien… por favor, firme aquí el recibo… - Le tendí una gran libreta con un dibujo que yo misma había hecho y un seño de Santa Claus. Kyle observó divertido el sello y se pensó mucho donde ponerlo. Una vez que hubo sellado el “recibo” se lo tendí. – Este es para usted y la copia para mí. – Dije guardándome la libreta.

- ¿Y mi regalo? – Por toda respuesta, me aparté un poco, y vi como los ojos de Kyle se abría como platos.

- ¡Una moto! ¡Una moto para mí! – Kyle corrió con cuidado por las escaleras y se subió corriendo a la pequeña moto de carreras de batería, cogió el pequeño casco rojo que llevaba la cinta de regalo y se lo colocó después de quitársela. Sin embargo, antes de subirse a la moto, volvió corriendo a mi lado. Me tiró de la chaqueta y yo me incliné, recibiendo un sonoro beso y un fuerte abrazo… - Gracias Max, es el mejor regalo del mundo. – Me dijo al oído, hasta de volver a la moto y ponerla en marcha por primera vez. Me alegré de haberla cargado antes de venir y me quedé vigilando a Kyle un rato hasta que escuché a alguien carraspeando a mi espalda. Me giré rápidamente, avergonzada, pero mi rubor tuvo otra causa al ver el impresionante vestido verde que llevaba Laura.

- Wah… estás…estás… wah… - Balbuceé, consiguiendo que Laura se ruborizara. Punto para ti, Kowalski, pero la próxima vez babea menos… Me quité las orejas y el gorro rápidamente y agarré el ramo de rosas rojas que había dejado apoyado en el alfeizar de la ventana. Para no dar a entender nada raro… empecé a explicar algo nerviosa. – En Polonia es costumbre que cuando alguien te invita a su casa le lleves un ramo de flores… - Laura cogió el ramo con una sonrisa y lo olió.

- ¿Rosas? – Preguntó divertida.

- Era eso o una flor de pascua… y creo que entregar un ramo de rosas queda mejor que dar una maceta. – Reí nerviosa.

- Son preciosas, gracias. – Me mordí el labio, interiormente complacida.

- Por favor, pasa… Y gracias por el regalo de Kyle. Le encanta. Ahora el único problema será mantenerlo dentro de casa con el frío que hace. – Vaya… no había pensado en eso. Me giré y llamé a Kyle.

- ¡Kyle! Vamos adentro… mañana montaremos en la moto por la mañana. – El niño, frunció el ceño, pero se bajó de la moto.

- ¿Puedo llevar el casco? – Me preguntó. Miré a Laura, que me hizo un gesto de aprobación para que respondiera.

- Claro que sí, tigre. Pero en la mesa te lo tienes que quitar, ¿De acuerdo? – Kyle asintió varias veces y entró en la casa corriendo. Recogí la moto y la puse al resguardo del tiempo en el garaje. Laura me esperaba en la puerta cuando volví. – Lo siento, debes estar helada.

- No te preocupes. – Dijo cerrando la puerta a mi espalda. – Dame tu chaqueta y la bolsa. La pondré en la habitación de invitados… - Sin poder evitarlo, pensé que era mejor sufrir todo de golpe, por si acaso… Metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta y solté la bolsa en el suelo, tendiéndole la caja de terciopelo verde a Laura.

- Feliz Navidad. – Le dije tímidamente, viendo como Laura cogía la caja, parpadeando varias veces.

- No tenías porque… - Comenzó a decir. Laura abrió la caja y solté el aire que había estado conteniendo cuando la vi sonreír y coger el llamador de ángeles de la caja. – Es precioso Max… - Susurró, tocando las pequeñas alas que cubrían la pequeña bola esmeralda. – Verde… - Dijo, aun contemplándola. Respiré un par de veces antes de avanzar y cogerle el colgante de las manos. Lo abrí, todo lo serena que pude y me coloqué en su espalda.

- El color de la esperanza, la salud, el equilibrio y la seguridad… - Pase el colgante alrededor de su cuello… -  Representa la belleza, la sinceridad y la ilusión en las personas… - Abroché el colgante y vi como Laura se giraba y me miraba con intensidad. – El color de la vida… y el color de tus ojos. – Sin dejar de mirarla, alcé la mano y acaricie el colgante por todo el contorno de su cuello, notando como Laura temblaba bajo mis dedos…

- Mami, tengo hambre. – La voz de Kyle nos sacó a ambas del extraño trance en el que nos encontrábamos. Laura, sin decir nada más, cogió mi bolsa y la chaqueta y se marchó del vestíbulo, mandándole a Kyle que me acompañara al comedor… ¿Qué demonios acaba de pasar?

***

Después de dejar la bolsa y la chaqueta de Max en el sillón de la habitación de invitados, entré en el baño y me miré al espejo. Intentando buscar algo que explicara el por qué mi corazón no dejaba de martillear en mi pecho, con un dolor dulce. Mirándome a los ojos, toqué el colgante, igual que lo hizo Max… pero la sensación no fue la misma… nada quemaba… nada me hacía temblar… sólo los restos de su caricia.


- Laura… - Me dije. - ¿Qué te está pasando?

4 comentarios:

  1. eres experta en dejarnos deseando más!! excelente capítulo, gracias Bella por compartir tu talento

    ResponderEliminar
  2. Gracias... espero haya mas acercamientos así ^*^ gracias •√• está genial está historia <3

    ResponderEliminar
  3. ah? ah? OMG!! y el resto!!! moriré!!!! esto no es de Dios, has hecho que mi corazón de vuelcos de emocione en cada párrafo, capturada entre estos bellos personajes. gracia

    ResponderEliminar
  4. No puede ser q nos cortes siempre en lo mejor ....
    Esta velada promete a si q manda pronto a la cama al peque y q se queden solitas......

    M.S(galicia)

    ResponderEliminar

Entradas populares