Capítulo 36
(KATE)
-
Y… ¡Corten! Señoras y señores, el rodaje de Into The Yard ha finalizado… ¡Buen
trabajo! – Grité, escuchando los vítores y los aplausos de todos a mí
alrededor. Aun llevando el look de Rockera rebelde, agarré a Liz de la cintura
y la abracé con fuerza. Liz se giró en mis brazos y me besó con intensidad.
-
Enhorabuena cariño. ¡Lo has conseguido! – Me felicitó.
-
Lo hemos conseguido. – Le respondí, dándole otro beso. Ahora que el rodaje al
fin se había acabado, mis nervios estaban en otro asunto…
-
Oye… ¿Cuándo crees que nos lo dirán? – Preguntó Liz, sacándome de mis
cavilaciones. Miré donde Liz estaba mirando, y me encontré con la tierna imagen
de Sam y Kelly dándose un fuerte abrazo, aún con la ropa de sus personajes. –
Ni siquiera hizo falta verlas actuando… no ha dejado de mirarse en estas dos
semanas… y juraría que he escuchado más que nuestros jadeos en la casa… - Me
reí y besé cariñosamente la mejilla de Liz.
-
Lo harán cuando estén preparadas… piensa en que la situación de Sam ahora es
mucho más delicada… aunque sea abiertamente lesbiana… si los medios se enteran
de que sale con Kelly, puede que esto le lleve una fama que no quiere… - Liz me
miró con el ceño fruncido.
-
¿Has pensado mucho en ello o ya has hablado con Sam? – Inquirió. Yo no puede
evitar ruborizarme. Pillada.
-
Tuve una pequeña charla con Sam antes del primer beso de sus personajes… - Me
reí. – Tenía miedo de que los demás las vieran demasiado entusiastas…
-
Oh… así que fue por eso por lo que sus besos fueron mucho más subiditos de
tono… - Dijo Liz divertida.
-
Bueno, eso me dio una excusa para que los nuestros también lo fueran… - Volví a
besar a Liz con ternura. Suspirando complacida al separarme. – Sé que esta
noche haremos una fiesta aquí en el gimnasio… pero me gustaría disfrutar de
algo de tiempo a solas en la casa… estas dos semanas apenas hemos podido estar
solas… - Parecía una excusa plausible, aun así, crucé los dedos a mi espalda.
-
Claro cariño… será genial acurrucarme contigo frente a la chimenea… tal vez
podamos estrenarla… - Sugirió alzando las cejas varias veces de forma
juguetona, provocándome un familiar cosquilleo en el vientre.
-
Humm… suena muy bien… tú, yo… desnudas… - Ronroneé, acercándome de nuevo a
ella...
-
¡Ejem! – Ambas miramos hacia el sonido, encontrándonos con la mirada divertida
de Kelly. – Sé que estaréis eufóricas por haber terminado, pero antes de la
fiesta tenemos que mover el culo para recoger todo este estropicio… -
Reticentes, Liz y yo nos separamos y cada una se fue a ayudar a los
voluntarios. – ¡Katherine! – Me llamó Kelly. – Esto… mucha suerte esta noche. –
Me dijo con una sonrisa. Yo me puse nerviosa…
-
Eh…
-
Samantha me lo dijo… - Obviamente… -
Espero que no te moleste.
-
No, no… tranquila… sólo estoy algo nerviosa. – Admití. - ¿Algún consejo? –
Kelly sonrió con dulzura.
-
Sé tú misma. – Y Kelly se giró y se fue, dirigiéndose hacia los focos para
ayudar a Sam con el exceso de peso.
-
Ser yo misma… - Suspiré. – Pues ahora mismo ser yo misma es una mierda…
¿Alguien tiene Valium? – Pregunté casi para mí misma.
***
(SAM)
-
¿Y bien? ¿Cómo está nuestra querida directora? – Le pregunté a Kelly, mientras
me ayudaba a guardar unos focos.
-
Nerviosa… pero lo superará. – Dijo con una sonrisa. – Aun no me creo que vaya a
pedírselo… Elizabeth siempre ha creído que nunca lo haría… que Katherine no era
de las que se casan… - Comentó, esta vez agarrando algunas prendas de ropa
suelta de una caja.
-
Créeme… lo es. Mucho ha tardado… En realidad Kate es toda una romántica. Esta
noche tenemos que vigilar que nadie las moleste en casa… al menos hasta las
diez… después no creo que salgan de la habitación hasta volver a Nueva York. –
Me reí. Seguí recogiendo cosas, hasta que el silencio de Kelly me hizo alzar la
mirada. Kelly se había quedado quieta mirando al vacía. - ¿Kelly? – Kelly
parpadeó un par de veces y me miró… esta vez con los ojos brillantes por las
lágrimas que amenazaban con salir. – Eh… ¿Qué ocurre? – Le pregunté preocupada.
Acercándome a ella.
-
¿Qué pasará ahora? – Preguntó. – En un par de días volveremos a Nueva York y
tú… tú volverás a Los Ángeles… - Notaba como Kelly comenzaba a desmoronarse,
así que la agarré de la mano y la saqué del gimnasio. Después de cruzar un par
de puertas, estábamos solas en mi antigua clase de química.
-
Kelly… - Le dije, abrazándola y mirándola a los ojos. – En unos meses acabarás
la Academia… tendrás tus pruebas y llegarás a ser una de las cantantes más
maravillosas y talentosas que he conocido. – Kelly apartó la mirada pero la
volvía a alzar con mi mano… quería que me mirara. – Créeme cuando te digo que
no deseo marcharme en absoluto… No me importaría mandar a la mierda los contratos
que me estén esperando en Los Ángeles con tal de estar contigo… pero eso sólo
te dará problemas… quiero que la gente te conozco por lo magnífica que eres… no
quiero que te conviertas en un nuevo pozo de cotilleos de Hollywood… porque tú
te mereces ser el centro de atención por ti misma. – Mientras hablaba, Kelly
lloraba en silencio, mientras yo le iba limpiando las lágrimas con cariño. –
Cariño… vendré siempre que pueda para estar contigo… y me encantaría que una
vez que terminaras el curso, fuera a verme tú también a Los Ángeles… no es mi
ciudad favorita… pero allí podrás trabajar con grandes firmas musicales y yo te
apoyaré en cada paso que des…
-
Samantha…. Yo… yo no sé si seré capaz de algo así… - Gimió. – Tú eres genial…
eres autentica. Yo… lo más seguro es que me tomen por la nueva Paris Hilton…
otra niña rica que quiere entretenerse siendo famosa…
-
Kelly. – Dije con seriedad, inclinándome un poco para que nuestros ojos
estuvieran a la misma altura. – Eres una gran cantante, y sí, admito que eres
una bailarina pésima… - Kelly sonrió. – Pero tu voz hará que nadie se fije en
lo patosa que eres. Tienes talento Kelly y no eres ninguna niña mimada… Aunque
yo sólo te quiera por tu dinero… - Kelly me dio un guantazo juguetón.
-
Como si no fueras rica ya después de acostarte con medio Hollywood… - Frunció
el ceño con un puchero.
-
Oh… pero si Kelly está celosa… - La piqué, mordisqueándole la oreja.
- ¡Claro
que lo estoy! Antes de hacer el amor contigo ya te había visto hacerlo con
otras personas… ¡En pantalla grande! – Dijo riendo, aunque algo molesta.
-
Kelly… lo único que recuerdo de esas escenas es lo incómodo que era ese extraño
taparrabos de color carne y el frío y la incomodidad de estar con mis amigos en
una situación tan incómoda… ¿Sabes? Seth es Gay… con letras mayúsculas… el
pobre estaba asqueado de tenernos a las tres desnudas sobre él… Clarise tiene
27 años y lleva desde los 15 con la misma chica y Gloria… bueno… Gloria tiene
un problema con los rabos… - Dije riéndome, al recordar algunas de las
situaciones que pasamos durante el rodaje. – Seth amenazó con abandonar la
película si no paraba de tocarle el paquete a cada segundo. – Kelly por fon
había dejado de estar triste y molesta y estaba riendo conmigo.
-
Clarise… ¿Esa era la chica pelirroja no?
-
Sip… una chica muy dulce…
-
De los tres era la que me daba más miedo… me recordaba algo a mí… - Admitió.
-
Cariño… Clarise ama con locura a Jennifer, su esposa y madre de sus dos hijos…
y no… no se parece en nada a ti… Kelly McLean sólo hay una… y estoy enamorada
de ella… - Le susurré al oído, antes de besarla con ternura. – Con todo mi
corazón… - Kelly me sujetó sobre sus labios, profundizando el beso…
Humm… ¿Quién lo hubiera dicho? Yo,
haciendo el amor con una mujer preciosa encima del escritorio del señor Davis…
Sam… eres una mujer con suerte…
***
(LIZ)
Me
resultaba raro el silencio de la casa. Todos los demás estaban en el instituto,
celebrando una pequeña fiesta de fin de rodaje, pero aquí se estaba tan bien.
El fuego llevaba encendido un par de horas y el salón y la cocina estaban
agradablemente templados comparado con el horrible frío que hacía fuera.
Estaba
terminando de cortar las fresas en la cocina cuando unos labios húmedos me
besaron en la nuca, provocándome un escalofrío. Al instante, los brazos de Kate
me rodearon con cariño y su cabeza se posó sobre mi hombro derecho, pidiendo
atención. La última fresa que corte, la agarré con los dedos y se la metí en la
boca a Kate, sintiendo como la fruta era capturada rápidamente para después
notar como su lengua curiosa limpiaba el jugo de mis dedos.
Humm… esta noche promete ser deliciosa…
-
¿te queda mucho? – Preguntó Kate impaciente, cuando termino de tragarse la
fresa. – Me siento un poco sola en el salón… - Remarcó la frase con un nuevo
beso en la nuca. Me reí por el tacto frío.
-
Sólo un minuto más para que el chocolate esté listo… ¿has abierto el vino?
-
Sí… - Me susurró al oído. Humm… las
fresas no iban a durar mucho si Kate iba a estar así toda la noche…
-
Entonces llévate las fresas y la nata… que ahora llevo yo el chocolate. – A regañadientes,
Kate se marchó de la cocina con el pequeño bol lleno de fresas y el bote de
nata fría. En apenas treinta segundos, el chocolate ya estaba listo, y con
cuidado, lo llevé en una pequeña fondue al salón.
Devoramos
nuestra cena en agradable silencio. Dándonos de comer la una a la otra… como
tantas veces habíamos hecho antes. Después de alguna que otra mancha de
chocolate o nata que fue lamida y limpiada con gusto, Kate se sentó con las
piernas abiertas en el suelo, frente al fuego, señalándome el espacio vacío
para que lo ocupara y tendiéndome una nueva copa de vino en cuanto lo hice.
Apoyé
mi cabeza con placer sobre su pecho, sintiéndola respirar debajo de mí… La mano
de Kate que no estaba ocupada por la copa subía y bajaba por mi brazo, haciéndome
suaves cosquillas que poco a poco, con el crepitar del fuego y el calor que
emanaba tanto de él como de Kate, me encontré cerca de caer dormida.
No
supe cuánto tiempo estuve así… entre el sueño y la vigilia. En un determinado
momento, noté como Kate me quitaba mi copa de las manos, con miedo de que se
cayera… y ella también soltó la suya. Me estrechó aún más contra ella y comenzó
a acariciar mi vientre y mi pecho con cariño… No había nada sexual en ello… y
era tan agradable y cálido…
-
Te amo, Liz… - Me susurró con amor, sin dejar de abrazarme, besando mi cabeza
con cariño.
-
Yo también te amo, Kate. – Le respondí, cogiendo una de sus manos y besando su
palma con devoción.
-
Entonces… hay algo que quiero preguntarte… - una de las manos de Kate dejó de
acariciarme y dejó de ser visible unos segundos. Estaba jugando con los dedos
de la otra mano de Kate cuando una pequeña cajita negra apareció en mi regazo,
sujetada por una mano temblorosa. – Liz… yo… quiero pasar el resto de mi vida
contigo… tú… - La voz de Kate se rompió, mientras abrió la cajita y mostraba un
precioso anillo de pedida plateado, con un pequeño zafiro incrustado. No era
nuevo… pero aun así era precioso… - ¿Querrías… estar conmigo para siempre? –
Abrumada, me giré en sus brazos y me encontré con la expresión de amor y miedo
más devastadora que había visto nunca. Sin poder encontrar mi voz mientras mis
ojos lloraban, asentí lentamente con la cabeza. - ¿Sí? –Preguntó Kate con voz
ronca, comenzando a llorar también.
-
Sí… - Respondí como pude, agarrando la cara de Kate con mis manos antes de
inclinarme y besarla… intentando mostrar todo lo que me había hecho sentir… Al
separarnos, ambas exhaustas y faltas de aliento, Kate cogió el anillo y me lo
puso, besándolo con dulzura antes de volver a mis labios.
-
Dios… te quiero tanto… - Suspiró Kate, abrazándome casi desesperada, enroscando
todo su cuerpo a mí alrededor. – Soy tuya para siempre… - Dijo con la voz mucho
más ronca… esta vez falta de lágrimas. Con cuidado, Kate me sentó en su regazo
y comenzó a desnudarme…
-
Para siempre… - Gemí, mientras sus labios seguían viajando hacia abajo…
qué capítulo más precioso, es la pedida más tierna del mundo!!!! Gracias por tu talento Nat
ResponderEliminarGuauuuuuu.........
ResponderEliminar