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sábado, 17 de octubre de 2015

STIGMA - Capítulo 5

Capítulo 5



- No me parece justo. – Dijo de nuevo Brigitta, mientras caminábamos de camino al comedor principal. - ¿Por qué ella puede hacer su prueba en privado y nosotros no? ¿Tan mala es que no quiere que lo veamos? Maldito bicho raro… - Tanto yo como los demás nos sorprendimos del brusco cambio de dirección de Natalie. Ésta se había parado frente a Brigitta y la había encerrado con suavidad, pero sin posibilidad de movimiento, contra la pared del pasillo.


- Queridísima Bree. Puede que aun no lo sepas, pero llegará el día en el que te arrepientas de tus palabras. La curiosidad mató al gato… recuérdalo bien. – Natalie se acercó un poco más a Brigitta, consiguiendo que la alta modelo pareciera mucho más pequeña y vulnerable con su rostro completamente sonrojado. – Todos nosotros tenemos suerte de que Valentina esté con nosotros. No nos hace falta saber el por qué, sencillamente deberíamos dar las gracias de que no esté contra nosotros…

- Espera… Tú sabes algo. – La acusó J.J. - ¿Qué es lo que sabes? – Inquirió con desden, como si estuviera dándole una orden. Natalie se rió con sorna, separándose de la nerviosa Brigitta.
- Yo lo sé todo, mendrugo prepotente. – Le espetó, comenzando a caminar de nuevo. – Y ahora si me disculpáis, me están buscando… - Antes de que J.J. pudiera responder, una figura pequeña corriendo por el pasillo nos llamó la atención a todos.

Fue fácil reconocerla, ya que la había visto en algunas imágenes antes. Era la hija de la Directora Guerrero. Sophie. Sin embargo, la joven adolescente que corría hacia nosotros no se parecía ya demasiado a la niña que había visto en algunas fotografías. Su Don, ya que no podía tener otro nombre, era fascinante. Ser capaz de ver todas las posibilidades… Aún no sabía como esta niña no se volvía loca…

- Natalie… - Dijo nada más llegar. Entonces, capté algo… sutil, pero estaba ahí. Se estaban comunicando… La expresión de Natalie no mostraba nada… pero la de la chica sí. Espera… ¿Cuál de las dos…? Fue tan rápido que casi pasó desapercibido. Natalie comenzó a correr. Asombrados, los demás la seguimos, sin embargo, antes de poder girar una esquina, sentí que alguien me sujetaba del brazo. Al girarme, me encontré con unos acerados ojos azules acompañados de una expresión seria muy parecida a la de su madre. – No me caes bien. – Y después de lo dicho, la chica me soltó y siguió a los demás. Momentáneamente descolocada por la frase de la joven Sophie, puse mis pies en movimiento de nuevo alcanzando a los demás en el ascensor. Natalie no estaba. – Por aquí iremos más rápido… ella seguramente ha ido por los conductos de ventilación… Es demasiado impaciente. – Dijo la chica.

- ¿Adonde va? – Preguntó Bruno, con voz grave y profunda, en un marcado acento alemán.

- A la zona de granja y cría. Es donde se entrenan a los animales que acompañan a los grupos en las misiones y donde se retienen aquellos en los que el GEN no ha evolucionado de forma maligna… - Explicó Sophie.

- ¿Tenéis un zoo aquí dentro? – Preguntó Brigitta, asombrada, a pesar de su tono condescendiente.

- No es un zoo. Es más como un lugar en el que están seguros. Muchos de esos animales han sido tratados como monstruos por el simple hecho de ser diferentes… Tener el GEN… COMMIT les da cobijo a cambio de sus servicios…

- Hablas de ellos como si tuvieran conciencia… - Se rió Brigitta. Sophie la miró muy seria.

- Todos los animales que están aquí la tienen. En mayor o menor medida. Normalmente los grupos Junior tienen animales pequeños. Como ratones, serpientes o lagartos. Son útiles a la hora de llevar información y pasar a lugares más… estrechos, por así decirlo. Al año, el grupo recibe a un animal permanente. Según las necesidades del grupo, será un animal u otro… por ejemplo, sé los equipos de la zona de Islandia han llegado a tener osos polares o animales marinos por sus misiones en el ártico o en el océano Atlántico. En África las aves son muy útiles para misiones en el desierto. En Europa del Este los animales resistentes al frío son mucho más comunes…

- ¿Qué animales se suelen destinar aquí? – Pregunté, interesada.

- Por el clima y las diferentes zonas, los animales varían bastante. Hay un grupo en su tercer año que tiene un flamenco, ya que suelen dedicarse a las misiones en marismas y pantanos. Los animales de los tres primeros grupos de Élite son un lince ibérico, un zorro rojo y un águila. Pero también hay carcopitecos, ciervos, tigres, osos… que no tengan un grupo asignado no significan que no ayuden cuando sea necesario. Hay un escuadrón de lobos grises para búsqueda y rescate, incluso hay un par de fenecs que se dedican a la búsqueda en zonas más áridas y devastadas… - El ascensor se paró por fin y nada más abrirse la puerta, los gritos de los agentes y los alaridos de animales inundaron nuestros oídos. – Corred, por aquí… - Sophie nos guió entre las diferentes salas llenas de animales de todo tipo. Había crías siendo amamantadas por sus madres o por algunos veterinarios. Salas repletas de diferentes animales descansando en sus respectivos cubículos e incluso varias salas llenas de entrenadores trabajando con diversos animales. Tras cruzar una sala llena de reptiles el desgarrador sonido de un rugido lastímero y furioso nos puso a todos los pelos de punta. – Ahí está. – Gritó Sophie, al llegar a una sala atestada de agentes armados.

En medio de la sala, varios agentes y veterinarios intentaban acercarse a un felino grande y oscuro. Un jaguar negro… o lo que vulgarmente se podría denominar una pantera. El felino, mucho más grande y fuerte que lo normal en su especie, tenía a todos los presentes casi temblando de miedo. Escuché levemente como unos agentes decidían que la situación no tenía mucha solución. Al parecer, acababan de traer a jaguar, pero nada más entrar en las instalaciones, el animal se había puesto nervioso y no dejaba que nadie se le acercara. Cinco agentes se cuadraron delante del enorme felino y apuntaron con sus rifles a su cabeza. Sin embargo, los agentes se quedaron estáticos, sin moverse, hasta que sus armas fueron arrancadas de sus manos por una fuerza invisible justo antes de que una figura alta y oscura cayera desde algún lugar del techo, plantándose peligrosamente cerca del animal de manera elegante. La sala se quedó en silencio de murmullos y conversaciones. Sólo los rugidos del animal retumbaban en la sala, cada vez menos bruscos y más lastímeros. El dolor del animal era desgarrador hasta que Natalie posó suavemente una de sus manos en la cabeza del felino, consiguiendo por primera vez un ronroneo calmado, aunque aun agitado. Despacio, Natalie se colocó detrás del animal, sin dejar de acariciarlo, arrancando de vez en cuando algún gemido agudo y doloroso. La escena duró al menos un par de minutos, hasta que una exclamación contenida sonó en boca de todos los presentes al ver a Natalie alzarse con una cría recién nacida en sus brazos. Con cuidado, Natalie se inclinó delante del animal, acercando la cría a su madre. Con un último suspiro profundo, el animal murió.

Algunos veterinarios se acercaron a Natalie con la intención de coger al pequeño animal de sus brazos. Pero todos ellos se quedaron estáticos tras una dura mirada de ella. Alcanzando una toalla de unos de los veterinarios,  Natalie limpió y abrigó al animal en sus brazos. Dio algunas instrucciones a una veterinaria algo más calmada y salió de la sala llevándose con ella la cría.

- Bueno… eso fue… raro. – Dijo Brigitta, poniendo voz a mis pensamientos. Sin preocuparme por explicarme, me dirigía a la salida para buscar a Natalie.

***

La pequeña criatura temblorosa se acurrucó aun más en mi regazo cuando me tumbé en el sofá. Al llegar a la habitación ya habían traído algunas de las cosas necesarias para el cuidado del felino y después de lavarla bien y sacarla, me dispuse a darle su primer biberón, ya que a pesar de tener aún las ideas un tanto agitadas, el sueño y el hambre eran gritados con insistencia en su joven mente.

- Ya está… aquí tienes pequeña. – Susurré, cuando conseguí meterle con cuidado la tetina en la boca. Después de algunos intentos fallidos, empezó a comer con gusto. Cuando el biberón había sido vaciado hasta la mitad, la puerta de entrada se abrió, y una preciosa pelirroja se acercó a mí. – Saluda al nuevo miembro de la familia. – Dije, sonriéndole y señalando al pequeño animalillo en mi regazo.

- Lo que has hecho es muy peligroso… - Dijo nada más sentarse en la otra esquina del sofá, mirando fijamente al animal. - ¿Ella tiene nombre? – No me sorprendí de que a pesar de lo poco que había visto Cassandra al animal, supiera que era hembra. Miré a la pequeña cría en mi regazo, buscando en su interior un nombre que fuera capaz de abarcar todo el carácter del animal.

- Bellatora… Se llama Bellatora. – Dije por fin, consiguiendo un ronroneo conforme del pequeño animal.

- Guerrera… suena muy combativo para un animalillo tan pequeño. – Comentó Cassandra, acariciando con cuidado la cola del animal.

- Puede que ahora no… pero será mucho más fuerte que su madre. Será fiel y cariñosa, pero también valiente y mortal cuando sea necesario. Será un buen soldado, pero sin duda será una magnifica compañera. – quité el biberón de la boca de la pequeña, acariciándole el lomo con pequeños golpecitos hasta que el animal soltó el aire sobrante. Antes de que Cassandra se pudiera escapar, le tendí a la pequeña y se la coloqué en el regazo.

- ¿Qué…? – Intento moverse, pero la pequeña cría ya estaba olisqueando al nuevo individuo en el que la habían depositado.

- Estoy un  poco perdida y me gustaría cambiarme. No te preocupes, es muy buena chica. – Antes de que Cassandra pudiera moverse, me escapé a mi habitación y la dejé sola con el animal. Tras una ducha rápida, me puse una camiseta gris larga y la parte de abajo de la interior. Cuando salí de nuevo al salón me encontré con Cassandra acariciando dulcemente al pequeño felino dormido en su regazo. – Parece que te ha cogido cariño… - Comenté, haciendo que Cassandra parara de repente de acariciar al animal.

- Em… Es muy buena. Ha sido fácil. Sólo se acurrucó sobre mí y se durmió… - Noté como los ojos de Cassandra viajaban rápidamente por mis piernas desnudas antes de desviar la vista, avergonzada. – Sé que puedes comunicarte con tu mente. Ya intuía que eras capaz de leer la mente, pero la comunicación es algo que muy pocos Alfas sabes hacer… es impresionante. – Me senté al lado de Cassandra, muy pegada a ella, aprovechando que no se podía mover con la pequeña Bellatora encima de su regazo.

- Así que te has dado cuenta… No me esperaba menos de ti. Aun así, te agradecería que esto quedara entre tú y yo. No es seguro que mucha gente sepa lo que sé hacer… - Dije, mientras acariciaba con suavidad el lomo de Bellatora.

- Eso será muy difícil después de lo de hoy. Es obvio que fuiste tú quien detuvo a los agentes y les quitaste sus armas sin tener contacto visual sobre ellos. Por no decir que fuiste capaz de nublar gran parte del dolor de su madre. – Dijo Cassandra, señalando al pequeño animal. – Lo que significa que también puedes controlar el sistema sensorial mediante el tacto… ¿Cuánto más puedes hacer?

- Algunas cosas más… supongo. – Sonreí. – Tal vez un monstruo con una piel muy bonita. – Dije con triste sarcasmo. Admitiendo uno de mis muchos temores.

- No podrías… - Susurró Cassandra, haciendo que la mirara. – Tú no eres ningún monstruo.

- ¿Cómo puedes estar segura de eso? Apenas nos conocemos, ¿No?

- Sólo lo sé. Lo siento… Y yo nunca me equivoco. – Dijo muy segura.

- ¿Nunca? – Pregunté divertida, pero confiando ciegamente en lo que me decía.

- Nunca. – Repitió con firmeza.

- Entonces Cassandra… ¿Qué soy? – Pregunté, sin esperar respuesta… sin embargo, ésta llegó.

- Aún no lo sé… pero sea lo que sea, eres muy especial. – Dijo con suavidad.

¿Y para ti, Cassandra? ¿Soy especial para ti?

En silencio, ambas continuamos acariciando a la pequeña jaguar. Cada una metida en sus propios pensamientos.

Cassandra luchaba contra sus emociones…

Y yo… yo intentaba dejar de pensar en todo lo que había visto en la joven mente de Sophie. Acontecimientos demasiado profundos para que la joven los percibiera siquiera. Pero que yo, sin embargo, había podido contemplar… sabiendo todas y cada una de las formas en las que podría hacerle daño…


Deberás ser fuerte, Cassandra… Deberás ser fuerte por las dos…

1 comentario:

  1. hola me gusta mucho esta historia espero que la termines

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