Por Las Mentiras De Él, La Encontré A Ella - Capítulo 7

CAPÍTULO 7

No podía parar… ¡No podía!

Tener a Laura debajo de mí, respondiendo a mis besos, a mis caricias… era una droga difícil de evitar… Y sabiendo lo duro que caería me dejé llevar. Ya no hay vuelta atrás… no puedo… Toda esta mujer me ha robado el alma… Y aunque sólo sea una noche… Necesito tenerla…

Con cuidado, intentando que ni las ansias ni los nervios estropearan el momento, abría sus piernas lentamente, acariciando el suave tacto de las medias mientras mis manos subían por ellas. Laura ronroneaba debajo de mí como un animal necesitado de caricias…Y oh sí… se las iba a dar…

Mis dedos tantearon las medias, encontrando la costura interna, usándola de guía para ascender. El calor de los muslos de Laura era cada vez más intenso y me encontraba tan nublada por todas las sensaciones que apenas noté los dedos de Laura abriendo mi camisa y sacándola de mis pantalones.

El frío contraste de la habitación en mi torso y la calidez que envolvió mis dedos al llegar finalmente al punto más alto me dejó sin sentido… eso y el tanteante balanceo de Laura contra mi mano. Oh señor… No puedo más…

De un tirón, bajé sus medias, haciendo que Laura se sentara momentáneamente en la cama. Estaba a punto de volver a ponerme sobre ella cuando Laura se giró, dándome la espalda…

Por un instante me entró pánico. ¿Había ido demasiado lejos? ¿Laura se había dado cuenta de lo que estaba a punto de pasar y se había echado atrás? ¿Pero qué digo? Si básicamente la estoy violando… Estaba empezando a alejarme cuando la mano de Laura desató el broche en la parte alta del vestido. Girando la cabeza, me miró, indicándome silenciosamente lo que quería… O tal vez no… Tal vez sólo quiere estar completamente desnuda mientras hacemos el amor…

Intentando no romperla, bajé la cremallera del vestido hasta la cintura. Metí mis dedos debajo de él a la altura de los hombros, y fui acariciando la piel desnuda de Laura mientras retiraba el vestido… al llegar a la cintura mis manos la rodearon, disfrutando la sensación del plano y suave vientre bajo mis dedos. Algo más calmada, besé la nuca y el cuello de Laura… dando pequeños bocados en mi descenso. Los suspiros de Laura era temblorosos mientras el vestido terminaba de caer… entonces, se dio la vuelta, dando una magnifica imagen de la ropa interior de encaje verde oscuro, que contrastaba tanto con su piel blanca y clara.

Sus labios abiertos me llamaron en silencio, y volví a besarla con ardor. Mientras nuestros cuerpos volvían a echarse sobre la cama, sentí unas manos habilidosas desatar mi cinturón y bajar el cierre de mis pantalones, los cuales volaron al suelo de la habitación antes de que nuestros cuerpos se tocaran, solo con la ropa interior entre nosotras.

Nuestras piernas se enroscaron las unas con las otras, deseosas de contacto. Laura estaba tan lista… la humedad traspasaba su ropa interior e impregnaba sus muslos incitándome a entrar en ella… y así lo haría… pero aun no… aún tenía que probar esos maravillosos pechos que gritaban por salir de su prisión de encaje. En un solo movimiento, el sujetador se abrió, cayendo instantáneamente por sus hombros, dejando al descubierto los pechos más redondos y perfectos que había visto en mi vida… Casi con gula, baje mi boca hacia ellos y los lamí y besé hasta hartarme, complacida de oír la respuesta verbal de Laura… Yo misma me quité mi sujetador, viendo como Laura observaba con intensidad mis pechos ahora descubiertos.

Sus deseos se reflejaban claramente en sus ojos, así que cogí sus manos y las guie hasta mis pechos, disfrutando de los suaves apretones tentativos sobre mis pezones. Su inocencia me estaba matando… pero era condenadamente erótica.

Sin poder contenerme por más tiempo, alce sus caderas y deslicé la última pieza de ropa de su cuerpo, haciendo lo mismo conmigo misma. Antes de decirle nada, Laura abrió sus piernas invitándome a colocarme entre ellas. Al mismo tiempo que mi cuerpo se colocaba entre sus piernas, mi mano se deslizó por su humedad, el tiempo suficiente para arrancarle un quejido a Laura.

- Por favor… - Pidió alzando las caderas. Incapaz de resistirme, hundí tres dedos profundamente en ella, consiguiendo su rendición absoluta. Mientras mis dedos se movían dentro de ella, devoré su cuello… sus pechos… sus labios… Mientras sentía las uñas de Laura aferrarse cada vez con más fuerza a mis espalda. Sus gemidos llenaron la habitación… sentía el calor de su interior cerrarse cada vez más alrededor de mis dedos… Está cerca…

Necesitaba sentir mi liberación con ella tan fuerte que, tras un fluido movimiento, saqué mis dedos de su interior, alzando su piernas y cruzándolas en mi espalda. El quejido de decepción de Laura se convirtió en uno de asombro cuando sintió por primera vez nuestros centros completamente juntos.

Me mecí contra ella, aguardando todo lo posible, hasta que los ojos verdes de Laura se encontraron con los míos justo antes de cerrarse con fuerza cuando su cuerpo comenzó a convulsionarse de placer. Sus temblores fueron suficientes para hacerme llegar sobre el borde y correrme tan fuerte que creí desmayarme.

Dejando caer mi cuerpo débil y tembloroso sobre Laura, sentí sus brazos rodear mi cintura con suavidad antes de quedarme dormida…

***

La sensación de un cuerpo cálido en mi espalda me despertó, manteniéndome en un letargo agradable. Podía sentir los pechos de Max pegados a mi espalda mientras uno de sus brazos se cerraba posesivamente sobre mi estómago. Me apreté aún más contra su cuerpo hasta que un pensamiento cruzó mi mente…

Una mujer… Me he acostado con una mujer…

Repentinamente ansiosa. Me deslicé en la cama, alejándome del cuerpo caliente de Max. Recogiendo mis cosas esparcidas por el suelo, salí de la habitación de invitados, cruzando rápidamente el vestíbulo, cruzando los dedos para que Kyle no se levantara temprano.

Cuando llegué a la seguridad de mi dormitorio, dejé la ropa sin cuidado sobre el baúl de tela a los pies de la cama y me metí en el baño. La imagen que me saludaba desde el espejo era la de una extrañada. Por todo mi cuerpo encontré las marcas de pasión que Max me había dejado… algunas en lugares muy delicados. Mis dedos viajaron por ellos recordando lo ocurrido apenas unas horas antes…

Las imágenes se agolpaban en mi cabeza sin freno. Llenándome de sensaciones que chocaban entre sí… miedo… deseo… inseguridad… cariño…

- Laura… ¿Qué has hecho? – Le pregunté a la imagen del espejo…

***

Una repentina corriente de aire me hizo gruñir, intentando apretar de nuevo la cálida almohada que me había acompañado toda la noche… pero ya no estaba… Parpadeando varias veces, descubrí que la figura dormida de Laura ya no estaba. Pasé mi mano sobre las sábanas, descubriéndolas frías en su lado… ¿Cuándo se marchó? Ni siquiera me he dado cuenta… estaba tan cansada…

Rodé en la cama hasta quedarme tumbado sobre mi espalda. Miré el techo desconocido. De la casa de Laura… No, de la casa de Laura y el hombre que fue mi amante hace sólo unos meses… Dios… ¿Qué he hecho?

Había tantas cosas que estaban mal con lo que acaba de pasar hace sólo unas horas. Laura era una mujer casada… y heterosexual… estaba borracha y necesitada y tú te has aprovechado de ella… ¡Serás idiota!

Ya era demasiado tarde para echarse atrás… sus sentimientos se afianzaron anoche… ya no podría negarlos. ¡Joder! Ni siquiera estaba aún recuperada por lo de William… ¡Y ahora esto! ¡Te has enamorado de su mujer! ¿Qué crees que pasará? ¿Qué Laura tendrá un divorcio limpio y sencillo con William y después se quedará contigo? ¿Qué William dejará que su examante críe a su hijo mientras se acuesta con su exmujer?

- ¡Joder! – Gemí, intentando controlar mis lágrimas.

Tenía que escapar de aquí… no podía enfrentarme a Laura… no podría escucharla decir que fue un error… o peor… que fue divertido, una gran experiencia acostarse con la examante de su marido…

Me levanté de la cama rápidamente, vistiéndome con algo de ropa deportiva que llevaba en mi macuto. Después de lavarme la cara y los dientes, cogí todas mis cosas y me dirigí a la salida. Antes de salir por la puerta, miré arriba en la escalera… viendo la puerta de Kyle aun cerrada.

Así mejor tigre… así mejor… Lo siento.

***

Mi despertador de payaso sonó y me levanté corriendo de la cama. Tuve que buscar mis zapatillas debajo de la cama, porque si no mami se iba a enfadar. Una vez puestas, me puse mi bata de invierno y salí corriendo de mi cuarto.

Quería salir a la calle a jugar con Max con la moto… a lo mejor la mañana no estaba muy fría y mami me dejaría salir a jugar con ella más temprano… Mientras jugamos mami puede prepararnos pancakes con jarabe de arce y chocolate. ¿Le gustarán a Max? Seguro que sí… todo lo que prepara mami está muy rico…

Bajé las escaleras lo más rápido que me permitieron mis zapatillas de garras y fui directamente a la habitación de invitados. La cama estaba deshecha pero Max no estaba ahí. Corrí al salón, sin encontrar a nadie, entonces pensé que tal vez mami y ella estaban desayunando ya en la cocina… a los mayores les gusta levantarse temprano y tomar café…

Sin embargo, en la cocina sólo estaba mami. Estaba sentada en uno de los taburetes altos y parecía muy triste.

- ¡Mami, mami! ¿Dónde está Max? ¿Podemos salir a jugar al patio? Prometo ponerme ropa de abrigo… - Mami no me miró, así que fui a su lado y tiré de su ropa. - ¿mami? – Mami por fin me miró. Tenía los ojos rojos… como cuando papi le hacía daño. - ¿Qué te pasa mami? ¿Papi está aquí? – Pregunté asustado, mirando a todas partes.

- No cariño, no… Papi no está aquí… - Dijo mami con la voz ronca.

- ¿Y por qué estás triste? ¿Quieres que Max te cuente un cuento? Cuando Max me cuenta un cuento me siento feliz… - mami sonrió, pero no sonrió como anoche, sonrió como sonríe delante de los amigos de papi… - ¿Mami?

- Max se ha ido cariño…

- ¿Adonde? ¿Ha ido a por el desayuno? – Pregunté extrañado.

- No cielo… - Dijo mami sorbiéndose la nariz. – No ha ido a por el desayuno… ella sólo se ha ido. – Comencé a negar con la cabeza, enfadado.

- No, ella me prometió que iba a jugar conmigo hoy… - Casi grité. – ¡Ella no rompería su promesa! ¡Ella no es papi!

- Lo siento cariño… - Dijo mami, agachando la cabeza.

- ¿Qué le has hecho? – Le pregunté enfadado. - ¿Qué le has hecho a Max? – Mami comenzó a llorar. A lo mejor mami no tenía nada que ver… pero si mami no era… ¿Entonces por qué estaba llorando? - ¿Por qué no puedes querer a Max? – Mami levantó la cabeza, mirándome con los ojos muy abiertos.

- Kyle…

- ¡No! Ella es buena conmigo… ella me quiere… ella dijo que siempre estaría conmigo aunque no pudiera ser mi papa… - Dije enfadado, comenzando a llorar. – ¡Yo quiero que Max sea mi papá! ¿Por qué Max no te puede gustar? ¿Sólo porque es una niña? ¡Eso no es justo! – Me fui corriendo de la cocina, sin hacer caso de los gritos de mami.

- ¡Kyle!

- ¡Max! – Grité, corriendo por toda la casa… A lo mejor Max estaba escondida… a lo mejor Max salía de su escondite y me asustaba… Sin embargo, después de entrar en todas las habitaciones de la casa, dejé de gritar su nombre, sabiendo que se había ido…

Me fui a mi cuarto y cerré la puerta con fuerza.

Estaba enfadado con papi… estaba enfadado con mami… pero no estaba enfadado con Max… sabía que ella volvería… ella lo prometió… ella me lo prometió…

Yo te creo Max… yo te creo…