CAPÍTULO 9
Desde
ese día, todas las tardes que podía las pasaba con Kyle y Laura. Sin embargo, a
parte de alguna muestra más clara de cariño entre nosotras, Laura y yo apenas
nos habíamos vuelto a tocar. Notaba su nerviosismo y yo tampoco quería
apresurar las cosas. El haber pasado una noche juntas parecía ponerla incluso
más a la defensiva… Aun así, lo entendía. Ambas estábamos pendientes de ver
como evolucionaba la demanda de divorcio y tampoco era conveniente llevar la
cosa mucho más allá hasta que el divorcio no fuera oficial…
Y
sinceramente… eso me estaba matando.
¿Y sí cuando todo esto acabe Laura se
echa atrás? Ella nunca ha estado en una relación con una mujer antes… ¿Y si la
presión es demasiado fuerte? ¿Y si decide que no vale la pena?... Humm… Joder,
tengo un miedo horrible…
-
Eh… - La voz de Laura muy cerca de mí me sacó mis paranoias habituales. Hoy estábamos
en el jardín de su casa. A pesar del frío, Kyle daba vueltas y vueltas en su
pequeña moto. Era gracioso ver al pobre chico envuelto en un millar de capas de
abrigo subido a esa minúscula moto de juguete. Apenas podía maniobrar con tanta
ropa y más de una vez acabó chocándose contra los altos arbustos que rodeaban
la casa. – Últimamente estás muy pensativa… ¿Todo está bien? – Laura, sentada a
mi lado en el banco de mimbre tenía una mirada cautelosa.
-
Todo está bien, no te preocupes. – Le dije, apretando su mano solo un instante,
temerosa de su reacción. Sin embargo, la
sutil expresión de perdida que se reflejó en su rostro cuando solté su
mano fue suficiente para hacer que mi cuerpo se pegara aún más al suyo. – Es sólo…
que todo esto es un poco… No sé. Delicado. – Admití, mientras trazaba con los
dedos el dibujo del frío mimbre entre mis piernas.
-
Delicado… - Repitió Laura. - ¿En qué sentido? – Quiso saber. Yo suspiré con
fuerza.
-
En todos los sentidos. Primero está William y el tema del divorcio. Luego está
la mafia para la que trabaja, que últimamente se está dedicando a eliminar a
todo el que se le ponga por delante… Y luego…
-
Luego está esto… - Terminó por mí Laura, tirando ligeramente de mi chaqueta,
nerviosa.
-
Sí… esto… ni siquiera sé que es esto… Tengo miedo de definirlo, Laura. –
Confesé. – No quiero volver a sufrir…
-
No lo harás. – Dijo Laura con voz temblorosa. – Esto… esto es nuevo para mí,
Max. Yo… no sé cómo actuar… No sé nada. Sé que necesito tiempo para habituarme
a la idea de… estar con una mujer… Pero tengo miedo de que te canses de
esperar. Eres joven, y preciosa y… - Haciendo algo que nos sorprendió a ambas,
me incline hacia Laura y la callé con un beso ligero y suave, casi
imperceptible. – Ah…
-
Y te quiero Laura… Y te quiero. – Con labios temblorosos, Laura fue esta vez la
que se inclinó hacia mí, agarrando mi cara para que no me apartase. El beso fue
tentativo al principio, y fue profundizándose con cada nuevo movimiento…
acababa de abandonarme a ella abriendo mi boca cuando una risita divertida nos
separó a ambas.
-
¡Mami le hace arrumacos a Max! ¡Mami le hace arrumacos a Max! – Repetía Kyle
riendo y saltando a nuestro alrededor.
-
Ay señor… - Susurró Laura, poniéndose colorada y tapándose la cara.
-
Mami, no te avergüences. Hacer arrumacos es algo bueno… Deberías darle más
besitos a Max para que no se vaya… - Dijo Kyle todo serio. Yo me reí de la cara
de pasmo de Laura.
-
Cierto mami… debes darle a Max más besitos para que no se vaya… - Le dije riéndome,
dándole besitos al aire en su dirección, que rápidamente fueron imitados por
Kyle. Laura me dio un empujón juguetón cuando empezó a reírse, aun con ese
adorable tono rosado en sus mejillas.
-
¡Eres una cría! – Me soltó. - ¡Parad ya panda de pillos! – Kyle y yo nos reímos
y continuamos torturando un poco más a Laura, hasta que el sonido de un coche
deportivo en la parte delantera de la casa nos hizo tensarnos a todos. - ¿Qué
hace aquí? ¡No debería estar aquí! – Susurró Laura con fuerza, arrastrándome con
ella. Kyle nos seguía asustado. – No hay tiempo para que salgas… Kyle, llévate a
Max a tu habitación y luego baja corriendo… tu padre no irá allí si te quedas
conmigo en la cocina… - Como un rayo, Kyle corrió dentro de la casa con
nosotras detrás. Acabábamos de escuchar como la puerta del coche se abría
cuando Laura me agarró del brazo ya empezando a subir las escaleras. – Escuches
lo que escuches, no salgas… Por favor. – Reticente, asentí y corrí escaleras
arriba donde Kyle me esperaba con la puerta de su habitación abierta. Antes de
que la puerta del cuarto se cerrara, oí como la puerta principal entraba y más
de un hombre cruzaba por ella…
***
-
Buenas tardes cariño. No te esperaba tan temprano… Si me hubieras avisado
habría preparado algo para nuestro invitado. – Solté, nada más ver como William
y un apuesto y moreno joven entraban en la casa.
-
Lo lamento mi vida. Queríamos tener una reunión algo más privada y pensé que en
casa el señor… Ramos… se sentiría más cómodo. – Finalizó William, ya dirigiéndose
a su despacho. – ¿Serías tan amable de prepararnos algo para picar?… Tomaremos
coñac, que no sea muy pesado. – Con la sonrisa más amplia que pude, le
contesté.
-
Por supuesto cariño. Lo llevaré lo antes posible… - Al girarme vi como Kyle
entraba en la cocina, evitando que su padre le viera.
- Ay, ay, ay cosita linda…Si yo fuera usted
señor William, esta noche cena Pancho… - Oí que decía el apuesto moreno,
consiguiendo que mi marido se riera. ¿Tal
vez debí prestar más atención a las clases de español en el instituto? ¿Y quién
demonios es Pancho? ¿Será su líder?*
En
la cocina, mandé a Kyle a recoger y esconder su moto en el trastero del patio
mientras yo preparaba unas rápidas trufas de chocolate negro y café. 10 minutos
más tarde, entré en el despacho y dejé el aperitivo amargo cerca del
escritorio. Noté como los ojos del latino no se apartaban de mi trasero
mientras William me hacía las preguntas habituales. ¿Dónde está Kyle? ¿Cómo iba
el negocio? Y poco más.
-
Hum… Su señora tiene mucha clase… pocas mujeres saben que el coñac se suele
tomar con café y chocolate… - Ronroneó el extranjero, haciéndome sentir
incómoda.
-
También puedo traer tus puros, William. Si abres la ventana no creo que el humo
impregne los muebles… - Comenté, ganándome un inclinación de cabeza de mi
marido y un gesto de asombro del extranjero.
- Gringo, si tu no quieres a esta ricura tráemela
para casa que yo la haré la señora de mi corazón… - Tampoco entendí muy
bien lo que dijo esta vez pero fue algo que no le hizo mucha gracia a William.
-
No te preocupes, mi vida. Así estamos bien. Puedes dejarnos. – Rápidamente salí
del despacho cerrando la puerta a mi espalda. Estaba caminando de nuevo de
camino a la cocina cuando alguien me agarró rápidamente del brazo y me llevó
hasta el cuarto de invitados. Era Max.
-
¿Qué demonios haces? ¡No debes salir del cuarto de Kyle! Si William te ve… -
Max me tapó la boca rápidamente.
-
Laura, esto es mucho más importante que el divorcio con William. Ese hombre que
está ahí dentro es Junior, el hijo del jefe de la mafia mexicana. Si William
tiene tratos con él es más tonto de lo que pensaba. Carlitos se ha ganado la
enemistad con los rusos por quedarse con gran parte de los antros y prostíbulos
que llevaba su padre negando cualquier trato comercial con los rusos. Misha
está muy cabreado por ello y te aseguro que los rusos les encanta romper
algunos huesos antes de matarte. Y por otro lado está el Gato… Los colombianos
y los mexicanos se llevan como el perro y el gato en esta ciudad. Si el Gato
descubre que William le ha traicionado no estará a salvo ni en la cárcel…
Tienes que salir de aquí como sea. Haz las maletas y en cuanto el mexicano se
vaya llévate a Kyle lo más lejos que puedas. A algún lugar donde William no
pueda encontraros. Yo mientras tanto me las apañaré para detener a William por
algún delito menor y sacarlo de todo este embrollo ante de que explote…
-
Pero… yo no… - Max se alejó de mí un momento y abrió la gaveta de la mesita de
noche, sacando un pequeño cuaderno y apuntando algo en él rápidamente con su
pluma.
-
Ve a esta dirección. Es un lugar seguro. Di que vas de mi parte y no harán
ninguna pregunta. Pero debes prometerme que no llamaras a nadie de tu familia.
Ni a tus padres ni a ningún otro familiar. Yo te llamaré de vez en cuando allí
para informarte de cómo va la cosa, pero por favor… prométeme que no intentarás
llamarme. Si lo haces será muy fácil rastrear la llamada y darán contigo y con
Kyle en pocas horas. – Estaba empezando a marearme.
-
No sé si podré hacerlo… ¿Qué hay de mi trabajo? ¿Del colegio de Kyle?
-
Yo me encargaré de dejar la información justa para que nadie sospeche…
-
Pero yo no quiero irme sin ti… Tengo miedo… - Admití, a punto de llorar. Sentí
los brazos de Max rodearme con fuerza.
-
Yo tampoco quiero separarme de ti, pero es lo más seguro. No quiero que os pase
nada… moriría antes de dejar que os pasase algo… Te quiero Laura y no podría
vivir sin ti… ahora no… - Los labios de Max tomaron mi boca con pasión, haciéndome
desfallecer… Era como si Max intentara absorberlo todo… cómo si me diera un
último beso… y no me gustaba.
-
¿Laura? – Oí la voz de William llamarme desde el vestíbulo. Max se separó de mí
con un último beso y sus ojos gritaban precaución. La vi salir por la ventana
de la habitación justo antes de que William llegara al cuarto. En ese momento,
yo había cogido el cuaderno y me dirigía de nuevo a la puerta. - ¿Qué haces
aquí?
-
Oh nada. Sólo necesita un cuaderno para plasmar algunas ideas que se me acaban
de ocurrir para el próximo desfile. No tengo aquí mi Bloc y tampoco quería
molestaros en el despacho, así que haré unas pequeñas anotaciones aquí antes de
empezar los bocetos… - Sabía que estaba hablando muy rápido, pero crucé los
dedos para que William creyera que se trataba de entusiasmo.
-
Bien, bien… Voy a salir con el Señor Ramos a tomarme algo, no me esperes
levantada esta noche, tenemos muchos asuntos que tratar… - ¿Así que te vas de putas eh? – Te quiero. – William se inclinó y me
besó en los labios. Apreté con fuerza mis puños para no retroceder ante el
contacto y me obligué a mí misma a responder a su beso como si ansiara más de
él. – Este fin de semana deberíamos pasar un tiempo juntos… hace mucho que no
vamos a Santa Barbara a navegar con el barco…
-
Por supuesto cariño. Sería maravilloso. – William sonrió y me dio un último
beso antes de marcharse. Molesta, me dirigí al baño y limpie mi boca,
lamentando que él hubiera borrado el maravilloso tacto de los labios de Max. Max… Salí rápidamente del cuarto de
invitados y me dirigí a la cocina, donde Kyle coloreaba en unos libros.
-
Kyle cielo, tenemos que darnos prisa. Hay que irse de viaje. – Kyle, preocupado,
se levantó y me siguió escaleras arriba. – Ve a tu cuarto y coge algunos
juguetes, pero no demasiados… y saca tu maleta de los Vengadores…
-
Pero esa es la maleta grande… ¿Cuánto tiempo nos vamos?
-
No lo sé mi vida… no lo sé…
-
¿Papá viene? – Preguntó con cara triste.
-
No cariño. Papá no va a venir.
-
¿Y Max? – Preguntó con mucho más entusiasmo.
-
Lo siento cielo. Max se tiene que quedar para luchar contra los malos.
- ¿Max
se va a quedar para luchar contra papá? – La pregunta me dejó tan descolocada
que dejé de buscar en mi armario.
-
¿Por qué piensas eso cariño?
-
Porque papá es un hombre malo… Papá no nos quiere y Max sí… sí Max quiere ser
mi nuevo papá tiene que vencer al viejo… como en los cuentos. – Kyle parecía
tan convencido de lo que decía que no me pareció conveniente explicarle nada
más.
-
Sí cariño, eso es… y por eso, el príncipe y la princesa tenemos que irnos. Para
que nuestro caballero de brillante armadura venza al dragón sin tener que
preocuparse por nosotros… ¿De acuerdo?
-
De acuerdo… ¿Y dónde vamos a ir? – rebuscando el papel que me había dado Max en
el cuarto de invitados, leí la dirección con letra apresurada y la localidad a
donde nos dirigiríamos.
-
A Mendocino… Es un sitio muy bonito al lado del mar… al norte de california… No
se parece en nada a San Francisco… allí vive muy poquita gente en comparación…
Max me dijo que fuéramos allí…
-
Entonces será bonito… Porque Max es bonita… - Sonriendo a pesar de la situación
ante la lógica de mi hijo, no pude más que asentir a lo que dijo mi hijo
mientras comenzaba a meter ropa de abrigo en la maleta.
-
Sí cariño… Max es muy bonita… Es preciosa…
Nota de la Autora: La cosa empieza a complicarse... A partir de ahora Max se las tendrá que ver no sólo con William, si no también con las tres familias con las que el hombre parece querer jugar a los chicos malos... Mientras tanto... ¿Qué le espera a Laura y a Kyle en Mendocino? ¿Podrá aguantar la tentación de no ponerse en contacto con nadie... Especialmente Max?
Mañana tendréis el capítulo de Wild & Wise porque el dedo del pie así lo quiso y si no me atosigan mucho a trabajos en la universidad, el jueves publicaré el segundo capítulo de Bajo el Punto de Mira... Pero no es seguro! Estad pendientes ;)
Madre mía ya empezamos con los infartos... :-P
ResponderEliminarNo nos hagas sufrir mucho
M.S(galicia)
Me encanto el adelanto con las preguntas jajaja.muy bueno Naty... Seguí así ;)
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