(LIZ)
Cerca
de las siete y cuarto, escuchamos a alguien tocar a la puerta de mi habitación.
Ya estaba duchada, pero apenas había terminado de maquillarme. No era de
maquillarme demasiado, pero Susan se había traído todos sus potingues mágicos
de su habitación.
Tenía
los nervios a flor de piel y más de una vez tuve que abanicarme los ojos para
no llorar de la emoción. El estrés me estaba matando… Sólo es una cita Liz… sólo una cita… Respira.
Susan
fue a abrir la puerta soltando un gemido molesto. Mientras me ponía la ropa
interior, apenas escuche los susurros de Loren y Susan. Un minuto más tarde,
Susan volvió corriendo.
-
Cambio de planes. – Susan abrió la gaveta y sacó esa dichosa caja de terciopelo
rojo. – Póntelo, rápido, Kate ya te está esperando… tenéis que salir de aquí antes
de las siete y media. – Me levanté de golpe.
-
¿Cómo que a las siete y media? No me va a dar tiempo… ¡Y ni muerta me pongo
esto en nuestra primera cita! – Casi le grite, empujando la caja contra su
pecho.
-
Sí, lo harás. Aunque no te la vayas a tirar en la primera cita necesitas tener
una confianza que sólo te da la ropa interior sexy… ¡así que ni Mu! – A
regañadientes, me puse con su ayuda la ropa de encaje rojo mientras Susan
tiraba por todas partes un montón de faldas.
-
¡Deja de desordenar mi ropa! ¡Me estás poniendo histérica! – Finalmente, Susan
me tendió una falda suelta de color azul marino por la altura de los muslos y
una camiseta de manga larga de licra verde con cuello de pico, el conjunto no
me pareció de los más apropiado, pero en cuanto Susan me puso un cinturón rojo,
metió la camiseta bajo la falda y me puso unas manoletinas rojas de bailarina,
todo quedaba perfecto. Que ojo tiene
Susan cuando quiere… Como no había tiempo para más, Susan me cogió el pelo
en una coleta alta con un lazo rojo, parecido a los que usábamos cuando éramos
animadoras… ahora que lo pensaba, el conjunto en sí era como una imitación de
un uniforme de animadoras… la idea se borró de mi mente al casi intoxicarme con
el perfume que Susan me estaba rociando por todas partes. – Por Dios, para… me
van a oler a kilómetros. – Con una mueca, Susan paró de rociarme y me tendió mi
gabardina roja. Vaya… voy tan a juego que
parezco una cría de primaria… - Oye no sé si esto… - Pero antes de poder
terminar, Susan me sacó de la habitación de un empujón, tendiéndome un pequeño
bolso azul cobalto “Te he metido un poco
de todo en el bolso” me susurró al oído, pero yo ya no estaba escuchando.
Revolviéndose
el pelo de manera nerviosa, Kate estaba sencillamente despampanante. Los ajustados
vaqueros negros remarcaban a la perfección sus largas piernas y ese maravilloso
trasero. Su esbelta figura quedaba perfilada por la blanca camisa femenina que
alzaba con sutileza sus pechos, contrastando con la chaqueta de cuero negra a
juego con las botas de tacón bajo. El conjunto, a pesar de ser sencillo y
oscuro, destacaba a la perfección la perlina piel de Kate y su clarísimo pelo
rubio, rebelde y revuelto como siempre. Sensualidad
salvaje… Sin ninguna duda…
(KATE)
Me
estaba dando un ataque al corazón. El plan de Loren era perfecto pero… ¿Y si no
le gustaba? ¿Y si era demasiado? Agité de nuevo mi pelo, aguantándome las ganas
de tirarme de él. ¿Debería haberme peinado? Yo no suelo peinarme… habría
quedado demasiado raro… Me froté la cara, donde la ausencia de maquillaje era
palpable… ¿No tendré cara de zombi? Soy muy paliducha y no he dormido mucho las
últimas semanas… ¡Aarg, señor! ¿Por qué demonios estoy tan nerviosa? Ni que
fuera la primera vez que tengo una cita…
Un
suave carraspeo, casi tímido, me hizo levantar los ojos del suelo, al que me
había anclado los últimos quince minutos… y lo que vi, me cortó la respiración.
- Preciosa.
– Susurré, lo suficientemente alto para que el hermoso ángel de mis sueños
coloreara de un rojo natural sus mejillas. Mi corazón aleteaba tan fuerte
contra mi pecho que mis oídos se embotaron con su sonido, con un ritmo propio,
acelerado y profundo… Por primera vez, me permití mirar a Liz con algo más que
puro deseo… No, esta vez, la promesa de algo más arrasó con mis defensas como
una estampida.
Kate, estás perdida…
(LIZ)
No
podía dejar de sonreír mientras bajábamos corriendo la décima avenida. Kate se
había negado a decirme a donde me llevaba, pero fuera a donde fuera, seguro que
era perfecto.
Ahora,
sintiendo como tiraba de mí agarrando mi mano, mis emociones estaban subidas a
una montaña rusa. La emoción y el miedo a lo que pudiera pasar me tenía
literalmente temblando. ¿Me besará esta
noche? Yo quiero que me bese… ¿Y sí la beso yo?
Al
girar por la calle 51, Kate se volvió hacia mí con una amplia sonrisa… Sí ella no me besa… lo haré yo… Ahora
entiendo lo de la ropa interior sexy…
Cuando
al fin nos paramos, ambas estábamos jadeando de tanto correr. Sin soltar su
mano en ningún momento, alcé la viste y mis ojos se abrieron como platos.
¡Estábamos en el Gershwin!
-
¡No me lo creo! ¿Vamos a ver Wicked? Pero si hay que comprar las entradas con
semanas de antelación. – Dije asombrada. Por toda respuesta, Kate hizo una
endemoniadamente sexy mueca y tiró de mí atravesando la calle peatonal que
cruzaba el edificio. Sin embargo, al llegar a las puertas del teatro, siguió
adelante, hasta llegar a una pequeña puerta verde casi oculta en uno de los
laterales del edificio. Llamó tres veces con golpes secos y a los escasos segundos
un atractivo chico negro con varios papeles en los brazos y un audífono nos dio
la bienvenida.
-
¿Tú debes de ser Kate, verdad? – Preguntó el chico con voz grave. Debía de
tener nuestra edad, porque a pesar de ser altísimo aún tenía un rostro muy dulce.
-
La misma. – Respondió Kate, dándole la mano como pudo. – Y esta de aquí es Liz.
-
Encantada Liz, yo soy Scott. Daos prisa si no queréis que los pasillos se
llenes de actores corriendo… sólo quedan diez minutos para que empiece. – Dijo
al tiempo que nos metía dentro del edificio y nos colocaba rápidamente unos
pases que ponían “Pase Especial” – Tenéis suerte de que conozca a Stephen
personalmente, si no me habría sido imposible colaros.
-
¿Quién es Stephen? – Pregunté mientras esquivábamos a varios chicos cubiertos
de cables.
-
Stephen Sposito. Es el director residente de la obra, es bastante joven y muy
agradable… sin duda uno de los mejores jefes que he tenido desde que soy
ayudante.
-
¿Y de qué conoces a Loren? – Preguntó Kate, al tiempo que subíamos unas
escaleras muy estrechas. Me seguía encantando que no soltara para nada mi mano.
-
Vamos juntos a las clases de Derecho Civil I y Derecho Romano. Me salvó el culo
en el último trabajo de derecho romano que hicimos… odio esa asignatura. Sí,
muy bonito y sí… es el comienzo de todo, pero no hay humano que se pueda
estudiar semejante libro sin que le estalle la cabeza… bueno sí, Loren lo hace.
– Dijo con una sonrisa. – Estoy bastante seguro de que llegará a Fiscal… Todos
los profesores están encantados con ella y desde que Veracruz la sigue a todas
partes se ha vuelto casi intocable.
-
¿Veracruz? ¿Te refieres a Lola? Pero si es un cielo de chica… no habla muy bien
aún pero es muy dulce. – Dije, recordando a la bajita morena que seguía a Loren
y Susan cada vez que estaban en la facultad.
-
Sí, sé que es muy dulce, pero yo no me la jugaría tanto. Su nombre completo es
María Dolores Veracruz Valdés y ¿a que no sabéis de quién es hija única? – Kate
y yo nos paramos en seco.
-
¡No jodas! – Dijimos al unísono, haciendo que Scott se riera.
-
Sí, el mismísimo gran capo cubano en Nueva York. Supongo que pensó que metiendo
a su hija de abogada ganaría algunos puntos con la fiscalía… aunque no sé yo…
en la facultad hay rumores de que el decano recibió una paliza por negarse a
admitir a Lola por no hablar inglés… no sé si es cierto, pero cada vez que el
decano ve a Lola sale por patas.
-
Cielo Santo… ¿Lola sabe algo de eso? – Pregunté una vez continuamos nuestro
camino. ¿Cuántas escaleras más tenemos que subir?
-
Por lo que me ha dicho Loren, creo que no. Ella no se cree nada de eso. Yo no
hablo muy bien español, pero por lo poco que he hablado con Lola no la veo ni
matando una mosca, tal vez sólo sean habladurías. – Scott parecía un chico muy
agradable, aunque sinceramente la conversación no me interesó demasiado una vez
llegamos a la planta de arriba… Si se le podía llamar así. – Bueno chicas, aquí
está vuestro palco privado. – Y ciertamente lo era. Había cuatro butacas
antiguas colocadas en fila justo al borde de una pequeña baranda metálica. Por los
materiales de construcción esparcidos por la pequeña sala, se notaba que estaba
en obras. En unos de los rincones, había una par de mantas marrones, algunos
refrescos y una enorme bolsa de palomitas de colores. – Seguramente preferís algo
con alcohol, pero no pienso dejar a dos menores aquí arriba emborrachándose.
Intentad no apoyaron mucho en la baranda por el lado derecho y usad las mantas,
aquí arriba no llega la calefacción del anfiteatro por los respiraderos.
-
Así está perfecto Scott. – Dijo Kate con una sonrisa. – Por cierto, en cuanto
puedas mándame un mensaje al móvil, me gustaría que vinieras a nuestra cena de
Acción de Gracias… Creo tener entendido que también eres de lejos.
-
Sí, lo cierto es que soy de Scranton
y la economía no está tan bien en casa como para ir en Acción de Gracias… Me
encantará ir con vosotras, aunque no sé qué haré con tanta chica junta. – La media
sonrisa de Kate me dijo que tramaba algo.
-
No te preocupes, nuestro vecino Josh también vendrá… seguro que os caéis muy
bien. – Scott asintió con modestia y se retiró después de una rápida despedida.
– Pobre Josh… no va a poder resistirse… eso le pasa por estar pidiendo cada dos
por tres un mulatito… ahora le va a tocar probar el chocolate negro. – Sin comprender
nada, vi como Kate se giraba hacia mí con una sonrisa, que rápidamente se
desvaneció de su rostro. – Quiero decir…
ya sabes… siempre está con eso de que le gustan morenos y yo… no soy racista ni
nada, es sólo que… Mejor me callo. – No pude evitar sonreír al verla tan
incómoda… en la calle y con Scott había sido la misma de siempre… pero cuando
nos quedamos solas de nuevo, volvió a ser la misma chica nerviosa de esta tarde.
-
Kate, no te preocupes… no he pensado nada de eso… aunque no he entendido el
comentario. Scott no parece…
-
Lo es… cualquier hombre que no te haya mirado esta noche es cien por cien Gay. –
Sentí como mis mejillas ardían por el comentario. Lo había dicho sin un ápice
de arrogancia, ni siquiera parecía haberlo dicho por cumplir… lo había soltado mirándome
tímidamente a los ojos, con su preciosa piel blanca coloreada de rojo.
-
Es muy amable de tu parte decir eso. – Susurré.
-
No estoy siendo amable… solo digo la verdad. – El pulgar de Kate hizo pequeños
círculos en la palma de mi mano. La pequeña y tierna caricia me arrancó un
escalofrío involuntario. - ¿Tienes frío? Podemos…
-
No, no tengo frío… - Dije muy bajito… tanto, que Kate tuvo que inclinarse un
poco hacia mí para escucharme mejor. El calor y el aroma mentolado de su
aliento llego a mi nariz, provocándome otro pequeño escalofrío… No, esto no es un escalofrío… esto es… -
Kate… - Susurré.
-
¿Sí? – Susurró aún más bajito Kate, sin alejarse de mí. Mi garganta se agarrotó
mientras mis manos subieron por sus brazos hasta asentarse en sus hombros… La
siguiente frase que debía salir de mis labios conllevaría un valor que no
tenía, y aun así salió de mis labios de forma temblorosa.
-
Ahora… voy a besarte… ¿De acuerdo? – Mi cuerpo se alzó en respuesta, al sentir los
brazos de Kate rodearme por la cintura y unir por completo nuestros cuerpos de
cintura para abajo. Al instante, noté
como algo se agitaba en mi interior… La música que presentaba el musical acaba
de comenzar y sin embargo mis ojos permanecieron anclados con garras y dientes
a eso ojos tan oscuros como la noche, que poco a poco se estaban convirtiendo
en dos grandes pozos negros de… Oh Señor…
En
un solo movimiento, mis manos agarraron su nuca mientras su cabeza se inclinaba
ligeramente, capturando mis labios en un beso tan dulce y profundo que embotó
por completo mis sentidos. No había ni un solo ápice de espacio entre nosotras
mientras nuestros labios se exploraban y se conocían por primera vez.
Despacio,
pero con decisión, mis dedos fueron profundizándose en su pelo, apretando cada
vez un poco más cerca sus labios a los míos. Tenía que luchar por no lanzarla
al suelo con brusquedad buscando un mayor contacto. Sentía mi piel caliente y las
palmas de mis manos no parecían calmarse con la escasa piel que podían tocar…
Tan absorta estaba en los pequeños gemidos que conseguían mis manos al
acariciar su cabello, que me sorprendí al escuchar el mío propio, después de
que su lengua acariciara la mía por primera vez. Ya no puedo aguantarme más… ¡No puedo!
En
un rápido movimiento que nos sorprendió a ambas, empujé a Kate hacia el suelo,
dejando caer la molesta gabardina lejos de nosotras.
-
Liz no… - No la dejé hablar más. No sabía lo que me pasaba, pero no podía
parar. Cada caricia de sus manos me arrancaba espasmos y gruñidos de ansia. De un
tirón, le quité la chaqueta de cuero y comencé a quitarle la camisa lo más
delicadamente que pude, a pesar de mis temblorosas manos. Sin embargo, al
llegar al tercer botón y comenzar a disfrutar de una vista más que deseable,
sus manos me detuvieron. – Liz… no… tenemos por qué… hacer esto. – Jadeó,
respirando profundas bocanadas, con el rostro completamente enrojecido. – Yo…
tú… me gustas… muchísimo. Y no quiero estropear lo que podamos tener sí…
-
Kate. – La acallé, sentándome a horcajadas sobre sus piernas. – Si no me haces
el amor ahora mismo, voy a quemar todo el maldito teatro. – Alcé una de mis
manos y me deshice el lazo, dejando caer mi pelo sobre mis hombros…Se acabó la niña buena…No, nunca más… A Liz…
No… A Elizabeth le gusta tener a Kate suspirar bajo ella, completamente
acalorada por mis besos… y a Dios pondría por testigo si no sentía a Kate
dentro de ella o mejor… - Y créeme, no pienso dejar ni un solo rincón de tu
cuerpo sin que mi lengua pase por él… he esperado demasiado tiempo para esto. –
Me quité con ambas manos la camiseta de licra, disfrutando viendo como la
expresión anonadada de Kate pasaba rápidamente a una más salvaje… Sí, eso es… esa es la Kate de la que me
enamoré…
(KATE)
Tenía
que estar soñando. Esto no era posible. ¿Dónde estaba la dulce y tímida Liz? La
chica que tenía delante se parecía demasiado a la de mis sueños más tórridos. Mi
estómago se contrajo al ver como Liz se quitaba la camiseta y un precioso
sujetador de encaje rojo quedaba a la vista… tan traslúcido que podía
distinguir los pezones erectos bajo la tela…
Y como
si hubieran pulsado un botón en mi interior, dejé de preocuparme de si lo que
estaba viviendo era correcto o no… de si era un sueño… y si lo era, no iba a desaprovecharlo…
Con
un sonido más parecido a un rugido, me alcé al tiempo que mis manos recorrían su
plano vientre, hasta alcanzar sin pudor alguno esos redondos y grandiosos
pechos. Instintivamente, mis manos se cerraron sobre ellos al notar como Liz se
arqueaba buscando un mayor contacto. La vibrante imagen de Liz contorsionándose
sobre mí, semidesnuda, casi me hizo irme demasiado rápido, pero ni en sueños me
iría sin hacer algo que llevaba soñando desde que la vi por primera vez en ese
endemoniado traje de animadoras… ayudándome con mis manos, hundí mi cara entre
sus pechos, recorriendo con la lengua el húmedo canalillo, hasta notar el
cierre delantero con mis dientes…
Después
de un tirón algo incómodo, mis dientes consiguieron abrir el cierro… o romperlo…
me daba igual… y ver esas preciosas montañas botar a escasos centímetros de mi
cara. Antes incluso de que mis labios los tocaran, las manos de Liz me instaron
a besar su pezón izquierdo, dejando salir el sonido más hermoso que había
escuchado en mi vida.
Sin
apartar mi lengua ni un instante de su piel, la deslicé hacia el otro pecho, recreándome
en mis círculos hasta morder con cuidado la punta, creando un pequeño agudo en
su voz… era como tocar el instrumento más hermoso del mundo… con sonidos únicos
y melódicos…
El
repentino frío me hizo percatarme de la ausencia de mi camisa, que había sido
quitada casi con sigilo mientras me recreaba con sus pechos. Casi al instante,
mis pechos quedaron libres de mi sencillo sujetador negro y siendo abordados
por manos ansiosas… juguetonas…
El
sentir sus dedos apretando contra mis pezones fue casi agónico mientras
nuestras lenguas se volvían a encontrar… ese dulce néctar que contrastaba con
el sabor picante y caliente de su cuerpo…
Las
cosquillas en mi vientre me dijeron que Liz estaba intentando bajar más allá… y
antes de que continuara la convencí, con una fuerza de voluntad que no sabía
que tenía, para que al menos tendiéramos las mantas en el suelo.
Eso
a penas nos llevó unos segundos… los suficientes para echar de menos su piel
contra mis labios…
Antes
de tumbarnos de nuevo, Liz deslizó la falda por sus caderas, lanzándola sobre
su gabardina roja, del mismo precioso color que ese maravilloso bikini con…
- Oh Señor… - Jadeé, bajándome rápidamente
mis pantalones y el resto de mi ropa interior. Ese endemoniado conjunto tenía
una apertura muy oportuna en un lugar muy delicado, mostrando el escaso y claro
vello rubio entre sus piernas.
Casi
me corro al ver como Liz miraba con hambre el mismo lugar en mi cuerpo al que
yo veneraba en aquel momento en el suyo. Nuestras manos y leguas se volvieron a
ensalzar en una búsqueda infructuosa de fusión. Mi cuerpo ardía en cada lugar
por el que pasaban sus manos… Era tan condenadamente bueno…
Me
senté sobre las mantas, sentándola sobre mí, con las piernas abiertas… quería
poder disfrutar de sus labios y sus pechos sin problemas mientras la llevaba a
la gloria. Sabía que era su primera vez… pero su ansia y la humedad que
empapaba mis propias piernas me nubló el juicio por completo, adentrándome en
su interior con dos dedos desde atrás…
Su
grito de sorpresa y ardor coincidió con la voz en coro de los actores sobre el
escenario… apreté su cuerpo contra el mío, dejando que su clítoris rozara
directamente con mi vientre en cada embestida… poco a poco, los sonidos de
ligera molestia comenzaron a ser jadeos entrecortados… Al cabo de unos
segundos, era ella la que bajaba y subía en mi mano, buscando la liberación…
notaba como la mía, mientras tanto, se iba formando al sentir su movimiento
sobre mí…Oh Señor… tengo que aguantar…
ella apenas me está tocando y yo… estoy casi a punto… Oh… Joder…
Sin
poder aguantar más… deslicé una mano entre nuestros cuerpos, acariciando su
centro por primera vez con mis dedos, al tiempo que mis nudillos acariciaban
ligeramente el mío…Uno… dos… y mis labios fueron invadidos por su boca,
ahogando ambas un grito desesperado al llegar al orgasmo…
A pesar
de mi estado de descontrol, seguí moviéndome entre nosotras, proporcionándonos algunos
minutos más de placer, antes de que mis brazos la estrecharan con fuerza, con
miedo de que se desvaneciera.
Las
finísimas gotas de sudor de su cuello fueron besadas con veneración mientras su
respiración me hacía cosquillas en la oreja… sentía mis manos temblorosas, húmedas
de su excitación, rodear su cuerpo con desesperación, mientras ella mantenía
una de sus manos hundidas en mi pelo y la otra abarcaba toda mi espalda… arrancándome
espasmos de placer cada vez que sus caricias se volvían más curiosas.
- ¿Cuánto…
dura la obra? – Jadeó en mi oído.
-
Dos horas y media… - Le respondí, sintiendo la boca seca la notar como pellizcaba
con sutiliza mi trasero.
-
Bien… hay tiempo. – Dijo, besando mi cuello con tranquilidad y dedicación,
hasta darme un pequeño mordisco en el lóbulo de mi oreja, arrancándome una
sonrisa.
-
¿Tiempo para qué? – Pregunté con picardía.
-
Bueno… - Comenzó, moviendo su dedo índice por mi barbilla. – Un musical suele
constar al menos de tres actos… - Susurró. – Y por lo que yo sé… - Deslizó su
dedo entre mis pechos… - Sólo hemos acabado el primero… - Cogí aire con fuerza
al notar como capturaba con delicadeza mi clítoris entre sus dedos. – Y creo
recordar que en el segundo acto tengo un solo… - Sin apartar sus manos de mi…
fue bajando, dedicándole varios segundos más de los previstos a los pechos…
hasta llegar a mi ombligo y deslizar su lengua hacia abajo…
-
Liz… - Gemí, al sentir su lengua sobre mi caliente humedad.
-
Elizabeth. – Susurro, alzando momentáneamente la cabeza. – Cuando estamos así,
quiero que me llames Elizabeth…
- ¡Elizabeth!
– Casi grité, al sentir como sus labios se cerraban sobre mí.
-
Perfecto… ahora canta para mí, Katherine…
Nota de la Autora: ¡Dios, por fin lo he acabado! ¿A valido la pena la espera? Y sí, nuestra tímida y recatada Liz es así... me la imaginé así desde el principio... ¿Un personaje ardiente no os parece? Quería avisaros también que la publicación de esta historia el martes no se hará, ya que estoy en medio de un proyecto que tengo que presentar a principios de Septiembre... Sí sale bien, será bastante interesante, además de que quiero comenzar a estructurar bien la historia de Stigma, con la que estoy muy entusiasmada. También deciros, que por desgracia, no tengo demasiado tiempo, y lo más probable es que no haya un epílogo más de Oculta Entre Las Sombras, al menos por ahora... ya veré más adelante. El próximo capítulo de |PLMDÉ, LEAE| se publicará la semana que viene... entre semana, no sé cuando y que el capítulo de Wild & Wise de mañana también irá retrasado, ya que trabajo por la mañana y en este caso quiero hacerlo todo bien. En fin, os dejo ya en paz... Espero que hayáis disfrutado de este capítulo, deciros que Wicked me encanta y aunque no lo haya visto en persona es uno de mis musicales preferidos (aunque tampoco he visto tantos) y deciros que Scott irá apareciendo de vez en cuando... ¡Hasta Mañana con Wild & Wise y feliz Lectura!
El ratón se comió al león nunca mejor dicho jaja
ResponderEliminarMuy buena historia sigue así.
Saludos
Se me acaba de freír el cerebro, la espera valió pero muchísimo la espera, sólo estoy dejándote mi comentario para que sepas que me has dejado en las nubes, creo que aún estoy flipando... Dios mio, ni en mis mejores escenarios este capítulo sería tan espectacular.
ResponderEliminarVos sos la mejor de verdad muchas gracias por trasnocharte y darnos tan excelente capítulo.
Saludos, abrazos y te deseo mucha suerte en tus proyectos tanto académicos como literarios y por favor descansa que nosotras queremos Bella para rato y obvio con mucha salud.
Luisa V.
Muchas gracias por este capitulo me encanto sige asi mucho suerte en tus proyectos sigue asi saludos dese cuautla moleros
ResponderEliminarMe encanto el capítulo.
ResponderEliminarÉxito en tu proyecto, saludos
Luna
Cada minuto de espera ha valido la.pena me entro desesperacion , para pasar el tiempo tuve q limpiar todo empezando mi habitacion y limpiar el baño y asi para mantenerme ocupada y no comerme las uñas jejejeje.
ResponderEliminarGracias por todo lo que haces por nosotras.
Besos y abrazos.
Maria Rene
P.D:Te lo suplico!!!! Escribe el epilogo de oculta entre las sombras, lo dejaste en la mejor parte.
Wooooow sin duda alguna ha válido la pena, cuando pienso que no puedo estar más enganchada a una de tus historias vienes y me sorprendes con un capítulo jodidamente inimaginable y espectacular, muchísimas gracias por tu constancias con los capítulos, espero los proyectos que tienes en puerta vayan de lo mejor.
ResponderEliminarAG, México
Exelente capítulo, gracias por compartir tus historias... Saludos desde rep dom
ResponderEliminarE S P E C T A C U L AR!!!! Bravo
ResponderEliminarAplauso sostenido!!!
waao, es que estoy todavía boquiabierta
me ha encantado, mil gracias por este capítulo, por tu constancia, por tu talento
Un fuerte abrazo, muchos éxitos en todos tus proyectos
Cuídate mucho ;)
Olé, olé y olé
ResponderEliminarSin palabras con el capitulo ,de verdad q valió la pena la espera ;-)
ResponderEliminarEres una gran escritora y te aseguro q te esperan muchos exitos
Besos
M.S(galicia)
Ufff maravilloso
ResponderEliminarEsperando con algo más que ansía el proximo