PARTE I
29/04/15 (09:30h)
La
pequeña Fiona canturreaba una canción mientras recolocaba a mamá Jillian en la
cocina. Hoy mamá Jillian estaba perfecta en su vestido de coctel rosa… la
pequeña Sophie y el pequeño George estaban jugando juntos en el cuarto de
juegos y papá Benjamin estaba ocupado dejando el jardín perfecto para que los
invitados de la noche envidiaran su magnífico jardín…
-
¡Fiona! – Gritó su madre desde la cocina. - ¡Fiona! – Suspiré y salí de mi
cuarto, asomándome por las escaleras.
-
¿Sí mamá?
-
Fiona cielo, hace un día precioso… ¿Por qué no sales a jugar fuera? Peter y sus
amigos están jugando fuera a la pelota, seguro que puedes jugar con ellos…
-
Pero mamá… Peter nunca me deja jugar con él… - Dije con un puchero.
-
Anda sal… y no olvides ponerte una rebeca. Aun hace un poco de fresco. – Fiona,
molesta, entró en su habitación de nuevo y cogió su rebeca azul del vestidor. Aunque
antes de salir de la habitación de nuevo, se giró hacia su casa de muñecas.
-
No te preocupes Jillian, volveré a tiempo para ayudarte con la cena y vestir a
los niños…
Fiona
bajó las escaleras y recibió un beso en la mejilla de su madre, que con su
habitual vestimenta de limpieza, es decir, un chándal gris, llevaba consigo una
aspiradora.
-
Toma cariño. – Su madre le tendió una pequeña piruleta de limón, de las que
solía dar a los niños en su consulta, la abrió sonriente y se la metió en la
boca. Le tendió otra de color verde. – Esta para tu hermano… y dile que no
quiero que venga perdido de barro… que intente jugar en la calle.
-
Sí, mamá. – Respondí, saliendo de casa.
Cuando
estuve lo suficientemente lejos de la puerta, me metí discretamente la piruleta
verde en el bolsillo, mientras degustaba una y otra vez de su sabor favorito.
No
muy lejos de su casa, su hermano Peter, de 13 años, estaba jugando al fútbol
con sus amigos, pero no quería jugar con él… él siempre se metía con ella. Así que
se dispuso a dar un pequeño paseo por el barrio y ver si encontraba algunas
flores bonitas para el jardín de su casa de muñecas.
Dando
pequeños saltos y tarareando de nuevo la canción principal de sus dibujos animados
favoritos, Fiona comenzó a alejarse de su casa. Vi a la anciana señora Jensen
regar su jardín con parsimonia, así que esta vez no podría coger algunas de sus
petunias… el señor O’Brien también estaba en el jardín, metiendo sus cosas en
el maletero para ir al trabajo mientras su hija Gloria, de 6 años, jugaba a las
muñecas en las escaleras de la entrada… los O’Brien no tenían flores en su jardín,
sólo tenían ese feo césped artificial…
Fiona
siguió avanzando por el barrio hasta que llegó a la última casa de la calle. Hasta
hace poco, esta casa estaba abandonada, pero tres meses atrás, una familia de
otro condado la compró y la restauró por completo… a Fiona le encantaba, era
como ver una casa de muñecas a tamaño real. No conocía en persona a la familia
Morrison, pero su madre decía que eran personas muy agradables, siempre
ocupados con sus trabajos, y su hija, de 23 años, estaba fuera porque estudiaba
su post-grado en la universidad de Pensilvania.
Fiona,
curiosa, se asomó al inmenso y magnifico jardín, lleno de toda clase de flores.
La semana pasada, cuando volvió del colegio, la familia Morrison no tenía
ninguna flor… a lo mejor habían contratado a un jardinero para dejar la casa aún
mejor… o para dar envidia, como decía mi padre.
Mirando
de un lado a otro, comprobó que no había nadie cerca, y se coló en el inmenso
jardín de los Morrison. De puntillas, se asomó al garaje, comprobando feliz que
el coche no estaba. Se acercó a la enorme cantidad de tulipanes de todos los
colores que había cerca de la pequeña alberca. Una vez sus manos estuvieron
llenas de tulipanes amarillos, naranjas y rojos, se puso a jugar un rato con
los pequeños renacuajos que estaban creciendo en la alberca, hasta que escuchó
el sonido de una puerta abriéndose.
Fiona,
asustada, se asomó a la parte de atrás, donde vio una ventana abierta. Escondió
los tulipanes detrás de los demás y se acercó… no quería que la pillaran con
las manos en la masa. Cuando llegó a la ventana y se asomó dentro, no vio a
nadie.
-
¿Señora Morrison? – Preguntó al interior de la casa sin recibir respuesta. - ¿Hola?
– Al inclinarse dentro, Fiona se resbaló y cayó de bruces dentro del salón. – ¡Auuhh!
– Gimió de dolor. Se había raspado la rodilla con el borde de la ventana. No sangraba,
pero escocía a horrores. Se levantó algo tambaleante y comenzó a pedir ayuda. -
¡Señora Morrison! ¡Me he caído! – Gritaba… a lo mejor, si ponía su mejor
puchero, la señora Morrison no le preguntaría que hacía en su jardín.
Avanzó
por la casa, sin escuchar un alma. Gritó a las escaleras, por si había alguien
en la planta de arriba, pero tampoco obtuvo respuesta. Se dirigió a la cocina, asombrándose
de lo preciosa que era… al igual que toda la casa, la cocina tenía un aire antiguo,
pero cuidado, no como su casa… que era tan moderna y sosa para su gusto.
Tan
traviesa como era, vio el bote de galletas encima de la despensa, y de nuevo
comprobando a los lados, lo agarró rápidamente y tirando el palo de la piruleta
detrás de unos platos, abrió el bote y se metió con gusto una enorme galleta
con pepitas de chocolate en la boca, guardándose otra para luego. Las dos
primeras mordidas supieron algo extrañas, por la mezcla del sabor a limón y
chocolate, pero pronto pudo disfrutar por completo del sabor de la masa y las
pepitas de chocolate.
Fue
entonces, mientras se limpiaba con fruición los dedos y cogía la otra galleta
de su bolsillo, que entró en el comedor de la casa, dejando caer la galleta al
ver a la familia Morrison sentada por entero en la mesa del comedor.
-
Lo siento mucho, yo… - Comenzó a decir Fiona, hasta que se acercó más a la
mesa, abriendo mucho los ojos y comenzando a gritar de completo horror.
29/04/15 (10:15h)
(AMELIA)
Nunca
había ido al gimnasio de la estación de policía por la mañana, pero siempre hay
una primera vez para todo.
Hoy
no había podido hacer mi rutina de todas las mañanas por culpa de una nueva
discusión con Troy. Desde el desastre de Paul y Cammie se había vuelto
insufrible.
Quería
que hablara con Cammie para convencerla de que volviera con Paul, y es que de
verdad, a veces los hombres son idiotas. No pensaba forzar a Cammie a volver
con Paul. Si yo hubiera estado en la piel de Cammie habría hecho exactamente lo
mismo. Puede que no hubiera sido tan extremista como para romper una relación
de tanto tiempo, pero puede que su relación no fuera tan maravillosa como se ve
a simple vista. Tal vez eso fue simplemente la gota que colmó el vaso…
Apreté
el botón de Start de la cinta de correr y lo subí hasta el nivel 10… asombrosamente,
la mayoría de los policías que había a mi alrededor estaban en una condición
física precaria. Los que nos estaban gorditos y hacían pequeños esfuerzos para
sudar lo que acababan de desayunar, estaban, a mi parecer, atrofiados con un exceso
de músculos en los lugares equivocados. Un policía no necesita tener los brazos
tan fuertes… es muchísimos más preferible tener las piernas resistentes y
rápidas… aunque claro… tal vez esos policías querían evitar cualquier altercado tan solo con mostrar sus uniformes apretados… o ligar, ya que más de uno había
tenido el descaro de repasarla sin reparo.
Treinta
minutos después, ya tenía la respiración pesada y el corazón a mil por hora. Me
bajé de la cinta y me dirigí a las máquinas de pesas. Estaba preparándome para
hacer unas cuantas sentadillas cuando escuche el sonido de unas pesas pesadas
caer en su soporte. Instintivamente, casi todos los presentes miraron hacia
allí, por si alguien había resultado herido, pero pronto, todos desviaron la
vista sin más, sólo era Jackie, dijeron algunos. Pero yo no pude apartar la
mirada.
Sentada
en el banco de pesas, Jackie se estaba secando el sudor del cuello al tiempo
que se quitaba la cinta que sujetaba su clarísimo pelo rubio. Absurdamente, al
mirar su vientre, pensé en que por mucho que Troy intentara ponerse en forma,
nunca conseguiría tener un vientre tan tonificado.
Jackie,
tal como se adivinaba en su porte, era una militar sin uniforme. Los hombros
ligeramente anchos y fuertes, el abdomen dibujaba precisamente una tableta de
chocolate blanco perfecta, aunque sólo se podía adivinar cuando se inclinaba o
se giraba, manteniendo el cuerpo así en armonía. Estrechas caderas y culo
pequeño y prieto coronaba unas piernas largas y finas. Jackie tenía un cuerpo
precioso de corredor de fondo. Sin esas horribles venas saltadas de los
extremistas… tenían la carne suficiente en el cuerpo para que su figura delgada
y tonificada siguiera siendo femenina y fuerte a la vez.
En
un ágil movimiento, Jackie tiró la toalla al cesto de toallas sucias y se
dirigió a las duchas. Cinco minutos más tarde, cuando terminé mis repeticiones
de glúteos y piernas, me dirigía hacia el vestuario para coger mi toalla y mis
geles de ducha, ya que los de la estación de policía eran un martirio para el
pelo de cualquier mujer.
Una
vez que tuve todas mis cosas, me desnudé rápidamente, ya que no me gustaba
mostrar mucho mi cuerpo, a pesar de estar completamente en forma… odiaba ver
como otras mujeres observaban las marcas de mi pasado con curiosidad… Troy me
decía que si tanto me molestaba, por qué no me las hacía quitar… pero yo
siempre respondía lo mismo… me ayudan a no olvidar.
Dirigiéndome
a las duchas con la toalla tapándome toda la zona delantera, abrí la cortina de
una de las duchas individuales y dejé mis cosas al borde de la pared. Entré rápidamente
y al girarme para cerrar la cortina, casi la arranco.
Desde
donde me encontraba, podía ver perfectamente a Jackie ducharse en la zona
abierta de duchas, sin pudor alguno. Tenía los brazos apoyados en la pared y
dejaba que el agua le cayera directamente en la espalda… Desnuda… Desnuda… ¡está completamente desnuda! Para mi horror, como
si hubiera escuchado mi grito interno, Jackie alzó la vista y sus ojos se
encontraron con los míos, después de que sus ojos me repasaran por entero. Pude
ver como sus ojos pasaban del interés al asombro antes de cerrar con fuerza la
cortina y taparme instintivamente. ¿Me
acaba de dar un repaso? No, no es
posible…
Fuera
como fuera, no pude evitar tocar mis pechos y notar con sorpresa, como mis
pezones estaban firmes y duros bajo mis manos…
29/04/15 (10:55h)
(JACKIE)
Casi
me resbalo en medio del baño de la impresión.
¡Oh joder! Le acabas de hacer un repaso
más que descarado a Amelia… ¡Mierda!
Me
dirigí rápidamente a las taquillas sin taparme si quiera, mirando de vez en
cuando rápidamente a la ducha que tenía la cortina cerrada y el vapor de agua
caliente saliendo por todas partes…
Joder… encima me ha pillado… ¿Cómo coño
iba a saber que era ella? Eso me pasa por empezar por abajo…
Tiré
con fuerza de la toalla de mi taquilla y comencé a secarme con fuerza, hasta
que secar una parte especifica de mi cuerpo me arrancó un gemido involuntario… ¡Mierda!
De ella no Jackie… fíjate en la tía que
quieras… acuéstate con Vivi hasta que te duela… pero no te fijes en ella joder…
sabes cómo es, sabes que tiene novio… la atracción sexual en el trabajo es una
mierda y lo sabes… así que bájate los humos y dile a tu coño que se tranquilice…
Oh joder… que pechos tiene…
Sin
poder evitarlo, recordé esos maravillosos pechos, tan… grandiosos… sí, no había
otra palabra para ellos… grandes, lechosos y coronados sorprendentemente por
unos pezones rosados y firmes… Seguro que
son tan blanditos y jugosos como parecen…
Agité
la cabeza con fuerza e intenté inútilmente pensar en otra cosa mientras me
vestía rápidamente… pero al intentar quitarme sus pechos de mi cabeza acabé con
otra zona del cuerpo sorprendentemente descubierta y limpia que me arrancó un
ronco sonido en la garganta…
Jesús… es como si te dijera “¡Eh! ¿Te
gustaría probar? Después de beber de aquí nunca más tendrás sed…”
El
estridente sonido de mi móvil me sacó de mi estado lobuno pervertido.
-
Wild. – Respondí, con la voz algo más ronca de lo que debería.
-
Jackie, tienes que ver esto… - Le dijo Daniel Long, otro compañero de
homicidios. – Es… joder… aún tengo arcadas…
-
Vale Dan, ¿Qué ha pasado? ¿Habéis encontrado algún cadáver putrefacto y tu
estómago de nenaza no lo puede soportar?
-
No digas gilipolleces, Wild. Esto es serio. – Dijo molesto. – Una niña se ha
podido quedar traumada para toda la vida… esto es… espeluznante…
- ¿Puedes
decirme de una vez qué ha pasado? – En ese mismo instante, vi como Amelia salía
completamente tapada de la ducha, mirando hacia el suelo mientras se dirigía a
su taquilla. La has cagado Wild…
-
Están… no sé cómo decirlo, tienes que verlo… este tío está mal de la olla Wild,
en serio… esto es insano… es asqueroso… - Escuché al otro lado del teléfono fuertes
arcadas y un sonido desagradable que me puso el vello de punta. Dan estaba
vomitando.
- ¿Mejor?
Pregunté cuando Dan volvió a acercarse el teléfono al oído.
-
Supongo… Jackie… los cuerpos están…disecados. – Dijo Dan finalmente.
-
¿Cómo qué disecados? ¿A qué te refieres?
-
Jackie… este tío… es como un taxidermista… los tienes que ver por ti misma… no
creo que vaya a dejar de tener pesadillas con esto… - Apunté la dirección que
me dio Dan y levanté la mirada a tiempo para ver a Amelia completamente
vestida.
-
Em… tenemos varios cuerpos a las afueras… ¿Estás lista? – Pregunté, notando la
acerada mirada de Amelia sobre mí… Se ha
enfadado, lo sé… Mierda… Puede denunciarme por acoso… Joder…
-
Sí, vamos. – Respondió Amelia rápidamente, saliendo del vestuario.
Simplemente fantástico Jackie, por fin
habíais conseguido algo de normalidad en el trabajo y vas y la jodes… bueno,
eso no, pero casi…
Cogí
mi macuto y me dirigí a la puerta… hoy tenía pinta de ser otro de esos días del
demonio…
Un inicio excelente, dan ganas de seguir leyendo teniendo el alma en un hilo de sabes que paso y.me encuentro con el final.
ResponderEliminarOjala esta historia pudiese publicar a diario.
Gracias por el nuevo regalo.
Besos a la distancia. Maria Rene
Ummm interesante el caso, que pena que solo sea de domingo a domingo
ResponderEliminarMe a gustado el inicio , tengo ganas de continuar leyendo y saber q paso en la casa...misterio
ResponderEliminarM.S(galicia)
uuyyy esto se va a poner buenisimooo muucho misterio aqui jeje ok me ah encantadooo!!! segui asi Nataliaaa!!!
ResponderEliminarbesos desde ARGENTINAAA!!!
Lourdes Avalos
Esta muy buena la historia sería genial si la lograras publicar todos los días :)
ResponderEliminarYa viendo la imagen de esa casa ya me asuste, veo ahí muchos fantasmas horripilantes que me estarían viendo de la ventana jejejeje, en fin pensaras que estoy loca xD, pero tengo mucha imaginación, esperando la continuación... pero antes que cualquier cosa prioriza tu vida, que ya haces mucho con entretenernos con este blog. Yo por mi parte estaré siempre aquí, pendiente de las publicaciones.
ResponderEliminarP.D. No siempre dejo mensajes porque me es imposible hacerlo desde el cel.