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lunes, 17 de agosto de 2015

Por Las Mentiras de Él, La Encontré a Ella Capítulo 2

Capítulo 2



         Llegue a casa de Laura cerca de las 5 de la tarde y tras tomar un par de hondas respiraciones y saltar un par de veces, llamé al timbre del portón.

- ¿Sí?


- Em, hola, buenas tardes. Busco a Laura Johnson. Soy la agente de policía Maxine Kowalski y estuve aquí el…

- Sí, sí. Soy yo, ¡pasa! - Allá vamos Max.

Metí mi Suzuki gs 500 de segunda mano en el gran aparcamiento delantero de la casa y me agarré firmemente al casco mientras avanzaba hacia la puerta. Nada más llegar, Laura me recibió con una amplia sonrisa… Dios, va a ser horrible.

- A penas puedo reconocerla sin el uniforme, agente, y he de decirle que más de una de mis modelos la envidiaría…

- Max, por favor. Ahora no estoy de servicio… y bueno… - Me sentía como un tomate. – Yo siempre fui más de meterme en peleas que de llevar tacones, así que… -Jugué un poco con el casco, venga, vamos allá. - ¿El pequeño Kyle está en casa?

- No, está con mis padres en el club marítimo…el pobre se aburre a horrores, pero quiero que esté con sus abuelos de vez en cuando.

- Bien, no me gustaría que estuviera por aquí cuando se lo diga.

-¿Decirme qué agente…digo, Max?

- ¿Podríamos pasar? – Dije señalando el interior de la casa. – Creo que necesito sentarme.

- Oh, sí, ¡por supuesto! Que descortés por mi parte. ¿Le gustaría tomar un café? ¿Té? – Me preguntó al llegar a vestíbulo.

- Si tiene Tila…

- Por supuesto. – Dijo, mientras la seguía a la cocina y me sentaba en uno de los bancos altos. Esperé a que sirviera dos vasos de tila. Una vez que ambas estábamos una en frente de la otra, sentí la necesidad de deshacer el horrible nudo que se me formó en la garganta y bebí demasiado pronto la Tila, quemándome la lengua. – Cuidado, se va a quemar. – Me dijo con una mirada preocupada.

- Ya. – Respondí, con la lengua hinchada. Laura se levantó y sacó un par de hielos del congelador, los metió en una bolsa transparente y los golpeó contra la encimera, creando cachitos más pequeños. Con curiosidad, vi como echaba los pequeños trozos de hielo en un cuenco y lo colocaba delante de mí.

- Le dolerá un poco, pero si deja que el hielo se deshaga en la lengua, no le dolerá tanto más tarde, aunque me temo que no distinguirá ningún sabor en algunos días. – Siguiendo su consejo, me metí un trozo pequeño de hielo, apretando los dientes cuando el frío pedazo recorrió mi dolorida lengua, dejándola después agradablemente adormecida.

- Gracias. – Dije lo mejor que pude, con el hielo en la boca… Genial, ahora voy a hablar como un retrasado…

- ¿Por qué está aquí, Max? – Me preguntó directamente, cuando ya habíamos pasado más de dos minutos en silencio.

- Yo. – Carraspeé un poco, intentando ganar algo más de tiempo… tenía que poner en orden mis ideas. – Estoy aquí porque creo que es lo correcto. – Respondí al fin, mirándola directamente a unos extrañados ojos verdes.

- ¿Lo correcto? ¿A qué se refiere? – Después de respirar profundamente, vi que la mejor forma de decirlo era contarlo desde el principio.

- Verá, señora Johnson…

- Laura, por favor.

- Laura… hace algo más de seis meses, yo acababa de entrar en la policía, y aunque en las películas lo pongan muy bien, lo cierto es que los primeros meses nos encargamos de los peores trabajos. – Laura sonrió y escuchó atenta…Señor, voy a hacerle daño… - A mí me tocó dirigir el tráfico en una calle muy concurrida, por la mañana temprano, y uno de esos días conocí… a un hombre, algo mayor que yo. Desde ese día, aunque no hiciéramos nada, continué viéndolo, hasta que algunas semanas después comenzamos a salir… todo era muy natural y correcto y fácilmente me enamoré de él… - Tragué con fuerza y dejé pasar unos segundos. – Íbamos al cine todas las semanas y hacíamos ejercicio juntos… cada uno tenía su espacio para su trabajo y así yo llegué a la patrulla motorizada… sin embargo, hace muy poco, descubrí que el hombre del que me había enamorado y con el que llevaba saliendo casi siete meses estaba… casado. – Laura frunció el ceño, indignada.

- ¡Menudo cerdo! – Soltó, con la mirada acerada. – No hay nada peor que un hombre infiel y mentiroso… ¿Y no sabías nada cuando lo conociste? ¿No llevaba alianza?

- No, no la llevaba… supongo que se la quitaría antes de venir a verme… yo… lo pasé fatal cuando me enteré. – Admití, pensando en todas las horas que había pasado llorando sola en casa o en brazos de Jimmy.

- Normal, querida. Cuando alguien te hace daño, y más un ser querido, duele muchísimo… suerte tienes de no haber estado con él más tiempo… ¡Imagínate su pobre mujer! Ajena a todo lo que hace su marido… si es que no lo sabe ya… - Bajé la cabeza incapaz de mirarla. - ¿Querías hablar con alguien por eso? Yo siempre estaré dispuesta a escucharte sí…

- No, no he venido por eso. – La corté, incapaz de escuchar como amablemente se ofrecía a ayudarme. Tuve que contenerme para no llorar mientras seguía hablando. – La semana pasada, cuando vine a su casa, lo primero que pensé fue que su marido era muy afortunado. – Admití, arrancándole a Laura una sonrisa. – Su hijo es un amor y… la viva imagen de su padre. – Laura asintió orgullosa. – Y usted… usted es una mujer de ensueño… es cándida, dulce e inteligente… y una de las mujeres más hermosas que he visto en mi vida. – El rostro de Laura se coloreó rápidamente, azorada.

- Eres muy amable, Max. – Noté como una de mis lágrimas bajaba por mi mejilla sin poder detenerla. Aun podía irme, aun podía dejar que esta mujer fuera… ¿Qué? ¿Feliz con un hombre que la engaña? ¿Feliz en su ignorancia? No puedo hacerle eso…

- Por eso… - Continué, a pesar del horrible dolor en la boca del estómago. – Cuando estaba en su habitación y vi… vi la foto de su marido…yo… - Laura comenzó a cerrar los brazos alrededor de su cintura, esperando.

- ¿Tú qué, Max? – Preguntó, ya no tan suave como antes. Su mirada se había vuelto distante y su cuerpo irradiaba inseguridad.

- Yo… no lo entendí… No entendí por qué William, teniendo todo esto, teniéndola a usted y a Kyle… había…

- ¿Se había acostado contigo? – Preguntó con fiereza, ya sin ápice alguno de amabilidad. Me sentí minúscula bajo su mirada llena de odio y resentimiento… podía ver su lucha… podía ver como intentaba contener las lágrimas y las ganas de pegarme. Yo, a fin de cuentas, era la amante de su marido. - ¿Cuánto tiempo llevas acostándote con él? – Preguntó con firmeza.

- Laura…

- ¿CUÁNTO TIEMPO? – casi gritó.

- Algo más de tres meses. – Respondí con la voz rota.

- Fuera de mi casa. – Sentenció con la voz baja y grave.

- Yo lo… - Intenté disculparme, pero no me dejo.

- ¡FUERA! – Chilló, levantándose del banco y dándome la espalda. La veía temblar de rabia y dolor y sentí el impulso de acércame a ella y abrazarla con fuerza… pero no habría sido correcto. Me levanté del banco y salí rápidamente de la casa, huyendo en mi moto lejos de esa pobre mujer, que no se merecía el daño que le había causado.

***

Era la primera semana de Diciembre cuando al fin el tiempo requirió cambiar nuestro uniforme de verano por el de invierno. Que a mi parecer era mucho más elegante, de color azul oscuro y negro. Jimmy, sin embargo, estaba que no cabía en el suyo. Ver a un mamotreco como él con una camisa de manga larga abotonada hasta arriba era todo un espectáculo…cada dos por tres se quejaba de que se le rompían las camisas y todo por su cabezonería de tener que marcar pectorales.

Mientras me colocaba los guantes y la braga para cuello sonreí con tristeza. Ya hacía más de un mes de mi conversación con Laura… el mismo tiempo de mi corta y absurda conversación con William. Esa misma tarde, quedé con él pare dejarle, y mayor fue mi sorpresa cuando ni siquiera me pidió explicaciones… sencillamente lo aceptó y se fue de la cafetería donde habíamos quedado… Jimmy tuvo que venir a recogerme y se quedó conmigo en mi casa un par de días para obligarme a comer y dormir lo necesario.

Desde entonces me había centrado exclusivamente en el trabajo, intentando evitar las salidas con Jimmy y los demás a bares y clubes. No tenía ganas de nada, además de montar en mi moto, llegar a casa y dormir hasta que fuera necesario volverse a levantar. Jimmy estaba muy preocupado y yo misma sabía que estaba teniendo una depresión de caballo. No hablaba con nadie si no era necesario, no sonreía ni con los mejores chistes de Paul… todo se había vuelto demasiado gris para mí…

- ¡Kowalski! – Me llamaron antes de salir a la calle con el casco en la mano.

- ¿Sí? – Respondí por debajo de la braga, que me tapaba la mayor parte de la cara.

- Alguien te está buscando, está en la sala de espera del primer piso. – Me dijo Berta, la mujer de mediana edad que se encargaba de atender las llamadas en recepción. Le pedí a Jimmy que fuera a tomarse un café, pensando que se trataba mi padre, pues era el único que vivía en San Francisco. Sin embargo, al entrar en la sala de espera, fueron dos personas las que llamaron mi atención.

Una, pequeña y demasiado activa, daba vueltas por la sala corriendo en círculos, mientras la otra, sentada en un rincón de la sala, le pedía que se comportara.

- ¡MAX! – Gritó el niño rubio, saltando a mi alrededor y mirando fijamente el casco de mi mano con entusiasmo. Aun sin creérmelo, le puse el casco como la última vez, ganándome una sonrisa escondida bajo la visera, antes de que el pequeño Kyle continuara dando vueltas por la sala, esta vez, imitando el sonido de una motocicleta.

- ¡Kyle, compórtate! – La mujer, aún más hermosa de lo que recordaba, se levantó de la silla y avanzó hacia mí con elegancia, con unos tacones que parecían calculados para que nuestros ojos estuvieran a la misma altura. – Agente Kowalski. – Dijo suavemente, tendiéndome la mano. Bajándome la braga hasta la barbilla, le estreché la mano, cálida y suave.

- Señora Johnson. – Respondí, sin dejar que ninguna emoción alterara mi voz.

- Siento haber venido sin avisar pero realmente quería hablar contigo. – Dijo Laura, sin dejar de mirarme a los ojos. – Hay una cafetería aquí cerca… y Kyle aún no ha desayunado, ¿Te importaría acompañarnos?

- Claro que no, pero me temo que no tengo mucho tiempo… tengo que salir con mi compañero a patrullar. – Dije, al tiempo que Kyle se paraba delante de mí y se levantaba el casco con ambas manos.

- ¿Puedo ver tu moto? ¿Puedo? – Preguntó entusiasmado.

- Claro campeón. – Dije, ganándome una sonrisa golosa.

- Tranquila. – Dijo Laura, haciendo que volviera a mirarla. – Intentaré no robarte mucho tiempo. – En ningún momento, Laura me había mostrado que siguiera enfadada… aun así, podía notar como sus ojos me analizaban con detenimiento… como si no estuviera segura si confiar en mí.


Sin saber lo que me esperaba, seguí a Laura hasta la calle, respondiendo lo mejor que podía a las incesantes preguntas de su curioso hijo, y deseando que el profundo desasosiego de su presencia desapareciera.


NOTA DE LA AUTORA: Sé que hoy tocaba publicar Wild & Wise, pero la pantalla de mi ordenador murió, y hasta que no consiga una pantalla externa no puedo seguir con la historia. Esta historia, por suerte, la tenía en Dropbox y pude continuarla, para no dejaros sin lectura. Esta historia, aunque no lo parezca, aún, va a ser una historia movidita... no sé como de larga... pero movidita. se podría decir de acción/policiaca/romance... no sé. Y deciros que el capítulo 4 de Hana & Hina se está editando, así que pronto lo subiré.

7 comentarios:

  1. Hola, disculpa esta historia en qué horario se publicara?,o qué días ?, gracias :)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Genial, como a mi me gustan y se esta poniendo interesante, espero el próximo capitulo :)

    M.S(galicia)

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  4. Hola querida Bella:
    Solo tengo una objeción con este capitulo, y es que es muy corto. Por lo demas, como siempre muy interesante la historia. Gracias por publicarla!! Saludos desde Argentina

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  5. Esta buena la historia, una pregunta maxine estará en los capítulos de wild&wise?, por que me encantaría que haga una pequeña participación jejejej

    Besos y abrazos a la distancia

    Maria Rene

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  6. Hola Bella como siempre genial el capitulo!! Espero soluciones tu problema con la pantalla de tu computador (ordenador). Con lo del epilogo de Oculto entre las sombras quizas sea mejor que lo publicaras sin avisar así no estamos esperando y seria una gran sorpresa (es solo una humilde sugerencia) un abrazo desde Chile y otra vez gracias por tus historias!!

    M.

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  7. hola, primera vez que comentó pero te leo hace mucho, quería agradecerte por darte el tiempo de escribir y felicitarte porque lo haces excelente definitivamente vale la pena la espera, saludos desde chile

    eto

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