(CHEATED)
-
¡Serás cabrón! ¡Largo! ¡Largo de aquí ahora mismo! ¡Y llévate a esa puta
contigo! – Grité, mientras le lanzaba todo lo que iba cayendo en mis manos.
-
Vamos cariño… no ha sido nada. Sólo es diversión… - Decía Dean, aún desnudo
sobre la cama. La chica, de no más de 20 años, estaba empezando a vestirse
rápidamente.
-
¡Lo siento, lo siento! ¡No sabía que tenía novia! – Decía la chica, aun con la
expresión desencajada.
-
¡FUERA! – Le grité a la chica, que salió corriendo por el pasillo. A los pocos
segundos pude escuchar como la puerta principal se cerraba de un portazo. Una
menos…
Empecé
a sacar toda su ropa de los armarios sin preocuparme por evitar los desgarros
de algunas prendas al tirar fuertemente de las perchas.
-
Vamos cariño, vamos a hablarlo ¿vale? – Me dijo Dean, tras colocarse los
calzoncillos… el muy asqueroso aún estaba empalmado.
-
¡He dicho que te largues! ¡No quiero volver a ver ese careto tuyo! ¿Me has
oído? ¡Quiero que te lleves todas tus cosas de mi apartamento! O si no mañana
les prenderé fuego… ¿Me oyes? – Seguí gritando. Estaba fuera de mí. Esto ya
había sido la gota que colma el vaso.
-
Pero pastelito…
-
¡De pastelito nada! ¡Lo nuestro se ha acabado! ¡Búscate otra idiota que te
mantenga! – Le dije, terminando de sacar todas sus cosas. Estaba por salir de
la habitación cuando sentí que me agarraba fuertemente de la muñeca.
-
No digas eso cariño… vamos… podemos arreglarlo. Tú y yo… - Me decía.
Acercándome a él con fuerza.
-
¡No! ¡Suéltame! – Grité. Pero Dean no me soltaba y cada vez estaba apretándome contra
él con más fuerza.
-
Venga amor… llevamos mucho tiempo juntos… es normal que busque diversión fuera
después de estar tanto tiempo sin tener sexo… - Me decía al oído. Yo intentaba
zafarme de él pero era mucho más fuerte que yo. – Seguro que lo arreglamos… -
Seguía diciéndome. Entonces sentí como su entrepierna se hincaba entre mis
piernas, dura y preparada.
-
¿Qué haces? ¡Déjame! ¡Para! – Le grité, moviendo de un lado a otro mis piernas
y dándole golpes con mis hombros como podía.
-
Eso es cielo… - Me decía al oído. – ¿Nunca te he dicho que me gusta duro? –
Abrí mis ojos como platos al sentir como me besaba rudamente, sintiendo la
sangre de sus mordidas en mis labios.
-
¡Basta! ¡Basta! – Grité, antes de sentir un fuerte dolor en mi mejilla
izquierda, tras recibir un fuerte guantazo de su parte.
-
¡Calla zorra! No queremos que nadie nos moleste… ¿Verdad? – dijo, tirándome
encima de la cama y colocándose sobre mí. Comencé a gritar y gritar hasta que
sentí su gran mano colocarse sobre mi boca, apretando con fuerza y haciéndome
daño. – Eso es… - Comencé a llorar al sentir su mano desabrochar mis pantalones
y bajarlos a tirones.
Estaba
empezando a rendirme ante lo que iba a suceder cuando escuche un fuerte
estruendo no muy lejos de donde nos encontrábamos. A los pocos segundos, sentí
como el peso de Dean se desvanecía sobre mí y sólo pude agazaparme entre las
sábanas observando la escena.
Una
mujer, alta y vestida completamente de negro, había empujado a Dean contra una
pared y lo había esposado… ¿Esposado?
-
¡Central! Altercado doméstico en la octava con la quinta… bloque 11, segunda
planta. Un detenido para llevar a comisaria… - Le decía a una radio que llevaba
en la cintura… junto con una pistola y una placa. - ¡Y tú no te muevas,
cabronazo!
Dean
estuvo soltando improperios durante un par de minutos a esa alta mujer que lo
mantenía retenido, hasta que dos policías de uniforme llegaron y ella les mando
vestirle y llevárselo a comisaría. Entonces fue cuando se giró hacía mí.
-
¿Te encuentras bien Taylor? ¿Necitas que llame a una ambulancia? – Me pregunto.
¿Me conocía? De qué… Entonces me fijé mejor en la alta policía… sí, la había
visto antes. Vivía en el piso de abajo, pero casi nunca se había cruzado con
ella en el año que llevaba viviendo en el apartamento.
-
N-no… estoy bien… so-solo necesito… – Entonces miré hacia abajo y vi que mis
pantalones estaban rasgados hasta mis rodillas y me agazapé más en mi misma.
-
No te preocupes. – Me dijo ella, tapándome más con la sábana. Se giró y abrió
un par de cajones de mi cómoda, sacando unos pantalones de chándal de mujer,
tendiéndomelos. – Ahora voy a salir al salón para que puedas cambiarte, ¿De
acuerdo? – Me decía en una voz dulce y melódica. Asentí levemente con la cabeza
y entonces ella salió de la habitación y me dejó sola en medio de todo aquel
desastre.
Después
de varios minutos en los que me dediqué a recuperar el ritmo cardíaco, me
cambie de pantalones y salí al salón, donde ella me esperaba sentada mirando
hacia el suelo. Me sentía mal al no recordar su nombre después de lo que había
hecho, así que me abrace a mí misma mientras me apoyaba en la pared del pasillo
y la miraba. Tenía el cabello a la altura de los hombros, de un color caramelo
lacio y brillante, que combinaba muy bien con sus ojos color avellana y sus
largas pestañas.
-
Gracias por… - Empecé a decir, por lo que ella levantó la cabeza y me miró. -
…salvarme…
-
No tienes que dármelas… no sé qué habría pasado si hubiera llegado más tarde
del trabajo. – Dijo, apretando los puños con fuerza. – Siento tener que
pedírtelo ahora, pero es mejor que lo haga yo ahora a que tengas que ir a
comisaría a declarar. – Me dijo apenada.
-
No te preocupes, está bien… - Dije, sentándome a su lado. Ella sacó una especie
de PDA y comenzó a hacer una serie de preguntas sobre lo ocurrido esa noche. Me
resultó extrañó hablar tan fríamente sobre el engaño de Dean y del comienzo del
supuesto “altercado doméstico”.
-
Me temo que el hecho de que entrara en tu apartamento sin permiso y todo
sucediera tras un engaño con una tercera persona que puede declarar hará que
tu… que el señor Jones no pase más de 24 horas en prisión preventiva, así que
te recomiendo que mañana por la mañana presentes una orden de alejamiento
contra él si lo ves necesario y por supuesto denunciar el que haya incurrido en
violencia de género. – Me dijo, levantándose.
-
Está bien… - Le dije en un susurro. Ella me miró unos segundos y luego me dijo
algo que no me esperaba.
-
Será mejor que cojas algo de ropa y vengas a mi apartamento esta noche…
-
Yo… no es necesario… en serio… - Le dije apurada, aunque realmente no quería
permanecer sola en el apartamento.
-
Lo cierto es que sí es necesario. – Me dijo avergonzada dirigiéndose a la
entrada. – Me temo que al entrar en tu casa me cargue las bisagras de la
puerta… y no pienso dejar que una mujer duerma sola en un apartamento donde
pueda entrar cualquiera… esta noche precintaremos la puerta para que nadie pase
y mañana arreglaré las bisagras en cuanto vuelva de comisaría…
-
Oh… eso no será necesario… yo misma puedo…
-
Insisto. – Dijo tajante, a lo que asentí sin más.
No
tardé mucho en preparar un macuto con algo de ropa y utensilios de aseo. Cuando
terminé, ella ya me estaba esperando fuera con algo de celo policial. Colocó la puerta lo más derecha que pudo y comenzó a precintar la cerradura, los bordes y crear
cruces de izquierda a derecha. Bajamos a su piso, que era justo el que estaba
debajo del mío y entramos a una sala sencilla y de buen gusto. Pude notar una
bolsa de la compra caída al suelo en la cocina, y antes de preguntar, ella ya
se estaba agachando para recogerla.
-
Lo siento. Nada más escuchar los gritos salí corriendo y… bueno…esto – Dijo,
dejando la compra de nuevo encima de la encimera. Dejé mi macuto en el suelo de
la entrada y la ayudé a guardar la compra en silencio. Era agradable a pesar de
no conocernos demasiado… me di cuenta de que bebíamos la misma marca de zumos y
comíamos la misma cantidad de porquerías semanales…seguro que también pasa los domingos viendo películas…- Ya está.
Ven, te enseñaré donde está la habitación para que puedas soltar tus cosas.
La
seguí por un pasillo muy parecido al mío. Supongo que las estructuras de los
apartamentos son las mismas si están orientados al mismo lado de la calle… la
habitación constaba de una cama de matrimonio algo más grande que la mía y con
estructura de madera oscura…las sábanas, de un bonito tono pistacho, y los
grandes y mullidos cojines marrones, denotaban el pequeño toque femenino a un
mobiliario simple y funcional. Coloqué mi macuto al pie de la cama y puse mi
cepillo de dientes en el baño más cercano a la habitación… El mío es morado y el suyo azul, pero de la misma marca… No sabía
por qué pero me gustaba tener esas pequeñas cosas en común con mi salvadora.
Cuando
salí del baño ella ya estaba vestida con unos pantalones de chándal muy
parecidos a los mío y una fina sudadera universitaria… ¿Rivales eh?
-
¿Fuiste una Leona de Columbia eh? – Dije con una sonrisa.
-
Vaya, vaya… ¿no me digas que eres una rojilla de Cornell? – Asentí orgullosa de
mi universidad. – Bueno… al menos teníais buenos corredores… - Dijo picándome.
-
¡Oye! Los Big Red somos muy buenos en muchos deportes… ¡gracias! Además…
ganábamos en casi todos los campeonatos de canto y ajedrez…
-
Ya, ya… pues nosotros tuvimos a Obama. – Dijo, sacándome la lengua.
-
¡Será posible! ¿Pero cuántos años tienes para comportarte como una cría? –
Pregunté, al ver su fanfarronería, con una sonrisa.
-
28… y eso no significa que no pueda ser payasa de vez en cuando, y menos si es
con una locutora de radio de Ithaca que ni si quiera sabe cómo me llamo… - No
pude contener mi sonrojo.
-
Lo siento… cómo apenas te he visto este año y no suelo hablar mucho con los
vecinos pues…
-
No te preocupes Taylor. No a todos se nos conoce por ser una de las
presentadoras matinales más famosas de Nueva York…
-
¿Escuchas mi programa? – Pregunté alagada. Ella desvió un poco la vista, algo
avergonzada.
-
Digamos que a veces he tenido que hacer vigilancias muy largas en el coche y tu
voz se agradece como compañía… - Dijo mientras se dirigía a la cocina – Y por
cierto, por si te interesa, mi nombre es Victoria, pero todos me llaman Tori.
-
Me interesa. –Dije sonriendo de nuevo…
era sencillo sonreír con ella… - Entonces, ¿Eres policía?
-
Sí, soy detective de homicidios, aunque aún soy una novata. Sólo llevo 4 años
en el cuerpo y 1 como detective de homicidios… por eso no he tenido mucha vida
social por el barrio. – Dijo, mientras cogían algunas cosas de la nevera y las
colocaba encima de la encimera.
-
Homicidios…suena muy…desagradable. – Dije con una mueca. Tori se rio por el
comentario.
-
Ya, pero alguien tiene que hacerlo, ¿No te parece? – Estaba empezando a cortar
tomates y cebollas mientras en una pequeña cacerola hervía algo de pasta de
colores. – Estoy haciendo ensalada de pasta, espero que no te moleste…
-
Para nada… ¡me encanta la ensalada de pasta! ¿Puedo ayudarte en algo?
-
Humm… si quieres puedes ir poniendo la mesa. Los platos y los cubiertos están
en el armario a mi espalda.
Seguimos
hablando mientras cada una hacía sus cosas. Era extraño como habíamos pasado
rápidamente de casi desconocidas a… ¿Amigas? Ni si quiera recuerdo a ninguno de
mis novios compartiendo el tiempo así conmigo… era muy agradable. Cenamos
sentadas en el sofá viendo Saturday Night
Live y riéndonos del político de turno que estaba siendo torturado.
Descubrí que Tori tiene un sentido del humor muy ácido y fresco… que le gusta
comer sentada al estilo indio y que no pude beber alcohol mientras come, ya sea
vino o cerveza.
Cuando
recogimos y fregamos los platos de la cena, nos sentamos a ver una película de
terror japonesa, acompañadas de seis latas de cerveza y un bol grande de
palomitas para mí. Después de pelearnos como niñas por escondernos bajo los
cojines del sofá y limpiar la nevera de latas de cerveza, ambas estábamos
bastante mareadas para sólo ser las once de la noche.
-
Dios… menos mal que mañana no estoy obligada a ir a trabajar… - Dijo casi
balbuceando Tori. – Porque te juro que ya estoy teniendo resaca. – Y empezó a
reírse como una boba.
-
Y tú eres la que tiene permiso para llevar armas… ¡eres un peligro! – Vale, yo
tampoco estaba muy fina. Me levanté tambaleante del sofá y alargue una mano
hacia Tori. – Venga… vámonos a la cama. – Dije tranquilamente. Tori dejó de
reírse y mi miró incómoda.
-
No te preocupes, yo iba a dormir en el sofá… - Dijo muy seria.
-
¿Pero cómo vas a dormir en el sofá con lo grande que es tu cama? Venga… déjate
de tonterías y vámonos a dormir. – Le dije de nuevo, pero ella seguía sin
moverse del sofá.
-
En serio Taylor, no quiero incomodarte, estaré bien en el sofá, es muy cómodo.
-
¿Por qué ibas a incomodarme? Ambas somos mujeres… a menos que tengas algo entre
las piernas que no me hayas contado. – Tori empezó a reírse nerviosamente,
entonces trague ruidosamente. – Porque no tienes nada entre las piernas…
¿Verdad? – Dije, alejándome un poco.
-
¡Por dios, no! ¡Soy una mujer! – Dijo rápidamente. – Emm… ¡Desde siempre! –
Dijo poniéndose la mano en el corazón y haciendo una pequeña cruz. – Prometido…
-
¿Entonces qué?
-
Yo… - Tori agachó la cabeza y comenzó a jugar con sus dedos. – Taylor yo… soy
lesbiana… - Dijo, mirándome al fin. Por unos segundos no pude procesar la nueva
información. Lesbiana… Tori era lesbiana… Pero Tori no se parece a esas
lesbianas que salen en la tele todas tatuadas o con ropa de hombre… ella es una
mujer normal…lesbiana…le gustan las mujeres… yo soy una mujer… ¿entonces es
como si me metiera en la cama con un hombre? Pero sigue siendo Tori… la misma
con la que he pasado una noche genial de chicas sin problema alguno… entonces…
¿Por qué mi corazón está latiendo tan rápido?
-
Ves… lo mejor será que me quede en el sofá. – Dijo, tras mi lapso de tiempo sin
hablar.
-
No, ¡por dios! Ahora mismo nos vamos las dos a la cama… ¡y no hay más que
hablar jovencita! – Dije con una seguridad que no sentía.
-
Sólo eres 5 meses mayor que yo… eso no te da derecho a decirme jovencita, vieja
enana… - Dijo, levantándose y encarándome.
-
¿Cómo que vieja enana? ¡Yo no soy enana, tú eres enorme! – Le dije, pinchándola
con el dedo.
-
Disculpa, pero la última vez que miré, un metro setenta y cuatro no es ser
enorme, pero el escaso metro sesenta que tienes sí que es bastante bajito… -
Dijo con una sonrisa socarrona.
-
¡Serás! – Dije, dándole un fuerte cojinazo antes de salir corriendo hacia la
habitación. Tori me siguió tras recuperarse del mareo del golpe y comenzó a
perseguirme alrededor del cuarto, haciendo que me acabara subiendo a la cama
armada de las largas almohadas. – Ni se te ocurra vengarte… ¡te lo prohíbo!
-
¿Tú y quién más? – Preguntó, lanzándose sobre mí como un jugador de fútbol.
-
¡No! – Grite riéndome ante su ataque de cosquillas. Estuvimos un buen rato
dando vueltas sobre la cama hasta que al fin gané la batalla después de una
contienda difícil y pude agarrarla con ambas manos y sentarme firmemente sobre
sus caderas. Ambas estábamos exhaustas por la batalla y nuestras respiraciones
eran pesadas. – ¡Gané! – Dije victoriosa. Pude sentir la vibración del cuerpo
de Tori al reír.
-
¿Y qué ganaste si se pude saber? – Preguntó. Sí Taylor, ¿Qué has ganado con
todo esto? ¿Estar encima de ella? ¿Poder sentir su cuerpo vibrar bajo el tuyo?
¿O tu entrepierna caliente a tan solo dos centímetros de tela de la suya? Espera ¿qué?...
-
Yo… - Dije, acercándome poco a poco a ella. Estaba a tan sólo un palmo de
distancia de su cara cuando me frené en seco y contemplé la expresión de terror
de Tori. ¿Qué carajo estás haciendo
Taylor? – Yo… gané el lado derecho de la cama. – Dije rápidamente,
separándome de ella de un salto. La pérdida de contacto me dejó más fría de lo
que pensaba y me metí rápidamente en la cama. Ya bajo las cobijas, me quité la
sudadera y los pantalones. Quedándome tan sólo con una camiseta de manga corta
y las bragas de lycra azul. Escuché como Tori se aclaraba la garganta un par de
veces y se levantaba de la cama.
-
Voy un momento al baño… - Dijo justo antes de desaparecer por la puerta del
baño. Una vez sola, comencé a darle vuelta al casi beso que llego a darle a
Tori. ¡Por el amor de cristo! ¡Sea o no una mujer acabas de conocerla! Espera… ¿acabas de decir sea o no una mujer?
¿Pero tú sabes lo que estás pensando? Eres hetero, Taylor… en 29 años sólo has
salido con hombres y en tu vida te has sentido… oh mierda…
No
Taylor. Erika era tu mejor amiga del instituto…nada más… y Ruby y Jordana sólo
eran muy liberales en la universidad… pero se acabaron casando… ¿No? En las
fiestas siempre estaban muy mimosas y tú mirabas por curiosidad… nada más… Y la
chica del correo no es tan mona… ¿Verdad? Toda esta paranoia es sólo porque
nunca antes te habías sentido tan cercana a una lesbiana… o metido en su cama…
nada más…eso es…
Pero
todo eso no servía una mierda sintiendo mi entrepierna mojada y el clítoris con
la hinchazón de un balón de futbol por jugar un rato a la fiesta de pijamas.
Tori salió del baño y se dirigió hacia su lado de la cama sin mirarme. ¿Habría
notado algo? ¿Cómo no lo iba a notar
estúpida? ¡Casi le comes la boca hace un minuto!
Antes
de meterse en la cama, Tori también se quitó los pantalones y la sudadera
celeste de Columbia, dejándome una visión bastante agradable de sus pequeños
pechos bajo la fina camiseta de tirantes blanca. No pude evitar notar lo erizados
que estaban sus pezones…el frío, Taylor…
hace frío… porque sea lesbiana no significa que se ponga cachonda por cualquier
tía… ¡a pesar de parecer tu misma una maldita perra en celo!
-
Si…necesitas cualquier cosa, sólo tienes que pedírmelo. – Dijo Tori en apenas
un susurro, carraspeando al final, debido a la gravedad de su voz. - ¿Tienes
frío? Puedo poner otra colcha si quieres…
-
No, no te preocupes. Así estoy bien… – Le dije. – Más bien hace calor… - ¿Qué demonios estás diciendo, Taylor?
-
Ah… vale. – Dijo Tori, colocándose boca arriba como una tabla en su lado. –
Entonces…buenas noches…
-
Buenas noches. – Dije mordiéndome el labio. No sabía que me estaba torturando
más… si su respiración agitada a mi lado, o la urgente humedad de mi entrepierna.
Sin darme cuenta, baje mi mano derecha y la apreté con fuerza entre mis
piernas, soltando un pequeño gemido involuntario al sentir mis bragas empapadas
sobre mi clítoris hinchado.
-
¿Taylor? – Preguntó Tori preocupada. Oh,
mierda… ¡me ha oído gemir! - ¿Te encuentras bien?
-
¿Eh? Oh…sí, sí… no es nada. – Dije girándome, dándole la espalda y ocultando la
cara en la almohada. ¡Duérmete estúpida!
Crucé con fuerza las piernas y cerré los ojos obligándome a dormir. Sentí como
Tori suspiraba y también se giraba en la cama.
Después
de un tiempo que se me hizo eterno, mi entrepierna se calmó y me permitió
descansar…
Cheated and Loved by Belladonna Literaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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Primero que todo me alegra mucho que tengas tu propio blog, luego debo decir que me encanta esta historia, me parece fenomenal... Gracias por tomarte tantas molestias y compartir con nosotras todas tus historias y proyectos, por lo mismo ten por seguro que sere una visitadora costante de este espacio y obvio siempre tendrás un comentario de mi parte.
ResponderEliminarQue bno es volverte a leer.
Saludos y felicitaciones :)
Luisa V.
Buen inicio de historia... Interesante y muy gracioso jajaja...sigue asi.
ResponderEliminarGenial jejeje, ya me ha enganchado , mis tardes de trabajo ya no serán aburridas
ResponderEliminarM.S (galicia)
La verdad alegra mucho y me encanto entrar a tu blog besos
ResponderEliminarPor fa me atrapo esta historia quiero que sigan mas capitulos quede intrigada
ResponderEliminarY el siguiente capítulo??? :(
ResponderEliminarme ha dejado muy enganchada est historia, esperando con ansias el siguiente (((:
Queremos mas capitulos queremos mas capitulos queremos mas capitulos....... xfaaaaaaa no demores en subir besos
ResponderEliminarSiii por faaa un capitulo mas keremos de esta historiaa Bella por faaa
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