CAPÍTULO 14
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¡Quieres estarte quieta de una vez niñata! – Me gritó el hombre que me llevaba
cargada en sus hombros. Yo no dejé de moverme e intentar gritar, a pesar del
gran esparadrapo que me cubría la boca. En uno de mis intentos porque me
soltara, le aticé un rodillazo en las costillas que hasta me dolió a mí. Gritó
de dolor y me dio una cachetada en las nalgas, tan fuerte que el ardor de la
piel me hizo llorar. – ¡Puta Cría! ¿Dónde cojones está el coche, Billy? Esta
zona está llena de polis…
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Tranquilo Chad, lo escondí tras el antiguo teatro para evitar que nos vieran
irnos con ella… - Dijo el Otro, que iba a la cabeza. Este tenía la mano vendada
y una de las caras más feas que he visto en mi corta vida… lo recordaba de la
otra vez. Era el que intentó disparar a Alexia la noche que me escapé de ellos…
pero el que me llevaba a rastras no lo reconocía y era muchísimo más grande que
el otro tío… supongo que Alexia le dio más fuerte de lo pensado con la botella
en la cabeza… - Aquí está.
Mierda,
mierda, mierda. No podía dejar que me metieran en el coche… esta vez no serán
tan estúpidos como la última vez. Necesitaba pensar algo… y rápido… Joder… ¿Por qué tuve que decirle a Alexia
que se fuera? Si ella hubiera estado habríamos tenido la oportunidad de alertar
a alguien de la discoteca… pero no. Tú y tus humores de perros Elizabeth… No
puedes culparla de no quererte… te lo mereces. Así que por lo menos deberías
dejar de comportarte como una perra cada vez que se te caliente el libido…
- ¿La
meto en el asiento de atrás o en el maletero? – Preguntó Billy al llegar al
coche.
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Métela mejor en el maletero… la última vez casi me saca un ojo al darle una
patada al asiento del conductor. Esta vez no tendrá la oportunidad. ¡No! El maletero no… ¡Venga Eli, piensa! Busca
un arma… un arma, un arma… ¡ya sé! Antes de que el gigantón me soltara en
el suelo, me retorcí hasta alcanzar mis tacones ¡Dios bendiga mis clases de yoga! Y con todas mis fuerzas rompí los
tacones de aguja. Nada más posarme en el suelo, le clavé ambos tacones en los
muslos.
- ¡Aaarrggg!
– El alarido de Chad resonó en toda la
calle. Aproveché para correr lo más lejos que pude del coche, pero nada más salir
a la calle contigua, la fea cara de Billy apareció ante mí, levantando un arma
y apuntándome a la cabeza.
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Tienes suerte de que nos paguen mucho dinero para que te llevemos viva… porque
si no ya tendrías una bala entre las cejas. – Retrocedí un par de pasos
mientras él me seguía… ¿Y si echaba a
correr en zigzag? Él acaba de decir que me necesita viva… ¿verdad? – ¡Chad!
Vamos nenaza, levántate y métela en el maletero. – Le dijo Billy a un Chad
acurrucado en el suelo, que se sujetaba ambos muslos heridos con sus enormes
manazas.
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Billy tío… necesito ir a un hospital…aquí hay mucha sangre… - Dijo Chad entre
quejidos.
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Tendré que hacerlo yo mismo… y tú olvídate de cobrar el extra cuando se la
dejemos al jefe… - Billy aireó en arma y señaló con ella el coche. – ¡Andando! –
Me gritó… pero antes de poder darme la vuelta, el horrible sonido de sesos
aplastados y cristales rotos dejó a un Billy dolorido y agazapado en el suelo,
maldiciendo el dolor de cabeza que la botella con la que lo había golpeado lo
había dejado medio inconsciente. Billy levantó la cabeza mirando a su atacante.
– ¡Tú! ¡Yonki de mierda…! – Pero Billy no pudo decir nada más, porque un
segundo botellazo le dio en toda la frente, dejándolo al fin inconsciente.
Alexia
aún tenía entre las manos las boquillas rotas de las botellas y las apuntaba en
dirección de un cada vez más pálido Chad en el suelo. Al ver que éste no tenía
la intención de levantarse del suelo, tiró las coquillas lejos de ambas y me
tendió una mano para que se la cogiera.
- ¡Vamos!
– Me gritó. Yo ni lo pensé. Le cogí la mano y salimos corriendo de allí lo más
rápido que nos permitían sus botas y mis tacones rotos. Mientras corríamos,
sacó de uno de sus bolsillos su móvil, marcó un solo botón y se acercó el móvil
a la oreja. – ¡Cedric! ¡Ven cagando leches a Tottenham Court Roud!... Sí, te
esperaremos en el Astoria. – Colgó y marcó un nuevo número… esta vez tocó tres
botones. - ¡He visto un intento de secuestro en Falconberg Street!… No, la
chica ha escapado pero los secuestradores están heridos, si se dan prisa pueden
alcanzarlos… ¡Pregúnteselo usted a William Kensington! – Alexia colgó
bruscamente. – ¡Mamones! – Llegamos a Tottenham Court en apenas un minuto de
carrera y frente al Astoria nos esperaba un muy impaciente Cedric con la puerta
abierta. – ¡Entra! – Entré casi lanzándome dentro del coche, seguida rápidamente
de Alexia. Cedric cerró y diez segundos después salimos corriendo de allí. - ¿Estás
bien? – Me preguntó Alexia. Yo iba a responder, pero me di cuenta de que aún
llevaba el esparadrapo en la ropa. Alexia lo noto y antes de poder detenerla me
quitó el esparadrapo de un tirón. No…
seguro que este mes no necesito depilarme…
- ¡Joder
Alexia! – Le grité, sintiendo mi boca arder de dolor.
-
Pensé que te dolería menos si lo hacía rápido… ¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?
– Al ver su expresión de preocupación no puede más que empezar a llorar. Alexia
me rodeó con sus brazos y me frotó la espalda con pequeños círculos. – Ya está…
toda ha pasado…
Lloré
en su hombro todo el trayecto hasta la mansión… pero no sólo por ellos… lloraba
y disfrutaba egoístamente de que este horrible suceso me permitiera recibir sus
caricias y sus mimos. Me aferré a su abrazo como un clavo ardiendo, sabiendo
que era muy probable que no volviera a suceder… como la ultima cena antes de ir
al patíbulo…
Al
llegar a la mansión, me separé de ella abruptamente, ya sin lágrimas que poder
llorar, y me dirigí cabizbaja hacia la puerta, donde mi padre, enfadado, nos
esperaba a las dos…
***
Me
extrañé de que Elizabeth se separara tan bruscamente de mí al llegar a su casa.
Sin embargo, salí de la limusina rápidamente dándole las gracias a Cedric por
su velocidad y me dispuse a seguir a Elizabeth por la escalera principal, donde
al final nos esperaba un William Arthur Kensington muy enfadado. Pude ver como
miraba de arriba abajo a su hija buscando algún signo de daño físico importante…
y al no encontrarlo, me miró con una dureza que no me merecía.
- ¡Me
prometiste que la vigilarías, Alexia! – Me reclamó. Yo iba a responder, pero
Elizabeth se me adelantó.
-
No ha sido culpa suya papá…es más, si no hubiera sido por ella…otra vez… me
abrían llevado con ellos… - Will la miró preocupado mientras hablaba. Elizabeth
estaba rara… tal vez sí que le había afectado mucho todo esto.
-
¿Estás bien cariño? ¿Quieres que llame al médico? – Le preguntó Will a su hija,
volviendo a ser el hombre dulce y amable que conocía.
-
No… sólo necesito descansar. – Y así sin más, entró en la casa y se dirigió a
su habitación. Will la observó hasta que se perdió escaleras arriba, entonces
se giró y me encaró.
-
Te espero en la biblioteca… tenemos que hablar. – Me dijo sin la dureza de
antes. Vale Alexia… espero que te gusten
los puentes, porque seguro que mañana tendrás que vivir bajo uno…
Q suerte q alexia llego a tiempo,espero q no tenga mucho problema con el padre
ResponderEliminary me da la impresion q a alexia le va a pasar algo grave al intentar protejer mas veces a elizabeth
me encanta valio la pena esperar el capitulo
M.S(galicia)
Uhhh!!! por suerte no se la llevaron.. y ahora alexia tendra problemas con el papa... espero q no muchos...
ResponderEliminarSaludos
Me intriga que querrá hablar el papa de eliza, no será que quiere prescindir de sus servicios de escolta o.0
ResponderEliminarEstaré a la espera del nuevo capitulo solo faltan pocas horitas jijijijiji.