CAPÍTULO 5
(KATE)
Sentía las manos de Loren aferrándose fuertemente a mi cintura, haciendo pequeños círculos con la mano derecha justo debajo de mis pechos. Hacía casi un año que no me acostaba con una chica y ¡ahora iba a acostarme con Loren! Esto es una locura. Nunca he desvirgado a nadie. Ya mucho que la amiga de mi prima Karen me desvirgó a mí a los quince años, y lo único que recuerdo son sus largas uñas matándome por dentro. Nota metal: mirar las uñas de Loren.
Llegamos
a mi casa cerca de las once de la noche. Desde aquí se podía ver la casa de
Loren unas ocho casas más abajo. Vivíamos en Wakefield St. No es que viviéramos
como pobres pero las casas eran pequeñas y sencillas. La casa de Loren siempre
se veía desde la mía. Algo más alta que las demás y con la bandera de los
Estados Unidos siempre ondeando en la fachada de ladrillo rojo. Mi casa, por el
contrario. Era una casa sencilla de un solo piso. Con puertas y ventanas
blancas y un jardín con espacio para una bicicleta y poco más.
-
¿Tus padres…? – Empezó a decir Loren, una vez se quitó su casco.
-
Han ido a Connecticut a ver a mi tío Harry. No volverán hasta el domingo por la
tarde. – la miré mientras guardaba los cascos en el pequeño garaje y ponía la
pata de la moto. – Loren…
-
Aun quiero hacerlo Kate. – Dijo firmemente. Se dirigió al patio trasero de la
casa y la seguí mientras rebuscaba mis llaves en los bolsillos de mi cazadora.
Abrí
la puerta del porche y ambas entramos en la cocina. Saqué las cervezas de la
bolsa y las metí en la nevera. Vi las botellas de Jim Beam y Jack Daniels de
mis padres. Alcé ambas y se las mostré a Loren.
-
¿Qué te apetece hoy? ¿Jim o Jack? – vi como parte de sus nervios se disipaban
un poco. – te ayudará a relajarte. Aunque también hay cerveza, pero si te pasas
acabaras por no sentir nada.
-
Jim está bien. Siempre me pareció un chico muy mono. – Dijo, siguiéndome el
juego. Sonreí y guarde la botella de Jack Daniels de nuevo. Cogí un par de
vasos bajos de la alacena y los llene de varios cubitos de hielo. Puse en ambos
vasos unos tres dedos de Bourbon y le pasé uno a Loren. Ésta, sin más. Se lo
bebió de un tirón, provocándole una fuerte tos.
-
¡Dios, esto es muy fuerte! – Dijo tosiendo. Tragué un poco de alcohol,
comprobando la intensidad de la quemazón en mi garganta. Me acerqué a Loren y
empecé a masajearle la espalda.
-
La próxima vez intenta no tomártelo de un tirón. No quiero matarte, solo
emborracharte un poco para que se te pasen los nervios. – Loren se sonrojó y
bajó su vaso hasta colocarlo en la mesa de la cocina.
-
¿Tanto se me nota? – Me terminé mi vaso cerrando los ojos y concienciándome de
las próximas horas. Loren necesita que la guie.
-
No te preocupes. – Solté mi vaso y la agarré de la mano. – Ven. – la guie por
la casa hasta llegar a mi dormitorio. Por suerte hoy estaba más que decente. La
cama estaba hecha y los instrumentos estaban agrupados en una esquina de la
habitación. Los diversos posters e imágenes de películas y músicos cubrían la
mayor parte de las paredes y mi zona de mezclas estaba decentemente recogida. –
dame tus manos. – Loren me dio ambas manos. Sus uñas tenían esmalte azul, pero
no eran largas. Sentí como Loren temblaba un poco entre mis brazos. – Loren,
tranquila. No voy a hacer nada que tú no quieras que haga. Esta noche es para
ti. Sólo para ti.
Loren
me miró. Supongo que buscando en mi algo que le diera la confianza suficiente.
Sonrió y apoyó su frente en la mía.
-
Confió en ti, Kate. – alzó su mano derecha y la posó en mi mejilla. Delineó mis
labios con su pulgar, que tembló levemente cuando lo besé. Sabía que tenía que
ser yo la que diera el primer paso, así que me incliné y la besé. Intenté que
el beso fuera dulce y pausado. Pero ciertamente entre Loren y yo había química.
Mi beso se hizo más profundo mientras mis manos rodeaban su esbelta cintura y
la acercaba más a mí.
Loren
rodeo mi cuello con ambas manos y soltó un suave gemido cuando nuestros cuerpos
quedaron completamente pegados. Le quité su cazadora gris y deslicé mis manos
bajo su camiseta, delineando su espalda. Ella se arqueó pegándose aún más a mí.
Me sorprendió sentir su lengua jugando con mis labios y la deje pasar sin
pensarlo. Nos enfrascamos en una pelea de posesión, gimiendo cuanto más
profundas nuestras lenguas se adentraban en nuestras bocas. Sentí sus manos
levantando mi camiseta, así que me separé un poco mientras ella me desvestía. Cuando
me quedé en sujetador y bragas dejé que me mirara.
Siempre
me he sentido muy cómoda con mi cuerpo, pero ciertamente el de Loren no tenía
comparación. Poseía una belleza exuberante y unas curvas bien marcadas pero
esbeltas. Deslice mis manos alzando su camiseta, dejando a la vista un
sujetador negro que realzaba sus enormes y perfectos pechos. Me acerqué y besé
los marcados pezones bajo la tela del sujetador, mientras mis manos masajeaban
su trasero por encima de los vaqueros. Deslice mi mano derecha por su vientre
hasta llegar al botón de sus vaqueros. Lo abrí rápidamente, pero deslice mi
mano suavemente bajando la cremallera mientras mi boca invadía su cuello. Loren
echó su cabeza hacia atrás, ofreciéndose a mí, mientras sus caderas se elevaban
buscando un mayor contacto.
Deslice
mis dedos por la cintura de sus vaqueros y los deslice hacia abajo. Abrí los
ojos con sorpresa al ver que llevaba un pequeño tanga negro que no daba lugar a
la imaginación. Al ver el pequeño triangulo de vello marcarse en el pequeño
tanga empapado no pude evitar inclinarme y darle un suave beso en la
entrepierna. Loren dio una fuerte sacudida, pero se fue relajando cuando fui
subiendo por su cuerpo dando rápidos besos por su estómago, capturando su
piercing entre mis dientes por un segundo. Mientras tanto, mis manos subieron
por su espalda y desabrocharon su sujetador en un rápido movimiento. Loren dejo
escapar un quejido cuando se sintió libre de su prisión y sus pechos estuvieron
al alcance de mis manos y labios.
Capturé
su pezón izquierdo mientras mi mano masajeaba el derecho.
-
¡Dios! ¡No pares! – Dijo mientras agarraba firmemente mi cabeza sobre su pecho.
Seguí jugando con sus pechos, pasando de uno a otro dándoles suaves pero firmes
masajes con mis manos, hasta que sentí como sus manos buscaban el cierre de mi
sujetador. – Yo… también quiero. - Me
erguí y la dejé hacer. Mis pechos, aunque no tan grandes como los suyos, eran
firmes y turgentes. Los atrapó rápidamente entre sus manos, erizando mis
pezones entre sus dedos.
-
No lo haces… nada mal. Ahh… - Loren atrapó uno de mis pezones entre sus
dientes, tirando de él suavemente y luego paso su lengua sobre él. Calmando el
dolor. – sí…así. – Loren siguió experimentando con mis pechos, hasta que sentí
que la humedad entre mis piernas era demasiado apremiante. Agarre firmemente su
mentón y la alce hasta adueñarme de su boca. Agarre su culo con ambas manos. –
¡Dios! ¡Tienes un culo tremendo! – Loren dejó escapar una suave risa contra mis
labios, que dio paso a un ronco gemido al sentir mis dedos deshacerse de la
última prenda. Un pequeño triangulo de vello oscuro me mostraba la dirección
que debía seguir.
-
Tú también. – Loren se agachó y bajó rápidamente mis bragas. –
Vaya…interesante. – Se inclinó y besó la ausencia de vello en mi entrepierna,
pasando rápidamente su lengua entre los pliegues, provocándome un fuerte
quejido de impaciencia. – Me gusta… tu sabor. -
La alcé en un rápido movimiento y la aupé a horcajadas sobre mí. –
¡Dios! Eres fuerte… - Me adueñé de nuevo de su boca mientras la dirigía sobre
mi hasta la cama.
Me
deslicé con ella sobre la cama, dejando sus piernas enroscadas en mi cintura.
Podía sentir su humedad bajo mi vientre, el cual froté suavemente sobre su
clítoris provocando que sus piernas se aferraran con más fuerza a mí, deseando
mayor contacto. Volví a enfrascarme en una lucha de poder contra su lengua,
mientras mis manos viajaban por su cuerpo, masajeando y acariciando cada
resquicio. Quería que estuviera preparada, pero la veía impaciente.
-
Por… por favor…Kate. – Jadeo en mi oído, avivando mi propio fuego. Deslicé mi
mano derecha entre nuestros cuerpos, los cuales ya se mecían con impaciencia,
hasta llegar entre sus muslos. Los acaricié con suavidad, nunca llegando a
tocar la razón de la urgencia de Loren. – Kate… - Sus manos se aferraron
fuertemente en mis hombros, acercándome más a ella, besándome con urgencia en
cuanto mi mano alcanzó su humedad. – ¡Ahh! – Sus caderas empezaron a mecerse
contra mi mano, buscando la liberación. Una liberación que estaba a punto de
llegar. Lo sentía, sentía su cuerpo tensarse y su clítoris completamente duro
contra mi mano. Nada más comenzó a vibrar por el orgasmo, deslicé mi dedo
corazón en su interior, acompasando mis movimientos con los últimos latigazos
de su éxtasis. – No… no puedo más…no… ¡Ahh! ¡Dios, no pares! – Sonreí contra
sus labios mientras mi mano entraba y salía dentro de ella, frotando suavemente
mi palma contra su sensible exterior. Sus caderas, ya sin vergüenza alguna,
montaban mi mano de manera salvaje, buscando una nueva liberación. Pude sentir
como los músculos de su interior empezaban a aferrarse alrededor de mi dedo
buscando una mayor profundidad. Fui bajando rápidamente con mi boca, besando
sus pechos por un largo tiempo, hasta que pasé de su vientre, encontrándome de
frente con su vaivén. Coloqué sus piernas sobre mis hombros y capturé su
clítoris mientras mi mano entraba más profundo dentro de ella. - ¡Oh…joder! –
jadeo, mientras sus manos agarraban fuertemente mi cabeza, instándome aún más
cerca de ella. Mientras la penetraba con fuerza, mis labios y mi lengua
emprendieron un movimiento suave y continuo sobre su duro clítoris. Cada vez
más rápido. Cada vez más profundo. Sentí sus manos aferrarse fuertemente a mi
cabello mientras se arqueaba, gritando con fuerza palabras que no llegué a oír
debido a que sus muslos se cerraron con fuerza, reteniéndome en mi lugar.
Continué moviéndome despacio hasta que los últimos coletazos de pasión cesaron.
Dejando a una Loren exhausta y jadeante. – Ahora…mismo…me siento igual que… un
flan. – Reí mientras subía por su cuerpo colocándome a su lado. – Kate… ha
sido… ¡Woau!
-
Me alegro de que te haya gustado. – Dije, mientras intentaba limpiarme con el
dorso de mis manos, los restos de su humedad en mi barbilla.
-
Espera…quiero…
-
¿Qué? – Pregunté, algo preocupada. ¿Le habría hecho daño? - ¿Qué ocurre Loren?
-
Humm…quiero… probarme. – Dijo avergonzada. Sonreí mientras me acercaba a ella,
y le daba a probar su propio sabor con un beso profundo. – Humm… me alegra
saber que tengo un buen sabor. – Dijo de forma altanera. No pude evitar reír de
nuevo.
-
Ja ja… sí, sabes maravillosamente bien. – La rodee con mis brazos con la
intención de dormir, pero Loren estaba demasiado entusiasta con sus nuevos
descubrimientos. Se colocó a horcajadas sobre mí, invadiendo mi boca de nuevo.
-
Creo que es mi turno para jugar…
Esa
noche ambas aprendimos la dulzura del sexo con confianza. Puede que no nos
amaramos, pero ambas nos dimos placer mutuamente sin remordimientos,
preocupándonos no sólo de nuestro propio placer, sino también el de la otra.
La
noche se convirtió en día, y el día en fin de semana. Despedí a Loren en mi
puerta el domingo por la tarde, poco antes de que llegaran mis padres, con un
último y profundo beso de complicidad. Me dirigí a mi cuarto con la intención
de repasar para los exámenes, pero acabé teniendo que hacer la colada, no antes
de sonreír ante el tanga negro que encontré entre las sábanas.
El Ritmo del Deseo by Belladonna Literaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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Wowwwww!!! Un super capítulo muyyy caliente!!! Ahhh... bueno se ve que esta historia va a tener estas escenas super buena...
ResponderEliminarGracias por los capitulos y la puntualidad y hasta los publicaste andes... gracias
Ojalá y todas hubieramos perdido la virginidad de una manera tan placentera.
ResponderEliminarTenia la esperanza de que se arrepintiera! :( q pasara cuando se entere wque todo era mentira...igual superr la continuacion
ResponderEliminarvaaaaale !!! fin de semana de pasion desenfrenada.....
ResponderEliminargracias por los capitulos
M.S(galicia)
Sin comentarios!!!, sigo con la idea de que no debio pasar :(
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