(LOVED)
- Por favor… por favor… - Gemí sobre sus
labios… Tan suaves, sabrosos y dulces… sus dedos me recorrían de arriba abajo.
Torturándome con la espera. La quería dentro de mí… colmándome por entero…
- ¿Me deseas? – Me susurró, mirándome
con el deseo marcado en sus dilatados y oscurecidos ojos castaños.
- ¡Sí! – Dije, alzando la cabeza,
intentando alcanzar sus labios. Pero ella se apartó de mí.
- ¿Cuánto me deseas? – Me preguntó,
agarrando mis muñecas con fuerza y colocándolas sobre mi cabeza.
- ¡Mucho! – Dije, agitada. La deseaba
tanto… sentía mi entrepierna húmeda y dispuesta cuando abrí mis piernas para
que se colocara sobre mi… pero había algo extraño…
- ¡Así me gusta! – Dijo con la voz fría
y carente de emoción. Entonces miré sus ojos, pero ya no era cálidos… sus ojos
ahora eran azules y amenazadores… ¿Qué? – Ahora sabrás lo que es el dolor… -
Dijo él, hundiéndose con fuerza en mi interior…
- ¡Nooo!...
-
¡Taylor! ¡Taylor! – Gritó alguien encima de mí. Intenté quitármelo de encima,
pero esa persona me agarraba con fuerza.
-
¡No! ¡No! ¡Déjame! – Grité con fuerza.
-
Tranquila, soy yo… soy Tori. Sólo es una pesadilla… - Abrí los ojos intentando
distinguir su rostro en la oscuridad, pero no podía ver nada y seguí agitándome
bajo mi opresor. Entonces la luz de la mesilla se encendió y pude ver por fin
sus cálidos ojos castaños mirarme con preocupación. – Tranquila…sólo es una
pesadilla… - Mi ojos se llenaron de lágrimas de alivio y me abracé con fuerza a
ella, hundiendo mi cara en su cuello.
-
Yo… yo… No podía… Él… - Dije entrecortadamente. Sentía la opresión en mi
garganta y el temblor de mi voz. Tori me abrazó con fuerza, meciéndome con
suavidad y cariño.
-
Tranquila… él ya no te puede hacer nada. – Me susurró suavemente. No sé cuánto
tiempo permanecimos así, yo sólo sabía que no quería que me soltara. Inhalé el
olor de su champú y el suave aroma de lo que parecía ser una crema facial.
Sonreí a pesar de mis lágrimas. Al fin de al cabo, por muy policía que fuera,
seguía siendo una mujer. Tori me apartó un poco de ella y me sujeto la cara con
ambas manos, limpiándome las lágrimas con los dedos. - ¿Te encuentras mejor? – asentí
lentamente, apoyando ligeramente mi mejilla en su mano derecha. Era tan cálida
y gentil…entonces recordé el sueño…antes de que se convirtiera en pesadilla… me
aparté bruscamente de ella y terminé de secarme las lágrimas. – Lo siento… no
pretendía…
Levanté
la vista y la vi apenada. Taylor, ¡eres
tan estúpida! Ella sólo intentaba consolarte y tú pasas de comportarte como un
perrito necesitado de mimos a una arisca rabiosa…
-
No Tori… yo… lo siento, necesito ir al baño un momento. – Le dije, levantándome
de la cama y dirigiéndome al baño.
-
Claro… - Escuche como susurro, antes de que yo cerrara la puerta. Una vez sola
en el baño, me lavé la cara con fuerza y me miré durante largo rato en el
espejo.
Simple.
Fue la palabra que me vino a la mente. No tengo nada de especial. Soy un tapón
que si no tiene cuidado parece una niña pequeña en vez de una mujer cercana a
los treinta años. La nariz pequeña y respingona cubierta de exactamente 57
pecas, contadas durante toda mi pubertad, a las que odiaba ya que me impedían
tomar el sol en vacaciones. Un liso y anodino pelo negro a la altura del
mentón, tan fino y escaso que no me permitía hacer muchos peinados con él y
estos horribles y fríos ojos azules, tan parecidos a los de… Dean. Suspiré con
fuerza al tocar los tonos morados que empezaban a surgir en mis muñecas.
Apreté
los ojos con fuerza intentando quitar de mi mente esos horribles minutos.
Buscando algo que me ayudara a evadir mi mente… y me sorprendí al recordar el
día en el que llegué al piso.
Estaba cargando un par de cajas mientras
intentaba abrir la puerta del portal sin mucho resultado, cuando la puerta se
abrió desde dentro. Entré rápidamente y apenas vi a la figura que salió
corriendo hacia la calle “Buenos días” dijo la desconocida antes de la que
puerta se cerrara. Quise saludar también, pero la puerta ya se había cerrado
sola de un portazo… “Ya la saludaré luego” subí hasta la segunda planta por las
escaleras, sintiendo como mis piernas lloraban y gritaban de dolor… “tengo que
empezar a ir al gimnasio”.
Llegué al que sería mi nuevo piso y abrí
los brazos extasiada una vez que dejé las cajas en el suelo. El piso aún estaba
vacío, pero tenía un buen presentimiento… todo estaba saliendo bien. Estaba
trabajando en lo que le gustaba, su programa tenía mucha audiencia y le
acababan de alargar el contrato 3 años, por lo que podía permitirse vivir sola
al fin. Y qué decir de Dean… por fin había conocido a un chico guapísimo que la
invitaba a salir siempre que podía.
Estaba feliz de poder hablar con su
madre sobre él y los futuros planes juntos. Nadie diría que fuera una chica tan
sencilla, pero de verdad me hacía feliz pensar en el matrimonio, la familia,
los niños… quería tener tres niños por lo menos. Al ser hija única siempre
había querido saber lo que era vivir en una casa llena de gente y sobre todo de
niños…
Llamé a Dean para saber si al final
podía venir a ayudarme, pero me dijo que ya tenía planes con unos amigos, así
que me resigné y volví a bajar a por más cajas. Treinta minutos más tarde,
estaba subiendo la última caja con mis tambaleantes piernas… estaba a punto de
empezar a subir el segundo tramo de escaleras cuando mi pie decidió apoyarse
antes de la cuenta y mandarme al suelo de culo. Ya estaba cerrando los ojos
esperando el golpe, cuando sentí unos fuertes brazos agarrarme con fuerza y
mantener la caja aun en mis brazos. Al girarme, vi a una chica alta de pelo
castaño en ropa deportiva. Parecía volver de correr, ya que estaba algo sudada,
y al contrario de mí, tenía una gran sonrisa en el rostro debido al ejercicio
físico. Me disculpé torpemente con ella y ella entró en su piso después de
despedirse cortésmente.
Era una chica agradable… y esa sonrisa…
seguro que tiene novio…
-
Taylor, ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? – Preguntó Tori tras la puerta. No me
había dado cuenta del tiempo que llevaba dentro del baño… Tori se pensara que
me he caído por el retrete o algo…
-
¡Ya salgo! – Grité, dándome un último vistazo en el espejo y abriendo el
pestillo de la puerta. Al abrir, me encontré con Tori preocupada sosteniendo
una taza humeante.
-
Em… te he preparado un poco de leche caliente con miel…de pequeña me ayudaba a
dormir… - Por el amor del cielo… ¿Cómo es
posible que esta mujer sea tan condenadamente dulce? – Humm… si no te
gusta, puedo prepararte cualquier cosa. – Dijo, bajando la cabeza avergonzada.
-
Oh… no, la leche está bien… - Dije, aceptando la taza y sentándome en la cama.
– Lo cierto es que mi madre también me preparaba leche caliente por las noches
para poder dormir. – Tomé un poco de leche y cerré los ojos al sentir el
líquido caliente y dulce bajar por mi garganta… - Hacia mucho que no la tomaba.
– Dije sonriendo. – Está muy rica… - Tori se rio ante el comentario infantil.
-
Eres demasiado mona haciendo cosas así… - Dijo Tori con su encantadora sonrisa.
Antes de darme cuenta, ya había empezado a hablar.
-
¿Sabes? Cuando te vi por primera vez y me sonreíste así, lo primero que pensé
es que seguramente tenías novio… - Tori miró hacia otro lado avergonzada. – Lo
digo en serio… puede que no novio… pero no me extrañaría que tuvieras a una
cola de chicas esperando… - Le dije, pinchándola con el dedo. - ¿No tienes
novia? – Le pregunté, curiosa.
-
No… - Dijo tristemente. – Me temo que en ese tema no he tenido demasiada
suerte. – Dijo jugando con sus dedos.
-
¿Cómo qué no? ¡Eso es imposible! Eres guapísima y además eres condenadamente
encantadora… ¿Qué les pasa a las lesbianas de esta ciudad? – Tori empezó a
reírse a pleno pulmón.
-
Gracias por tu apoyo pequeña chica heterosexual, pero me temo que por muy encantadora
que te parezca no muchas chicas querrían tener una relación conmigo… y yo no
soy de esas que están liándose con una diferente cada semana… - Dijo soñadora.
– Me temo que yo siempre he tenido la mala suerte de enamorarme de chicas que o
no me correspondían o no querían nada serio conmigo… y bueno… hace unos años
sencillamente me rendí y me dediqué de lleno al trabajo… otra de las grandes
razones por las que ninguna chica está conmigo…
-
¿Por qué lo dices? ¿Qué tiene de malo ser policía? – Pregunté extrañada y
rencorosa con todas las mujeres que no le daban ni siquiera una oportunidad a
Tori.
-
Piénsalo un poco Taylor… Mi horario es una mierda, tengo guardias más noches de
las que debería, no puedo hacer ningún plan a largo plazo y por si no te has dado
cuenta no soy que se diga un policía de tráfico… trato con asesinos y muerte
casi todos los días… y me temo que no es algo muy atractivo para una mujer… -
Dijo tristemente. Dios, no lo había
pensado… había visto a la Tori desenfadada y divertida esta noche conmigo,
pero las pocas veces que me la había encontrado cuando llegaba del trabajo
siempre parecía extremadamente cansada y triste.
-
Entonces… deberías tener a una chica dulce y tierna esperándote en casa todos
los días que te ayudara a sobrellevar mejor tu trabajo… - Tori me miró y abrió
la boca intentando rechistar. – No, es cierto. Las pocas veces que te he visto
volver del trabajo siempre estabas molida y con unas ojeras de caballo… ¿Te
gustan las chicas sureñas? Dicen que son las amas de casa perfectas para alguien
como tú… -Tori comenzó a reírse.
- ¿Te
refieres a una chica dura y con un trabajo de hombres? Créeme que el trabajo
tengo que pelear por demostrarles a los tíos que el ser policía no es sólo
trabajo de hombres…
-
No… me refiero a una chica divertida y condenadamente encantadora como tú… el
trabajo no debería interferir en una relación. Creo que quien lo hace sólo lo
usa como escusa porque tiene miedo…
-
Bueno… entonces tendré que planear un viaje a Texas el próximo verano para así
echarle el lazo a esa “chica sureña” de la que hablas… - Dijo con una sonrisa.
-
No te hace falta ir a Texas a por una chica sureña… Nueva York está llena de
ellas… fíjate, incluso yo soy medio sureña… - ¡Taylor, eso ha sonado condenadamente como una declaración! Tori me
miró extrañada por un momento. Sentí como el ambiente se iba enrareciendo por
segundos.
-
No te habría hecho por una chica sureña, locutora. – Dijo Tori en apenas un
susurro. Se la notaba… ¿Nerviosa? Tal vez tanto como yo…
-
Yo… bueno, mi padre es de Dallas y siempre dice que se ganó a una yanqui
refinada como mi madre con su fuerte carácter y su encanto sureño, así que fue
un gran mentor en lo que se refiere a enseñarme lo que haría una buena chica
sureña… - Dije bajando la mirada… me costaba muchísimo mirarla directamente a
los ojos ahora… ¿estábamos más cerca que antes?
-
¿Y qué es lo que haría una buena chica sureña? – No pude evitar tener un flash
del sueño tan maravilloso que estaba teniendo antes de que se convirtiera en
pesadilla…Una buena chica sureña te
cabalgaría toda la noche sin descanso… una y otra vez… - ¿Taylor? Parece
que te has ido muy lejos.
-
Yo… - Está muy cerca… si tan solo me
inclinara… - Yo… - Tori levantó su mano y la posó suavemente sobre mi
frente.
-
¿Te encuentras bien? Te has puesto colorada…tal vez tengas algo de… - No
recuerdo exactamente como lo hice, lo único que sabía era que había recorrido
la distancia que nos separaba. Tori estaba estática ante el abrupto rapto de
sus labios… eran tan suaves como pensaba. Dulces y suaves… Tori se separó de mí
bruscamente. – ¡Taylor! Esto no está bien… tú…tú… - Tori estaba temblando pero
no se apartó de mí… y yo quería desesperadamente de vuelta esos labios, así que
dejé la taza en la mesilla de noche y volví a besarla, esta vez más
profundamente, agarrando su cara con ambas manos para que no se apartara de mí.
Durante unos maravillosos segundos Tori me respondió, pero volvió a apartarse
de mí. – No Taylor… estás confundida y es normal después de lo que pasó ayer…lo
mejor será que me vaya a dormir al salón.
Tori
se levantó y se disponía a salir de la habitación cuando conseguí agarrarla del
brazo y lanzarla con una fuerza que no sabía que tenía sobre la cama. Tori
comenzó a erguirse pero yo la volví a empujar hacia abajo colocándome encima de
ella. No sabía lo que me pasaba… sólo la quería a ella… la deseaba.
Antes
de que Tori pudiera hablar, volví a besarla con fuerza. Tenía miedo de que me
volviera a apartar y no sabía si volvería a tener la fuerza y el coraje
suficiente para volver a besarla. Pero Tori esta vez no se apartó. Respondía a
mis besos con movimientos lentos y temerosos… podía notar su lucha, podía notar
como se contenía y también podía oír como los engranajes de su cabeza
intentaban encontrarle sentido y lógica a todo esto… pero es que ni yo lo
sabía… sólo sabía…
-
Te deseo… - Dije, mientras respiraba pesadamente sobre sus labios. Tori me miró
durante lo que me pareció una eternidad, buscando algo en mí… pude ver como su
rostro cambiaba ante mí… duda… miedo…deseo…
Tori
me agarró con fuerza de las caderas uniéndonos en un solo movimiento mientras
volvía a capturar mi boca, ahora segura y ávida de más. Al primer contacto de
mi entrepierna con su muslo desnudo no pude contener un sordo gemido que se
ahogó en su boca…se sentía tan bien… y ni siquiera estábamos completamente
desnudas…
Sentí
sus pezones duros contra mis pechos tras la fina tela de la camiseta de
tirantes y quise cogerlos y pellizcarlos. Me senté sobre sus muslos llevándome
a Tori conmigo, sin separar en ningún momento nuestras bocas, y levanté sin
miramientos su camiseta, dejando al descubierto esas maravillosas y erizadas
aureolas. Antes de poder inclinarme hacia ellas, Tori levantó mi camiseta
impaciente, mostrando mis pezones tan duros y ansiosos de atención como los
suyos… pero ahora no.
Me
incliné y finalmente sentí ese manjar en mi boca. Y como si fuera un caramelo,
lo lamí y mordisquee con cuidado. Disfrutando de su cuerpo vibrante y fuerte
debajo de mí. Sentí una mano sujetar mi cabeza exactamente donde estaba. Mi
mano derecha estaba posada en su espalda, recorriendo de arriba abajo la ahora
encorvada espalda, mientras que la izquierda pellizcaba y apretaba sin cuartel
el otro pecho. Sentí en la palma de mi mano las cosquillas que hacia su pezón
al frotarlo con suavidad antes de tirar de él. Me sentía como una niña pequeña
con su juguete favorito… un juguete nuevo y lleno de botones que hacían que la
muñeca hiciera unos ruiditos muy placenteros.
Tori
me volcó sobre la cama, lo que me hizo gruñir al perder el contacto de su pecho
en mi boca. Pero el gruñido se volvió un gemido al sentir sus pequeños
mordiscos en mi estómago. Mordisqueó y recorrió mi estómago con su lengua,
jugando con mi ombligo, provocándome espasmos de gozo al sentir su lengua
perfilar el borde mis bragas. Subió de nuevo por mi torso dejando pequeños y
húmedos besos por donde pasaba. Ahuecó mis pechos y los devoró de uno a otro
hasta volverme loca de la urgencia.
-
Por favor… - Le supliqué. Por favor… necesito que me hagas el amor… ¡Ahora!
Sentí
la sonrisa de Tori sobre mi pecho, y mientras ella seguía lamiéndolo pude
sentir como sus dedos sujetaban y bajaban mis bragas. Al instante sentí el frío
contraste que dejó la tela caliente sobre mi entrepierna mojada, ahora sin nada
que la protegiera de miradas indiscretas. Sabía que estaba vergonzosamente
mojada…pero me daba igual… sólo quería calmar el monstruo que ahora sentía en
mi vientre. Tori se deshizo de la última prenda que le quedaba y ahora
estábamos una frente a la otra, completamente desnudas…
En
el momento en el que Tori pegó su cuerpo por completo con el mío me sentí
desfallecer. Sentí la humedad de Tori sobre mi muslo e instintivamente agarré
con ambas manos sus nalgas, apretándola con más fuerza contra mí.
-
¡Dios! – Gimió Tori. – Te sientes tan bien… - Tori volvió a besarme con pasión,
entrelazando nuestras lenguas, mientras sus caderas comenzaban a moverse sobre
mí, haciendo que mis caderas se alzaran buscando un mayor contacto. Puede que
nunca antes hubiera tenido sexo con una mujer… pero era tan instintivo… tan
correcto…
Su
suavidad contra mi piel, el dulce calor de nuestro placer, mis uñas aferradas a
su arqueada y fibrosa espalda, el continuo y natural balanceo de sus caderas…
estaba extasiada… y quería más… mucho más… quería sentirla por completo. Como
si necesitara sentir que nuestros cuerpos se fusionaran en uno solo. Era una
sensación tan angustiosa y a la vez placentera… la necesidad pura de sentir ser
una con otra persona… nunca antes lo había sentido, y era sencillamente
maravilloso.
Los
dedos de Tori me recorrían de arriba abajo, cada vez más cerca del punto de mi
cuerpo que pedía atención. Finalmente atravesó la fina barrera de vello oscuro
y pude sentir como sus dedos me recorrían y abarcaban por completo. Mis caderas
se movieron contra su mano, buscando liberación. Ella bajó un poco más, y me
miró como pidiendo permiso.
-
Sí… - Dije con la voz ronca de placer. Me aferré con ambas manos a su cuello
cuando sentí como dos dedos entraban en mi interior, permaneciendo
profundamente hundidos en mí. Gemí con fuerza cerca de su oído, disfrutando de
la sensación de tenerla dentro de mí. En un instante, Tori apartó los dedos
casi por completo, y volvió a arremeter dentro de mí, una y otra vez, con
lentitud dolorosa, arrancándome gemidos roncos y guturales. – Más… - Le dije al
oído en un susurro. – Dame más… - Volví a suplicar. Entonces Tori salió por
completo de mí, introduciéndome tres de sus dedos en mi interior. La besé con
fiereza mientras sus dedos iba cada vez más rápido dentro de mí, haciéndome
llegar al borde demasiado rápido, pero no podía parar… lo necesitaba tanto…
separé nuestras bocas al sentir el desgarrador orgasmo, aferrando mi cuerpo
tembloroso y drogado al suyo, y grité como nunca antes lo había hecho.
Sentí
lágrimas gruesas y calientes correr por mi cara, que fueron besadas con mimo y
dedicación por Tori, que permaneció en mi interior hasta que mi cuerpo volvió a
relajarse por completo. Al retirar sus dedos, no pude evitar un pequeño gorjeo
de lo sensible que estaba. Tori me acunó dándome suaves y tiernos besos
mientras me tumbaba de nuevo en la cama, tapándome con cuidado y abrazando mi
cuerpo desnudo y frágil.
Sentía
mis parpados pesados y no rechisté al sentir como colocaba mi cabeza sobre su
hombro y besaba mi sien, susurrándome que descansara… a los pocos segundos caí
en un profundo sueño…
***
Un
molestó sonido me hizo salir de un maravilloso sueño que ya se hacía borroso.
Como es habitual en esta ciudad, alguna obra cercana comenzaba y el sonido del
martillo eléctrico y los graves gritos masculinos inundaron las calles. Estiré
mi brazo para encontrarme con un lugar vacío a mi lado. Abrí los ojos
extrañada, comprobando que tan sólo eran las 9 y media de la mañana.
La
taza de leche ya no estaba y a mi lado sólo había un cúmulo de sábanas
arrugadas. Dejé caer de nuevo mi cabeza sobre la almohada, inhalando con
profundidad, lo que me trajo a la mente los sucesos de hace pocas horas. Las
sábanas guardaban con total orgullo el maravilloso aroma hormonal del
sexo…sexo… ¡Sexo!
Me
levanté de golpe y efectivamente comprobé que estaba desnuda y felizmente
entumecida. Me he acostado con Tori…Oh
Dios… Creo que mi educación como buena chica sureña se acaba de ir por el
retrete…
Vi
un papel pegado a la puerta de la habitación, por lo que agarré las sábanas y
me envolví con ellas, dirigiéndome a la puerta; “He ido a la ferretería a por algunas bisagras nuevas para tu puerta.
Volveré lo antes posible. Tori.” No había ningún “Buenos días, amor” ni “Te
estoy preparando el desayuno, preciosa”. Suspiré con fuerza y me dirigí al baño
para darme una buena ducha.
Me
ahogue más tiempo de la cuenta bajo el agua. Intentando poner en orden mis
pensamientos. ¿Qué me había pasado
anoche? Yo nunca soy así en la cama… pero ha sido tan… caliente. Con el
simple recuerdo de Tori desnuda encima de mí, mi cuero volvió a pedir con
urgencia atención. ¡Por el amor de
cristo, déjalo ya! Lo más seguro es que para Tori no haya sido nada… sólo
un polvo con su vecina… nada más… Pero ella
dijo que no era de las chicas que se acostaban cada semana con una distinta…
Sí, pero tampoco dijo que de vez en cuando no le gustara echar una cana al
aire.
Salí
de la ducha al sentir el agua fría comenzar a correr y me envolví en una toalla
que parecía limpia… olía a Tori. No pude evitar sonreír como una boba durante
unos segundos. Taylor, tienes que salir
de aquí y comenzar a pensar con propiedad… sin pensar en el sexo. Cierto.
Cogí mi bolsa y me vestí con una camiseta sencilla y unos vaqueros claros.
Encontré en un cajón sábanas limpias y empecé a cambiar el revoltijo de sábanas
“sucias”. Las metí en la lavadora dejando el lavado programado y me puse unas
sandalias para salir a pasear. Como no encontré el bloc de notas, cogí la misma
nota que me había dejado Tori y le puse que había salido a dar un paseo.
Aproveché el viaje y baje la basura con los restos de la cena…Por lo menos quiero dar la impresión de ser
una invitada limpia…
Al
salir del piso con las llaves de repuesto, no pude evitar asomarme al piso de
arriba, pero la puerta aún estaba precintada. Así que bajé las escaleras para
salir, saludando a la anciana señora Miller por el camino. Me extrañó muchísimo
que la normalmente amable señora me saludara nerviosa y ausente. No le di mucha
importancia y salí del piso. Caminé durante un minuto hasta llegar a los
contenedores comunitarios, situados en uno de los laterales del piso, cuando vi
llegar al piso a Tori. Me escondí tras los contenedores y vi como rebuscaba en
sus bolsillos las llaves y entraba en el piso. Tori no parecía feliz… más bien
parecía muy triste…
Caminé
un par de manzanas hasta un pequeño parque cercano, donde un reducido grupo de
personas hacía yoga al aire libre. Me senté bajo a un árbol y me metí en mis
pensamientos mientras los observaba curvarse en posturas extrañas.
A ver Taylor, vamos por pasos. ¿Eres
lesbiana? No… porque los chicos me gustan, tanto emocional como sexualmente…
entonces ¿qué? No puedo ser hetero después de todo lo que sentí anoche… y he de
admitir que si he sentido algo por mujeres antes, aunque sólo fuera de manera
platónica… entonces sólo me quedan dos opciones. Pansexual o bisexual… no creo
que sea pansexual… me atraen las personas atractivas, y por mucho que diga que
me gusta el fondo de una persona, no voy a ser tan hipócrita como para decir
que no me importaría acostarme con alguien sólo porque su personalidad sea
agradable… no, definitivamente pansexual no… entonces bisexual… ¿Sí? Sí… el que
me haya acostado con Tori no significa que no vea sexualmente atractivo a ese
chico que va en bicicleta… y que decir que la instructora de yoga a pesar de
ser mayor de los 40 años aún tiene mucho que ofrecer… Vale. Un punto cubierto. Sexualidad
definida… ¡Qué fácil!
Pero… ¿Y mis padres? ¿Y la sociedad? ¿Podría
ahora salir del “armario” sin más ante todo el mundo? ¿Y mi trabajo? ¿Repercutirá
mi sexualidad en el trabajo? ¿Podré vivir ahora una vida con una mujer sin más?
¿Tendré que participar en las fiestas del Orgullo y luchar por las causas LGBT?
Argg… ¡son muchas cosas juntas!
Yo sólo quiero una vida sencilla. Tener
una casa a las afueras con un amplio jardín delantero lleno de rosas, un gran labrador
chocolate llamado Spike y dos o tres niños correteando de un lado a otro con la
cara cubierta de helado y las rodillas peladas de jugar en el jardín. ¿Las
lesbianas pueden tener eso? Tener hijos será mucho más complicado… pero ahora hay
muchos medios para tener una familia con una pareja de tu mismo sexo… nunca
había pensado en la adopción, pero no me importaría siempre y cuando haya experimentado
la maternidad por mí misma… ¿La inseminación será muy cara? Porque no sé si con
el sueldo de Tori y el mío nos podríamos permitir todo eso…
Espera, espera… ya estás dando por
sentado que Tori querría todo eso. Y lo quieras o no, Tori es una lesbiana en
Nueva York, la gran ciudad, con un trabajo peligroso y miles de chicas con las
que poder disfrutar de su juventud por muchos años más… y tú vas y la metes en
tu saco de perfecta familia americana con perro incluido. ¿Qué voy a hacer?
Tori me gusta… me gusta mucho… si no me gustara en mi vida me habría lanzado a
ella de esa manera… normalmente tardo meses en sentirme cómoda sexualmente con
alguien, ¡y ayer casi la violo!
Dean… se me había olvidado por completo
ese desgraciado. Pienso hacer que se arrepiente de lo que hizo… decidí dirigirme
a la comisaría más cercana a poner la orden de alejamiento y la denuncia por lo
de ayer, así de camino podría aclarar un poco más mi cabeza…
***
Llegué
al piso cerca de la una de la tarde. El papeleo en la comisaría me había
llevado más de lo que pensaba y había echado por tierra mis planes de hablar
con Tori en el desayuno. Subí directamente a mi piso, que ya tenía la puerta
bien colocada en su sitio con nuevas y brillantes bisagras. Entré y suspiré con
fuerza al saber lo que me esperaba.
Fui
a la cocina y cogí el rollo de bolsas de basura y me dirigía al dormitorio. Sin
pensármelo demasiado, guardé en una bolsa las sábanas y en las demás toda la
ropa de Dean. Doce bolsas de basura más tarde ya no había nada relacionado con
Dean en mi piso. Ni espuma de afeitar, ni fotos, ni condones… nada que tuviera
que ver con mi vida con ese gilipollas. Pensé en tirarlo todo, pero eso me
pareció un total desperdicio, así que llamé a la parroquia cercana y muy
alegremente me mandaron a dos chicos que recogieron todas las cosas, agradeciéndome
la donación. Si quieres recuperar tus
cosas tendrás que mendigar a la iglesia, cabrón.
Puse
sábanas nuevas y reorganicé el armario… ¿Tan
poca ropa tenía yo y tanta él? Para que después digan de nosotras… cuando
al fin terminé, ya eran las seis de la tarde y aún estaba reuniendo las fuerzas
para ir al encuentro de Tori… ¿Cómo se lo
tomará? ¿Qué me dirá?
Siete
de la tarde… Ains, venga Taylor, ¡que no se
diga que no eres una chica con carácter! Me puse unas deportivas, cogí mis
llaves y las de Tori y me dispuse a salir, pero al abrir la puerta me encontré
de bruces con Tori dando vueltas delante de mi apartamento.
-
Em… Hola… yo… venía a ver si la puerta iba bien. – Dijo nerviosa. Estiró la
mano y movió la puerta hacia adentro y hacia afuera una y otra vez. – Parece que
va bien. – Tori estaba temblando.
-
Yo… iba a ir a hablar contigo sobre…anoche. – Tori comenzó a agitar su cabello
mientras miraba al suelo.
-
No es necesario hablar…yo… lo entiendo. – Dijo rápidamente. – Después de lo que
pasó es algo normal…supongo… buscar calor humano. A mí no me importa… fue
divertido y entiendo…
-
¿Qué entiendes? – Pregunté divertida. Tori estaba monísima estando tan
avergonzada.
-
Pues que fuera… ya sabes… un calentón del momento. – Dijo, roja como un tomate.
-
Sí… puede que fuera un calentón del momento…ciertamente nunca había hecho nada
parecido antes. – Pude ver la tristeza reflejada en los ojos de Tori. Oh, mi vida… - Aun así quiero hablar
contigo. – Tori asintió y agachó la cabeza, como un niño esperando una
reprimenda. Venga Taylor, la verdad por
delante. – Tori, yo no soy lesbiana… soy una chica sencilla que sueña con
casarse, tener hijos, una casa y un gran y peludo perro al que pasear por las
mañanas… - Tori me miraba con ojos llorosos, pero aguantando el tipo… ¿Cuantas veces te han hecho daño, Victoria?
– Me enamoré tontamente de todos y cada uno de los hombres con los que tuve una
relación, incluido el desgraciado de anoche. – Dije avergonzándome por ello. –
y salí con ellos con la firme creencia de que la relación me podía llevar a
tener la vida que quería tener. Pero siempre fracasé estrepitosamente… por ello
no quiero volver a equivocarme nunca más. – Respiré profundamente y miré a Tori
directamente a los ojos. – Por ello, después de decirte todo esto, quiero
hacerte una pregunta.
-
Cla-claro. – Dijo Tori apenas en un susurro.
-
Tú… ¿Saldrías con alguien como yo? – Dije con timidez. Tori me miró extrañada,
parpadeando varias veces con fuerza, sin comprender.
-
¿Salir…qué? –Preguntó Tori confusa.
-
Mira… no sé cómo es tener una relación con una mujer. Sé que voy a meter la
pata una y otra vez y tendrías que tener paciencia conmigo… pero realmente me
gustas…muchísimo. Es cierto que no soy lesbiana, pero tampoco soy heterosexual…
no eres la primera mujer en la que me fijo, aunque he tardado un poco en
analizarlo… y realmente nunca he hecho algo como lo de anoche…pero es que…sencillamente
no pude contenerme. Eres divertida, encantadora y condenadamente sexy. Cualquier
chica que se metiera en la cama contigo no podría quitarte las manos de encima…
y bueno… sé que decir nada más comenzar una relación que quieres una gran
familia y todo eso echa para atrás pero…
-
Sí. – Dijo Tori simplemente.
-
Lo sé, lo sé… y es normal que no te interese que…
-
Taylor. – Me interrumpió Tori, acercándose a mí. – Sí… quiero salir contigo.
-
¿Sí? – Pregunté asombrada. – ¿Incluso sabiendo que busco una relación sencilla
y aburrida? – Tori negó con la cabeza.
-
Una relación contigo no sería sencilla y aburrida… sería maravillosa. – susurró,
acercándose más a mí.
-
¿Incluso con tres niños, un perro y un gran jardín que podar todas las semanas?
– Pregunté, sintiendo como una gran lágrima caía por mi mejilla.
-
Incluso con tres niños, un perro y un jardín que cuidar todas las semanas. –
Dijo mientras me secaba suavemente las lágrimas que corrían por mi cara.
-
¿Po-por qué? – Pregunté sobre sus labios.
-
Porque llevo prendada de ti desde que oí tu voz por primera vez en la radio… porque
estoy enamorada de ti desde que te vi resbalarte por las escaleras hace un año…
Y porque ese, Taylor, también es mi sueño. – Me dio un suave y profundo beso. –
Yo también deseo una gran familia al llegar a casa. – Otro largo y profundo
beso. – Pelearme con el perro después de que destroce mis deportivas. – Otro más.
– Enseñar a los niños a jugar al futbol. – Otro más. – Y hacerle el amor todas
las noches a mi adorable y preciosa esposa. – Tori me alzó entre sus brazos y
me beso profunda y salvajemente. Metiéndonos a ambas en mi piso y cerrando la
puerta de una patada.
No
sé si funcionara o no… pero ahora mismo deseo de todo corazón que ella sea la
persona con la que pase el resto de mi vida.
*PD:
Esa tarde la anciana señora Miller tuvo que ir a comprarse tapones para los
oídos.
FIN
¿Sabíais que esta historia es una precuela de Wild & Wise?
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Preciosa de principio a fin! tienes una imaginación maravillosa :)
ResponderEliminarHdjskskslsllsksska geniaaaaaaaaal, al finnn lo había esperado mucho. Me encanto*-**-*-*-*-*
ResponderEliminarHabrá una continuación o ya es el fin fin???
Igual me ha fascinado, esperando con ansias su continúes las otras historias ((:
Ps me queda una sensación agridulce ps porque me encanto toda, creo que lo manifesté desde la primera parte, y esta continuación fue espectacular, adore ambos personajes pero ya es el final y no dejo de sentirme triste :(
ResponderEliminarIgual yo se que nos vas a traer mas historias bellas e interesantes como esta, así que estaré esperando.
Besos y saludos ;)
Luisa V.
Divina la historia y muy graciosa por todos esos pensamiento que tenia en la cabeza... pero bueno en cierto modo son cuestiones que siemprr hay q preguntarse...
ResponderEliminarPregunta... habra continuación de su relacion?? Asi sea un extra cortico...
Saludos
genial !! me encanto y el final tambien, y tambien comparto la opinion de las demas de que si puede haber una continuacion de su historia de amor nos gustaria mucho
ResponderEliminarSaludos. ; )
M.S (galicia)
Ahh noo me digas que termino asi quiero saber si se casan cuantos hijos van a tener queremos la continuacion por faa
ResponderEliminarMaravillosa historia. Me encanto
ResponderEliminarMaravillosa historia. Gracias por darnos la oportunidad de leer tus historia...
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