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miércoles, 3 de junio de 2015

Una Asistente de Alto Riesgo Parte IV

CAPÍTULO 7

Llegué a casa cerca de las 21:00. Me lo había pasado genial con Steph. Hablamos sobre ropa y lugares de moda de la ciudad. Era una mujer muy atractiva e inteligente. Era la directora ejecutiva de su propia empresa y tenía grandes ideas sobre la comercialización de productos de belleza más exclusivos para mujeres adineradas. Habíamos quedado para vernos la semana que viene para ir al nuevo spa y ya estaba impaciente.

Mientras subía las escaleras pensé en lo que me dijo Brooke “¡No te das cuenta que esa mujer sólo quiere llevarte a la cama!”… lo cierto es que durante toda la tarde Steph había dejado bastante claro que me deseaba, y a mí eso no me molestaba. A fin de cuentas, eso era lo normal, ¿No?


Pasé por la habitación de Brooke y pensé en hablar con ella sobre la discusión que tuvieron en el club. Me sentía mal por haberle gritado así… pero por una vez había conseguido llamar la atención de una mujer sin su ayuda…en la discoteca siempre me sentía como un segundo plato a su lado. Todas la miraban como si quisieran devorarla y eso me envaraba.

Decidí hablar con Brooke mañana. Estaba cansada y sabía que si hablaba con ella ahora acabarían discutiendo de nuevo, así que entré en mi habitación y me quedé dormida nada más tocar la almohada.

Por la mañana me extrañe de que Brooke no me levantara… ¿tan enfadada estaba conmigo? Me puse un sujetador deportivo amarillo y unos leggins cortos de color negro. Me di cuenta de que llegaba tarde al entrenamiento, así que baje corriendo al comedor y me encontré a mi padre desayunando tranquilamente.

- ¡Buenos días papá! – Le dije mientras cogía una rebanada de pan de centeno de la cesta del desayuno.

- vaya… que activa estás esta mañana… veo que el entrenamiento te ha venido realmente bien… estás mucho mejor que tu madre a tu edad. – Dijo mi padre sonriendo. Yo, por toda respuesta me acerqué a él y le di un sonoro beso en la mejilla. – Que cariñosa… supongo que debe de haberte pasado algo muy bueno para que estés tan contenta.

- ¡Pues sí! Ayer conocí a una mujer que me gusta mucho y he quedado con ella la semana que viene para ir juntas a un spa.

- Me alegro por ti cariño. Espero que la cita te salga bien. – Dijo mi padre. Se le notaba algo alicaído.

- Papá, ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te traiga las vitaminas  o algo de la cocina?

- No, no querida. Sólo estoy algo triste… - Dijo, soltando el periódico a un lado y suspirando pesadamente. – Voy a echarla muchísimo de menos… me encantaba hablar con ella y siempre me dio buenos consejos sobre cómo avanzar en mi relación con Lucy…

- ¿De quién hablas? – Pregunté extrañada, mientras bebía un poco de agua.

- ¿Cómo qué de quién hablo cariño? –Me dijo confuso. – Pues de Brooke ¡claro! ¿De quién iba a hablar si no?

- ¿A qué te refieres? ¿Ya no cenaras con nosotras? ¿Se te está complicando el trabajo? Sabes que podemos esperarte…- Mi padre mi miró extrañado. - ¿Qué?

- Cariño… ¿No lo sabes?

- ¿Saber el qué? – Estaba empezando a enfadarme.

- Gwendolyn, cielo… - ¿Qué…? – Brooke se ha ido… - Me levanté como un resorte de la mesa.

- ¿QUÉ? – No. No puede ser…

- Cariño, se marchó ayer por la tarde. Le surgió un trabajo importante y tuvo que irse rápidamente…

- Pero… ¿Dónde? ¿Cuánto tiempo?

- No sé dónde cariño, no me lo dijo. Sólo me dijo que tenía que irse rápidamente y que ya no tenía que preocuparme por ti, que ya no era necesaria…

- ¿Cómo que no era necesaria? Yo… - “¡…deja de estropearlo y márchate!” “¡Yo sé lo que quiero, y lo que quiero es que me dejes en paz…!” No… No… ¡NO!

No, no es cierto. Salí del comedor y fui al gimnasio. Allí no estaba su macuto… fui al garaje y pasé entre los coches, pero no había ni rastro del suyo… Puede que haya salido un par de días... Subí las escalaras y abrí de golpe la puerta de su habitación. Abrí desesperadamente todos los cajones y armarios, que se reían de mí vacíos y oscuros. En el baño no estaba su estúpido mejunje de hierbas ni los aceites naturales que se ponía después de los entrenamientos… no había nada…

Vi un bulto encima de la cama y corrí hacia allí, para acabar derrumbándome sobre mis rodillas. Era nuestra primera foto juntas… Brooke aún tenía la cara bastante roja después beberse el chupito irlandés y sonreía como podía a la cámara mientras sus brazos me rodeaban por la cintura…el marco comenzó a llenarse de agua, y por más que lo limpiara seguía mojándose…me dolía la garganta y sentía mis ojos hinchados e irritados mojarse cada vez más… apreté con fuerza el marco contra mi pecho, haciéndome daño con sus esquinas…abrí la cama de Brooke y hundí la cara en el suave perfume de su almohada… y grité. Grité y grité hasta quedarme afónica. Se ha ido…Brooke se ha ido…

***

Escuché los gritos desde el comedor y salí corriendo escaleras arriba todo lo rápido que mis viejas piernas me lo permitieron. Los gritos salían de la antigua habitación de Brooke y mi polvoriento corazón se me desgarró al ver a mi pequeña gritar de dolor.

Me acerqué a ella y la abracé con fuerza mientras seguía llorando y gritando a pleno pulmón contra la almohada. Después de varios minutos, Gwen se quedó dormida cuando el cansancio la venció. Noté en su mano un ligero corte y corrí al baño a traer paños por si la herida era muy grande. El borde de sus dedos estaban cortados de haber aferrado con fuerza  un marco de fotos que ahora se encontraba con el cristal completamente desquebrajado. Mandé a Annie que vendara con cuidado a Gwen sin despertarla y salí de la habitación con el marco en la mano.

Una vez en mi despacho, saqué la foto con cuidado y contemplé la imagen de Brooke y mi hija con unas amigas, divirtiéndose en un local de ambiente. Cada una vestía de forma diferente… mi niña estaba preciosa…era la viva imagen de su madre… noté como los brazos de Brooke rodeaban la cintura de Gwen de forma casual y la resplandeciente sonrisa de su hija… y sí…

Cogí mi móvil y llame a Lucy. Le dije que viniera rápidamente a la mansión por un asunto urgente. 20 minutos más tarde, Lucy entraba en su despacho, iluminándolo como cada vez que lo hacía.

- ¡Dime Dean! ¿Te ocurre algo? ¿Es Gwen? – Lucy siempre tan atenta… cuando todo esto se arregle, tengo que arriesgarme a pedírselo antes de que sea demasiado tarde para este viejo carcamal…

- Lucy, ¿Sabes a donde ha ido Brooke?

- ¿Brooke? – Preguntó Lucy extrañada. – No, ayer se despidió antes de coger un avión a su nuevo trabajo, pero no me dijo a donde iba… - Me rasqué la barba pensativo, algún día tendría que cortármela… - ¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo?

- Sí… creo que sí.

- ¿Cómo?

- Verás, hasta hace una media hora mi hija se encontraba gritando y llorando a pleno pulmón sin razón aparente.

- ¿Crees que le ocurre algo malo? Puedo llamar al médico y estará aquí en unos minutos… - Dijo Lucy mientras sacaba su móvil…

- No será necesario… no creo que lo que tenga mi hija lo pueda arreglar un médico.

- ¿A qué te refieres Dean? – Le entregue la foto a Lucy.

- Pues, cuando me encontré a mi hija, se había cortado las manos apretando el marco que contenía esa foto… y unos minutos antes yo mismo le comuniqué que Brooke se había ido de la casa y que no sabía su paradero… - Lucy miró atentamente la foto y la acarició con cuidado.

- Estás insinuando qué…

- Creo que mi hija está enamorada de Brooke. – Lucy asintió sin más y dejó la foto sobre la mesa. – No sé lo que ha pasado entre ellas o si no ha llegado a pasar. Esta mañana mi hija estaba contenta antes de enterarse de la marcha de Brooke. Me hablaba de que había conocido a una mujer que le gustaba y con la que iba a salir y el día anterior tu sobrina se presentaba en la casa, informaba que se iba y en pocos minutos desapareció… no sé las razones que tenía Brooke para irse, pero creo que tiene algo que ver con que Gwen vaya a salir con esta mujer… sólo son suposiciones, pero me gustaría averiguar dónde está Brooke por si…

- Por si tienes razón Dean, por si tienes razón… - Lucy exhaló pesadamente mientras se sentaba en un sillón. – Conozco muy bien a mi sobrina Dean, y ayer estaba alterada sí, pero también devastada…no sé si pondría las manos en el fuego por ello pero creo que Brooke también está enamorada de Gwen… - Asentí esperanzado.

- Entonces tenemos que averiguar dónde está, Lucy. Yo no puedo dejar a mi hija así… nunca la había visto mostrar tanto dolor… - Lucy se levantó y me miró con decisión.

- Déjalo en mis manos Dean. Pienso encontrar a mi sobrina aunque tenga que ir yo misma a buscarla… - Y Lucy se marchó del despacho dejándome enfrascado en mis pensamientos.

Un par de horas más tarde, Annie me aviso que mi hija se había levantado y que preguntaba como una loca por una foto. Entré en la habitación de Brooke donde mi hija daba vueltas y vueltas buscando por el suelo.

- ¡No está! ¿Dónde está? – Decía una y otra vez.

- Cariño, ten. – Le tendí la foto a mi hija, la cual corrió hacia mí y la agarró con cuidado.

- El marco…

- Se rompió cariño… lo apretaste demasiado fuerte, lo siento… - Ella asintió lentamente y se volvió a meter en la cama con la foto en la mano. – Cariño…

- Quiero estar sola papá… - Me dijo con voz queda.

- Claro…por favor, cuando te sientas mejor, me gustaría que hablásemos… ¿vale cariño? – Gwen asintió y continuó mirando la foto… mi pequeña. Pronto todo se arreglará… ya verás.

Los días dieron pasos a las semanas y aún Lucy no había dado con Brooke. Gwen, mientras tanto, se había instalado definitivamente en la antigua habitación. Apenas comía y no salía de la habitación. Se había negado a que el servicio cambiaras las sábanas de la habitación y había pedido un champú y varias cremas específicas para ese baño. Cuando ya llevaba casi tres semanas así, me decidí a hablar con ella quisiera o no hacerlo.

Cuando entré en la habitación la encontré sentada en la cama, mirando esa foto de nuevo. Tenía unas ojeras muy marcadas y sus ojos habían dejado de brillar.

- Cariño… - Gwen levantó la vista asustada y guardó la foto en el cajón de la mesita de noche con cuidado. – Necesitamos hablar cariño.

- ¿Es necesario? Estoy cansada…

- Lo es cariño. Ya es hora de que afrentes esto. – Mi hija me miró con tristeza y furia.

- ¿Qué quieres que afronte? ¿Qué mi única amiga se ha ido? ¿Qué me ha dejado sin ni siquiera despedirse? ¡Yo se lo dije! ¡Yo le dije que se fuera! ¡Qué me dejara hacer lo que quisiera! ¡Qué me dejara en paz! – A Gwen se le quebró la voz y me acerqué a ella y la estreche entre mis brazos. – Ya no me quedan lágrimas papá… ya ni siquiera puedo llorar… - Gwen hundió su cabeza en mi cuello y se aferró a mí con fuerza.

- ¿Ella lo sabía? – Pregunté. Gwen se separó de mí y me miró con pesar.

- No… - dijo quedamente. – La veo en todas partes papá. Recuerdo todo lo que hicimos juntas. Cuanto nos reíamos, cuanto disfrutábamos…recuerdo cuanto la amaba… y yo no me daba cuenta… o no hice nada por comprenderlo…estaba tan convencida del tipo de mujer que quería para mí que no me di cuenta de que… ella estaba aquí… y ya no está…

Sentí una vibración en mi bolsillo y saqué el móvil. Era un mensaje de Lucy…

- Cariño… dime una cosa. – Me senté a su lado en la cama y le cogí ambas manos. - Si supieras donde está Brooke, ¿Irías a buscarla, aunque no supieras si ella siente lo mismo que tú? – Gwen asintió firmemente.

- Sí…Sí lo haría… me quiera o no, quiero que esté en mi vida… la quiero papá… la quiero mucho… - Sonreí con alegría. Con suerte, todo se arreglaría pronto.

- Bien. Me alegro de oírlo, porque debes prepararte para salir lo antes posible… y arréglate un poco mi vida, que estás horrible…

- No, papá… no quiero salir…

- ¿Cómo qué no? ¿No me acabas de decir que irías a buscarla si supieras dónde está? – Le dije, mientras sacaba un par de maletas grandes del armario y llamaba a Annie y Brigitte para que comenzaran a preparar las maletas de mi hija.

- Claro, pero yo no…


- Pero yo sí, cariño… Lucy acaba de decirme donde está Brooke y tú vas a ir a buscarla. – Dije al levantarla de la cama. – Vamos, dúchate y prepárate para irte de vacaciones.


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