CAPÍTULO 1
(LIZ)
Caminé por los pasillos del instituto saludando a todo el mundo. Hoy era un día importante, era el último partido de la temporada y todos esperaban que la capitana de las animadoras les insuflara ánimos tanto a los jugadores del equipo de fútbol como a los demás estudiantes aficionados.
En
el instituto Collins se vivía con pasión el deporte, sobre todo estos últimos
dos años. Tanto el equipo de fútbol como el de baloncesto del instituto estaban
los primeros en las clasificaciones y este año por fin podrían ganar la liga de
fútbol.
Así
que hoy, a pesar de las reglas del instituto, las animadoras y los jugadores
veníamos a clase con nuestros uniformes de los Panthers. Por los pasillos se
podía ver la expectación de los estudiantes por el partido de esta tarde. Había
pancartas y banderas negras, blancas y azules por todas partes y muy pocos
estudiantes se veían agobiados por los inminentes exámenes finales. Todos
deseaban algo de ese frenesí y esa expectación del pre-partido.
Vi
a Susan y Loren cerca del aula de ciencias, en sus respectivas taquillas. Ambas
estaban tan absortas mirándose en sus espejos acicalándose el pelo y retocando
su maquillaje que no se dieron cuenta de mí presencia hasta que abrí mi taquilla
dos casilleros a la izquierda de la de Susan.
-
¡Joder Liz, me has dado un susto de muerte!- Soltó Susan. Del brinco que pegó
se corrió sin querer el rímel que se estaba poniendo.
-
Su, te acabas de correr el rímel. – Dijo Loren riendo. Esta cerró su taquilla y
se acercó a Susan para limpiarle la mancha de los ojos con un poco de su
saliva. No sé porque pero estas dos siempre han sido como una madre con su
hija. Obviamente, la caprichosa era Susan, así que el papel de madre siempre lo
interpretaba Loren. – Ya está, Rubia. Tan guapa como siempre. – Le dio un beso
en la mejilla y le giñó un ojo, haciendo que Susan se pusiera como un tomate.-
Bueno chicas, me marcho ya, que llego tarde a mates. Nos vemos en el
calentamiento ¡Chao!
Loren
se marchó, dejándome a la atolondrada de Susan conmigo.
-
En serio Liz, no sé qué voy a hacer con ella. Sólo nos quedan un par de semanas
para graduarnos y aún no sé qué hacer. ¡Me está volviendo loca!
Susan
lleva coladita por Loren desde la secundaria. Yo también me quedé un poco a
cuadros cuando me lo soltó una noche de borrachera. Se enfadó mucho conmigo por
reírme de ella al día siguiente, pero es que estaba todo el rato balbuceando
todos y cada uno de sus atributos. Que si sus enormes ojos castaños, que si sus
más enormes pechos, que si sus labios rosados, que si su larga melena castaña…
y así estuvo no menos que dos horas. Después del shock, me sentí obligada a
contarle también mi pequeño secreto, aunque mi asombro fue mayor por su
respuesta: << ¿Y por qué coño piensas que te lo estoy diciendo? Eres la
tía más bollera que conozco… bueno…la única que conozco>>
-
Yo creo que deberías arriesgarte Susan, ella irá a la Universidad de Columbia y
tú aún no sabes si te han aceptado. ¿Y si no la vuelves a ver? Te quedarás con
el: y sí… - Susan cerró su taquilla y se planchó la falda del uniforme de
animadoras.
-
Lo sé Liz, lo sé… pero es que ella un día se comporta como una simple amiga y
al otro no para de abrazarme o a besarme en la mejilla. Este fin de semana casi
me muero teniéndola en mi cama durmiendo… te juro que lo único en lo que
pensaba era en que sólo llevaba un tanga y la camiseta de tirantes. Se estiró
de tal manera que pude ver sus pezones durante toda la noche… y no, no dormí…y
tampoco me aproveche. – vi como sus ojos pardos me miraban tristes. – Es mi
mejor amiga Liz… aparte de ti claro, y no la quiero perder. Mejor me marcho ya
a clase de biología.
Vi
como Susan se alejaba algo cabizbaja y abrí mi taquilla. Lo cierto es que yo
tampoco podía decir mucho de su situación ya que la mía era muy parecida.
Aunque siempre he creído que gran parte de la culpa la tiene Susan por tener
siempre cada dos por tres un noviecito que la respalde ante sus padres. Se
muestra siempre tan cariñosa con ellos que no me extrañaría que Loren pensara
que es heterosexual.
Esta
vez fui yo la que se miró en el espejo de mi taquilla. Nunca me gustó mucho mi
aspecto. Siempre lo vi muy corriente, pero la gente siempre me ha dicho que
estoy… ¿cómo era? ¡Ah sí! ¡Cañón! Me sonreí al espejo. Tengo el pelo largo y
rubio, ojos azules bastante normalitos y bueno, es cierto que tengo una buena
delantera, pero tampoco era para tanto.
-
¡Ey preciosa! ¿Me echaste de menos?- ¡Genial! Ahora me toca aguantar al imbécil
de Rob. Me giré y vi al mastodonte de Rob acorralándome en las taquillas con
sus enormes brazos de simio peludo. – Se supone que las animadoras deberían
animar a los jugadores. – alzó sus cejas peludas de manera sugerente. ¡Qué
asco!
-
Hola Rob.- Dije, cerrando mi taquilla. – ¿Te importa? Llego tarde a gimnasia.
-
Vamos nena, me tienes en ascuas. ¿Vendrás conmigo al baile? – Y dale con el
maldito baile.
- ¿Te
importa masa de grasa? Necesito abrir mi taquilla.- Esa voz…
Rob
se apartó de mi enfadado y encaró a la propietaria de esa voz… Dios, está tan
sexy como siempre. Sus ojos azules tan oscuros como la noche miraban
desafiantes y asqueados a Rob. Su pelo rubio y salvaje combinaba perfectamente
con sus pantalones negros rasgados y la camiseta roja ceñida…Eso sí que es una
delantera.
-
¿Quién…? Oh Kate. – Rob le miró descaradamente el escote, aunque apenas fueron
unos segundos antes de recibir una fuerte bofetada. - ¿Pero qué coño?
-
La próxima vez que me mires las tetas pienso darte una patada tan fuerte en los
huevos que te vas a quedar sin ellos. – Kate le mira el paquete a Rob y hace
una pequeña mueca de asco. – Aunque no sé si podría ser tan cruel contigo…
después de todo, te quedarías sin nada.
No
pude evitar reírme, sobre todo porque Rob aún no había pillado la indirecta.
Kate me miró con esos penetrantes ojos azules y mi respiración paró en seco. Su
mueca se tornó en una suave sonrisa, aunque apenas duró un segundo. Volvió a
tener ese rostro impenetrable que la caracterizaba y se acercó a su taquilla, sacó
de ella un libro de mates y la cerró de nuevo.
-
Nos vemos, Barbie. – Y se marchó, dejándonos a Rob y a mí aún en estado de
shock. Aunque creo que mis razones eran otras.
-
¿Barbie? ¿Pero qué coño se ha creído? ¡Mujer del demonio!- Me marché al gimnasio
lo más rápido que pude, antes de que Rob volviera en sí de su letargo de idiota
integral. Aunque a los pocos segundos no pude evitar sonreír… nos vemos…
El Ritmo del Deseo by Belladonna Literaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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Se ve interesante... gracias otra vez por mantenernos conectadas todos los dias a estaestas lindas historias. ..
ResponderEliminarMe parece que sera otra historia esperada, pues un viernes de sorpresa que me gusto , nos estas mal acostumbrando en publicar dos capitulos , en lo futuro queremos dos en cada publicacion jejejje.
ResponderEliminarGracias!!! por estas sorpresas , besos . Maria Rene