CAPÍTULO 9
Después de un viaje de veinte minutos en completo silencio dentro del coche. Llegamos a una calle bastante estrecha del centro, donde el único local abierto era uno de puertas acristaladas y letrero en rosa neón. Troopers era un local conocido por su clientela relativamente adinerada, ya que era un local más bien pequeño y exclusivo que era alquilado todas las semanas para alguna despedida de soltera, cumpleaños o graduaciones… el resto de la semana era considerado una discoteca de chicas, ya que siempre tenían la entrada gratis, frente a los pocos chicos que podían permitirse la entrada… eso ayudaba a las chicas a descartar hombres en escasez económica a leguas.
Elizabeth le dijo nuestros nombres al gran armario que había en la puerta de la discoteca y entramos al pequeño pero lujoso local. Allí dentro no había más de cincuenta personas, y todos eran conocidos de la Academia. No me sorprendió nada ver a Sabine y a David en una esquina del local, haciéndose arrumacos el uno al otro. Aunque David no fuera a la Academia, tenía bastante influencia en la ciudad y algo me decía que a Ira le gustaba el joven heredero. Si era por su dinero o simplemente por su físico no lo sabía, pero tampoco me importaba.
Seguí a Elizabeth sin dificultad entre la gente, que la saludaba con entusiasmo hasta que se perdía de vista. Entonces recordé una de las primeras impresiones que tuve de ella.
(Hace 3 años)
Acababa de llegar a la Academia Hamilton para hacer el examen de admisión cuando un sonido fuera del despacho del director, donde me encontraba, me llamó la atención. En la sala anterior al despacho, una secretaria estaba hablando muy amablemente con una chica de un lustroso y arreglado cabello castaño. Puede que no fuera de lo más respetuoso, pero no pude evitar escuchar a la chica asomada desde el cristal de la puerta del director.
- He llegado tarde por asuntos personales… -Decía la chica con una voz suave y dulce.
- Muy bien señorita Kensington, no hay problema, pero creo recordar que su curso tenía un examen de cálculo a primera hora y… - Dijo nerviosa la secretaria.
- Entonces hablaré con mi profesor para arreglar otra fecha… - Dijo ella, segura de sí misma.
- Lo lamento, pero ese era un parcial grupal y será imposible… - Entonces el director entró en la antesala y miró furibundamente a su secretaria.
- ¡Señorita Kensington! Es un placer verla como siempre… ¿qué puedo hacer por usted? – Preguntó diligente el director, que hasta hace sólo unos minutos me había parecido un hombre seguro y serio.
- Estaba aquí arreglando unos problemas que parece haber con la realización de uno de mis exámenes…
- Oh, no se preocupe por eso… seguro que su profesor le proporciona una fecha nueva para realizarlo. Si tiene algún problema con ello, sólo tiene que mandarlo a mi despacho… - Decía el director, con manos nerviosas y sudorosas. La chica mostró una lustrosa y blanca sonrisa antes de marcharse de la antesala. En cuanto salió de la habitación, tanto la secretaria como el director suspiraron ruidosamente.
- Betty, te he dicho mil veces que no le pongas ninguna pega a la señorita Kensington… si su padre se entera de algo que la desagrade ¡podemos vernos todos en la calle! – Dijo el director, secándose el sudor de la frente con un pañuelo de tela.
- Lo sé Rick, pero es que esa clase de personas me desespera… algunas veces me encantaría quitarle esa expresión de superioridad con un par de guantazos bien dados… - Decía nerviosa la secretaria.
- Y a mí Betty, pero el mundo no es igual para todos… - Volví corriendo a sentarme al ver que el director se dirigía hacia su despacho. Este pareció asombrado de mi presencia allí. – Oh, señorita Buckley, disculpe, casi me había olvidado de que tenía la prueba hoy…
Pasé las próximas dos horas ante exámenes de test de todas las materias, olvidándome por un momento de la chica de antes, hasta que al entregar mi última prueba, alguien llamó a la puerta del director. Este salió a recibir a su visitante mientras yo me agachaba y guardaba mis bolígrafos en la pequeña bolsa que había traído.
- Ya tengo una nueva fecha para mi examen de cálculo Director Kelley, aquí tiene la nota del profesor para reservar un aula para el mismo. – Dijo de nuevo esa voz tan dulce. Me alcé como un resorte, pero al levantar la vista ella ya se había marchado. El director me dijo que saliera a visitar un poco la Academia mientras otros profesores corregían mis pruebas cuando percibí un suave aroma en la antesala de su despacho.
- Humm…coco. –Dije para mí misma.
- Oh, ese debe ser el perfume de la señorita Kensington. – Dijo la secretaria sin darle mucha importancia. – Hoy ha pasado mucho tiempo aquí… - Dijo con cierto retintín. Yo sencillamente incliné mi cabeza al salir y fui a perderme en el enorme edificio.
Llevaba ya casi media hora dando vueltas sin sentido cuando encontré por fin la sala de música. Y ahí estaba. Un piano. No pude resistirme y me senté en la banqueta. No era un gran piano, pero al menos era mejor que el del orfanato. Tras juguetear un poco con las teclas, empecé a pensar en que pieza podría tocar, cuando recordé el suave olor a coco y la dulce voz de esa chica, así que me decidí por una pieza suave de Yann Tiersen de la película de Amélie, que tanto le gustaba a mi madre. Estaba ya tocando el suave crescendo de la canción cuando sentí algo raro a mi espalda…era como una presencia… y ese olor… entonces escuché un crujido.
Me giré rápidamente, pero no vi nada más que el polvo a contra luz de la sala, flotando libremente sobre las tablas del vacío escenario. Vamos Alexia, deja de obsesionarte…pensé para mí misma. Recogí mi bolsa del suelo y salí rápidamente de la sala de música, dejando en aquella sala el misterioso perfume…
La semana siguiente, en mi primer día de clase, estaba nerviosa y entusiasmada por haber conseguido la beca para estudiar allí. Estaba esperando fuera de la clase con el profesor, que me estaba informando sobre las tutorías para recuperar las clases perdidas hasta ahora, cuando este abrió la puerta y la vi. Estaba sentada en la tercera fila junto a las ventanas, mirando a ninguna parte… no sabía el por qué… pero estar cerca de esa chica me ponía más nerviosa de lo que normalmente era, y aún más sabiendo que me estaba mirando fijamente ahí delante de toda la clase. Así que sencillamente dejé que me presentaran, bajando la mirada y sentándome diligentemente en mi sitio junto a la puerta.
Desde ese día, cada vez que notaba el suave olor del coco, bajaba mi cabeza y me enfrascaba en la lectura de algún libro o cerraba los ojos escuchando música. Y así fueron pasando las semanas y los meses. Para mí era como un juego… como “Encuentra de donde proviene el olor”… y así era… sabía si ella estaba o no en una sala por el olor, estuviera o no llena de gente, por eso me sorprendí tanto ese día… El día en el que comenzó mi pesadilla.
Acababa de coger mi bandeja con la comida, mirando sospechosamente el plato de gachas que me habían puesto, cuando choqué con alguien antes de llegar a las mesas. Por suerte no me eché mucha comida encima, pero me caí dolorosamente de culo a mi pesar.
- ¿¡Pero quien coño te has creído que eres para ni si quiera tocarme!? – Gritó la persona con la que me había chocado, antes de girarse y mirarme con ira. ¡No es posible! Era ella… pero… hoy no hay perfume… yo no… - ¡Tú…! – Dijo, apretando los dientes…pero su expresión ya no era de ira… parecía más bien… ¿Asombrada?
- ¡Lo lamento muchísimo de veras, no te había visto! – Dije, haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad para mirarla directamente a los ojos sin apartar la mirada. Sentí como un puño se cerraba alrededor de mi corazón durante los segundos que duraron nuestras miradas enlazadas, hasta que ella se marchó furiosa del comedor, dejándome aún en estado de shock en el suelo. Me sentía extraña… ¿Qué había sido eso?
Durante toda la noche estuve dándole vueltas una y otra vez a lo sucedido en el comedor… sentía algo parecido a la asfixia al recordar su mirada…tan extraña…furiosa y a la vez… ¿Tierna?
Al día siguiente seguí enfrascada en mis pensamientos, hasta que escuché su voz por los pasillos, ocultándome en la salón más cercano…aún no estaba lista para encarar aquello, aun no… cuando entré en la clase, me sorprendí de ver su pupitre vacío… ¿Se habrá puesto enferma? La clase terminó sin que ella apareciera. Recogí todas mis cosas y cogí entre mis brazos un par de libros que debía devolver a la biblioteca. Aún quedaban veinte minutos para la siguiente clase así que me puse los cascos para escuchar música, pero antes de poder darle al play sentí un fuerte golpe sobre los libros que llevaba en el regazo cuando salía de clase.
Cuando alcé la mirada vi a Elizabeth Kensington mirarme con una sonrisa victoriosa en los labios. El dulce olor ya no estaba allí…pero la asfixia y el miedo sí…
Oculta Entre Las Sombras by Belladonna Literaria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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noooooooo !! como puede ser tan corto,lo haces a proposito no voy a poder esperar hasta el proximo .
ResponderEliminarespero q amedida q pase el tiempo se sinceren las dos el porque se comportaron asi de mal mutuamente
M.S (galicia)
Que capitulo , tienes razon este fin de semana sera muy largo para mi , ya quisisera que sea lunes, seran los 48 horas mas largas jejejejje.
ResponderEliminarUn besote a la distancia, gracias por regalarnos la historia y escuchar nuestras suplicas
Oh no!!! De l veras que quieres que nos de algooo, flash back y corto no no no morire esperando el lunes :(
ResponderEliminarMia.
Primera vez en mi vida que deseo que pase rápido un fin de semana, escribes mágicamente. Saludos desde Colombia. Maca
ResponderEliminarDios mio como nos haces esto, sera un laaaaargo fin de semana, pero estoy segura que valdrá la pena... Muchas gracias por tus mimos, no seré quien para quejarme, estaré pendiente de la nueva historia.
ResponderEliminarSaludos y abrazos ;)
Luisa V.
Ja ja ja!!! Que fuerte, eres tan servicial como puñetera 50% 50%, me encanta.
ResponderEliminarBesos desde algún lugar de España.
Gracias por el capitulo... ya vamos entendiendo mejor las cosas... y pues la hiciste con nosotras esperabamos mas q un recuerdo... jajaja
ResponderEliminarY solo digo quiero que Elizabeth vuelva a usar ese perfume q le gustaba a alex y ella recupere el color natural de su cabello... solo digo ;)