El Ritmo del Deseo Capítulo 8

CAPÍTULO 8

(KATE)

Ya casi había llegado al límite del Condado de Falls Church cuando por fin detuve la moto. Un pequeño conjunto de árboles nos ocultaba de nuestros perseguidores. A Rob, a pesar de tener la mano destrozada, no le importó coger su camioneta y seguirnos con Josh y Óscar por todo Arlington… por suerte, pudimos despistarlos en Allencrest y a la altura de East Falls Church ya no se los veía a nuestras espaldas.

Apagué el motor y ayudé a bajar de la moto a Liz, que había ido todo el trayecto sentada al estilo amazona por culpa del largo vestido de noche azul. Casi me caigo de espaldas al darme cuenta de que se lo había recogido hasta el muslo para poder caminar mejor al bajar… Relájate Kate… hasta ahora lo has hecho muy bien… no hay babas por el suelo y has hablado como toda una señorita… así que pequeñina mía me miré la entrepierna mientras Liz avanzaba entre los árboles delante de mía espero que el fin de semana que pasamos con Loren te haya dejado contenta porque esta noche no vas a comer por mucho que me lo pidas…

Liz se sentó al borde de una pequeña colina de césped, desde donde se podía ver a lo lejos las luces del Lincoln Memorial. Me senté a su lado y contemplamos en silencio las luces lejanas de Washington. Era extraño estar con Liz de esta manera… pero era agradable no sentirse tan nerviosa.

Sé que Liz ni siquiera se acercaría a mí si supiera todas las perversiones que han pasado por mi cabeza este último año… ya me cuesta más de la cuenta estar sentada a su lado sin que mi entrepierna me grite que me lance encima de ella… pero sería incapaz de hacerle algo así, y aunque suene egoísta decirlo, necesito vivir con Loren y las demás si quiero tener alguna oportunidad de ir Nueva York…

- No te tomaba por una criminal… - Me dijo Liz sacándome de mis pensamientos.

- Yo no… - Espera… ¿Criminal? - ¿Cómo qué criminal? – Le pregunté asombrada. Liz comenzó a reírse de mí.

- Creo que sólo esta noche te has saltado 5 semáforos en rojo, casi atropellas a la pobre señora Phillis y a su pequeño Pomerania en Leeway y durante toda la carrera has superado con creces el límite de velocidad… - Liz comenzó a golpearse la barbilla con un gesto pensativo muy divertido. – Oh… y no olvidarnos de la mano rota de Rob… Sí, sin duda alguna ahora estoy al lado de una delincuente… - Liz y yo nos miramos durante unos segundos manteniendo el tipo, hasta que al fin comenzamos a reírnos a pleno pulmón. – ¡Dios, que cara puso la señora Phillis cuando pasaste encima de la correa con la moto… casi le da un ataque al corazón!

- ¡Y el mastodonte de Rob casi estrella su camioneta en la casa del señor Perkins al pasar por Glebewood… mañana por la mañana quiero plantarme en su casa para ver su cara cuando descubra que todos sus flamencos de jardín han acabado empotrados en la puerta del garaje! – Empezó a dolerme el estómago de tanto reír… lo cierto es que había sido una huida muy divertida si no fuera por el temor a que Rob consiguiera de verdad atraparnos… tuvimos mucha suerte de que tuviera la mano rota y no pudiera manejar bien…

- Lo que no entiendo es cómo estás aquí conmigo… no se supone que deberías estar cantando o algo así. – Me dijo Liz, limpiándose las lágrimas que le habían salido de tanto reír.

- Algo así… pero lo bueno de la tecnología es que no es estrictamente necesario que esté aquí… ahora mismo nuestros compañeros están bailando algunas de mis mezclas y no creo que se estén  quejando demasiado…

- ¿Tus mezclas? ¿La música electrónica que sonaba cuando nos marchamos era tuya? – Me preguntó asombrada.

- Sip…tampoco es algo de otro mundo… sólo suena bien.

- Entonces… ¿a eso es a lo que te quieres dedicar? ¿Quieres ser DJ? – Me preguntó interesada Liz.

- No, no… que va. Mezclar música es más un Hobbie que otra cosa… lo que a mí me gustaría hacer es ser directora de escena y coreógrafa. – Dije con ilusión. – Desde que era pequeña me ha fascinado todo lo relacionado con la música y la actuación… me encantan los musicales y el teatro… me encantaría poder crear algún día una obra que emocione a la gente… preparar los bailes y dirigir a los actores y bailarines para que toda sea…mágico. – Liz me miraba con una mirada brillante que no supe descifrar. Nerviosa, aparté la mirada y volví a perderme en el horizonte. – Digamos que me gustaría ser una Antoinette Perry moderna…

- Seguro que lo será Kate. – Me dijo con firmeza. Yo la miré y me perdí en su maravillosa sonrisa. Sería tan fácil besarla ahora mismo… - Yo… soy algo más mundana me temo. – Dijo, algo nerviosa – Yo quiero ganar un Tony. – Yo comencé a reírme.

- ¡Yo también quiero un Tony! ¿Quién no quiere un Tony en el mundo del teatro? La cuestión está en que tipo de Tony quieres…

- Quiero el Tony a la mejor actriz principal de una obra de teatro… o de diseño de vestuario… me encanta diseñar ropa, pero creo que me gusta mucho más actuar y bailar…

- ¿Entonces por qué no mejor actriz principal de un musical? – Pregunté. - Las bailarinas normalmente destacan en los musicales, no en las obras de teatro…

- Lo sé… pero no creo tener una voz suficientemente buena para un musical… - Dijo bajando la cabeza.

- No puede ser verdad… Loren me dijo que cantas muy bien y para eso vamos a AMDA, para mejorar… - Liz apartó la vista rápidamente. - ¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo?

- No, no es eso es que… - Liz me miró algo incómoda. Comenzó a frotarse nerviosamente la nuca. – Loren me lo ha dicho…

- ¿Qué te ha dicho Loren? – No pensaba meter la pata con este asunto… a lo mejor Loren le ha dicho que somos amigas…

- Pues que tú y ella… ya sabes… - Mis ojos se abrieron como platos. ¿Pero Loren no me había dicho que no tenía tanta confianza con Liz? ¿Qué se supone que tengo que decir yo ahora? Venga Kate… di la verdad… total… ya creo que todo el puto Arlington sabe que te gustan las tetas…

- ¿Qué somos…lesbianas? – Liz se puso como un tomate y apartó la mirada rápidamente. - ¿Y eso es algo malo?

- ¡Oh no! ¡No! ¡Por supuesto que no tiene nada de malo! – Dijo alterada.

- Tranquila Liz, yo sólo espero que no tratéis a Loren diferente por ello, es una buena chica…

- ¡Claro que no! Somos amigas… yo sólo no creí que… bueno… tenía la esperanza de que si lo fuera… estuviera…

- ¿Enamorada de Susan? – Liz me miró con tristeza. – Liz oye… Loren lo está llevando como puede… supongo que todas tenemos que enamorarnos de una hetero alguna vez… y a ella le pasó con su mejor amiga… - Liz asintió lentamente…

- Pobre Susan… - Dijo Liz. – Me alegro por vosotras… - ¿Eh?

- ¿A qué te refieres? ¿Cómo que pobre Susan? – Le pregunté extrañada… ¿Qué diablos le has dicho Loren?

- Bueno… Susan lleva coladita por Loren desde hace años…

- ¡LO SABÍA! ¡Dios! Se lo dije a Loren un trillón de veces y ella nada… - Me levanté de un salto y le grité al horizonte - ¡LOREN ERES UNA CAPULLA CON SUERTE!

- Espera un momento. – Me dijo Liz levantándose también. - ¿Tú y Loren no salís juntas? – Yo la miré extrañada.

- ¡Por supuesto que no! Ella es mi mejor amiga, no… - Entonces caí. – Vaya, ¿pensaste que hablaba de mí antes? – Liz asintió con la cabeza. – No, supongo que para Loren yo soy su mejor amiga y Susan el amor de su vida… no sé… llevo todo este último año escuchando sus penas sobre Susan y sus novios, pero cuando veía a Susan mirar a Loren tenía unas ganas horribles de sacarle una foto para que Loren viera como la miraba…

- Dios, esas dos son unas idiotas integrales… llevo este último año escuchando también los problemas de Susan con Loren… y todo este tiempo se han estado queriendo mutuamente y nada… en serio, ¡me dan ganas de darles a las dos una paliza!

- ¡Y qué lo digas!  -Liz estaba tan feliz como yo de que el misterio de nuestras bobas amigas se hubiera descubierto. – Si nos hubiéramos conocido antes puede que no hubieran pasado tantos melodramas… - Le dije.

- Seguramente… bueno, al menos espero que ahora que nos vamos todas a Nueva York estás dos se atrevan de una vez a decirse lo que sienten… - Dijo sentándose de nuevo con una sonrisa.

- Yo también lo espero… y si no. – Dije sentándome a su lado. – Estaremos tú y yo para tirarlas del precipicio…

- Es un trato. – Extendió la mano y yo se la estreche, no sin antes sentir un escalofrío por todo el cuerpo por volver a sentir su piel.

- Es un trato…