-
¡¡¡Por favor, por favor, por favor!!! ¡No lo haga, yo no le he hecho nada!
¡Sólo necesitaba dinero! Prometo no volver a hacerlo, ¿vale? – Gritó el joven
muchacho, mientras caminaba por el espeso bosque.
El
chico sentía las manos doloridas por las cuerdas que ataban sus manos a la
espalda. Resbaló con una piedra, por lo que paró en seco para equilibrarse,
recibiendo un golpe en la cabeza con la culata de una pistola.
-
¡No te pares! –Dijo la voz a su espalda.
El
chico comenzó a llorar desesperado. Tenía la vaga esperanza de encontrarse con
alguien para pedir ayuda, pero a esas horas de la noche y tan lejos de la
ciudad era algo imposible.
Siguieron
caminando durante lo que le parecieron horas, hasta llegar a un pequeño
saliente de piedra que daba al río. Desde allí no había escapatoria, ¡tenía que
pensar rápido o iba a morir!
Al
llegar al borde del saliente, se la jugó con el río a pesar de estar atado, así
que se impulsó con todas sus fuerzas hacia él…
Lo
último que se escuchó, fue el sonido atronador de un disparo.
13/03/15 (06:41h)
El
viejo Bob estaba sentado en su silla de tela esperando como cada mañana a que
algún pez picara en ese dichoso río.
A
sus 72 años aún no había conseguido pescar una buena pieza, pero no cesaría en
su intento. Hoy pensaba llevarle a su mujer Tania una gran lubina estriada o un
sábalo americano.
Se
encontraba tarareando una canción de Fitzgerald, They can’t take that away from me, cuando sintió que por fin
picaban.
- ¡Esta
vez no te vas a escapar bicho del demonio! – Dijo el viejo Bob, levantándose de
su pequeña silla y recogiendo el sedal. – El condenado parece resistirse… -Dijo
al ver que por más que tirara no parecía avanzar…
Después
de 10 minutos de ardua lucha, por fin el animal empezó a salir a la superficie.
Pero la sorpresa fue del viejo Bob, ya que no era ni lubina, ni sábalo…
13/03/15 (07:09h)
Jackie
no hacía más que golpear rítmicamente con el pie, impaciente, sentada en el
despacho del teniente, a que este volviera de donde quiera que fuera, para que
le asignara de una vez un caso.
Estaba
harta de trabajar con Méndez y Williams. Desde que el viejo Larry se jubiló
dejándola vagar como sujeta velas de los otros detectives, le habían asignado
ayudar a esos dos gilipollas en más de un caso y ya no lo soportaba más.
La
puerta de la oficina por fin se abrió, y el teniente Jackson entró seguido de
una secretaria bastante atractiva. El teniente fue a rodear su mesa como pudo
con su barriga de tonel y se sentó en la amplia silla de cuero raída. La secretaria
se sentó a mi lado y pude observarla a placer durante unos segundos mientras
Jackson se limpiaba el azúcar de la corbata del último donut que se comió.
La
chica era bastante atractiva. Tenía el cabello largo y castaño perfectamente
recogido en una cola alta. Las perfiladas cejas y el suave toque de pintalabios
coral le daba un toque de elegancia. Un maquillaje sencillo con sombras claras
que resaltaban unos profundos ojos castaños. Vestía con una falda de ejecutiva
azul por encima de la rodilla, blusa rosa y jersey coral, a juego con los
tacones. Sabía vestir de forma profesional pero también tenía un toque seductor
de niña inocente.
Si
tuviera que elegir dos palabras para describirla, serían dulce y sexy. Oh, y
que no se me olvide heterosexual.
-
¡Wild! – Dijo Jackson sacándome de mis pensamientos.
-
¿Sí, teniente?
-
Le presento a la detective Amelia Wise, acaban de trasladarla desde la central.
– Vaya, detective, quien lo hubiera dicho así vestida… bueno, al menos podré
alegrarme la vista con ella de vez en cuando. – Usted y ella se van a encargar
del caso del río Charles. Acaban de informarme de que han encontrado un cadáver
en las afueras de Brighton, así que si tomas la MA -28 debéis llegar en 20
minutos…
-
Espere, espere… ¿cómo que juntas? – Oh
no, no señor, ¿No has sido tan cruel como para emparejarme con una Barbie
verdad?
-
Jackie, la señorita Wise es de ahora en adelante tu nueva compañera. ¡Así que
rápido! Quiero el informe listo antes de comer…
La
Barbie y yo salimos del despacho de Jackson sin mirarnos demasiado. ¡Mierda!
¡Mierda! ¡Mierda! me van a pegar un tiro, lo sé… ¿Cómo se le ocurre venir a
trabajar así? ¿Qué clase de policía será si tiene que salir corriendo detrás de
los delincuentes con tacones?
-
Vamos, el coche está aparcado fuera. – Le dije sin mucha convicción. Y ambas
salimos en silencio de la estación de policía… bueno, miento, el silencio más
el traqueteo de sus tacones.
13/03/15 (07:22h)
Alisé
las arrugas imaginarias de mi falda de tubo por quinta vez. Desde que salimos
de la estación de policía, la agente Wild no había vuelto a dirigirme la
palabra. Estaba sentada en su gran Chevrolet Camaro del 69 con las manos
apretadas en el regazo esperando que la alta agente rubia se dignara, al menos,
a mirarme.
No
hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de que no le he caído
demasiado bien a Jackie Wild. El por qué, no lo sé. Ciertamente, su
comportamiento borró por completo mi primera impresión de ella.
Había
estudiado los casos que había llevado con Larry Johnson y, anteriormente, sus
grandes aptitudes en la academia. Antes de entrar en la academia de policía, la
agente Wild había sido la cadete Wild. Había estado 3 años en el ejército
cuando era joven, llegando a obtener los mejores resultados en el campo de
batalla. Era un soldado efectivo y brillante. Se desconocían las causas de
por qué había dejado el ejército, pero los rumores afirmaban que se debía a una
aventura que ésta tubo con su sargento al mando… una mujer.
-
Llegamos. – Dijo Wild, aparcando cerca de un pequeño amarradero. Vi el terreno
húmedo y embarrado y procedí a cambiar mis zapatos. Saqué de mi bolso unas
pequeñas bailarinas impermeables de cuello alto. Cuando levanté la mirada me
encontré con unos profundos ojos azules mirarme extrañada. – ¡Será posible…! -
Y dicho esto, salió del coche dando un portazo.
Extrañada
y molesta, salí del coche y la seguí con la intención de pedir explicaciones
por su comportamiento.
-
¿Se puede saber qué te he hecho? – Le pregunté, caminando por el muelle, en
dirección a las otras luces policiales. La agente Wild se frenó en seco,
obligándome a pararme a pocos centímetros de ella. Sin tacones, me sacaba
fácilmente 10 centímetros, aun así eso no explicaba el escrutinio que me
dedicó.
-
¿Qué que me has hecho? – Me preguntó elevando la voz. – ¡Esto! – Dijo,
señalándome entera. – Se supone que somos policías, ¡no chicas de pasarela! -
Espera… ¿Es por la ropa? ¿Qué le ha hecho mi ropa?
-
Disculpa, pero mi forma de vestir no me convierte en peor policía que tú. Te
aseguro que la moda no tiene nada que ver con mi eficiencia en el trabajo. Lo
que por cierto. – Dije mirando su atuendo. – Es algo que podrías aplicarte a ti
misma.
-
¡Mi ropa no tiene nada de malo para nuestro trabajo! – Dijo señalándose a sí
misma.
-
¿A no? ¿Me puedes decir que tan profesional es ir en deportivas y camiseta? Lo
único que te diferencia de un universitario es la placa y el arma…y créeme, las
chaquetas de cuero hace años que no se llevan…
-
Lamento informarte, “Barbie”, pero apuesto lo que quieras a que puedo realizar
muchísimo mejor mi trabajo en esta ropa que vestida de “miss agente especial”
-
Eso ya lo veremos… - Le dije, enfadada, avanzando por el muelle dejándola
atrás. No pienso renunciar a este destino. Llevo queriendo entrar en homicidios
desde que entré en el cuerpo y no pienso dejar que una bollera ofuscada me
arruiné mis sueños…
Llegamos
al borde del muelle y bajamos a las lindes del río, donde un par de técnicos
estaban tomando fotos del cuerpo de un joven de no más de 20 años. Le enseñamos
nuestras credenciales al policía que vigilaba el perímetro y cruzamos la cinta
policial. Pregunté por el forense y una mujer de mediana edad se presentó ante
nosotras.
-
Buenos días, somos las detectives Wild y Wise – Dije señalando a una aún huraña
Jackie. - ¿Qué tenemos?
-
Pues, lo único seguro es que esto no es la escena del crimen. El cuerpo tiene
un orificio de bala en el costado derecho, aun así creemos que la causa de la
muerte ha sido por sumersión, pero hasta que no esté en el laboratorio y
compruebe la existencia de diatomeas no podré asegurarlo. El joven se
encontraba maniatado a la espalda y la lividez cadavérica sitúa la muerte hace
menos de 24 h, pero con los casos por muerte por medio acuático hasta que no se
realice la autopsia no se podrá precisar más.
-
No ha llovido esta última semana, así que el caudal del río se ha mantenido
estable y no ha habido muchas crecidas. – Me dije a mi misma. Me gire a un
policía cercano. – Quiero que dos patrullas busquen a ambos lados del río, río
arriba. Al menos 5 km. Hay que encontrar la escena del crimen. Está bastante
claro que ha sido un asesinato.
-
Sí, detective. – Dijo el agente, antes de marcharse comunicando por radio.
-
¿Algo qué identifique al cadáver? – Dijo Jackie, apareciendo a mi lado. Miraba
al cadáver con una expresión inescrutable, por eso me asombró tanto cuando
dijo. – Es sólo un crío…
-
No. No llevaba ni identificación, ni dinero… nada. – Dijo la forense. – Por la
ropa y su estructura corporal no deberá tener más de 25 años… - le pedí al
perito más cercano un par de guantes y Jackie tomó otros. – El chico llevaba
las uñas pintadas de rosa y hay restos de rímel. Puede que se trate de un
crimen homófobo… - Siguió diciendo la forense, mientras Jackie y yo nos
agachábamos cerca del cuerpo…
-
Es probable. – Dije, viendo también un pendiente de lunas. – Lleva el símbolo
de la bisexualidad lavanda en la oreja izquierda…
-
Es puto. – Dijo Jackie.
-
¿Cómo? – Pregunté extrañada.
-
Pues que es un chico que vende su cuerpo por dinero. No conozco su nombre, pero
alguna vez lo he visto rondar por Pi Alley.
-
Eso está en Downtown. – Dije pensativa. – Cerca hay varios locales gays de Bears…
-
Muy bien agente Wise… - Dijo Jackie. – Parece que por lo menos conoce el
ambiente en Boston. Por lo menos ahora sabemos por dónde empezar. – Se irguió y
le dio sus guantes a un técnico. Se giró hacia la forense - ¿Cuándo cree que
tendrá listo el informe de la autopsia? – Le preguntó.
-
En cuanto el cuerpo se traslade al laboratorio, sólo tardaré un par de horas a
lo sumo. La avisaré en cuanto lo tenga listo, no se preocupe, agente Wild.
-
Perfecto. ¿Wise? - La miré aun agachada cerca del cadáver del joven. – Será
mejor que vayamos a dar una vuelta por la zona del North End, aunque no creo
que con las fotos del chico que tenemos nos sirva de ayuda…
-
¿No crees que es muy temprano para que los locales de la zona estén abiertos? –
Le pregunté mientras me levantaba.
-
No vamos a los locales. Por allí también hay un par de cafeterías que pueden
servirnos de punto de partida, aunque este chico parece demasiado joven para la
clase de hombres que suelen regentar esas calles y no creo que sus clientes nos
den sus nombres…
-
Puede que no, pero si hablamos de asesinato seguro que alguien empezará a
hablar…
Wild
y yo salimos de allí después de recoger el informe del interrogatorio del
hombre que “Pescó” el cadáver. De camino a Downtown Wild parecía más tranquila
con respecto a mi vestimenta, aun así podía notar como de vez en cuando me
miraba de reojo de manera reprobatoria. Tiempo al tiempo.
13/03/15 (18:33h)
Me
dejé caer en mi escritorio soltando un gran suspiro de placer. Llevaba más de
cuatro horas dando vueltas por la ciudad preguntando en todas las cafeterías
del North End, fueran o no del ambiente, pero obviamente nadie reconocía al
muchacho.
Acabábamos
de volver del laboratorio de recoger el informe de la autopsia. El chico murió
ahogado, a pesar de la herida de bala. Aun así, lo más probable es que hubiera
muerto desangrado si no hubiera tenido las manos atadas, ya que la bala era del
calibre 44 y le había reventado el riñón. Me froté las sienes al sentir un
terrible dolor de cabeza.
-
Ten… he supuesto que lo tomas solo. – Dijo Wise, dejándome un café en mi
escritorio. Ella se dirigió al suyo, que estaba enfrente del mío, se sentó y
comenzó a abrir un montón de bolsitas de azúcar y crema.
-
¿Y por qué he de tomarlo sólo? - Le
pregunté cogiendo me café y oliéndolo… Humm, africano…
-
Supongo que es por lo amargada que eres…supuse que tenía que ser por tomar café
solo todos los días… - Dijo terminando de echarse la última bolsita de crema y
sorbiendo un poco de su café con una sonrisa.
-
Ah…entonces tú eres un dolor de muelas por tomar cantidades ingentes de azúcar
en tu café… interesante teoría… - Le dije bebiendo de mi café. Nos habíamos
pasado todo el día igual. Lanzándonos pullas la una a la otra. Tenía que darle
el mérito a eso, ya que era bastante ingeniosa para tener pinta de mujer
florero…
- Touché… - Dijo, terminándose su café y
enfrascándose en el informe que tenía delante.
-
Gracias… - Le dije sin mirarla. – Y sí, lo tomo solo. – A pesar de no estar
mirándola, pude sentir su mirada sobre mí, y cuando al fin alcé la vista, ella
había vuelto a mirar hacia su informe, pero esta vez tenía los labios curvados
en una sonrisa.
Estuvimos
en silencio enfrascadas en nuestros informes durante unos minutos más cuando su
móvil comenzó a vibrar.
-
¡Wise! – Dijo. Afirmó un par de veces mientras se levantaba y me señalaba con
el dedo. – Estaremos allí en 10 minutos. – Y colgó. – Han encontrado otro
cuerpo. – Dijo mientras cogía su jersey.
-
¿Otro? – Pregunté levantándome de un salto y cogiendo las llaves del coche.
-
Sí. Lo han encontrado en el lado opuesto del río, a tres kilómetros del primero,
río arriba. Este parece tener más tiempo. – Dijo al cruzar las puertas de la
comisaría y bajar las escaleras. – El agente me ha informado que también se
trata de un chico joven, de características muy parecidas al otro… - Abrí el
coche y entró. – Puede que nos encontremos ante un asesino en serie.
Muy bueno... me alegra q comenzaras las series policiacas... me gusta la pelea q tienen esas dos...
ResponderEliminarFelicidades
Muy bueno... me alegra q comenzaras las series policiacas... me gusta la pelea q tienen esas dos...
ResponderEliminarFelicidades
Genial, me encantan las historias policíacas y esta va a dar mucho juego.... Espero pronto el siguiente capitulo
ResponderEliminarM.S (galicia)
Esta historia me acuerda completamente de la primera serie de hunter de la escritora Gerri Hill, espero realmente que no sea un refrito... Te felicito tus primeras historias publicadas son muy buenas.
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